EXTRA 1
ADVERTENCIA: Este capítulo contiene escenas subidas de tono (+18). Y aquella tensión que siempre hay entre Noa y Austin. Como ya os conozco, se que os da igual, pero es para dejarlo claro :)
Ahora sí, DISFRUTEN DE LOS HORNOS ANDANTES.
Narra Noa
29 julio, 2023
No tengo ni idea de a dónde Austin me está llevando. Él lleva varias horas conduciendo sin haber parado en ningún momento.
Lo único que sé es que anoche me hizo la maleta y me obligó a quedarme sentada en el sillón de nuestro apartamento. Aún recuerdo la sonrisa pícara que llevaba cuando salió de nuestra habitación.
—No quiero ni imaginarme lo que has metido en la maleta— le dije.
Austin llevó la maleta a la entrada, junto con la suya.
—Ya lo verás mañana— me guiñó un ojo.
Salgo de mis pensamientos cuando Austin lleva su mano al interior de mi muslo. Como cuando siempre hace ese gesto, coloco mi mano encima de la suya y le miro con una amplia sonrisa.
—Necesito saber a dónde vamos— le pido suplicante.
Mañana hacemos dos años de novios. Recuerdo a la perfección cómo hace un par de años entró a la habitación de la casa del lago a entregarme una lista de sesenta cosas que le gustaban de mí— cosa que sigo guardando con mucho cariño—, donde también me pedía ser su novia. Sin duda, la mejor propuesta se la ganó Austin.
Hace un par de meses Austin me dijo que reservara estos tres días solo para él. Y yo cumplí. A principios de esta semana me confirmó que había preparado algo especial para hacer juntos y llevo, desde que me lo dijo, deseando que llegara hoy.
—Solo queda media hora hasta que lleguemos a nuestro destino. Te aviso que te vendaré los ojos para que no veas lo que tengo planeado.
—Dame alguna pista— cuando me mira le pongo pucheros y comienza a reírse antes de volver la mirada a la carretera.
—Vamos a estar completamente solos estos dos días— me dedica una sonrisa ladeada.
—¿Solos?— cuestiono.
—Sí. Tengo todo planeado, incluso llevo la compra en el maletero. He pensado todo— habla, orgulloso.
—Ahora sí que tengo curiosidad.
—He decidido que estos tres días quería estar a solas contigo, sin que nadie pueda llegar a molestarnos. Lo decidí así porque mañana es un día especial. Cumplimos dos años de pareja, joder. Quién lo imaginaría. Que después de tanto tiempo estando completamente loco por ti, por fin serías mi novia. Morena, te lo digo siempre pero, soy tan afortunado de tenerte— habla con un tono de emoción en su voz.
Mi corazón se acelera al escucharle. Y es que eso sigue provocando en mi. Da igual que pase el tiempo. Sé que mis sentimientos por Austin han cambiado desde la primera vez que me fijé en él. Pero puedo dar certeza de que lo que siento sigue en aumento. Porque estoy completamente enamorada de Austin Nash.
Me inclino hacia él para darle un beso en la mejilla.
—Te amo— le susurro en el oído.
Puedo ver que su sonrisa va en aumento al escucharle.
—Te amo— dice como respuesta.
Mueve la cabeza hacia mí, sin apartar la mirada de la carretera, haciéndome entender de qué quiere un beso. No tardo en hacerlo. Es rápido, pero una evidente declaración de intenciones. Le toco el pelo antes de volver a colocarme bien en el asiento.
Vale, tengo otra pista. Aunque sigo sin ideas de que puede ser. Estamos en la costa. Hace un rato he podido ver el mar. Y eso me hace ilusión. Me gusta mucho la playa, y más con el calor que está haciendo.
Pasa un rato hasta que Austin para en un hueco libre.
—¿Ya hemos llegado?— digo, ilusionada.
—No, estamos a diez minutos de a donde tenemos que ir. Pero paré aquí para ponerte la venda en los ojos. Ya te dije que iba a ser una sorpresa.
