Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

4

6 de Junio, 2021

Agarro el móvil para mirar la hora. Las ocho y media de la mañana. Bostezo y me levanto de la cama a la vez que estiro mis piernas. Me recojo el pelo en un moño. Bajo por las escaleras para llegar a una planta totalmente en silencio, parece que todos están durmiendo.

Emprendo el camino hacia la cocina, que conforme me voy acercando, escucho ruido en ella. Al asomarme veo la inconfundible espalda de Austin al lado de la máquina de café.

—Buenos días— me acerco a donde él está para abrir la nevera y sacar uno de los pocos trozos que sobraron de la pizza.

—Buenos días, morena. ¿Pizza para desayunar?— asiento, energéticamente, comienzo a andar hacia el comedor, que está detrás de la encimera que la separa de la cocina, para sentarme—. ¿Qué haces despierta?

—¿Y tú?— respondo con otra pregunta.

—He descubierto que me gusta levantarme temprano para ir a andar a la montaña.

—Interesante, yo me he levantado por qué no tengo sueño y ahora mismo me siento bastante energética.

—Puedes venir conmigo.

—¿Ah?

—Que si quieres, puedes venir conmigo a andar a la montaña.

—Claro, por probar, a lo mejor me haces hasta maniática en andar por las mañanas— sonríe.

—En quince minutos nos vemos en el porche trasero— me dice, cuando ambos terminamos de desayunar.

******

La puerta de mi habitación se abre cuando me estoy poniendo las deportivas, me giro hacia ella y veo como Austin hace acto de presencia y se mete dentro como si fuese la suya.

—¿No podrías llamar? ¿Y si estoy desnuda?— me dedica una sonrisa pícara.

—Pues me alegrarías la vida— me giro para ir al baño, evitando que vea mi pequeño sonrojo.

—¿Qué haces aquí? Habías dicho que nos encontrábamos abajo— saco el cepillo y la pasta para lavarme los dientes.

—He cambiado de opinión, así veo tu cuarto, por si no vuelvo a tener la oportunidad— veo de reojo como se acerca al tocador—. Madre mía, ¿Utilizas todo esto? Sí no te hace falta, estas preciosa sin ello.

—A veces lo utilizo, suelo ir sin maquillaje a no ser que vayamos a algún lugar o de fiesta— respondo, no se me pasa desapercibido lo último que me ha dicho y sonrío, girándome hacia él.

—¿Lista?

—Ahora sí.

—Pues vamos.

Camino por detrás suya, me espera cuando cierro a la puerta. Le alcanzó para ponerme a su lado.

—¿Desde cuándo llevas haciendo esto?

—Desde el tercer día.

—Por eso estás despierto cuando nosotros nos despertamos— razono.

—Exacto.

Salimos por el porche, escogiendo primero el camino de la izquierda— donde fui con Adela a la cascada—, y luego elegimos la siguiente bifurcación a la derecha dándonos una vista de un camino de tierra y piedras. Donde a lo lejos se ve que empieza a subir cuesta arriba.

—¿Me vas a hacer andar mucho? Porque he de decir que no estoy acostumbrada a andar tanto.

—Eres una vaga.

—Sí, no te lo voy a negar.

—Porque es tu primer día andando por aquí no te voy a hacer andar mucho, subiremos la primera cuesta de ahí— señala la de el frente—, que lleva a ver el lago y la casa desde arriba.

—Vaya, parece que te has recorrido todo.

—Casi todo, sí.

Mientras que vamos andando veo mi alrededor, lleno de árboles, solo con ver este paisaje me llena de paz, mientras que el aire de por la mañana me mueve mi pelo castaño.

Noto la mirada fija de Austin en mí, le observo de reojo.

—¿Qué pasa?— pregunto sin poder callarme.

Austin suspira.

—¿Sabes? No se qué ha pasado pero ya apenas estamos juntos a diferencia de hace unos años, es como estar más...distanciados.

Asiento, dándole la razón. La verdad es que yo también me había dado cuenta, cuando éramos pequeños pasábamos la mayoría del tiempo juntos junto con Zack y Adela.

—Ya...

—¿Te acuerdas cuando le hicimos la broma a tu padre?— sonríe.

—¡Sí! Estuvimos una semana castigados pero valió la pena haberlo hecho— me río.

—Nuestro padre nos va a matar Austin— digo, insegura.

—Tranquila— alarga la i.

—Eso hermanita, va a merecer la pena— habla Zack, tumbado debajo de la cama junto a mí y a Austin.

Shhh, escucho pasos— nos manda callar Austin.

Nos callamos, atentos, a la vez que vemos de reojo como papá entra y se acerca a la cama y se sienta.
Aguanto mi risa cuando Zack, a mi izquierda, y Austin, a mi derecha, extienden con lentitud sus manos para llegar cada uno a una pierna. Cuentan en silencio hasta tres y agarran cada uno un tobillo, haciendo que mi padre grite y pegue un rebote. Me tapo la boca con la mano, sin poder controlar la risa.

—Ya estáis saliendo de ahí, pequeños granujas.

Hacemos lo que dice, arrastrándonos hasta fuera, me peino un poco el pelo cuando me levanto.

—Muy gracioso, pero vosotros dos— me señala a mí y a mí hermano—, estáis castigados, y tú— señala a Austin—, le contaré a tu padre, porque seguro que eres la cabecilla de esta bromita— Austin se ríe sin negarlo.

—Fue unos buenos años.

—Y tanto.

Llegamos al final de la cuesta y me lleva por la derecha. Nos vamos acercando hacia unas vallas que hay colocadas casi al lado del pequeño precipicio.

—Oh, madre mía, esto es súper bonito— admiro, sacando mi móvil para hacer unas cuantas fotos del paisaje y volver a guardar en mi bolsillo el teléfono.

Miro con detalle las vistas, puedo ver el gran lago y el lugar donde pasamos la tarde, mientras está todo rodeado de árboles, y a nuestra derecha puedo ver muy pequeña la casa en la que estamos pasando el verano.

Escucho como el sonido de cuando haces una foto con tu móvil suena en el lugar, miro a Austin, quién tiene en sus manos su móvil y me apunta a mí, vuelvo a sonreír y él hace otra foto, para volver a guardar su teléfono.

—Vamos a hacernos una foto— hablo, después de observar el paisaje, muestro mi móvil y él asiente.

Se coloca a mí lado, agarra mi móvil y pasa su brazo derecho alrededor de mi cintura. Levanto la cabeza para mirarle, él ya lo está haciendo. Siento como presiona un poco más su mano en mi cintura. Austin me mira directamente a los ojos y escucho como hace la foto.

Ninguno de los dos nos movemos, comienzo a ponerme nerviosa y aparto la mirada. Austin me extiende el móvil y voy a la galería para ver la imagen.

Se me corta la respiración y suspiro. Madre mía. Sí nos miramos de la manera que ha salido en la foto ya entiendo por qué Adela me preguntó que si su hermano me gustaba. Noto como quita su brazo de alrededor mía y al momento siento como una sensación de frío donde estaba apoyada su mano.

—La foto es preciosa— le enseño la pantalla, veo como dibuja una sonrisa ladeada.

—Ahora mismo tengo una pequeña necesidad de tener esa imagen en mi móvil.

Sonrío y se la envío por mensaje, escucho la notificación del móvil y veo como escribe con rapidez.

Austincito: Cada vez que veo la imagen, solo puedo notar la intensidad que hay en ella.

Vaya, parece que él también lo ha notado, aunque es normal, es demasiado evidente.

—No me digas que me tienes agregado a como me llamabas de pequeña— se lamenta.

—Oh sí, a saber cómo me tienes tú agendada.

Austin me da su móvil donde aparece el nombre "Morena" arriba en el centro junto a nuestro chat.

—Te gusta demasiado ese apodo.

—Ya lo creo, morena.

Niego la cabeza y subo a mi historia la imagen dónde salimos mirándonos junto con la canción "Ghost of you".

—Venga, vámonos que nos queda otra media hora de camino.

Miro la hora. Las diez y media de la mañana.

—Yo creo que cuando lleguemos ya estarán despiertos.

—Seguramente, me pasa siempre que llego.

