ESPECIAL NAVIDAD
AVISO IMPORTANTE: Holaa, solo quería decir que no sé por qué, en los próximos capítulos se han desordenado, por favor LEERLOS POR EL NÚMERO QUE PONGA NO POR EL ORDEN, no me deja cambiarlo así que así se queda :')
Cuatro años atrás. Cold Spring.
24 de diciembre, 2017
Toda mi casa es un completo caos. Todos nos movemos de un lado a otro siguiendo las órdenes de mí madre. Siempre que es nochebuena mi madre se vuelve loca con todo lo referente a la comida y la decoración. No hace falta decir que le encanta la Navidad.
El timbre suena junto con varios golpes en la puerta e inmediatamente ya se quienes son.
—¡Abro yo!— hablo a la vez que me dirijo con rapidez para abrirla.
Mila me sigue, corriendo, a la vez que ladra. La chisto para que deje de hacerlo.
—¡Feliz Navidad!— Adela se lanza a mis brazos y yo la recibo con gusto.
Todas las fechas importantes lo solemos celebrar todos juntos, a lo que también vienen nuestros abuelos siempre.
Veo como Mila tiene sus patas flexionadas y mueve la cola con demasiada rapidez. Austin se agacha para agarrarla y ponerla en sus brazos para comenzar a acariciarla. Ella, feliz, comienza a lamerle la mano. Mientras, me acerco a saludar a sus abuelos y a Sarah y Peter.
—¿Donde está tu madre?— me pregunta Sarah cuando me está abrazando.
—Revolucionada en la cocina— ella se ríe.
—Mejor iré a ayudarla.
Austin deja a Mila de nuevo en el suelo y me doy cuenta que solo nosotros dos hemos quedado fuera. Da unos cuantos pasos hasta quedar a centímetros de mí y extiende sus brazos antes de fundirnos en un cálido y cómodo abrazo. Nos quedamos así, hasta que un rato después nos separamos a la vez y nos miramos, con una pequeña sonrisa.
—Pasa, anda— me muevo hacia un lado, el asiente.
Cierro la puerta cuando él ha entrado. Comienzo a andar primero hacia el salón, donde están mis hermanos. Austin me sigue por detrás. Alex gira su cabecita hacia nosotros, chilla y dice cosas que no consigo entender. Alex ahora es un pequeño bebeito en el que dentro de poco cumplirá dos años. Todo este tiempo ha pasado muy deprisa y recuerdo aún con claridad el día que nació. Todos estábamos demasiado emocionados.
Austin y Zack se dan un fuerte abrazo. Papá está terminando de decorar un poco más el salón cuando Peter llega para saludarle. Me acomodo en un lado del sillón, junto a Alex. El gatea hacia mí para al instante subirse a mi regazo. El abuelo de Austin y Adela se sienta también con un poco de dificultad y haciendo una pequeña mueca. Nos contó que muchas veces le dan pinchazos en la espalda y ya ha concertado una cita con su médico. Alex le ve y extiende sus brazos en su dirección, dando a entender que quiere que le suba a su regazo. El abuelo asiente en mí dirección cuando le miro y hago lo que quiere Alex.
Escucho, por segunda vez, como el timbre de la casa suena. Me levanto de golpe y me dirijo con rapidez. Me lanzo hacia los brazos de mis abuelos con energía. Sonrío al instante.
—Hola mi niña— saluda mi abuelo.
—Oye, maridito, comparte un poco, yo también quiero abrazar a mi nieta— le señala con el dedo, yo solo río y me acerco a ella también.
—Hola abuela.
—Hola hija— responde cuando nos separamos.
Los tres nos dirigimos hacia el interior de la cocina, para ver cómo van con la cena. Pongo los ojos en blanco cuando al entrar, el olor de la comida entra por mis fosas nasales. Paso la lengua por mis labios y mis tripas rugen con suavidad.
—Que buena pinta tiene esto, mamá.
—Dentro de poco podrás hincar el diente a la comida.
—Espero que sí, porque me está entrando más hambre de lo que ya tenía al verlo.
Después de un rato ayudando con lo que quedaba, salgo de la cocina y me dirijo hacia la segunda planta cuando siento que mi vejiga va a explotar en cualquier momento. Entro en el baño con rapidez y cierro la puerta.
Me giro y pego un rebote cuando veo que no estoy yo sola dentro del baño. Austin se encuentra lavándose las manos a la vez que me observa, pero por suerte no le he pillado haciendo cualquier otra cosa.
—Perdona, tenía que haber llamado.
Austin me dedica una sonrisa ladeada y se seca las manos sin dejar de mirarme a los ojos.
—No pasa nada, justo acabo de terminar de lavarme las manos— y como para que lo verifique nuestra sus manos junto a la toalla.
Me muevo a un lado y vuelvo a abrir la puerta para que Austin pueda salir. Quedo pegada a la puerta, dejando un pequeño hueco. El pasa de lado, sigue sin apartar su mirada de mí mientras que se mueve para poder salir. Al terminar de pasar no puede evitar que haya pequeño roce de su cuerpo con el mío. Siento que mi corazón, por primera vez, late con demasiada velocidad ante aquel roce. Cierro de golpe la puerta y pongo el pestillo cuando Austin sale.
Me apoyo en la puerta, con la boca abierta cuando sigo teniendo el corazón revolucionado y Austin es quién lo ha causado. Y eso asusta porque es la primera vez que me pasa con él.
Ay Noa, ya caíste en el efecto Austincito, amiga.
Procedo a hacer mis necesidades, a la vez que en mi mente no para de revivir lo que me ha pasado hace unos minutos. Salgo del baño cuando ya me he lavado las manos.
Cuando llego al salón, veo como han extendido la mesa y han puesto alrededor el número de sillas justas para que todos podamos entrar sin estar aplastados los unos de los otros.
Me dirijo de nuevo hacia la cocina para comenzar a llevar los platos, Adela me sigue y agarra los cubiertos. Todos comenzamos a cubrir la mesa de los utensilios y algunas decoraciones como velas o un papá Noel que Alex ha lanzado para que se quede ahí. Le coloco en la pequeña trona que tiene para poder comer y estar a la altura de la mesa. Alex comienza a dar unos flojos golpes a la mesa a la vez que ríe, feliz. Amo su inocencia.
Son las once de la noche cuando todos nos sentamos en las sillas, ya con los platos de comida servidos en la mesa. Adela, con rapidez, se sienta a mí lado y los chicos en frente nuestra.
Cuando ya estamos todos sentados, todo el lugar se llena de voces, el sonido de los platos y de vez en cuando alguna risa. Como en silencio pero escuchando atentamente lo que hablan los demás y riendo con las ocurrencias de Zack.
No puedo evitar dirigir mí mirada inconscientemente hacia Austin, quién no para de sonreír. Él me pilla mirandole y aparto con rapidez la mirada.
Y el momento que menos esperaba llega, porque todos se alían para interrogarte y preguntar sobre tu vida amorosa.
—¿Que tal Noa con los amores?— pregunta la abuela de Austin y Adela, mirándome.
—Bien solterita.
—¿Y el muchacho con el que tenías algo?— pregunta, curiosa, mi abuela.
—Lo dejamos hace una semana o así— me encojo de hombros.
—¿Tenemos que ir a por el?— interrumpe mi abuelo.
—Eso, eso— continúa Zack.
Les dedico una sonrisa.
—No, no hace falta.
Mantengo mi sonrisa pero por dentro esta tiembla. Sigo teniendo muy presente como me dejaba porque yo le había dejado de gustar y se había encaprichado de mi ex amiga. Ella aprovechó y no dudo en traicionarme y darme la espalda cuando vino su oportunidad de tenerle para él solita.
Austin es quién me salva, como si solo él pudiese leerme.
–¿Por qué todo el mundo pregunta de las vidas amorosas de los demás en las cenas de navidad?— curiosea él.
—Parece un ritual— apoya Adela.
Los demás ríen y yo agradezco con una sonrisa a Austin cuando me mira, el solo me dedica un leve asentimiento. Cambian de tema a una velocidad descomunal y aquel repentino y corto interrogatorio queda atrás.
Entre todos recogemos toda la mesa y nos dividimos para colocar lo que queda y ayudar a fregar los platos.
A mí me toca recoger el desastre que sin querer hemos formado en el salón junto con Adela, Zack y Austin. Los demás se han dividido los demás trabajos que hay.
Nos sentamos todos en el suelo y en el sillón alrededor de la mesa pequeña cuando todos hemos acabado. Quedan diez minutos para que sean las doce. Nosotros, desde que tengo memoria, hemos abierto los regalos por la noche, en compañía de todos. Todos nos regalabamos a todos e íbamos de uno en uno.
Cuando ya ha cambiado la hora y ya es veinticinco de diciembre, todos vamos de persona en persona dándonos un abrazo y dedicando una feliz navidad.
Todos nos dispersamos para ir a buscar los regalos, quedando en reunirnos en el mismo lugar. Me muevo con rapidez hacia mí habitación y abro mi armario, donde están las dos bolsas con los regalos de cada uno.
Cuando ya estamos todos de vuelta, decidimos empezar la tanda de regalos siendo Alex el primero. El se sienta y aplaude con sus manitas feliz cuando todos comenzamos a dejarle regalos. Él destroza el papel de regalo y abraza cada juguete nuevo que tiene. Babea cada cosa y nos sonríe. Enseñando sus dos primeros dientes. Es demasiado mono.
Con el paso del rato casi todos han abierto los regalos y Austin y yo somos los únicos que quedan. Él es el siguiente en recibir todos.
—Yo mejor te lo doy en otro momento— le digo, sonrojada.
—Yo también te lo doy luego— sonríe.
Veo como sonríe con cada regalo que recibe y da gracias a cada uno por sus detalles. Todos se giran para mirarme cuando es mí turno e inmediatamente comienzo a ponerme nerviosa.
El primer regalo que recibo es el de mis padres. Chillo cuando veo lo que es y me levanto para darles un abrazo. Hace mucho tiempo quería un ordenador y hoy por fin lo tengo y no puedo estar más agradecida. Junto al ordenador también hay una funda rosa chicle que no puede gustarme más. Los siguientes son mis abuelos quien me dan una bolsa con varios regalos. Ropa. Y es preciosa. Observo cada una con detalle, admirando.
—Es preciosa la ropa, gracias abuelos— les doy un gran abrazo a cada uno.
Es el turno de la familia Nash, y ellos me dan un regalo en conjunto. Que está compuesto por un pequeño sobre con dinero y algo de maquillaje, que justamente es lo que se me estaba gastando. Miro a mí madre, que se de seguro que se había compinchado con ellos.
—Gracias, de verdad— termino con ellos la ronda de abrazos.
Todos recogemos los papeles que hay tirados en el suelo y en el que Mila se está encargando de romper con ansias. Mientras Zack a empezado a ayudar a Alex con sus juguetes y se ha puesto a jugar con él. Austin me indica con un pequeño gesto en la cabeza que le siga y poco después estoy subiendo de nuevo hacia mí habitación. Cierra la puerta cuando yo paso. Me siento en el borde de mí cama. Él hace lo mismo.
Me giro y coloco las piernas en modo de indio para observarle. Sigo teniendo las bolsas en mí mano, con el último regalo que me queda por dar.
El regalo de Austin es especial porque está hecho a mano por completo, me dediqué durante toda una semana en hacer su regalo con cuidado.
—Empiezo yo primero— comienzo a sacar el gran regalo y se lo extiendo.
Él me dedica una mirada antes de comenzar a abrirla, sonríe ampliamente cuando ve lo que es.
Abre el álbum que me ha costado muchísimo hacer y comienza a pasar lentamente las páginas. Ríe con algunas fotos bastante graciosas que han ido ocurriendo y se toma su tiempo en leer los pequeños textos que escribí en algunos lados. Mira con detalle muchas de las bonitas fotos que he colocado y que sabe que cada una tiene un significado en esta gran familia.
—Es precioso, morena, me encanta, gracias— sonríe.
—¿Morena?— le miro, curiosa por ese mote.
—Claro, por tu color de pelo, ya era hora de que te pusiera un bonito apodo.
—Me gusta, Austincito— resopla.
—Ese no me gusta.
—Que pena, porque a mí sí y voy a seguir llamándote así.
—Vale, vale— sonrío.
Austin niega la cabeza y me muestra lo que le queda en su bolsa. Un pequeño sobre. Me lo extiende y yo lo agarro con delicadeza. Veo escrito con la bonita letra de Austin: "Para Noa."
Lo abro con cuidado y veo dos entradas, abro los ojos sorprendida cuando veo que son dos entradas para un concierto que será dada en enero cerca de la ciudad.
—Te falta otra cosa.
Y es cierto, hay otro papel en el sobre y pego un pequeño grito cuando leo lo que es.