Termino dejándome hasta que ya me lo ha colocado. No consigo ver nada. Y no quiero hacer trampas. Austin aprovecha que no veo para poner una de sus manos en mi nuca y darme otro beso en los labios.
—Parece que no puedes vivir sin mis besos— le provoco.
—Ya sabes que eso es cierto.
Austin vuelve a arrancar el coche y se pone en marcha para llegar ya a aquel lugar. Por suerte, se me pasa rápido.
—¿Lista, morena?
—No— escucho la risa ronca de Austin detrás mía, provocando así un escalofrío.
—Vamos morena, ahora venimos a por las cosas. Pero primero quiero mostrarte donde vamos a estar.
Austin posa sus manos en mi cintura y comienza a indicarme que siga hacia delante. Me mueve a su antojo y yo confío en él a ciegas para llevarme bien sin llegar a caerme o chocarme.
Antes de pararnos, escucho como Austin habla con alguien, concretamente con un hombre. Pero no llego a entender la conversación ya que se han separado de donde yo estoy. Escucho de fondo el mar y más gaviotas.
—Vale, te he puesto justo en frente de lo que tengo preparado— me dice cuando vuelve de hablar con el hombre.
—Me tienes en vilo Austincito.
Noto cómo sus dedos llegan al nudo de la venda, colocado justo en la nuca. Comienza a deshacerlo hasta que noto que está completamente suelto. Me lo quita y yo tengo que parpadear varias veces por culpa de la luz.
Fijo mi mirada al frente y abro al instante mi boca y mis ojos para luego girarme de golpe hacia Austin. Me lanzo al instante hacia sus brazos.
—Sabías perfectamente que pasar unos días en un yate era uno de mis propósitos y justo lo haces tú posible— mis brazos han rodeado el cuello. Austin rodea mi cintura para mantenerme en el aire.
Puede parecer una tontería. Pero desde que era pequeña siempre he querido montar en yate y pasar ahí el tiempo. Pongo mis manos en sus mejillas para darle el tercer beso del día.
—Eres el mejor, gracias— Austin me baja hasta apoyar mis pies de nuevo en el suelo.
—No tienes que darlas.
—Espero que el regalo que te voy a dar mañana esté a la altura.
—Si me lo regalas tú, da por hecho que lo será— asegura él.
Se me llena el corazón cuando me dice ese tipo de cosas.
Como se nota que Austin te tiene conquistada.
Y no miente. Austin me ha tenido conquistada desde que era pequeña. Eso no ha cambiado. Y aquí estamos. Muchos años después. Juntos.
Él me indica que entre primera al interior del yate. Entramos por la parte trasera, donde hay una pequeña escalera y una puerta de cristal para poder llegar al interior. Lo primero que veo es que, a mí izquierda, hay una cocina mediana bastante acogedora. Y a la derecha hay una mesa para dos personas. El techo es alto, por lo que no tenemos ningún problema para no chocarnos con él. El interior es bastante más grande de lo que pensaba.
Nos dirigimos primero a la puerta donde se encuentra la zona donde Austin va a estar manejando el yate. Poco después Austin me lleva hasta unas escaleras que hay cerca de la mesa. Abajo se encuentra una habitación de la que se compone de una cama de matrimonio, un pequeño baño a la derecha nada más bajar. En frente de la cama llena de espejos— y dónde supongo que al abrirlos están los armarios—, no puedo evitar pensar en las miles de cosas que involucran a Austin conmigo. A los lados de la habitación también hay ventanas para ver el agua, pero algo más pequeñas.
—Esto es increíble— digo en voz alta.
—Vamos a pasar unos buenos días aquí— Austin se encuentra justo detrás mía, observándome, a la vez que está apoyado en una pared.
—Me encanta todo.
—Me alegra de que te guste— sonríe.
Durante la siguiente media hora nos dedicamos a traer las maletas y las bolsas. Yo comienzo a ordenar toda mi ropa en el armario. Austin dice que él lo deja en la maleta. A él le da igual tenerlo colocado en el armario o simplemente sin deshacer su equipaje.
Por otro lado, Austin coloca la comida en los armarios y en la nevera. Cuando termino, continúo dejando las cosas que faltan en el baño. En el interior hay una ducha individual, un pequeño lavabo y un retrete. Por lo que tendremos que turnarnos para utilizarlo.
Cuando terminamos de organizar todo, Austin se dirige hacia la zona para manejar el yate para adentrarnos en el mar.
—¿Desde cuándo sabes manejar?— le pregunto, sorprendida.
—Desde que pedí clases para poder estar ahora aquí. Me he sacado el curso.
—¿Has pagado un curso solo para este viaje? ¿Es por eso por lo que has estado saliendo de casa casi todas las tardes a principios de verano? — murmuro.
—Sí. Y lo volvería a hacer mil veces más solo por ver tu cara de felicidad cuando viste la sorpresa— sonríe, orgulloso.
Me lanzo a sus brazos para besarle. Austin lo acepta encantado. Agarra mis piernas y yo le rodeo la cintura. Él mantiene sus manos en mi culo. Dirijo una de mis manos para posarla en su nuca y profundizar el beso. Sinceramente, llevaba toda la mañana deseando hacerlo. Austin me aprieta contra él. Mi corazón late a toda velocidad.
Freno el beso cuando mi cuerpo pide más. No lo quiero ahora, no cuando no hemos partido aún. Porque le quiero a solas para así hacer todo lo que me plazca.
—Tienes que manejar cierto yate para así quedarnos completamente a solas— le susurro teniendo a centímetros sus labios. Me fijo en ellos.
Al tener su cuerpo pegado al mío siento como cierta zona en específico ha aumentado considerablemente. Me río. Tenemos una peculiar capacidad de calentarnos el uno al otro muy rápido. Y me gusta tener ese poder en él como sé que seguro que también le gusta a él tener poder en el mío. A veces nos gusta provocarnos para ver quién aguanta más. De eso suele salir unos buenos y divertidos momentos.
—Cierto, pues voy a ello.
Me quedo embobada viendo cómo Austin lo maneja. Me mantengo a un lado para no estar molestando ni distrayendo. Fijo mi mirada en sus brazos y cada movimiento que hace.
Viene a mí mente todo lo que ha hecho Austin solo para este pequeño viaje. Amo tanto lo que él se esfuerza solo por darme estos detalles. Durante estos dos años que llevo saliendo con él siempre ha sido tan original con los detalles y los regalos. Solo para darme siempre algo diferente a lo que me haya regalado. Y yo también intento hacer lo mismo. Siempre algo original.
A veces lo hacemos con algo material. Pero muchas de las otras lo hacemos en forma de alguna cena romántica hecha por alguno de los dos. O el desayuno en la cama. También solemos ir a la montaña para hacer algo tan simple como ir a ver las estrellas. Pequeños detalles que hacen como si lleváramos un mes siendo novios.
Estoy tan enamorada de Austin Nash. Él me tiene calada por completo.
Nos alejamos bastante de la costa, pero no en exceso para ver la ciudad. No queremos pedir ayuda por habernos ido tan lejos. Disfruto viendo a mí novio conducir. He de decir que son unas bonitas vistas. Austin se gira cuando se da cuenta de que le estoy mirando.
—Me pones nervioso cuando me miras fijamente.
—Entonces seguiré haciéndolo— ríe.
Se muerde el labio y niega levemente con la cabeza. Me levanto del asiento para dirigirme hacia la habitación. Dejando así a Austin solo en la pequeña cabina.
Saco del armario uno de los bikinis que me he traído para comenzar a desnudarme y ponérmelo. Poco después entra Austin a la habitación.
—¿Me lo atas?— cuestiono.
Él asiente y se coloca detrás mía para hacerle un nudo a la tira del bikini. Cuando termina, apoya su mano en mi cintura y me deja un beso entre el hombro y el cuello.
—Lista— responde a la vez que me da dos suaves palmadas en el comienzo de mi culo.
—Me voy a tomar el sol— sonrío.
Austin alza una de las comisuras de sus labios al escucharme.
—Yo voy en un momento.
—¿Te espero?— pregunto con inocencia.
Él sabe mis intenciones. Pero hace que no se da cuenta.
—Como quieras— acto seguido comienza a desnudarse. Aprovecho para apoyarme en la puerta y observarle.
Comienza primero con la camiseta y la gorra, dejándome ver su cuerpo bien trabajado y su pelo revuelto. Mi mirada sigue bajando hasta la V que tiene marcada y que se ve el principio por encima del pantalón. Sin miramientos se quita esta última prenda, dejándome verle al completo. Sigo detallando con descaro, aunque no es algo que no haya visto antes. Me muerdo el labio cuando Austin me mira y sonríe ampliamente.
—¿Están buenas las vistas?— pregunta burlón.
Se dirige hacia su maleta para agarrar el pantalón.
—Más de lo que te imaginas— afirmo.
Subo las escaleras— tras haber agarrado una toalla— y la coloco en el suelo de la cubierta. Me pongo boca arriba y tapo con mi brazo parte de la cara. Austin se coloca a mi lado poco después. Se le marcan mucho más los músculos cuando apoya sus brazos en el suelo y levanta una de sus manos para que pueda ver lo que lleva en ella. Sonrío al instante.
—¿Te echo crema?
—¿Como en los viejos tiempos?— Austin sonríe.
—Como en los viejos tiempos— afirma.
Dejo que lleve sus manos a mí cuerpo para empezar a echarmelo. Me masajea con delicadeza cada parte que toca. Le miro fijamente. Él está concentrado en mi cuerpo. Recorro mi mirada por el suyo sin reparo. Sus manos bajan mucho más hasta el inicio de la parte de abajo del bikini. Pasan al instante hasta el inicio de mi piernas. Me dedica una pequeña mirada y vuelve su mirada a mis muslos con una sonrisa ladeada. Se al instante que me está provocando. Y sabe a la perfección que voy a caer también a su juego.
Me incorporo lentamente hasta quedar sentada, cara a cara con Austin.
—¿Te echo crema?— repito lo mismo que él ha dicho hace unos minutos.
Austin hace un asentimiento con la cabeza. Le hago un gesto para que se tumbe boca arriba. Él hace lo que le indico. Me deja total poder de su cuerpo. Comienzo desde el cuello hasta ir descendiendo por sus marcados abdominales. Los ojos de Austin siguen los movimientos de mi mano. Me he dado cuenta que poco a poco se le ha ido oscureciendo la mirada. Me muerdo el labio imperceptiblemente, pero sé que Austin se ha dado cuenta de ese gesto.
Lentamente mis manos siguen bajando hasta el inicio de su bañador. Paso mi dedo por la cinturilla. Puedo hacerme una idea de que se le ha cortado la respiración. Le miro brevemente con una sonrisa inocente antes de volver a subir mis manos a sus brazos.
No me da tiempo a reaccionar cuando Austin coloca sus manos en mi cintura y me pone encima suya. Manteniendo mis piernas a ambos lados de su cuerpo. Justo así siento como el bulto de su bañador ha aumentado. Hago como si no me provocara nada estar encima de él y continúo echándole la crema. Me vuelvo a morder el labio para aguantar una sonrisa que había empezado a salir. Me inclino hacia él, para no moverme, para echarle crema en los hombros. Inevitablemente su mirada se posa en mis pechos. Se humedece los labios.
Comienza a subir sus manos hasta quedar peligrosamente cerca de la cinta que ata mi bikini. No me aparto. Lo miro directamente a los ojos, siguiendo aún inclinada hacia él. Me acerco un poco más a él hasta que mi pecho choca con el suyo. Llevo mi mano hacia su nuca antes de estampar mis labios con los suyos. Austin me corresponde al instante.
Me aprieta contra él para estar unidos en cada parte de nuestros cuerpos. Dirige de nuevo sus manos a mi cintura y me hace incorporarme para quedar sentada encima de él. Comienza a mover mi cintura con suavidad. Justo uniendo mi centro contra su bulto. Mi respiración se entrecorta mientras sigue con el movimiento. Arrastro mis manos por su cuerpo. Él empieza a desabrocharme el bikini hasta que tengo libre los pechos.
Me hace girarme hasta tenerle encima mía. Abre mis piernas para que las rodeé alrededor de su cintura y sigue haciendo el movimiento de su cadera contra mi centro. Una de sus manos se dirige hacia mi pecho, mientras que con su boca atiende a la otra. Suspiro y me muerdo el labio para no soltar ningún gemido.
Austin alza su mirada.
—No te calles, quiero escucharte, morena— habla cerca de mi pecho antes de pasar su lengua por él sin apartar su mirada de mis ojos.
Comienzo a soltar lentamente mi labio inferior de mis dientes, haciéndole caso. Sin apartar su mirada de la mía, comienza a descender lentamente, dándome de paso besos por el estómago hasta el inicio de mi bikini. Sus dedos se pasean por la parte baja de mi estómago hasta colocarse a ambos lados para comenzar a bajar mi bikini hasta quedar completamente desnuda. Me incorporo un poco para apoyar mis codos en el suelo.
Austin ha lanzado a un lado mi conjunto de bikini. Me toca los muslos, muy cerca de la zona en la que deseo que lo haga. Sigue provocándome, su mirada oscura se fija en mis muslos para volver a mirarme. Pasa su lengua por la parte baja de mi ombligo. Me obliga a doblar las rodillas antes de colocarse entre mis piernas. Da un beso en la parte interior del muslo, muy cerca de la zona en la que quiero que se centre su boca. Deja otro mojado beso en el otro muslo.
Echo la cabeza hacia atrás a la vez que suelto un gemido cuando por fin lleva su boca a mi centro. Cierro los ojos y encorvo mi espalda cuando da un par de besos antes de pasar su lengua. Aprieta con sus manos mis muslos y me hace abrir un poco más las piernas antes de profundizar.
El corazón me late a toda velocidad e instantáneamente dirijo una de mis manos hasta enredarlas en su pelo. Cierro los ojos cuando un gemido escapa de mi boca.
Comienza a formarse un nudo en la parte de abajo del estómago cuando Austin sube la intensidad. Siento como sus dedos toman acción, bajan lentamente hasta llegar al punto en específico y empieza a hacer círculos mientras que aprieta suavemente en él. Aprieto más mis dedos en su pelo.
No tarda mucho en hacerme llegar al clímax. Y es realmente delicioso. Tras llegar, Austin sigue lamiéndome sin apartar su mirada de mí. Me gusta cuando hace eso.
Le levanto y le hago sentarse al instante para estampar mis labios contra los suyos. Le quito su bañador con rapidez y dirijo mi mano hacia su duro miembro para acariciarlo. Rodeo su longitud con mis dedos para iniciar a subir y bajar mi mano. Lo aprieto sin llegar a excederme. Confirmo que le gusta lo que estoy haciendo cuando un gemido ronco suena cerca de mi oído.
He de decir que me encanta ese sonido desde que lo probé con él. Aparta a un lado mi pelo para que su boca se pose en mi cuello, para empezar a lamer y morder. Le torturo con movimientos lentos, se que le fastidia, pero me gusta tener el poder en él.
Austin me mira suplicante. Termino cediendo para arrastrarme hacia atrás, teniendo cerca de mi cara su miembro bastante despierto. No aparto la mirada de Austin cuando me meto la punta dentro de la boca. Él como respuesta cierra los ojos antes de volver a gemir, dándome paso a utilizar la lengua para hacer lentos círculos en el comienzo. Poco a poco introduzco la longitud dentro de mi boca hasta acostumbrarme a su tamaño. Austin se queda tumbado mientras que yo meto y saco su miembro. Muevo la lengua con agilidad y utilizo mi mano para apretarla con suavidad.
Antes de que pueda seguir, Austin me hace levantarme hasta quedar de nuevo cara a cara con él. Pasa su dedo por mis labios que se encuentran hinchados por los besos de antes. Me mantengo con ambas piernas a ambos lados de las suyas, rozando así su miembro cerca de mi entrada. Tengo la respiración entrecortada. Una de las manos de Austin se dirige hacia mi nuca, mientras que la otra la posa en mi cintura. Enredo mis dedos con delicadeza en su pelo. Ambos nos miramos a los ojos. Apoyo la mano libre encima de su corazón. Éste está latiendo con velocidad, justo como hace el mío.
Comienza a incorporarse conmigo encima. Agarra mis nalgas con ambas manos, para que no me caiga cuando se levanta. Me lleva hacia el interior del yate. Suelto una risa cuando él se choca contra algo por estar mirándome. El calor aumenta dentro de mi cuerpo al tenerle tan pegado a mí, desnudo, y sin hacer nada.
Me deja tumbada en la cama antes de ir a buscar algo en su mochila. Se gira para sonreírme y me enseña lo que lleva en la mano. Agarra mis tobillos hasta arrastrarme y dejarme justo al borde de la cama. Es bastante alta por lo que no hay ningún problema en la diferencia de estatura para lo que quiere hacer. Miro a un lado, ha sido bastante listo para dejarme vernos en los espejos que hay a nuestro lado. Siempre había querido hacerlo delante de un espejo.
Austin se termina de acercar a mí con una sonrisa ladeada. Rompe con cuidado el envoltorio. Comienza a deslizar el condón por la longitud de su miembro. En ningún momento aparto la vista de él. Dirige su mano hacia mi pecho para poder tumbarme de nuevo.
—Bien, morena, me gustaría mandar ahora. Después te cedo el turno a ti, ¿Te parece bien?— pregunta él tras haberse inclinado hacia mí para susurrarme en el oído. Su voz está muy ronca.
Asiento y él sonríe.
Austin agarra mis piernas para levantarlas. Aprovecha para tomar su miembro y colocarlo en mi entrada. Gimo y encorvo la espalda cuando la mete de una estocada. Rodeo con mis piernas su cintura. No tarda mucho en empezar a moverse. Giro mi cabeza para vernos en el espejo cuando sus movimientos aumentan con velocidad. Me caliento mucho más al verle, sus músculos están tensos y, al igual que yo, está ayudando y los mechones de su pelo se le han pegado a la frente.
Agarra mi cintura con ambas manos para tener mayor agilidad de movimiento. Mis pechos rebotan por sus estocadas. Austin me levanta, aún dentro de mí para ahora sentarse él en la cama y dejarme a mí arriba.
—Todo tuyo, morena— murmura con voz ronca.
Le dedico una sonrisa ladeada antes de empujarle en el pecho para que se tumbe. Mantengo mis manos en sus abdominales. Le miro a los ojos cuando me muevo encima de él. Hago una mezcla de ir hacia delante y hacia atrá y entrar y salir. Austin cierra los ojos y gime. Aún tiene sus manos en mi cintura. Agarra uno de mis pechos cuando estos comienzan a rebotar. Mi centro palpita y eso me da indicio de subir la velocidad de mis caderas. Austin me hace moverme más rápido encima de él. Nos miro brevemente en el espejo, él me imita. Lleva sus manos ahora a mi culo para apoyar los movimientos que hago encima de él.
Suspiro cuando comienza a palpitar. Sabiendo ambos que estamos a punto de llegar. No freno el ritmo. Austin llega primero, yo le sigo poco después. Me dejo caer en su pecho sudado y me mantengo en silencio hasta que el ritmo de mi corazón.
—Siempre tan increíble como las otras veces— oigo que dice Austin cerca de mi oído.
Suelto una carcajada.
—Nunca decepciona— corroboro.
Nos mantenemos tumbados, uno pegado al otro, antes de decidir ir al baño a ducharnos. No hace falta especificar como terminó acabando.
30 julio, 2023
Me muevo con agilidad por la cocina, intentando hacer el menor ruido posible para no despertar a Austin. Me dirijo al comedor y coloco con rapidez la mesa.
Termino de sacar el bacon de la sartén para dejarlo en un plato. Aprovecho y preparo el café. Saco dos vasos y los coloco cerca.
Anoche se me ocurrió la idea de hacerle un desayuno especial ya que no todos los días hacemos dos años de novios. Termino de organizar todo antes bajar los escalones para despertar a Austin ya que es algo tarde.
Gateo por la cama hasta quedar a su lado. Llevo mis dedos hacia su cara para acariciarlo. Austin deja caer su mano en mi cintura para arrastrarme más cerca de él.
—Buenos días dormilón— susurro.
Él sonríe aún con los ojos cerrados.
—¿Puedo dormir un rato más?— responde.
—Jamás pensé que iba a escuchar eso de tí— Austin ríe—. Pero no, te hice el desayuno.
Al escucharme abre los ojos.
—Me has convencido— afirma antes de incorporarse y estirarse. Eso me hace reír.
Me agarra la mano tras salir del baño y ambos nos dirigimos hacia las escaleras. Le indico que se siente en el comedor mientras que yo voy a la cocina para agarrar los vasos con el café y el plato. Cuando termino de llevar todo me siento en frente de él.
Comenzamos a servirnos. Austin agarra su taza y se lleva a la boca una tira de bacon.
—Una chef excelente— dice poco después.
—No es difícil cocinar bacon— sonrío, divertida.
—Una chef excelente— vuelve a repetir, haciendo que no ha escuchado lo que le he dicho.
Termino de desayunar antes que Austin por lo que me dirijo a recoger mi bikini que se quedó fuera junto con las toallas y el bañador.
Abro el armario hasta escoger un nuevo conjunto de bikini para irme al agua. Éste lleva los pechos tapados y la parte de abajo es como un tanga. Subo las escaleras con rapidez para ir a la parte trasera del yate, teniendo que pasar así al lado de Austin, quién aún sigue sentado en el comedor viendo el teléfono. Le doy un casto beso en la mejilla y levanta la mirada cuando me ve avanzar, pasando por la cocina.
—¿A dónde vas?— escucho que pregunta.
—Al agua— es lo único que digo antes de cerrar la puerta de cristal tras de mí.
Dejo las chanclas a un lado y me acerco a la escalera para ir bajando poco a poco al agua. Cuando ya me encuentro dentro, me hundo para mojar mi pelo por completo. Cierro los ojos y disfruto de la sensación de estar nadando en el mar. Hacía tiempo que no venía a la costa.
Austin no tarda mucho en acercarse a donde me encuentro. Me observa mientras se apoya en la puerta con los brazos cruzados y una pequeña sonrisa en la cara.
—¿Te unes?— nado hacia el barco para apoyarme en él.
Él anda hacia donde me encuentro para sentarse en el borde. Justo donde yo estoy. Me agarró a sus piernas y le miro con una sonrisa antes de empezar a tirar de él para que caiga en el agua. Austin no pone resistencia.
Coloca uno de sus brazos en el borde del yate mientras que con el otro rodea mi cintura y me acerca a él para darme un beso en los labios.
—Te amo— dice a centímetros de mis labios.
—Te amo— le devuelvo el beso al instante.
Su mirada brilla cuando me separo de él.
[][][][][]
—Vale, quiero que te vayas a la habitación y te arregles— Austin me dirige hacia el exterior del baño—. No subas hasta que yo te avise.
—A sus órdenes capitán— sonrío, divertida.
Ya está atardeciendo, y acabamos de ducharnos tras haber pasado todo el día fuera, tomando el sol y bañándonos. Estoy disfrutando muchísimo d estos dos días con Austin. Hacia tiempo que no hacíamos un viaje de este estilo.
Austin sube las escaleras con su mochila en el hombro. Se agarra la toalla para que no se le caiga de la cintura cuando termina de subir. Me doy la vuelta y abro el armario para ponerme algo de ropa. Me decanto por un vestido suelto blanco. Ahora caigo de por qué Austin había elegido mi ropa. Cuando termino de vestirme recojo dos mechones que caen delante para hacerme una trenza con ellos y dejar el resto suelto.
Agarro mi teléfono y me tumbo en la cama para ponerme a hablar con mi madre y Adela, aprovecho para contarles sobre ayer y mi día de hoy ya que no hemos tenido contacto porque querían dejarnos intimidad.
Media hora después desde que Austin desapareció por las escaleras, veo que comienza a bajar por ellas hasta mi encuentro. Observo la ropa que se ha puesto. Es impresionante la conexión que tenemos para vestirnos ya que siempre, de alguna forma u otra, acabamos combinados. Agarra mi mano para hacerme girar sobre el sitio.
—Estás preciosa— agarra mi cintura y me atrae hacia el para darme un beso.
—Tú no te quedas atrás— alago, él sonríe.
Lleva unos pantalones blancos combinados con una camisa de tirantes que se pega a sus músculos. Austin es demasiado perfecto para ser verdad.
—Vamos, morena— tira de mi mano, se coloca el primero para subir las escaleras.
Abro la boca con sorpresa al ver cómo está el comedor decorado. Todo está lleno de pétalos rosas y hay algunas velas encendidas. La mesa ya está preparada con los platos servidos. Me empuja suavemente para llevarme allí. Saca la silla para que me siente. Eso hago.
—Esto es increíble Austin— su sonrisa se amplía al escucharme.
Me tiende uno de los platos para comenzar a cenar. Cierro los ojos de placer al saborear la comida.
—Delicioso.
—Eso esperaba porque no sé cocinar— bromea haciendo que me ría.
—Lo haces de maravilla, cariño.
—Me gusta que me llames cariño— su mirada brilla cuando me mira, hace que mi corazón se caliente.
—Lo sé, por eso te llamo así junto con Austincito— se muerde el labio para acallar un indicio de sonrisa.
—Nunca vas a olvidar ese apodo— afirma.
—Nunca— repito, sonriendo.
La cena pasa con rapidez, disfruto de lo que Austin ha preparado. Aunque él diga que no, cocina de maravilla cuando se lo propone. La otra mitad de las veces siempre acaba dejando todo un desastre. Este no es el caso.
—No te muevas, ahora vengo— le digo a Austin cuando me levanto.
Bajo con rapidez hacia la habitación y rebusco entre mi armario el regalo que tengo preparado por nuestro segundo aniversario. Escondo el sobre detrás de mi cuerpo cuando vuelvo a subir.
—Bien. Creo que el regalo que tengo te va a gustar, porque es algo que querías de hace mucho tiempo— es lo único que digo antes de dejar en frente de él un sobre blanco.
Austin me mira fijamente antes de bajar la mirada hasta lo que le he dado. Me siento para observarle. No puedo evitar sentir nervios por la expectación de su reacción. Austin comienza a abrir el sobre con cuidado.
Se queda paralizado cuando saca una fotocopia de viaje.
—Qué me dices, ¿Nos vamos a Tailandia?— me muerdo el labio para no sonreír.
Me mira y vuelve a mirar el folio. Hace lo mismo varias veces. Se levanta de golpe y se acerca con rapidez hacia mi silla antes de poner su mano en mi nuca y estampar sus labios contra los míos. No puedo evitar reír cuando vuelve a besarme varias veces más.
—¿Te gusta?— respondo cuando se separa un poco de mi.
—¿Que si me gusta? Es el mejor regalo del mundo— me contagia su sonrisa.
Austin siempre ha querido ir a Tailandia y a mí siempre me ha llamado la atención. ¿Qué mejor regalo que eso? He reservado un viaje de cinco días para poder disfrutar y ver lo máximo posible el lugar. Y ya tengo casi todos los días planificados para hacer cosas por allí.
—Entonces, ¿Qué me dices? ¿Nos vamos a Tailandia?— cuestiono.
Austin me mira sonriente. Como si fuera un niño al que le ha dado un dulce.
—Nos vamos a Tailandia— afirma.
¿Qué tal el extra? ¿Echabais de menos a Austin y Noa?
Hace justo un año que empecé a publicar CAA, aquí en Wattpad. Y no me puede creer todo el apoyo que ha tenido esta historia durante este tiempo. Quiero daros las gracias a vosotros por todo el apoyo que habéis dado a la historia. Sois lo mejor.
Espero que pronto podáis volver a leerlos de nuevo <3
También quería decir que hay una historia activa al que subo capítulos cada semana y que pertenece al mundo de CAA.
Nos leemos pronto<3
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro