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11 de Junio, 2021

—¡Gane!— grita mi padre.

Tiro las cartas en la mesa y me cruzo de brazos. Adela, quien esta detrás mía, tira un poco de mas en mi pelo. Me quejo.

—Si te estuvieras quieta no te haría daño— ella continúa haciéndome las trenzas.

—¿Jugamos otra partida?

—No— niego rotundamente.

Hoy cuando me he levantado estaba lloviendo a mares fuera, así que todos decidimos que hoy sería día de actividades dentro de la casa. Llevamos bastante rato jugando a las cartas y no he ganado ninguna vez. No lo voy a decir en alto, pero me fastidia no haber quedado primera en ninguna de las partidas en las que hemos jugado. Puede que sea una mala perdedora, pero no lo puedo evitar.

—Ya estás lista— Termina de ponerme la goma del pelo al final de la trenza.
Adela se mueve hacia la izquierda y yo me levanto del suelo, me quejo un poco cuando de tanto rato estar sentada ahora me duele el culo.

—¿Quieres que te haga yo unas trenzas?— la pregunto y ella asiente con rapidez.

—Estaba esperando que lo dijeras, me encanta como las haces.

—¿Te unes tú a la partida hermanita?— Adela asiente y se desliza hacia el suelo, donde segundos antes yo estaba.

Separo su cabello en dos partes, ato con el coletero que me tiende el lado izquierdo. Con fluidez voy haciendo la trenza de boxeadora. De vez en cuanto miro de reojo como Adela juega y la concentración de los demás, me quedo un poco más de lo necesario mirando a Austin, él parece darse cuenta y levanta la cabeza de las cartas para devolverme la mirada. La aparto con rapidez.

Cuando ya he terminado la primera parte continúo con la otra mitad.

—¡Toma! ¡He ganado!— se alegra Adela.

—Suerte del principiante.

—Si eso te consuela— sonríe ampliamente a Zack.

Me levanto del sillón y arrastro mis pies hacia la cocina, estoy muerta de sed. Saco de uno de los armarios un vaso. Cuando me muevo hacia atrás choco con alguien. El sujeto extiende su brazo por encima de mi hombro para agarrar otro vaso.

Me giro para encarar a la persona que está detrás mía. Quedo atrapada entre la encimera y él. Ignoro el constante bombardeo de mi corazón.

—¿Por qué siempre haces esto?

—¿El qué?

—Aparecer de repente y asustarme— se encoge de hombros.

—Es un bonito don.

—¿Me dejas pasar?— levanto la mano en la que tengo el vaso. El sonríe como un niño.

—Apartame— juega.

Provocale.

Poso mi mano libre cerca de su acelerado corazón. Hago un poco de presión para que de un paso atrás, cuando lo he conseguido desciendo un poco mi mano. Austin ahora ha dejado de sonreír, ahora soy yo la que le dedica una corta sonrisa. Aparto mi mano y me dirijo al grifo para servirme un poco de agua. Cuando voy a salir de la cocina, me giro para mirarle, le saco la lengua. Austin niega y se dirige donde hace un momento yo me estaba sirviendo agua.

Dirijo mis pasos a donde mi amiga se encuentra y me siento a su lado.

—Estas muy roja— me observa—. ¿Ha pasado algo?

—¿Que iba a pasar?— veo como Austin sale de la cocina después de un rato.
Él se para de repente, mirando hacia el porche.

—Oh mierda— Llama la atención de todos los que están en el salón.

—Esa boca— le regaña Sarah.

Nos quedamos en silencio cuando escuchamos pasos de perro. Mila entra corriendo al interior. Se sienta en medio del pasillo de el salón y la cocina. Saca la lengua y nos mira. Está empapada por completa y llena de barro. Ha dejado sus huellas por todo el suelo.

—Agarrarla— se levanta mi padre con lentitud y todos le imitamos.

Mila parece darse cuenta de lo que vamos a hacer y empieza a correr por todos lados para que no la pillemos. Mi padre cierra la puerta del porche para que no vuelva a salir. Intentamos agarrarla cuando pasa por nuestro lado pero es imposible. No para de hacernos la cobra cuando estamos a nada de pillarla.

Alex, al igual que Zack se sujetan la barriga porque no paran de reír. No puedo evitar que se me contagie pero intento agarrar a Mila quien sale corriendo hacia las escaleras. Sigo a Mila de cerca junto a Austin.

Intentamos no pisar las huellas de barro. Llega al final del pasillo de la segunda planta, donde se encuentran nuestras habitaciones y la gran ventana que hay entre medias. Se vuelve a sentar cuando ve que ahora no tiene oportunidad de escapar de nosotros. Me agacho para quedar a casi su altura. Poso mis manos a ambos lados de su cabeza.

—Eres una traviesa— como respuesta ella pasa su lengua por mi mano.

La agarro para levantarla, intento que no manche mi ropa, aunque sin éxito alguno. Termino colocándola bien para que no caiga. Austin me ayuda a levantarme agarrándome por la cintura cuando ve que pierdo el equilibrio.

—Vamos a llevarla al baño de abajo.

—Ya verás tu ropa cómo va a estar.

—Da igual, ahora me cambio cuando deje a esta torbellino en la bañera.

Bajo las escaleras con cuidado de no caer, ya que Mila tapa mi vista para mirar por donde piso. Mi madre se acerca con rapidez a nosotros junto a Alex. Austin me abre la puerta del baño.

Este no lo solemos utilizar mucho, aunque es bastante amplio. De color blanco que parece que ilumine todo, un gran espejo junto al lavabo y una espaciosa bañera. Dejo en este último a Mila. Ella intenta salir pero no la dejo, mi madre regula la temperatura del agua. Cuando ya está satisfecha comienza a lavarla, Alex—feliz—, ayuda a mamá cuando ella se lo pide.

Salgo del baño, Austin me sigue de cerca.

—¿Te vas a duchar conmigo?— alzo una ceja.

Después de haber quedado entera de barro, decido darme un lavado de cuerpo.

—No me tientes— le lanzo beso y comienzo a subir las escaleras.

Sin duda la confianza y la amistad que teníamos antes ha vuelto. Es como recuperar algo que añorabas y no sabías como volver a tenerlo.

Quince minutos después ya estoy vistiendome para salir del baño, la música de mi móvil suena con energía al ritmo de Let's get Loud. Sigo al ritmo la letra de la canción. Quito mi moño y lo peino con rapidez. He tenido que atarmelo para que no se mojara en la ducha. Me hecho un poco de crema por el cuerpo. Veo por la puerta a la terraza que la lluvia no disminuye y el cielo está decorado de oscuras nubes que no dejan ver la luz del sol con claridad. Amo la lluvia.

El sonido de unos pasos dentros de mi habitación me despierta, escucho como los truenos se hacen escuchar en el exterior.

Ata— giro mi cuerpo hasta ver a la cara a un asustado Alex.

—¿Qué pasa?

Teno miedo, ¿Puedo dormir contigo?—hace pucheros.

—Claro, pero cierra la puerta.

Corretea hacia la puerta para cerrarla y vuelve a mi lado, levanto las finas sábanas que tuve que ponerme antes de acostarme porque hacía más frío y él se acurruca a mí lado. Las sábanas nos atrapan. Después de un rato noto como Alex está relajado y respira con lentitud. Paso mi brazo por su pequeño cuerpo.

12 de Junio, 2021

Extiendo mi brazo para alcanzar mi teléfono de la mesita. Las ocho. Bostezando me levanto de la cama sin hacer ruido para no despertar a un dormido Alex. Cierro la puerta detrás de mí con cuidado. Veo como la de Austin se abre de repente y sale sin camiseta mostrando su caliente y entrado torso. Él se acerca a mí con decisión y se queda parado a unos centímetros de mí. Levanto la cabeza para mirarle a los ojos. El me la devuelve con intensidad.

—¿Que...?— no me deja terminar porque pasa su mano derecha por mi nuca y estampa sus labios con los míos.

Por un momento me quedo paralizada, pero le sigo el ritmo con su misma intensidad. Quita su mano de mi nuca y me levanta para quedar en la misma altura sin dejar de besarnos. Quedo atrapada entre su cuerpo y la pared, sin dejar ninguna parte de nuestros cuerpos separados el uno del otro.

Acerca su boca a mi cuello y lame para luego darle una suave mordida. Jadeo.
Su mano se cuela por el interior de mi camiseta, reptando como si de una serpiente se tratase hasta llegar a uno de mis pechos. Su mano lo cubre y hace un poco de presión.

Y con esa pequeña caricia, esos besos, algo que llevaba deseando consciente e inconscientemente desde hace varios años hace que me lleve al cielo.

Le atraigo todo lo posible que puedo hacia mí con mis piernas rodeando su cintura. Nos miramos unos segundos. Agarro su pelo y tiro sin fuera hacia atrás para volver a besar esos anhelados labios.

Sin perder el tiempo me separa de la pared y me lleva hacia el interior de su habitación. Cierra con pestillo y me deja tumbada encima de la cama. Se coloca encima mia y empieza a dejar regueros de besos por mi cara. Austin comienza a descender hasta mi cuello y poco después levanta mí camiseta, dejando así mis pechos fuera. Da una pequeña lamida a cada uno de ellos y continúa bajando. Un pequeño beso es recibido poco más arriba de la cinturilla del pantalón. Éste comienza a descender.

Pero él vuelve otra vez a mí lado y empieza a sacudir con delicadeza mi cuerpo.

Abro mis ojos, estoy sudando. A mí lado está Alex, quién me estaba zarandeando.

Ata estabas moviéndote mucho.

Paso mi mano quitando el sudor de mi frente. Tengo mucho calor, no, estoy ardiendo. Me levanto de la cama y me dirijo al baño. Lavo mi cara con agua fría para despertarme bien del todo.

Tengo un nudo en la parte baja de mi estómago. Mis mejillas arden cuando me doy cuenta del sueño que estaba teniendo. Hago varias respiraciones profundas para calmarme antes de salir. Alex me espera sentado en el borde de la cama.

—Venga, vamos a desayunar.

Abro las puertas de la terraza para ventilar un poco la habitación y salimos con destino el comedor. Todos excepto mis padres están sentados charlando mientras que desayunan.

Alex corre para sentarse. Austin me mira pero con solo verle me muero de la vergüenza. Vuelvo sobre mis pasos y entro en la cocina. Me sirvo un poco de leche para luego volver al comedor.

Recorro con la mirada buscando un sitio, quedan dos a la izquierda y uno en frente de Austin. Decido quedar delante suya. Intento no mirarle. Parece que le evito, aunque es verdad, estoy muerta de la vergüenza. Aunque se que él no puede adivinar mi sueño, igualmente estoy avergonzada. Es la primera vez que me ocurría con él y que pareciese tan real.

Siento durante todo el desayuno su mirada, pero no soy capaz de devolvérsela.

Cuando termino, subo con rapidez las escaleras para esconderme en la comodidad de mi habitación y también para cambiarme de ropa y quitarme el pijama.

Eres una cobarde, podrías haber actuado como si nada.

Creo que ya deberías conocerme, se me nota todo en la cara y nunca he conseguido actuar como si nada, se me da fatal. Huyo porque no quiero que me interrogue, por qué sé que si insiste un poco va a conseguir sonsacarmelo y no quiero eso. Prefiero que se me pase un poco la vergüenza y ya luego volver a como antes.

Aunque sé que esto me va a ser un poco difícil. He sido demasiado evidente en el desayuno para que él se diese cuenta.
Escucho como tocan a mí puerta. Ando con inseguridad y la abro un poco, lo suficiente para mirar quién es.

—¿Qué te pasa?

—¿Qué? Nada— mi voz suena chillona, con la mirada que me da sabe que estoy mintiendo como una descarada. Suspiro—. No pasa nada importante.

—¿Estás enfadada conmigo?

—¿Qué? No, no, tranquilo, son cosas mías— el me mira, intentando descifrarme, hago lo que puedo.

Parece que se lo hago creer y asiente. Cierro la puerta cuando él se va. Suspiro.

15 de Junio, 2021

Austin me apresa cuando salgo de mi habitación. Me vuelve a meter dentro de ella, cierra la puerta y se queda ahí, impidiendo que salga. Se cruza de brazos y me mira serio.

—¿Se puede saber que coño pasa?— habla, exasperado, intento hablar pero me interrumpe—. Dices que no estabas enfadada conmigo y me llevas evitando tres putos días, intento hablar contigo y desapareces, solo te veo cuando estamos con tus padres y los míos. Así que por favor dime qué pasa, se supone que somos amigos, Noa— nunca me habla por mi nombre a no ser que esté enfadado.

—Te dije que no estaba enfadada contigo, no pasa nada— hablo calmada.

—Si no estas enfadada algo te pasa conmigo, no me mientas diciendo que no ha pasado nada porque no te creo, te comozco lo suficiente para saber cuándo estás mintiendo.

Suéltalo, lo estás deseando. Deseas saber cómo reaccionaría si se lo contases.

—Tuve un maldito sueño, no sabes cómo de avergonzada estaba y sigo estando— no me contengo—, así que por favor déjalo ya estar, no es nada.

Ala, ya lo he soltado, siempre me pasa igual.

—¿Y eso que tiene que ver conmigo y que me evites?— suspiro.

Dilo Noa.

—Porque tu eras el factor principal del sueño— directa y sin anestesia.

Holi!! ¿Qué tal el capítulo? Espero que os haya gustado y nos vemos en el prox cap.

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