Bajamos con tranquilidad la montaña, bostezo.

—No me digas que ahora tienes sueño.

—Para nada— me mira alzando una ceja—. Bueno puede que andar me haya hecho tener un poco de sueño, así que después de comer me dormiré un rato, aunque no tengo ni idea si vamos a hacer algo en la tarde.

—Si tienen preparado algo, iré yo a despertarte, y seré muy cruel— me sonríe maliciosamente.

—Ten piedad de mí Austin Nash— le hago pucheros.

—Me gusta que mí nombre salga de tu boca.

Noto como hay una explosión en mis mejillas que hacen que se tiñan de rojo.

—Eso ha sonado bastante mal.

—¿Ah sí?— susurra cerca de mi oído.

Los vellos de mis brazos se ponen en punta, no quiero reconocer una zona bastante sensible de mi cuerpo también a reaccionado ante él.

—No hagas eso.

—¿Por qué? ¿Te provoco?

—No seas tonto, no provocas nada en mí— miento como una descarada.

Yo procuro no reaccionar ante él e intentar retomar un poco nuestra antigua amistad pero de verdad el no coopera y me lo está poniendo difícil. Solo llevamos una semana juntos, no quiero saber cómo voy a estar en Agosto.

¿Pues como vas a estar? Sí no te gusta vas a estar normal. ¿Acaso te estás llevando la contraria?

No. No me gusta.

Ahora dilo convencida, a mí no me la cuelas.

Suspiro, malditas conversaciones conmigo misma, pareciera que hubiese otra persona dentro de mí.

Técnicamente está la voz interior, es como si tuvieras el ángel y el demonio junto a ti para tomar decisiones. Yo obviamente soy el ángel.

¿Qué te tiene tan callada? Que yo recuerde eres una parlanchina de primeras.

—Nada nada, estoy pensando en mi preciosa cama, cada vez que me la imagino, babeo— vuelvo a mentir.

—Son unos bonitos pensamientos, ¿Va con alguna indirecta o segundas intenciones?

—No seas idiota, no soy una pervertida.

No te lo crees ni tú. Prepárate Austin que es como el aspecto de una lectora. Inocente por fuera, pervertida al 100% por dentro. Y soy testigo de ello, no se controla.

Eso es mentira, con mis ex parejas era muy tranquila.

Tú y yo sabemos perfectamente que no te ponían ni la mitad de lo que te pone Austin.

—Ajá y yo nunca me he pajeado— responde Austin, me sonrojo, avergonzada.

—Eres un muy mal hablado.

—No me acordaba que tú no eres capaz de decir ninguna mal palabra, perdóname Santa Noa.

—¿Santa Noa?

—Sí, a la que le rezo todas las noches.

—¡Dios mío, Austin!

—¿No me digas que acabas de pensar otro significado a lo que he dicho?— me sonríe, inocente.

—¡No!— Sí.

—Ya, claro.

Pongo los ojos en blanco, nos adentramos en el camino que llega a la casa del lago. En un principio, no vemos a nadie despierto, hasta que entramos por la puerta de la izquierda del porche que es donde los encontramos a nuestras familias sentadas en el comedor desayunando.

—Hablando de el rey y la reina de roma— bosteza Adela.

—¿Donde estaban?— pregunta Sarah.

—Me ha llevado a dar un paseo por la montaña— me encojo de hombros, dirigiéndome a la cocina para agarrar un vaso y rellenarlo de agua.

—Ah, eso está muy bien— sonríe ampliamente mi madre.

—Espero que no hayáis hecho nada raro— advierte mi padre.

—¡No!— me avergüenzo.

Austin me mira y me dedica una sonrisa pícara.

—He visto la foto que os habéis hecho, es preciosa— Adela saca su móvil y les muestra a los demás la foto.

—Es muy intensa— susurra Zack cuando me acerco a ellos.

—Es demasiado bella— responden a la vez Sarah y Emma.

Sonrío. Ya se que lo es. Cuando Austin dio para hacer la foto, no me la esperaba porque lo que quedó inesperada. Y me encanta. Aunque no pienso decirlo.

—No sé si tenéis algo pensado para esta tarde, pero yo después de comer necesito dormir.

—Sí, tenemos planeado algo, pero ya lo sabréis luego. Cuando tengamos que prepararnos te despertaremos.

Austin sigue mirándome y esta vez me dedica una mirada nada inocenta.

—Oh, no, ni se te ocurra— advierto.

—Ya sabes que lo voy a hacer igualmente.

Pongo los ojos en blanco.

*******

Noto una imperceptible sacudida en mi cuerpo, pero lo ignoro y me doy la vuelta para quedarme al otro lado de la cama.

—Te dije que iba a despertarte, morena— susurra la reconocible voz de Austin.

Vuelvo a girarme y abro con lentitud los ojos para encararle. Veo que tiene ambos brazos apoyados en la cama y su cara cerca mía.

—Que te den— remarco cada palabra.

—Mientras que me des tú no pasa nada— sube y baja las cejas.

Le doy un flojo manotazo en su brazo derecho. Me incorporo para quedar sentada y me paso por la cara mis manos para despejarme.

—¿Qué hora es?— pregunto.

—Las cinco, ya quieren preparar las cosas para irnos.

—¿Algo en especial que tenga que llevarme?

—El bikini puesto— se señala el su bañador, haciendo que recorra cada zona de él, subo mi mirada por sus brazos y luego vuelvo a mirarle. Austin sonríe.

—Vale.

Me levanto y me dirijo hacia el armario, ignorando su presencia. Busco por los bikinis que me he traído— sí, adelanto que tengo montones de ellos, son mi debilidad—, y escojo uno de mis favoritos.

Lo agarro y cierro las puertas, vuelvo a girarme hacia Austin, quién sigue fija su mirada en mí y ahora está sentado en la cama.

—¿No vas a irte?

—¿Es una obligación?

—Bueno, sí, tengo que cambiarme— muestro el bikini que tengo en mi mano.

—No miro— se termina de tumbar y se tapa los ojos—. ¿Ya?— bufo.

—No.

Me dirijo hacia el baño para encerrarme en él con pestillo. Comienzo a desvestirme.

—¡Eso no vale!— le oigo quejarse.

—Ni en sueños te voy a dejar que me veas desnuda.

Bueno, Noa, eso tú no lo sabes.

Silencio.

No.

—Pero si no iba a mirar— asegura.

—Ya claro y yo nunca...— Callo, cuando me doy cuenta de lo que casi digo.

Y yo nunca he sentido nada por tí.

—¿Y tú nunca...?— escucho como su voz se acerca.

—Nada. Olvídalo.

—Sabes que ahora no se me va a olvidar al momento.

Termino de ponerme mi bikini azul marino, este me hace que suba un poco más mi pecho y se me vea un poco más el culo, pero igual amo este traje, dejo la ropa que me había puesto para dormirme y no llevar puesto la ropa de por la mañana ya que había sudado bastante en el cesto que tiene el baño para la ropa sucia. Abro la puerta y salgo, inmediatamente siento vergüenza— aunque intento no mostrarla mientras que me muevo por la habitación—. Austin me examina con detalle cada parte de mi cuerpo, siento su mirada detrás mía cuando me acerco a la cama y me siento.

—¿Me puedes pasar el vestido que está colgado ahí, en la puerta?— le pregunto, para cortar el silencio.

—Claro.

Veo como se mueve con tranquilidad hacia el lugar que le he indicado. Mientras me voy atando las sandalias.

—Gracias.

Paso la cabeza dentro del vestido, este es de color blanco y deja la espalda al descubierto.

—¿Me lo atas?— le pregunto, levantando mi pelo para que él pueda hacerlo.

Noto como sus dedos recorren con cuidado mi cuello hasta llegar a las dos tiras blancas.

La puerta de mi habitación se abre, dejando paso a Adela y a Zack, quienes parece que les veo casi todo el rato juntos.

—¿Estas lista...? Oh, hola hermanito— Adela entra dentro, dejando la puerta abierta.

—Listo— apremia Austin y alejándose un poco de mí cuando ha terminado.

—¿Qué haces aquí con mi hermana?— Zack se coloca al lado de Adela.

