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Capítulo cinco: La estupidez quizá sea contagiosa.

¡Buenas, queridos lectores! He venido con la actualización, me pone muy feliz que les esté gustando la historia y tener su apoyo :D Por fin sabrán quién es el personaje extra ;) Es muy probable que los tome por sorpresa :D (o quizá no ._.)

Sin más, ¡He aquí el cap! :3

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— ¡Estamos muertos!

— ¡Cálmese jefa! — pedía Magra.

— ¡Garp nos va a matar! — el chillido de Dogra le siguió.

El pobre bandido con cresta de gallo trataba de calmarlos, pero era inútil, se encontraban totalmente alterados. No mentiría, incluso él, estaba un poco alterado y bastante preocupado.

No habían sabido nada de Luffy por tres días; Garp no tardaría mucho en venir, lo presentían. Al principio, cuando Ace llegó y la niña no, pensaron que estaría en la villa. Sin embargo, al ver que no volvía, la desesperación comenzó a carcomerlos.

Al segundo día comenzaron a buscarle por las zonas que sabían solía frecuentar y... Nada. No había rastro de ella. Algunos de los bandidos de la Familia Dadan comenzaban a creer que Luffy había sido devorada por algún animal salvaje.

— ¿Pasa algo, Ace?

— No es nada — el pecoso siguió con lo que hacía.

— Si tú lo dices...— murmuró el rubio echando los tesoros a su escondite en la enorme rama del árbol.

— ¡Es que...! — despotricó, hastiado — La vieja no deja de estar de paranoica, ese idiota...

— ¿Hablas de ese niño que vive contigo? — cuestionó Sabo poniendo la cubierta de corteza con musgo como tapa.

— Sí, no ha regresado en tres días — bufó — Quizá ya lo devoraron o algo así. Es mejor si no vuelve.

— Oye, eso es un poco cruel — comentó bajando junto con Ace del árbol.

— Como sea.

Lejos de ahí, en un lugar cercano a la costa de la Terminal Gray, se hallaba una cabaña maltrecha. Dentro, una pequeña figura se encontraba atada con una soga, suspendida en el aire gracias a esta. No hablaba, sólo lloraba en silencio por el dolor, con los ojos fuertemente cerrados.

— Ya estoy harto — escupió Porchemy, quitándose los guantes con pinchos con los que torturaba a la pequeña desde hace 3 días.

— No creo que piense hablar — murmuró uno de los subordinados de Porchemy.

— Es mejor que confieses, así quizá Porchemy-sama te deje vivir — sugirió otro, cansado de ver semejante maltrato.

— No hablaré... No hablaré... ¡No hablaré...! — repetía débilmente.

"No hablaré..." Eso ya tenía más que hastiado a Porchemy, las venas saltadas en su frente y la expresión iracunda que traía era buena muestra de ello. Ya la había usado de saco de boxeo por bastante tiempo. Con una sonrisa cínica, cogió un tubo "especial" y se paró frente a ella.

— ¿Sabes? Jamás pude tener una fiesta decente — su sonrisa se agrandó — Oí que en algunas partes del West Blue rompen piñatas esos días — el subordinado con el cabestrillo salió de ahí al caer en cuenta de lo que haría — Tú eres de goma, los golpes no deben afectarte ¿Verdad?

No le respondieron, pero no le importó. El tubo tenía pinchos, Luffy aún así se negaba hablar. Porchemy se enojó... Gritos fueron audibles.

.

.

— ¿Dónde estará ese tipo? — se quejaba cierto azabache de ojos grises.

Había terminado por acudir a la Terminal Gray. Exceptuando el Reino Goa, era el único lugar que le faltaba revisar, no lo había hecho antes debido a las manchas blancas de su cuerpo. Sin embargo, las que tenía en el rostro eran cosa del pasado, el resto podía ser cubierta por su ropa.

Las zonas por las que andaba estaban desoladas, gracias a que no se hallaban muy lejos de donde Porchemy se encontraba, por ello unos cuantos de sus hombres rondaban por ahí.

Law era ignorante de quiénes lo buscaban, sin embargo, trataba de pasar desapercibido. Al otro lado de una montaña de basura, estaban 2 subordinados del cruel y sádico pirata, él casi se los encuentra...pero...

— ¿¡Qué estás-...!?

— ¡Shhh! ¡Cállate! — susurró temeroso su captor.

Lo habían derribado al suelo, detrás de aquellos cerros de desecho, saliendo de la vista de esos hombres. Justo cuando se alejaron de ahí, lo soltaron y dejaron de taparle la boca. Enojado, estaba dispuesto a darle una paliza, pero se detuvo al ver quién era.

— ¿Dónde estabas? — exigió saber con molestia.

— ¿Quién te crees para mangonearme? — chistó el otro cruzándose de brazos — ¡Eso no es importante ahora! Tenemos que irnos de aquí.

— ¡Suéltame! — gruñó cuando lo tomaron del brazo — ¿Acaso los hombres de Doflamingo han llegado hasta aquí? — la seriedad le invadió.

— ¡Han estado aquí desde el principio! — se revolvió un poco el cabello — ¡A estas alturas ya sabrán que estamos aquí y vendrá el mismísimo Doflamingo!

Law frunció el ceño, preocupado y molesto. ¿Qué no podían dejarlo en paz? No, jamás le dejarían tranquilo. No mientras tuviese en su poder las habilidades de la Ope-Ope, es decir, no mientras siguiese con vida.

— ¿Cómo estás tan seguro? — cuestionó intrigado.

— ¡Los piratas Bluejam están aquí! — chilló exasperado — Apresaron a una niña hace 3 días y al parecer te conoce, ¡Estamos perdidos!

Law palideció, ¿Una niña...? Esa chiquilla no lo había molestado los últimos 3 días, ¿Acaso...? Parpadeó un par de veces antes de encarar a su cómplice de escape, quien era más alto que el debido a la diferencia de edad, tardando un poco para decidirse a preguntar.

— ¿Cómo sabes eso?...

— ¡Yo mismo los vi mientras la torturaban! — exclamó sin paciencia — ¡Vendrán por nosotros y volveremos a ese asqueroso barco! ¡Me niego a regresar a Punk Hazard!

Eso no le decía demasiado, sin embargo, tenía razones para preocuparse de que fuera precisamente esa cría. En primer lugar, gracias a esos días siendo acosado por la monita, sabía lo bocazas que llegaba a ser. En segundo lugar...una parte de él, sentía cierta culpabilidad, sino lo conociera...

— Espera, desde hace 3 días la tienen cautiva ¿No? — miró a verle fijamente.

Con que él asintiera fue suficiente para que corriera con destino a la montaña Corvo. Recordaba medianamente dónde se hallaba la cabaña de la Familia Dadan. Era mejor ir y asegurarse de que ella estuviese ahí, en vez de quizá arriesgarse por nada e ir a husmear a la guarida de aquellos piratas. No tardó demasiado en llegar, asomarse por una de las ventanas y ver algunas personas dentro.

— ¡Si Luffy no aparece Garp nos matará! — Dogra corría de un lado a otro.

— Quiero flores blancas para mi funeral — sollozaba Dadan resignada.

Eso le bastó para entender que, realmente, la niña cautiva por los piratas Bluejam era nada más ni nada menos que Luffy. Chasqueó la lengua irritado, pegando la espalda a la pared de madera y con una sonrisa nerviosa. Estaba frito.

— ¡No vuelvas a dejarme atrás! — le recriminó su aliado, quien había ido tras él.

— Espera...— murmuró pensativo — A mí no me han ido a buscar en estos días...

Finalmente reflexionaba que nadie le había molestado ni intentado capturar. ¿Acaso esos piratas serían tan inútiles como para no lograr ubicarlo si Luffy ya lo habría delatado? Tal vez aún no iban por él. Un haz de luz le iluminó la mente; Quizá...

— ¡No saben dónde estoy! — razonó y miró a ver al más alto, quien se encontraba confundido — ¡Ella no les ha dicho nada!

— Eso es bueno, podremos marcharnos de aquí antes de que descubran nuestra ubicación — sonrió un poco más tranquilo.

Tenía razón. Podrían marcharse sin problemas y evadir por un tiempo más a Doflamingo. Comenzaron a caminar con dirección al puerto, donde yacían algunos botes de pesca, lo suficiente como para llegar a la próxima isla. Sin embargo...

"Ese día me apuñalaste, pero... ¿Sabes? ¡No me dolió ni un poco...! Él que realmente sufría eras tú, pobrecillo de ti... Law..."

— Mierda — gruñó ceñudo — "A pesar de eso, decidiste ayudarme, Cora-san" Oye...

— ¿Qué quieres? — respondió de mala gana.

— Iré a salvar a esa niña, tú vienes conmigo — sentenció firmemente.

— ¿¡AH!? ¿Por qué crees que me metería en la boca del lobo? ¡Estás demente!

— Piénsalo, idiota — habló sin cambiar su seria expresión — Si no ha dicho nada, es mejor quitársela a esos piratas antes de que hable, en el momento en que nos delate y confirmen que estamos aquí...

— ¡Toda la Familia Doflamingo tendrá vigilado al East Blue! — chilló totalmente espantado — Si eso pasa ya no tendremos a dónde escapar.

— Exactamente — concordó y miró hacia la dirección en la que le habían dicho que se encontraban esos piratas — Los tomaremos por sorpresa haciendo uso de tu habilidad y de la mía... Ceasar.

.

.

— No creo que vaya a hablar — murmuró horrorizado uno.

— ¿Tan siquiera sigue viva? — preguntó aterrado otro.

Porchemy tenía una expresión de lo más tétrica por el enojo, fulminando con la mirada a sus subordinados, los cuales no dejaban de cuchichear. La sangre goteaba de aquel pequeño cuerpo, cubierto del líquido carmesí, con bastante frecuencia. El pirata dejó caer el tubo ensangrentado.

— Si no piensa hablar...— no tardó en coger su espada — ¡No nos sirve de nada!

La cara aterrada de los pocos presentes dentro de la cabaña fue de genuino horror, podrían ser piratas capaces de asesinar, pero seguían siendo personas...del tipo que era incapaz de aplicar semejante tortura. Ellos habían asesinado a varios hombres, no obstante, jamás habían asesinado a un crío.

Antes de que el filo de la espada pusiese fin a la vida de la desafortunada pequeña, aquella niña, de pronto desapareció. Una roca cayó al piso, lo único que quedó de ella fue la cuerda en la que solía estar hace unos cuantos segundos, lo cual dejó atónitos a todos. Antes de que pudiesen reaccionar, un gas blanco llenó con avidez el sitio, de pronto...

¡Boom!

Explotó, sin que ellos pudiesen salir o hacer algo para evitarlo.

.

.

— ¿¡Qué vamos a hacer si sobreviven!? — su voz alarmada resonó en la habitación con la escaza iluminación de la luna y unas cuantas velas — Lo que pasó fue algo totalmente anormal, ¡Estaremos fritos!

— ¿Puedes callarte? — gruñó Law mientras terminaba de poner los vendajes después de haberle dado el tratamiento correspondiente.

— ¿Tan siquiera va a despertar? — cuestionó enarcando una ceja — No hace falta ser un gran genio como yo, o un medicucho como tú, para saber que esa paliza dejaría inválido de por vida a una persona normal.

— Eso es lo bueno, ella es todo menos normal — comentó mientras guardaba el pequeño, pero basto, kit médico.

Habían podido salvarla a tiempo, antes de que la asesinaran, gracias a la única habilidad que podía usar por el momento al tener activo su "Room": Shambles. Intercambiándola por una roca cualquiera que tenía cerca. Ver el estado en la que ella se encontraba...fue verdaderamente alarmante.

¿Por qué la salvó? Siendo sincero, hubo otro motivo, a parte de mantenerse a salvo. Fue porque, en el peor o en el mejor momento, recordó las palabras de Corazón. Palabras las cuales provocaron que se ganara su confianza y le diera aquel afectuoso apodo.

— "¿Hicelo correcto...Cora-san?"

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Díganme, ¿Cuántos de ustedes pudieron adivinar que se trataba del mismísimo Ceasar Clown? '^' Espero que el cap les haya gustado :3 Y que sigan apoyando esta historia <3

¿Qué pasará cuando Shanks conozca a Law? ¿Qué tiene que ver Buggy en todo esto? Y... ¿Qué pasará cuando conozca Ace y Sabo a nuestro futuro "Cirujano de la muerte"? ._.  

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