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•Sign of the times— Harry Styles.
•Moral of the story— Ashe.
Narra Noa
13 de agosto, 2021
Todo está oscuro. Mi cabeza palpita con fuerza, que a cada minuto ese dolor incrementa. Apenas puedo moverme del lugar de donde me encuentro. No hay ni una rendija de luz.
Estoy sentada en lo que siento que es una cama y estoy apoyada en la pared. Me levanto con cuidado y espero unos segundos hasta que el dolor disminuya, sin éxito.
Me levanto de la cama y extiendo mis manos hacia el frente para buscar a tientas la pared e intentar encontrar el interruptor. Unos segundos después ya lo he encontrado. Lo presiono y la luz de la lámpara del techo comienza a iluminarse poco a poco hasta que puedo ver toda la habitación con toda claridad.
Solo puede destacar la cama individual y que el cuarto no tiene una ventana que de al exterior. No hay nada con lo que pueda defenderme. Absolutamente nada.
Me giro hacia la puerta e intento abrirla, pero esta no cede. Me doy cuenta de que tiene una cerradura de llave.
Muevo mis pies en dirección la cama para sentarme en ella. Tengo miedo y estoy demasiado asustada. Además de que tengo dolor de cabeza y no tengo la menor idea de dónde estoy. Lo último que recuerdo antes de despertarme aquí es que iba de camino hacia la casa de Jacob y una voz de hombre me interceptaba por detrás antes de ponerme una especie de toalla para taparme la nariz y la boca.
Miro hacia abajo, a mí ropa, concretamente. Por unos segundos un fugaz pensamiento aparece por mí mente. Pero lo descarto con rapidez. Esa persona no habría sido capaz de ponerme una mano encima, ¿Verdad? ¿Debería de sentir algo? Siento un escalofrío recorrer mi cuerpo. No pienso en ello.
Me fijo en que llevo la misma ropa. ¿Cuánto llevaré aquí? ¿Será de día o de noche? No saber que está pasando y menos donde estoy me tiene en alerta todo el rato.
Agudizo el oído para ver si puedo escuchar algo a mi alrededor. Pero no. Todo esta en absoluto y escalofriante silencio. Es como que si sea donde sea que esté, estuviera sola. Aunque a lo mejor sí lo estoy. Puede que me han dejado aquí a mi suerte para que escape yo sola, aunque no tenga la forma de poder conseguirlo.
Mi mente está trabajando a toda velocidad, no paran de asaltarme preguntas por mi cabeza, por ejemplo quién es ese hombre y por qué ha ido a por mí. ¿Es una broma de mal gusto? Recuerdo a la persona que no paraba de acosarme por mensaje. Es ahora que me acuerdo de ello. Si ha sido ese desconocido, no me puedo creer lo lejos que puede llegar una persona por una obsesión. Si ha sido él, ese desconocido está muy mal para que llegue a hacer esto.
Suspiro y cierro mis ojos, paso ambas manos por mi cara. Todo esto es tan irreal. Como si fuera una pesadilla de la que no puedo escaparme. Es como estar sin estar.
Que bien te explicas, Noa.
Ya sé.
Me vuelvo a levantar de la cama y me muevo alrededor de la habitación para controlar mis nervios. En un impulso, me acerco a la puerta y comienzo a golpearla, aunque sé que es imposible que sirva para algo. Porque creo que estoy completamente sola. O la persona que está fuera de esta habitación está completamente en silencio.
Esto va a acabar consumiéndome.
14 de agosto, 2021
Busco el móvil por todos lados, pero no lo encuentro. La persona que me mantiene aquí encerrada me lo ha debido de quitar.
No puedo sacarme de la mente a mi familia, a Adela, a Austin, a sus padres. ¿Cómo estarán? ¿Me estarán buscando? ¿Se habrá dado cuenta de que no estoy?
No estás sola, Noa.
Estoy demasiado frustrada y agotada. No sé cuánto tiempo llevo aquí dentro ya que ni sé si es de día o de noche. Lo único que tengo la certeza es que estoy demasiado agotada y me niego en rotundo a dormir aquí. Además de que tengo demasiado hambre.
Noa, no estás sola.
Es la segunda vez que una pequeña voz interior me lo dice. Y no sé si eso va con ánimo o de verdad tengo la intuición dentro de mí que me está alertando.
Más bien la segunda.
Tras escuchar eso, al estar completamente en silencio, escucho unos pasos. Inmediatamente paso mi mirada alrededor de la habitación pero no hay ningún sitio donde me pueda esconder.
Antes de que pueda hacer algo, la puerta comienza a abrirse tras haber abierto con la llave. Al instante veo una cara vagamente familiar, que me mira con una escalofriante sonrisa.
—Nos volvemos a ver, belleza.
Al decir esto último, un pequeño flashback me lleva a la vez que fui este verano a la discoteca junto con mi hermano, Austin y Adela. Y donde al quedarnos Adela y yo solas, apareció un chico. Es él.
—Creo que ya has caído en quién soy, ¿Me equivoco?
—¿Tú has estado acosándome todo este tiempo?— intento no tartamudear, pero el miedo que tengo dentro del cuerpo supera cualquier cosa.
—¿Lo dudabas? Aún recuerdo la primera vez que te vi en la discoteca. Moviendo todo el cuerpo al ritmo de la música. Sinceramente, me ha costado un tiempo encontrar dónde estabas viviendo. Aunque tus fotos en las historias me hicieron hacerme una idea de dónde podía encontrarte. No es difícil hallar el lago más grande de la zona. Solo era cuestión de tiempo acertar con la casa.
Me quedo callada, procesando todo lo que me acaba de decir. Esto no puede ser posible. Él continúa hablando:
—Lo he estado pasando muy mal todo este tiempo al ver a ese tío— habla con rencor—, como él sí podía ponerte las manos encima, incluso besarte. No sabes cuánto he deseado estar en su lugar y ser yo quien pudiera hacerte todo eso.
—Estás loco— murmuro, aterrorizada.
—Solo por tí.
Intenta dar un paso hacia mí, pero yo doy otro hacia atrás para poner distancia. No quiero que se acerque a mí.
—¿Cuánto tiempo llevas reteniéndome aquí?
—Este es el segundo día, hoy es 14 de agosto.
«El cumpleaños de mamá»
—Dejame ir, quiero volver con mi familia.
—Yo también soy parte de tu familia, amor.
Mi corazón no para de bombear con rapidez. Estoy demasiado asustada.
—No, solo eres un loco que me tiene secuestrada aquí— alzo la voz, alterándome.
—Te dejaré sola, para que te tranquilices y para que te hagas a la idea de que ahora somos nosotros dos solos.
Comienza a andar hacia la puerta, alejándose de mi. Me pican los ojos y comienzo a ver borroso por las lágrimas que se me están comenzando a acumular.
—Luego te traeré algo de comida, no quiero dejarte con hambre— agrega, antes de salir del cuarto y volver a quedarme sola y encerrada. Como si fuera bella en el cuento de la bella y Bestia.
Esto no es justo. Es surreal. Estoy segura de que mi familia me está buscando. Y para agregar, hoy es el cumpleaños de mi madre y no puedo estar ahí para estar con ella. Si es verdad que ya saben que he desaparecido, debe de estar siendo el peor cumpleaños que ha tenido en mucho tiempo.
Paso mis manos por debajo de mis ojos para secar las lágrimas que están comenzando a caer. Esto es una pesadilla.
Me levanto de la cama cuando vuelvo a escuchar la puerta comenzando a abrirse. No sé cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que se fue. Pero ahora estoy mucho más agotada y muerta de hambre.
Aquel hombre aparece en mi campo de vista junto con una bandeja de comida.
—Buenas tardes, amor— deja la bandeja con la comida en la cama.
Miro a otro lugar, evitando fijarme en él. No quiero verle. Le detesto.
Me arrastro un poco hacia atrás cuando se acerca a mí. No quiero que sus sucias manos me toquen, ni siquiera un leve roce.
—Ya dejarás que me acerque a tí, yo no soy el malo de esta situación, creeme.
Se pone de cunclillas, hasta quedar a la altura de la cama mientras que me mira fijamente
—Eres el único culpable de todo esto.
El chico, cuyo nombre sigo sin saber, sonríe.
—Ya veremos.
Vuelve a incorporarse, y comienza a dirigirse hacia la puerta. Me mira por encima de su hombro antes de salir.
—Come, hace bastante que no le das nada al cuerpo. Es una orden, no quiero matarte de hambre.
Cuando termina de hablar, abre la puerta y sale. Cerrando segundos después la puerta con llave.
Tardo un buen rato analizando la comida. Pensándome mucho en sí comerla o no. ¿Quien no me dice a mí que puede tener cualquier cosa para drogarme y dormirme y hacerme cualquier cosa?
Inspiro y expiro profundamente, controlando el nudo que siento en mi pecho y aguantando las lágrimas que me gritan que quieren salir. Mis manos tiemblan cuando me limpio las primeras lágrimas que comienzan a rodar por mis mejillas.
No puedo con esto. No puedo más. Quiero irme con mi familia, pero estoy atrapada en este pequeño cuarto sin poder ver la luz del día o siquiera ver más o menos a qué hora estoy viendo el sol. Pero todo eso lo tengo descontrolado. No sé cuándo es el día siguiente o si ya es de noche. No sé nada. Y eso me tiene angustiada.
Me paso la mayor parte del tiempo intentando controlar que no me de un ataque de pánico, y lo peor de todo es que tengo que hacerlo sin ayuda de nadie. Porque no tengo a nadie que pueda ayudarme si esto llega a más.
Y la otra pequeña parte me dedico a pensar en qué puedo hacer para poder salir de aquí. La única parte que consigo conservar que no está llorando.
Porque, ¿Qué otra cosa más puedo hacer? Ya que ya no tengo el control de mí vida ahora. Y la única persona que lo tiene no me deja ir, no me deja ser feliz.
16 de agosto, 2021
Escucho como por tercera vez como la puerta comienza a desbloquearse con la llave para ser abierta. Me incorporo y apoyo mis pies en el suelo, mirando fijamente como la puerta se abre poco a poco.
Estoy segura al cien por cien que tengo los ojos hinchados y con unas ojeras bastante marcadas. Pero es imposible no estar en guardia cuando alguien te tiene encarcelada en un algún lugar sin tú poder hacer nada.
Me quedo paralizada cuando una cara que conozco a la perfección me mira con alivio cuando se da cuenta de mi presencia.
—¿Jacob?— mi voz se quiebra y él entra con rapidez al cuarto, dejando medio abierta la puerta.
15 de agosto, 2021
Narra Austin
Hoy hace tres días desde que Noa desapareció. Todos estamos buscandola hasta por debajo de las piedras. Pero no hay ningún rastro de ella más que el teléfono de Noa que encontramos tirado por el camino que da a las demás casas.
Todos estos días en los que ella no está, casi nadie consigue dormir más de siete horas, o incluso menos. Mi hermana y Emma son las que, físicamente, están más afectadas. Sus ojos están hinchados y ambas tienen unas marcadas ojeras debajo de los ojos.
Por otra parte, Alex es el que "mejor" se encuentra, si se puede decir así. Solo entiende que Noa no está a su lado. Y puede estar en triste, reclamando que vuelva ella o simplemente jugando felizmente con sus coches.
Paso mis manos por la cara, intentando poder concentrarme en lo que tengo delante. Ayer me llegó un correo con un primer caso de divorcio que iba a dirigir, y que no me he puesto en ello hasta ahora. Quería adelantar el trabajo pero me está siendo imposible ya que tengo a cada segundo a Noa en mí cabeza.
Suspiro antes de levantarme del asiento y salir de la habitación. Necesito tomar algo con urgencia.
Cuando llego a la cocina, veo como mamá y Emma están haciendo la comida, murmurando algo entre ellas de vez en cuando.
Me acerco a ellas para darle un beso en la sien a cada una. Saco un vaso para rellenarlo de agua. Lo bebo de un trago y me sirvo otro para saciar mi sed.
—¿Ayudo en algo?— les pregunto.
Emma me mira y me dedica una pequeña sonrisa y niega con la cabeza.
—No hace falta, cariño, ves con Zack que está en el salón entreteniendo con Alex.
Hago un leve asentimiento antes de salir de la cocina. Me siento al lado de Zack, el me mira antes de seguir jugando con Alex a los coches.
Alex también me mira antes de levantarse y colocarse en frente mía para tenderme un cochecito.
—Tu también juegas— dice, antes de volver a sentarse en frente nuestra.
Veo como Zack sonríe.
—Tengo un hermano mandón.
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Todos nos encontramos reunidos en la mesa del porche, comiendo. Veo como Jacob anda hacia nosotros.
—Buenas tardes, que aproveche— todos murmuramos un gracias.
—¿Sabes algo nuevo?— pregunto, el niega.
—No, la policía sigue sin encontrar nada, es como si la tierra se hubiera tragado a Noa. Ahora tiene una patrulla moviéndose por esta zona por si acaso.
—Si no la han encontrado ahora por aquí, va a ser difícil ahora aparezca por arte de magia— murmura Zack.
Un pequeño pinchazo recibo en el pecho al escuchar a Zack hablar. No quiero pensar cosas horribles sobre el paradero de Noa y sus condiciones. Y mucho menos imaginar que las condiciones de Noa sean nefastas, y lo este pasando mal. Si es que ella sigue...
Por favor, entiendo tu negatividad, pero tus pensamientos me dan ganas de morirme porque los escucho a cada segundo los tres días.
Perdona, eh.
Perdonado.
Por momentos pienso que estoy perdiendo la cabeza cuando hablo con aquella vocecita que hay en mi mente, y es como si fuera otra persona la que está hablando y no fuera yo mismo.
—¿Donde estás Noa?— murmura Adela, controlando que su voz no se escuche quebrada, aunque no lo consigue.
Tengo un nudo en el pecho cada vez que pienso en Noa. Necesito saber dónde está y si se encuentra bien. Si sigue respirando, si está aquí. Necesito encontrar a la persona que se le ha llevado. Necesito desahogarme con algo. Porque a cada minuto que pasa sin saber nada de ella, se me hace más insostenible la situación. Necesito algo que me mantenga la esperanza de que toda esta situación va a arreglarse y voy a volver a tener a mi morena conmigo de nuevo.
Porque se me hace doloroso pensar que hay la mitad de probabilidades de encontrarla viva, o encontrarla de otra forma o directamente no hallarla.
Porque no quiero vivir sin ella, porque sé que si todo esto acabara mal, yo no podría recuperarme de esto.
Holaaa, ¿Qué tal el capítulo?
Estamos llegando en la recta final del libro y estoy bastante nerviosa de cómo vaya a quedar todo y vuestras reacciones :)
Quiero dar las gracias porque CAA YA TIENE CASI 100K LECTURAS! Estoy demasiado feliz por todo el apoyo que he estado recibiendo estos meses <3
Nos vemos en el siguiente capítulo y el que creo que es el más intenso de todos :P
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