—Tener los honores y ser el primero para despertarla molestándola.

—¡Yo quería hacerlo!— protesta mi amiga, entrecierro mis ojos hacia ella—. No he dicho nada— hace que se cierra con una cremallera su boca.

—¿A qué habéis venido ambos?

—Queriamos decirte que ya todos están abajo esperando.

—Pues vamos.

Comenzamos a salir todos de mi habitación, me quedo atrás para cerrar la puerta y acelero el paso para alcanzarles. Como Adela ha dicho, todos esperan en la entrada, preparados.

—Tardabais mucho— mi padre nos señala a mí y a Austin, levanto las manos.

—Estaba dormida.

—Deja a los niños, que no han hecho nada— le regaña mi madre.

—Aún— susurra muy bajo Adela, le doy un flojo codazo a lo que ella suelta una risita.

Todos nos dirigimos hacia los dos coches. Adela me agarra de la mano y me lleva hasta el coche de Sarah y Peter.

—¡Noa va conmigo!— avisa.

Ambas nos metemos dentro del coche, vemos cómo Sarah y mi madre se dirigen al coche en el que estamos nosotras para luego montarse ellas delante.

—Hoy estaremos todas las mujeres juntas dentro de un coche.

—Y nosotras debemos dirigirlos ya que hemos sido las que han buscado la dirección del lugar.

Sarah arranca el coche, veo como por detrás nos siguen los chicos.

—Tenemos que planear algo nosotras para no estar en casa.

—Claro— me giro un poco para mirar con atención a mí mejor amiga.

—Podemos ir otra vez a la cascada o mirar algún lugar que haya cerca.

—Sí, como algún lugar bonito o algo parecido a el lugar que encontramos donde estaba la cascada.

—Tambien podríamos tener una noche de chicas e ir a comprar antes al supermercado productos de limpieza para la cara.

—Eso estaría muy bien, hace bastante que no tenemos algo parecido—Adela asiente, dándome la razón.

—Noa— me llama mi madre.

Me asomo entre el hueco que hay entre el asiento del conductor y el copiloto.

—¿Qué pasa con Austin?— me mira, curiosa.

—Nada— ¿Ha cambiado algo?

—Se os ve muy juntos desde que vinimos— apoya Sarah.

—Supongo que estamos recuperando la amistad que teníamos de pequeños— me encojo de hombros—. Esta mañana Austin me dijo que estábamos más distanciados— agrego.

Sarah y mi madre se miran, no entiendo cuando ellas lo hacen, es como si con solo verse pudieran comunicarse con la mirada.

—Eso está... Muy bien— termina diciendo Sarah.

—¿Qué pasa?— pregunto.

—Oh, nada, nada cariño— mi madre hace un gesto, diciendo que no tiene importancia.

—¿Y tú Adela?—me reprimo una carcajada, porque ahora mi madre ataca a mí amiga.

—Te toca— susurro solo para que lo escuche ella.

—¿Qué pasa conmigo?

—No te pienses que no nos hemos dado cuenta, hasta puedo apostar que Noa también se ha percatado— creo que ya sé por dónde van los tiros.

—Zack— canturreo, Adela se sonroja.

—No pasa nada con el, me pasa lo mismo que Noa y Austin, recuperando nuestra antigua amistad. Antes éramos un grupo de cuatro ya ahora estamos separados, Noa y yo por un lado, y ellos por otro.

—Eso es verdad, comenzamos a separarnos cuando nosotras comenzamos a crecer.

—¿Y no habéis pensado el por qué?— pregunta mi madre.

—¿Hay alguna razón?— responde Adela.

Sarah le dedica una mirada a Emma, ambas se callan. El resto del tiempo la pasamos cantando las canciones que salen en la radio.

—Enserio, amo tu voz Noa, es preciosa— alaba Adela.

—Amo cantar— confirmo.

—Deberías dedicarte a eso, eres muy buena.

—No creo que eso sea una opción, debo buscar algo más posible para empezar en septiembre y cantar es como un sueño inalcanzable.

Desde el septiembre pasado hasta ahora estuve en un año sabático, ya que no sabía que estudiar y prefería investigar opciones que pudiesen gustarme, pero parece ser que aún no lo he encontrado. Y cantar es un sueño bastante inalcanzable, tampoco es que me hubiese parado a pensar en dedicarme a eso.

—Nada es imposible Noa, y yo creo en tí— asegura.

—Todas creemos en tí cariño— corrige mi madre.

Sonrío, feliz.

—Si ese termina siendo mi trabajo, se dará la oportunidad para que yo pueda mostrar mi voz al mundo.

Sarah aparca en un pequeño parking que hay, recorro con la mirada el lugar. Bajando un poco se puede ver un lago, mucho más grande que el que se encuentra al lado de la casa. Veo que hay mucha gente dirigiéndose al lago.

Salimos las cuatro del coche y vemos cómo papá termina de aparcar a la izquierda del coche. Esperamos a que bajen para que vayamos todos juntos.

—¿Se te ocurre algo de lo que vamos a hacer?— pregunto a mi hermano, quién se coloca a mí lado a la vez que pasa su brazo derecho por mis hombros.

—No tengo ni la más menor idea.

Comenzamos a andar detrás de nuestros padres mientras que nos dirigen hacia donde tenemos que ir. Pasamos por un grupo de chicas que miran con fijeza a mí hermano.

—Esas chicas de mi derecha babean por tí, hermanito.

—Es porque soy un dios griego.

—Me ahogo tu ego me está aplastando— actúo haciendo que Zack se ría.

—Esas chicas nos estaban matando con mirada— Adela se acerca a mí junto a Austin.

—Y tanto— la doy la razón.

Nuestros padres se paran delante de una caseta, ellos comienzan hablar con el señor que los está atendiendo. Veo que a su lado hay un chico joven me mira con fijeza, me incómodo un poco y giro hacia mi amiga y Austin. Este último asesina con la mirada al chico y me mira cuando se da cuenta que lo estoy observando. Levanto una ceja y él se encoge de hombros.

—Bueno— comienza Peter—. Hoy estaremos en un kayak en pareja.

—Me pido compartir con Adela— se me adelanta Zack, él mira a Austin.

—Esta bien— concede Sarah, luego ella y mi madre se gira hacia mí y hacia Austin—. Vosotros entonces iréis juntos.

—Vale— respondemos al unísono.

—Os daremos las chalecos de seguridad por si en el caso de que caigáis en el agua, floteis— habla el chico joven mientras que nos lo tiende a cada uno.

Él comienza a explicarnos con paciencia el uso de los remos y como debemos utilizarlo. Escucho atenta, de vez en cuando noto que posa su mirada en mí para momento después apartarla cuando ve que me doy cuenta. Se acerca a cada uno de nosotros para asegurar que esté bien puesto el chaleco. Soy la última a la que se acerca y sin intentar rozarme más de lo necesario, me abrocha bien las cintas.

Le seguimos hacia unos kayaks naranjas vacíos que hay en un pequeño muelle que está a la par que el agua para poder montar bien. Todos nos deshacemos de la ropa para quedar en bikini y bañador. Austin queda todo el rato. Detrás mía.

Primero montan mis padres junto a Alex— tuvieron que escoger un kayak triple para que Álex no quedase solo—, los siguientes son Peter y Sarah, ellos tienen un poco de complicaciones ya que casi Peter cae al agua a lo que eso nos hace reír, Sarah se tapa la boca con la mano para no reírse. Después de que Zack ayudase a Adela a montar delante de él, nosotros somos los siguientes.

Austin se monta primero con cuidado y se coloca detrás, ya que yo minutos antes se lo había pedido para que me ayudase desde atrás. Se termina de acomodar y gira su cabeza hacia mí. Me siento en el muelle por precaución, ya que me veo en el agua antes de montar en el Kayak. El me extiende su mano derecha.

—¿Lista morena?



Feliz viernes! Aquí tenéis el capítulo 4, este ha sido bastante larguito pero espero que lo hayáis disfrutado.

Contadme qué tal este capítulo <3

Nos vemos el próximo viernes con una nueva actualización.

Twitter: TeenagerWriter_

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro