PARTE 1

29 de Junio, 2021

Narra Noa.

Deshago la toalla que tapa mí pelo mojado. Sujeto bien la que mantiene mí cuerpo tapado.

—Dejame un hueco— Adela se asoma.

—Tienes el espejo del tocador— reprocho, ella resopla pero me hace caso.

Queda media hora antes de encontrarnos con Zack y Austin aunque nosotras hemos decidido empezar a prepararnos más de una hora antes.

Agarro el cepillo que guardo en uno de los pequeños cajones que hay en el lavabo para comenzar a arreglar mí pelo. No le dedico mucho tiempo ya que me lo peiné en la ducha. Me acerco un poco más al espejo para pasar mis dedos por las pequeñas ojeras que tengo. Tengo que echarme corrector.
Salgo hacia donde Adela se encuentra maquillándose. La veo concentrada así que no la molesto mucho. Empiezo a sacar lo que voy a utilizar para luego volver al baño.

Dejo todo en el lavabo y vuelvo a colocarme bien la toalla ya que no para de caerse. Es estresante que ocurra todo el rato.

Comienzo por el corrector de ojeras para taparlas por completo. Lo tapo cuando termino y continuo con el eye liner y el rimmel. Pongo varias posturas, observando el resultado. Asiento conforme por cómo me ha quedado. Muevo mi pelo para que no se me ponga en la cara. Destapo el pintalabios rojo para— con bastante cuidado— comenzar a ponerlo. Empezando con el trazo de mis labios y luego rellenandolo. Hago un sonidito cuando los junto para que estén bien pintados. Sonrío, me gusta por el momento como estoy quedando.

—¡Que bella!

Observo a Adela, quien— al igual que yo— ha terminado de maquillarse.

—Tu también lo estás— me lanza un beso.

Dirijo mis pasos hacia el armario, dónde tengo guardado el vestido que me voy a poner esta noche. Lo saco de la percha con cuidado. Agarro también ropa interior que conjunte con el vestido para que no se me transparente.

—Me cambio yo en el baño— avisa Adela, antes de meterse en el interior.

Aprovecho para cambiarme yo con rapidez. Dejo caer la toalla cuando ya me he colocado mí ropa interior. Meto mis pies dentro del vestido y lo voy deslizando hasta que ya he pasado los tirantes por mis hombros. Me coloco el vestido. Es de color negro, liso y se ciñe a cada parte de mí cuerpo para que se vean a la perfección mis pequeñas curvas. Tiene una V en la parte de mis pechos, que llega un poco más abajo de ellos. La longitud del vestido llega por mis muslos. Coloco un poco mí pelo. Me gusta cómo voy.

Me siento en la cama esperando a que Adela salga del baño. Mientras tanto me entretengo con el móvil. Veo fotos de cantantes en las redes sociales, y por un momento puedo imaginarme estando en su lugar. Cantando para miles de personas. Sonrío inconscientemente.

Sacudo un poco la cabeza deshaciendo los pensamientos que no paran de aparecer cuando escucho que la puerta del baño se abre. Adela hace un paso de modelos gracioso. Gira sobre sí y hace el tonto. Su vestido es blanco y ajustado y se ha arreglado un poco las ondas de su cabello. Adela es preciosa y ella lo sabe. Vuelve a cada chico con el que se cruza o charla loco por ella.

Me extiende la mano y la agarro con confianza. Me levanto de la cama.

—¿Qué hora es?— pregunta, comenzamos a salir de la habitación cuando nos volvemos a mirar de qué todo esté correcto.

—Quedan diez minutos para que sea la hora en la que hemos quedado con los chicos.

Cuelgo mí pequeño bolso negro donde he dejado algo de dinero, el móvil y las llaves del coche y de la casa. Nuestros tacones suenan cuando bajamos las escaleras. Nuestros padres nos están esperando el salón. Alex juega con Mila, lazandola una pelota a la vez que ella corre para atraparla.

Agarro un mechón de mí pelo detrás de la oreja. Nuestros padres nos miran y sonríen.

—Estais preciosas— alaba mi padre y los demás asienten.

—No tardarán mucho en bajar los chicos.

Y como si ellos escucharan a mí madre, notamos como a nuestras espaldas carraspean. Adela y yo giramos a la par para ver a ambos chicos con vaqueros oscuros y una camisa blanca. Madre de Dios. Observo cada detalle de Austin, como él hace lo mismo conmigo.

—Que bombones tenemos por aquí, ¿No Austin?

—Si sí, ¿De dónde habrán salido?— le sigue.

Ambas les sonreímos.

—Vosotros no os quedáis atrás— aseguro, Adela asiente.

—¿Nos vamos?— vuelve a hablar Austin.

—Sí.

Nos despedimos de nuestros padres y salimos al exterior para montar en el coche. Se ha decidido que yo era la que conducía el coche de mis padres junto a Adela y que los chicos fuesen el otro por si alguno de nosotros quería irse antes que los demás.

Pongo la música del coche para quitar el silencio. Adela comienza a cantar y a moverse un poco desde el asiento. Yo la sigo el ritmo. De vez en cuando veo en la pantalla para no desviarme e ir por el camino indicado. Sigo cantando la canción, la música no es demasiado alta así que se escucha más mi voz. Siempre que lo hago tengo una sensación de calidez, y esta vez no es una excepción.

So love me like you do, lo-lo-love like you do...

Touch me like you do, to-to-touch like you do...

¿What are you waiting for?

Amo demasiado ésta canción. Doy golpecitos al volante, siguiendo el ritmo.

¿What are you waiting for?

Love me like you do....

¿Debería sentirme identificada con esta canción? Porque sinceramente lo hago, y pienso mucho lo que algunas frases que aparecen y que canta Ellie Goulding. Giro para mirar a Adela.

Me doy cuenta que ella está grabandome y paro de cantar, acobardada. Vuelvo a mirar a la carretera.

—¿Me estabas grabando?

—Para nada— comienza a mensajear y un minuto después centra su atención en mí.

Al segundo recibo una notificación en mí móvil.

—Adela— entecierro un momento mis ojos en su dirección, ella solo me dedica una sonrisa—. ¿Qué has hecho?

—Nada—alarga la primera vocal—. Sólo he mandado el vídeo al grupo de nuestras familias.

Suelto el aire, aliviada. Pensaba que lo había subido a cualquier lado. Y eso la hago saber.

—Jamás haría eso, al menos sin tener tú permiso— asegura.

Mi móvil empieza a sonar con más notificaciones.

—¿Es del grupo?— pregunto.

—Sí.

—¿Qué dicen?

—¿En resumen?— asiento, ella comienza a deslizar el dedo para ver los mensajes—. Tu voz es preciosa, que deberías de apuntarte a algún sitio para que te escuchen y que están orgullosos por esa voz que tienes pero que quieren que se lo muestres al mundo.

Otra notificación.

—¿Han vuelto a escribir?

—No, debe ser de otro chat— se encoge de hombros.

Frunzo el sueño, no me suele escribir nadie ya que en Cold spring solo soy amiga de Adela.

Siempre—desde que fui pequeña—, era de hacer amigos muy rápido pero no eran nada duraderas a comparación de la amistad que tengo con Adela. Cuando entré a la adolescencia me rehuse a hacer amistades con chicas ya que siempre hablaban mal de mí a mis espaldas, demasiado falsas para mí desgracia.

Pero es mejor tener amigos que se cuenta con los dedos de una mano y que sean verdaderos y fieles que tener miles que sean falsos.

Narra Austin.

Escucho como la voz de Noa inunda el coche. Observo su perfil, que esa lo único que puedo permitirme ver ya que es lo que más resalta en el vídeo.

Conozco a la perfección la canción que suena en el vídeo. No tengo ni maldita idea de por qué se acelera mí corazón al escuchar la letra y la bonita voz de Noa.

Ya se lo dije aquella noche cuando salimos a ver el cielo y charlar. Ella tiene talento y merece ser reconocida. Sé a la perfección que conquistaría a cada persona que la escuchase cantar. Tiene una voz tan bonita y perfecta que es capaz de cantar como los ángeles.

—Mi hermana tiene una voz increíble— dice Zack con admiración.

Se nota que quiere demasiado a su hermana y veo que por parte de Noa también es recíproco. La relación entre ellos es tan fuerte, como si tuviesen un vínculo entre los dos. Me encanta verlos juntos.

—Sí, la tiene— coincido.

Zack me lanza una breve mirada antes de volver a la carretera. Antes de montar en el coche habíamos decido que el conduciese a la ida y yo a la vuelta.

Escribo un mensaje a Noa por privado sobre el vídeo que mí hermana ha pasado por el grupo. Me muerdo el interior de la mejilla, intentando no sonreír. He vuelto a ver por segunda vez el vídeo. Esta vez con el volumen al mínimo para que Zack no se diese cuenta. No puedo evitar verlo, es como un vicio verla y escuchar su bonita voz.

—Tengo que preguntarte una cosa y quiero que seas sincero— habla Zack, después de un rato.

—Claro— giro mi cuerpo para mirarlo, apoyando así mí espalda en la puerta.

Él no aparta su mirada de la carretera cuando me hace la pregunta:

—¿Te ha gustado Noa desde antes o es ahora en estas vacaciones? No me mientas, eres un descarado y se te nota desde lejos— Resoplo.

Narra Noa.

Aparco el coche en uno de los parkings que hay cerca de la discoteca. Apago el coche. Agarro el móvil y el bolso para salir. El ambiente es bastante cálido aunque no hace calor en exceso.

Desbloqueo el móvil y veo que la notificación que me ha sonado antes es de Austin. Abro nuestro chat.

Austincito: Tienes una voz que si alguien más te escucha va a quedar prendado de tí, es un aviso morena.

Sonrío.

Yo: Si eso es cierto debería de cantarle a chicos guapos para que queden prendados. Aunque parece que tú eres inmune a mis cantos.

Me atrevo a decir bromeando. Apago el móvil cuando veo que los chicos nos ven y se acercan a nosotras. Veo como Austin está con el móvil, cuando levanta la cabeza para mirarnos me dedica una sonrisa pícara.

—¿Por dónde es?— pregunta mí hermano cuando llega él y Austin a nuestro lado.

—Por aquí— Adela señala la calle que sigue en frente nuestra.

Ella y Zack encabezan la marcha. Bajo un poco mí vestido ya que se había subido más de la cuenta. Austin, a mí lado, guarda sus manos en los bolsillos delanteros se sus vaqueros. ¿Cómo le puede quedar tan bien este conjunto?

—Con que soy un chico guapo— reflexiona en alto, blanqueo los ojos.

—No te lo tengas tan subido Austin, solo bromeaba— intento ponerme seria pero no puedo evitar sonreír.

—Te respondo ahora en vez de enviártelo por mensaje— se acerca a mí, ignorando lo que dije—. Nadie es inmune a tus encantos morena.

Le miro, sorprendida de su respuesta.

—Me alegra saber eso— bromeo, sin saber que más decir.

Llegamos a la entrada de la discoteca. La fila para entrar es algo larga, por lo que nos ponemos al momento para esperar. Observo con detalle mí alrededor. Varias personas se han colocado detrás nuestra. Parece ser que esta discoteca es de las famosas porque no han pasado más de diez minutos y bastantes personas se han puesto por detrás del grupo que está detrás nuestra.

Cruzo miradas con varias personas que esperan en la fila al igual que yo. Aparto con rapidez ya que me da vergüenza hacer contacto visual con alguien que no conozco y también me ha mirado.

Poco a poco vamos avanzando hasta la entrada. Austin, Zack y Adela no paran de charlar de cosas varias aunque no me entero de mucho ya que no me he esforzado en meterme en la conversación.

—Buenas noches— vuelvo a prestar atención cuando estamos delante de los dos vigilantes de la entrada.

—Buenas noches— saluda Adela.

—¿Vais a comprar la entrada o ya la tenéis?— pregunta el otro guardaespaldas.

—No la tenemos, queremos comprarlas— me uno yo.

El guardaespaldas que nos ha preguntado se fija en mí.

—Teneis que pasar adentro e ir a ese lugar de ahí— nos indica un lugar donde puedo llegar a ver a una chica detrás de la barra atendiendo a varios chicos.

—Muchas gracias— le digo cuando nos deja pasar, él solo asiente.

Nos encaminamos hacia el interior, donde hace un momento nos ha indicado. Ya no están el grupo de antes por lo que no tenemos que esperar para comprar las entradas.

—Buenas noches— habla la chica con una sonrisa.

Nos inspecciona a cada uno, fijándose mas en Austin y Zack.

—Hola, queríamos cuatro entradas— hablo.

—Claro.

Pagamos y nos tiende las entradas, nos desea una buena noche y nos indica que sigamos de frente hasta la puerta donde hay mas guardias.

Ellos nos piden las entradas y cuando ya las tienen nos dan una pulsera para entrar y salir cuando queramos en el que solo lo podemos utilizar esta noche.

El interior de la discoteca está llena. La música llega a mis oídos. Está tan alta que si mi hermano, Adela o Austin me hablan no me enteraría. Le gente baila y bebe sin parar. Veo a algunas parejas o desconocidos que se están dando el lote en algunas esquinas. A mí derecha hay una escalera que supongo que es la zona VIP de la discoteca. El lugar solo está iluminado por luces de colores.

Al fondo del lugar alcanzo a ver una puerta doble de cristal para salir a lo que creo que es una gran terraza.

Adela toca mí hombro y me giro para mirarla. Ella señala la barra para ir hacia allí, yo asiento y los cuatro comenzamos a andar.

Me choco varias veces con las personas que andan y bailan. Austin se pone delante mía, haciendo como si fuese mí muro. Agarro su muñeca izquierda para no perderme, el no parece descontento ya que no me aparta. Ahora lo único que puedo ver es la espalda ancha de Austin.

Por fin somos capaces de llegar a la barra. Adela llama a uno de los camareros que están libres y él al momento se acerca a nosotros.

—¿Nos puedes poner dos margaritas y....?— Adela se gira hacia su hermano y Zack—. ¿Qué queréis vosotros?

—Tequila.

—Yo otro.

—Vale— se vuelve hacia el camarero y se inclina hacia él para que lo escuché. Él hace lo mismo—. Dos margaritas y dos tequilas.

El camarero levanta los pulgares y comienza a prepararlo. Mientras doy otro repaso al ambiente. Se nota que la gente está disfrutando ya sea con sus amigos o sus parejas.

Vuelvo a girarme cuando veo que ha dejado cuatro vasos en la barra. Cada uno extiende el respectivo dinero correspondiente y empezamos a beberlo.

Después de un rato y casi toda la bebida tomada Adela me señala la pista y asiento.

—¡Me la llevo a bailar!— grita Adela a nuestros hermanos—¡Hacer lo que queráis por ahí!

Ambas nos terminamos de beber lo que nos queda en el vaso. Me agarra de la mano y tira de mí para que la siga.

Nos metemos en todo el barullo de gente.

Holisss, ¿Qué tal el capítulo?

Quiero dar las gracias porque CAA ya tiene 11k lecturas, sois increíbles <3

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Nos vemos en el capítulo del viernes, ¿Estáis preparados?

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