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Capítulo cuatro: Accidentada convivencia.

— ¿¡Por qué eres tan malo conmigo!? — chilló con el ceño fruncido.

— ¿Por qué tú te empeñas en hablar conmigo? — replicó seriamente.

Desde su llegada a la Isla Dawn había pasado aproximadamente un mes. Durante ese tiempo, había progresado bastante en la cura de su enfermedad, lo cual realmente lo tenía contento. Los malestares que el síndrome del Plomo Blanco le ocasionaban, en la actualidad, habían desaparecido por completo. Las manchas de su cuerpo poco a poco iban quedando como un doloroso recuerdo de su triste pasado.

Obtener comida ya no le era tan difícil como semanas atrás, la isla era rica en recursos. El bosque, en especial, era bastante tranquilo de noche. Sin embargo, esa calma le abrumaba, le hacía recordar la calma que podía generar Cora-san... Lo que le robaba el sueño, no era el vano ruido del sitio, era recordar que ya nunca podría ver de nuevo a Corazón. Él había muerto, sin embargo, ¿Por qué no se veía tan deprimido y triste?

— ¡Porque eres mi nakama! — chilló aquella infantil voz.

— ¿¡Cuándo acepté serlo!? — replicó perdiendo la paciencia que le quedaba.

Era simple: Era imposible estarlo. Su llegada a Dawn, no solamente significó tener un lugar donde esconderse, sino que también...marcó el inicio de su martirio. Desde el primer día que puso un pie en la isla, o más bien el mismo día que lo forzaron a poner un pie en ella, cierta "molestia chillona" no lo dejaba en paz.

A diario, una vez dado el inicio de la tarde, no paraba de seguirle todo el maldito día. ¿Intentar perderle de vista? Era completamente inútil. Parecía tener una increíble resistencia ante los diversos obstáculos que le interponía. ¿Perderle en algún río? Sería una buena opción, dado que Luffy no podía nadar, claro...lo sería si él no fuese también un martillo.

— ¡Torao! ¡Espérame! — pidió en tono quejumbroso.

— ¡QUE ME LLAMO LAW! — fue su turno de quejarse — ¡Y no me sigas!

— ¡¿Así le hablas a tu capitán?! — reclamó Luffy.

— ¡No acepté ser tu nakama! — ya no le aguantaba — Y en su caso, no serías capitán, serías capitana.

— ¡Sé mi nakama!

— ¡Jamás! — se negó rotundamente — Además, ¿No me tienes miedo?

Eso descolocó bastante a Luffy. ¿Tenerle miedo? ¿Por qué le tendría miedo a Torao? Sí, Torao, sabía que se llamaba Trafalgar Law...pero no podía pronunciar bien su nombre. Además, Torao se escuchaba más bonito, aunque se desviaba del tema. Evidentemente, por su expresión, era claro que no comprendía. Así que, tras suspirar, le miró a ver con molestia.

— Mi enfermedad normalmente no tendría cura — admitió con seriedad — Sufro del síndrome del Plomo Blanco...

— ¿Y eso qué? — cuestionó ladeando la cabeza.

¿Y eso qué? ¿¡Y eso qué!? Quizá podría estar siendo muy paranoico, pero con justificadas razones, esa fue la gota que derramó el vaso. ¿Venía atosigándolo desde hace ya un mes y ni siquiera sabía si estaba o no enfermo? Le vio con molestia, cosa que no turbo a Luffy, parecía tener costumbre a eso.

— ¡Significa que moriré por eso! — aclaró ¿Qué acaso nadie le había dicho que era tener una enfermedad sin cura?

— ¿¡Eh!? ¿¡Vas a morir!? — su preocupación rozaba la exageración — ¡No quiero! ¡No quiero que mueras!

— ¡APENAS NOS CONOCEMOS DESDE HACE UN MES! — le riñó — No entiendo por qué te...preocupas por mi...— lo último lo dijo en tono inseguro.

— ¡Eres mi amigo!

— ¿¡Cuándo dije que sería tú amigo!? — se quejó, dios, ¿Cómo le hacía Luffy para sacarle de sus casillas tan fácilmente? — ¡Déjame en paz! Si te involucras conmigo, es seguro que irán tras de ti.