—Pase VIP para poder verlos después del concierto, no me preguntes cómo lo he conseguido porque sino fliparías, se que actualmente es tu banda favorita y quería hacerte este regalo.
—Austin, eres increíble— dejo los regalos a un lado y me lanzo hacia él.
Él se ríe cuando ve que le abrazo con fuerza. Pego un pequeño grito cuando ambos nos hemos inclinado hacia la derecha y caemos de golpe hacia el suelo, se que luego la zona en la que me di el golpe me dolerá, pero no nos separamos del abrazo.
—Gracias, gracias, gracias— murmuro, separandome de él.
—No las des morena, solo tienes que buscarte a alguien para que vaya contigo.
—Pues guardate ese día porque te vienes conmigo— afirmo.
El coloca sus dedos en su barbilla, haciendo que se lo piensa. Pero me dedica una cálida sonrisa.
—¿Quieres que yo vaya contigo?
—Pues claro.
—Entonces los dos ya tenemos plan para ese día.
—Voy a dejar aquí el álbum para que no se me olvide— ambos nos levantamos y lo coloca con cuidado encima de mí escritorio.
Se queda unos segundos más observando un trozo de pared en el que lo tengo lleno de fotos durante estos años.
—Esto queda muy bonito.
—Sí, me gusta verlo mucho.
Austin ríe cuando ve varias fotos.
—Sin lugar a dudas no podía faltar tu grupo favorito en la pared. Eso es muy típico.
—Solo soy una adolescente loca por cada integrante de la banda— respondo, inocente.
—Ya veo, solo te queda conocerlos en persona, y justo eso ocurrirá en un mes.
—Sigo sin creerme como lo has conseguido.
—Apuesto que te sabes de memoria sus nombres y hasta la biografía de cada uno— se burla.
—Bueno, es que Phil, Alan, Nathan y Drake son los mejores— le voy señalando a la persona en concreto de la foto cuando digo sus nombres—, aunque mi debilidad sin duda alguna es Drake, el cantante y más o menos me se la vida de cada uno, incluso tengo activado las notificaciones de sus Twitter.
—Me acabas de confirmar que eres una loca de esa banda— me encojo de hombros con una sonrisa.
Comenzamos a bajar las escaleras, todos están rodeando la pequeña mesa y está está llena del juego del monopoly.
—Nunca falta este juego.
—Es una tradición jugarla— alega Zack.
—Si que habéis tardado— Adela nos dedica una rápida mirada antes de volver la vista al tablero.
—Nos estábamos intercambiando los regalos— responde Austin con un encogimiento de hombros.
Ambos nos colocamos a un lado en el suelo, viendo la partida.
Observo con detenimiento a cada uno, con una sonrisa. Feliz de tenerte a todos en mí vida, porque son lo único que tengo y necesito. No quiero nada más que a ellos en mí vida. Porque ellos me hacen feliz.
Feliz navidad guapos y guapas!!
Espero que os haya gustado este especial que he decidido hacer en el último momento, porque sí, no tenía pensado hacerlo. Pero pensé, ¿Por qué no? Si mis lectoras se merecen lo mejor del mundo.
Quiero agradecer a cada una de vosotras que han estado en todo el proceso de Conquistando a Austin. Desde el primer día en el que llegó Noa a la casa del lago y se chocó con Austin hasta ahora que estos dos terremotos van a dar un nuevo paso en su peculiar relación.
En este capítulo quería mostrar la primera vez en el que Noa sintió algo muy diferente hacia Austin, algo más que aquella bonita amistad.
Sólo quiero deciros que CAA ya ha llegado a la mitad, y esta segunda parte del libro será algo más intensa, tanto todo lo que ocurrirá entre Noa y Austin como cosas que se van a ir dando a la luz *cara diabólica*.
Sólo espero que estéis disfrutando tanto de este libro como yo de escribirlo. No me cansaré de deciros lo feliz y agradecida que estoy de teneros a todos vosotros y vosotras como lectores/as.
Quiero dar las gracias también a todas las lectoras que están dentro del grupo de WhatsApp y siempre me dan su completo apoyo y que se emocionan y las hago sufrir en un mismo porcentaje por todas las ideas y adelantos que les voy dando de historia, GRACIAS REINAS.
También quiero agradecer por esa 51k lecturas en el libro. GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS.
Feliz navidad y nos vemos en el capítulo 21 (que lo subiré muy pronto). 🎄🤍
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