Luffy le miró expectante, ¿Qué era lo que le había dicho? No iba a quedarse con la intriga, a pesar de lo que Law le había dicho, empezó a seguirlo lo más cerca que fuese posible tratando de no ser descubierta. Sin embargo, para Law, eso resultaba frustrante... Notar a Luffy era demasiado fácil.

Aun así, le ignoró y trató de perderle en el bosque, si bien sabía que Luffy parecía una lapa cuando se lo proponía...existía una remota posibilidad de que le perdiese de vista en una de esas. La menor se dio cuenta, por lo que aceleró el paso, en cierta medida seguir a Ace había hecho más fáciles las persecuciones. Tras unos minutos, al ver hacia atrás, el oji-gris no percibió a nadie siguiéndole.

Soltó un suspiro al hallarse solo, esa niña...era sumamente exasperante. Sin más, se dirigió a un enorme árbol situado en el corazón del bosque de la isla Dawn. En este, camuflado por el espeso follaje, se hallaba una casa del árbol en lo más alto. Aquel lugar se notaba que estaba recién construido, para haber sido edificado por alguien de 10 años, había obtenido unos esplendidos resultados. Sin más, después de cerciorarse de estar solo, subió a esta y se propuso a descansar un rato.

— ¡Genial! ¿¡Tú lo construiste!? — se oyó aquella voz infantil que tanto le irritaba.

— ¿¡Cómo es que llegaste aquí!? — interrogó con el ceño fruncido.

— Me perdí — respondió rascándose la nuca — Traté de dar contigo y vi que subiste aquí. Oye... Tú también quieres ser pirata, ¿verdad? ¡Entonces hay más razones para que seas mi nakama!

Instintivamente, el de ojos grises dirigió la mirada hacia la bandera atada a la pequeña cofa que había construido, en la cual se veía una bandera negra con un Jolly Roger homenajeando a Cora-san. De inmediato, dirigió su vista hacia Luffy, ¿Querer ser pirata? No lo sabía, pero, preferiría serlo antes de meterse en la marina. Lo preferiría mil veces. Aunque... ¿Qué sería mejor para cumplir su objetivo?

— Deberías alejarte de mí — intentó ser amable — De seguro encuentras mejores nakama que yo.

— ¡Pero yo quiero que seas mi nakama, Torao! — chilló en protesta.

— ¡Escucha maldita necia, no voy a ser tu nakama! — en definitiva, estar con Luffy era malo a su manera, perdía fácilmente la paciencia — La familia Donquixote me está buscando, no importa quien sea, si se enteran que has hablado conmigo...te van a sacar información, te matarán y aún si escapas, serían capaces de destruir la Isla Dawn con el fin de deshacerse de ti.

— ¡No me importa! ¡Me haré fuerte! — protestó de nuevo.

— No solamente Doflamingo me busca, escucha...— ¿Estaría bien decírselo? Sí, quizá con eso se retractaría — Me comí una fruta del diablo...una fruta que la marina quería, mi enemigo es todo el mundo, le declaré la guerra al gobierno mundial por eso... No puedo confiar en nadie.

Dado por sentada la conversación, se volvió hacia dentro de la casa del árbol, dejando a Luffy con la palabra en la boca. ¿Haberle declarado la guerra al gobierno mundial? Hace unos días, en la taberna de Makino, había escuchado a la tripulación de Shanks comentar algo parecido. Que una vez declarada la guerra al gobierno, hacía que te cazaran día y noche, puesto que te volvías una grave amenaza para ellos. Una amenaza mundial.

.

.

En un camarote, dentro de un barco que embarcaba en una orilla, sonaba un Denden Mushi personalizado. El pirata que yacía dentro, fue corriendo apresurado a contestar, se encontraba nervioso. Aquel caracol con sonrisa macabra, lentes rojos y un abrigo de plumas rosa, comenzó a reírse de manera que helaba a cualquiera.

— Bluejam.

— ¡S-Sí! — se apresuró a responder el hombre.

— Reúne a tus insignificantes hombres, decidí confiarles una misión, así que...no se te ocurra defraudarme o...

Que al otro lado de la línea hicieran el sonido de cortar algo, hizo que tragara grueso e inmediatamente diese la orden a su tripulación de reagruparse. Nadie, aunque estuviese loco de remate, se atrevería a llevarle la contraria a Donquixote Doflamingo. Era más que claro que, quien osara hacerlo, sufriría las graves consecuencias.

.

.

— ¿Qué ha pasado esta vez, Luffy? — preguntó dulcemente Makino.

— ¡Nada de lo que hago funciona! — se quejó casi pataleando.

Inevitablemente, su infantil reacción, causó la risa en toda la tripulación de Shanks quienes reían de buena gana. Claro, exceptuando a Lucky Roo quien comía; a Ben que simplemente sonreía divertido y en el mismo Shanks que había parado las orejas ante la conversación de ambas féminas. No es que le gustara ser un cotilla, pero...

— ¿Problemas con tu novio, Luffy? — se burló Yasopp.

— ¿Novio? — la monita enarcó una ceja — ¿Qué es un "novio"?

Antes de que la linda y amable Makino pudiese responderle, más rápido que un rayo, Shanks se había sentado en la silla que estaba a un lado de Luffy. Inmediatamente, por la repentina acción, ella dio un bote y miró a verle con curiosidad. Casi parecía que Shanks había estado esperando un momento así...

— Escucha Luffy — y acercó su rostro al suyo, colocó una mano a un lado de su rostro como si fuese a decirle algún secreto — Un "novio" es un ser malvado y perverso que solamente tiene intenciones insanas, por eso debes alejarte lo antes posible y-...

— ¡Te equivocas! — para sorpresa de todos, el pelirrojo cayó por un golpe cortesía de la linda y amable Makino que...se veía intimidante con esa miradita de reprensión que había clavado en Shanks dejándolo de piedra — Escucha, Luffy. Un novio es aquel chico especial para ti, si él se fuera...bueno, te sentirías triste.

Había intentado explicárselo lo más sencillo que fuera posible. Después de todo, Luffy seguía teniendo 7 años, debía tener cuidado con ciertos temas. Al parecer, la cría le entendió, pues simplemente le regresó una gran sonrisa antes de abandonar el bar.

— ¡Espera, Luffy! — Shanks intentó ir detrás de ella, pero...

— Capitán, usted y yo tenemos que hablar — comentó Makino, sujetándolo por el hombro, con una sonrisa mientras poseía un aura obscura a su alrededor.

— "Mierda"

.

.

Luffy recorría el bosque tranquilamente, no iría a rendirse, en esa ocasión tendría un "Sí" por respuesta. Ese niño sería su primer nakama, cabe destacar, que el primer nakama siempre era el más especial. Era aquel que logra confiar en ti como para acompañarte en tu loca y peligrosa travesía.

— ¿Seguros de que está por aquí? — se escuchó una voz.

— Eso me han dicho, Porchemy-sama — contestó temeroso su subordinado — En este mismo bosque igual se ocultan esos malditos mocosos.

— ¿Los que nos robaron? — indagó severamente.

— Exacto — asintió de inmediato — Podríamos aprovechar para dar con Ace y Sabo.

— No — el decline de Porchemy sorprendió a los otros dos que lo acompañaban — Por ahora nuestra prioridad es dar con Trafalgar Law.

De inmediato, frenó en seco, viendo como al otro lado de los arbustos se encontraban unos extraños sujetos. La simple mención de aquel nombre le había casi obligado a detenerse. ¿Acaso ellos...?

— ¿Conocen a Torao? — soltó con emoción de saber algo sobre el oji-gris

El grupo de aquel cruel pirata, Porchemy, se miró a ver entre sí. Nunca esperaron que un "niño" se apareciera tan repentinamente ante ellos. Y si aquel "Torao" era quien creían... Después de unas cómplices miradas, sus rostros fueron adornadas por unas sonrisas maliciosas, cosa que Luffy no alcanzó a discernir.

— Oh, claro que lo conocemos

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¡Wow! Apareció Porchemy ._. Luffy y Ace siguen en muy malos terminos, no conoce a Sabo ni él a ella, entonces... ¿Qué pasará con ella? :v

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