26 💞 No Hay Distancia
A I D A N
Han pasado dos semanas y aún me cuesta asimilar que Layla está conmigo. Que me perdonó después de contarle con detalle todo lo que hice, ella escuchando atentamente.
Por un momento creí que se molestaría conmigo de nuevo, que se iría. Que lo nuestro terminaría, sin embargo, vaya sorpresa la mía al ella perdonarme y darme una segunda oportunidad y querer seguir estando conmigo. Esta vez no se fue, se quedó a mi lado y lo a hecho todo este tiempo.
Soy afortunado al tener a mi lado a una chica como ella.
Sin embargo, aún me culpo por haberle causado daño y sufrimiento. Más tengo una segunda oportunidad con ella y no pienso fallarle de nuevo.
No más mentiras. No más dolor. No más secretos. No más tristeza.
Quiero estar con ella, hacerla feliz. Cuidar a ese bebé nuestro. Disfrutando cada momento juntos.
A estas alturas ya todos saben mi estado de salud. Mis padres. Layla, mis amigos que después me enteré como lo hicieron. Joshua (Si tienes un amigo como él, es difícil que guarde tus secretos) Aún así, no le guardo rencor. No estoy molesto con él, de cierta forma me ayudó a batallar con eso. Evitar buscar una forma de decirle a todos. No estoy molesto con la recién pareja de casados. Tanto Joshua y Marlin, solo querían ayudarnos. Vernos juntos a mí a Layla y agradezco tener esos amigos. Ya comprendí que es mejor hablar con la verdad, no ocultar nada, aceptar el apoyo que tanto necesito de cada uno de ellos.
Aún me sigue siendo irreal que Layla este aquí conmigo.
No puedo apartar la vista de ella mientras la veo desmaquillarse frente al espejo.
Más de una semana y media y hemos regresado juntos al departamento. Me costó despedirme de mis padres, ellos lo entendieron, pero prefiero estar en mi departamento y más si es con mi chica. Layla gustosa aceptó volver conmigo. Por supuesto, me gané un sermón de parte de sus padres. Una disculpa de mi parte. Un juramento.
Y esta vez pienso cumplir mi promesa. Hacerla feliz y no causarle dolor. No soportaría verla llorar por mi culpa.
Sin dejar de verla, sonrío ampliamente mientras me acomodo en la cama de nuestra habitación y suelto un suspiro.
—Aidan—su voz me hace verla de nuevo—¿Creés que se me nota mucho el embarazo? —me pregunta mientras se da la vuelta.
Bajo la vista en su estómago. Comienza a notarse un poco.
—Un poco Lay, pero te ves tan hermosa embarazada.
—Lo dices porque me amas—baja la vista y apoya su mano en su estómago—Siento que nuestro bebé está creciendo muy rápido. Me veo mal.
—Te ves hermosa Lay
Ella alza la vista fija en mi
—¿Vas a seguir diciendo eso incluso cuando tenga casi los nueve meses de embarazo?
—Lo digo ahora, lo diré siempre. Me gustas así como eres Layla—hago una corta pausa —Recuerda que nuestro bebé está creciendo allá dentro. Vale la pena.
—Ya quiero que nazca y al mismo tiempo me aterra. No sé si seré una buena madre para cuidarlo.
—Lo serás Lay, la mejor
—Lo seremos Aidan. Los dos vamos a criarlo—agacho la vista al escucharla—La doctora nos dijo que vas a vivir muchos años. Vas a verlo nacer, crecer. Los dos te necesitamos Aidan. Vas a mejorar.
Asiento y alzo la vista. La veo acercarse a mí.
—Eso espero Lay, lo que más quiero es poder ver a nuestro bebé y criarlo contigo. Ahora que puedo, quiero pasar todo el tiempo a tu lado.
Layla se detiene al llegar frente a mí. Se inclina y deposita un casto beso en mis labios.
—Mientras sigamos con el tratamiento, eso va a pasar.
Asiento mientras coloco mis manos en su cintura.
Es lo que más deseo. Que él tratamiento funcione. Que el tumor no siga creciendo o simplemente, puedan someterme a una cirugía. Sin embargo, no recibo buenas noticias.
—Esta vez me tienes a mí y no te dejaré solo amor.
—Lo sé Lay y te agradezco por todo lo que has hecho. Por quedarte y perdonarme. No me canso de decir que no te merezco.
Ella niega varias veces
—Deja de culparte Wesley—rie y vuelve a besarme siendo un beso más duradero.
Me quejo al dejar de sentir sus labios en los míos.
—¿Ya te tomaste tu medicamento?
—Ya lo hice —miento
—Aidan...
—Ahora lo haré
Recibo su mala mirada que me causa cierta gracias.
—Tomate tú pastilla—ordena y se aleja. Me veo obligado a bajar mis manos de su cintura— Voy al baño.
Layla se da la vuelta y la veo hasta perderla de vista al ella entrar al baño.
Inflo mis cachetes y abro el buro. Saco mi medicamento que ya estoy empezando a odiar más soy obligado a tomarlo.
Escapé de mi madre, más Layla es igual o peor que ella. Ambas, tienen ese poder sobre mí.
Exhalo aire y saco la pastilla del frasco. La observo en la palma de mi mano dudando.
Siempre que me la tomo, me causa sueño. Dejo de escuchar a Layla y termino vencido por el sueño. Sin embargo, esta vez quiero durar más tiempo despierto con ella.
Desvío mi vista en la puerta por varios segundos y regreso la vista en la pastilla. La regreso al frasco. Guardo rápido el frasco en el buro. Tomo el vaso de agua, finjo beber al escuchar la puerta ser abierta.
—¿Ya te la tomaste?
—Listo—digo al alejar el vaso de mi boca y dejarlo en su sitio.
Noto su mirada analizadora por segundos. Suspira y la veo acercarse a mí. Ya lista para dormir con su pijama puesta.
Layla llega hasta mí, recibo un casto beso en los labios y se sienta en mi pierna mientas mis manos rodean su cintura.
Me gusta tenerla cerca. Sentir el aroma que desprende. Acerco mi rostro a su cuello depositando en casto beso.
—Aidan
Musito y me alejo un poco de ella.
Layla gira la cabeza, siendo un nula distancia de nuestro rostros.
—Tengo miedo
—Nena, el bebé nacerá bien
—No me refiero al bebé. Tengo miedo de perderte. No sé si pueda seguir sola si tú llegarás a...
—Ey, no pienses ahora en eso nena—la interrumpo al notar el cambio de su voz. Noto su triste mirada—no hay que pensar en eso ¿de acuerdo? —guardo silencio al sentir un nudo en mi garganta presente.
Layla asiente y se acurruca conmigo. Recarga su cabeza en mi pecho mientras siento como entrelaza mi mano con la suya.
—Vamos a superar esto Layla. Todo será más fácil si estamos juntos. —hablo inseguro de mis palabras.
Lo que menos quiero es preocuparla más de lo que esta. Aunque finja ser fuerte frente a ella, frente a mis padres, frente a todos. La idea me aterra y desanima al no tener mejorías.
Ambos permanecemos en silencio.
Layla me suelta. Bajo la vista y coloco mi mano sobre la suya. Ambos tocando su estómago.
—A nuestro bebé le gusta tener a su padre cerca.
—Y a mi me gusta tener cerca a los dos—espeto y le robo un beso en la mejilla—a los dos voy a proteger Lay, aunque Presley ya no sea un peligro para nosotros, no dejaré que les pase nada.
Layla se aleja un poco y levanta la cabeza.
—¿Sabés lo de Jack?
—El oficial me llamó para darme la noticia.
—A mi también. Por un momento no lo creí. Si realmente Jack murió en ese incendio, ya todo acabó. No es que le deseé eso pero, ya me tenía harta. Ya no nos hará más daño.
—Asi es nena—lamo mis labios— Ya no más, eso fue un alivio, una preocupación menos para mí al estar lejos de ti.
—Pero ya no pienso alejarme de ti Wesley.
—No quiero que te alejes Bennett. No dejaré que lo hagas.
—¿Vas a detenerme?
Layla coloca sus manos en mis hombros.
—Tal vez pueda detenerte con muchos besos —espeto y empiezo a besarla.
No obstante, Layla me aleja.
Frunzo el ceño al ver su mirada.
—¿Qué pasa? ¿Un antojo?
Ella niega
—¿Estás cansado? ¿Quieres dormir?
—Un poco, pero prefiero seguir un rato así contigo.
La veo sonreír
Layla se levanta. Se medio gira quedando frente a mí. La veo morder su labio inferior y desliza sus manos por mi pecho.
—Aidan, te necesito ¿creés que podamos...?—deja la oración sin terminar. Noto esa mirada perversa en su rostro. Layla se sube a horcajadas de mí y se acerca más a mí.
Paso saliva y coloco mis manos en su cintura.
—Lay, no va a pasar
—Aidan—se queja mordiendo su labio inferior. Se inclina hacia adelante depositando un beso en mi mejilla.
—Nena no quiero lastimarte, estás embarazada.
—Eso no es impedimento
Ladeo la cabeza al querer besarme en la boca.
—No voy a caer
La escucho resoplar
—¿No estrañas que estemos juntos?
Desvío la vista en ella
—Mucho
A sido un tormento todo este tiempo lejos de ella. Sin sus besos, sin sus caricias. Sin esa química.
Nos observamos a los ojos sin ningúno apartar la mirada.
—¿Podemos intentarlo?
Duro en responderle
—Wesley —insiste ella. La veo alzar una ceja.
—De acuerdo, lo haremos. —sonrie ampliamente al escuchar mi respuesta—pero tú vas a llevar el control, no quiero lastimarte nena.
Layla asiente y sin demora me besa. Sus manos inquietas empiezan a bajar y enseguida empieza a desabrochar cada botón de mi camisa. Mis manos empiezan a subir su blusa y continúo hasta lograr quitársela. Ambos terminamos sin esa estorbosa prenda sin ninguno cortar el beso y continuamos ansiosos por seguir...
Que valga la pena la reconciliación.
Quiero demostrarle cuanto la extrañé.
»»Dos meses después««
—¿Estás lista? ¿Segura que no quieres algo de comer, un antojo?
—Aidan, estoy bien—me interrumpe ella y ríe —tranquilo amor, solo vamos a ver a la doctora.
—Solo vamos al ultrasonido de nuestro bebé Layla y esta vez ojalá y podamos saber el sexo. —digo mientras la observo— no puedo estar tranquilo.
—En ese caso, será mejor que yo maneje.
—No voy a dejar que conduzcas embarazada.
—Aidan tú estás muy nervioso
—Puedo hacerlo Lay—inquiero y dirijo mi vista al frente. Sostengo el volante con ambas manos sin ponerlo en marcha.
—Debimos contratar un chófer o pedirle a alguien más que nos lleve. Es obvio que ninguno de los está tranquilo para conducir.
—No, yo puedo conducir—digo y tomo una profunda respiración. Prosigo a encender el auto y giro a ver a Layla. Ella me sonríe, sin embargo, me doy cuenta que está igual de nerviosa que yo.
—Debimos decirle a uno de nuestros amigos que nos acompañen.
—Ellos están ocupados en sus cosas Lay. Alonso en el embarazo de Lizzy, falta poco tiempo para que ese bebé nazca y Joshua y Marlin están ocupados en su vida de casados, Joshua con su Banda... No tienen tiempo. Además, esto lo haremos solos para darles una sorpresa.
—Bieen, solo conduce con cuidado.
—No voy a exponerte al peligro Layla.
Me inclino al igual que ella y le robo un casto beso en los labios. Me separo de ella y regreso a mi lugar.
—¿Estás lista?
—Lista para ver a a nuestro bebé
Asiento, ambos nos colocamos el cinturón de seguridad y enseguida pongo en marcha el auto en dirección al hospital.
...
—¿Te ayudo?
—Puedo sola Aidan
Layla ignora mi mano y baja del auto por ella misma. Cierra la puerta y se cuelga su bolsa en su hombro.
—Me gusta que seas atento conmigo pero a veces exageras. Estoy bien Aidan.
—No quiero que te pase nada a ti o al bebé.
No estoy exagerando
Bueno, tal vez un poco
Ella niega y se acerca a mí.
—Sera mejor que entremos, la doctora nos espera —me da un corto beso y se aleja.
Suspiro, tomo su mano y juntos avanzamos hasta la entrada del hospital.
...
Veo a Layla hablar con una enfermera mientras me dedico a esperar, en calma a una cierta distancia de ella. La veo despedirse de la enfermera y se acerca a mí.
—Listo, podemos entrar
—Ya era hora—digo tratando de calmar mis nervios.
No es la primera vez que acompaño a Layla a sus consultas, desde que estamos juntos de nuevo, cada mes la acompaño. Sin embargo, esta vez es la más importante. La más esperada. La doctora nos asegura que esta vez podemos saber el sexo del bebé y eso es el motivo de estar así.
La sigo, me dejo guiar por ella por ese pasillo hasta llegar al consultorio de la doctora Milson, la encargada de cada consulta con Layla. Somos recibidos por ella y ambos entramos a su consultorio.
—¿Están listos los dos para ver a su bebé?
—Eso creemos doctora—responde Layla por mi.
De mi parte, me limito a guardar silencio sin soltar la mano de Layla.
—Bien, ahora comenzamos. Layla, ya puedes acomodarte.
Ella gira a verme, me da un beso en la mejilla y me veo obligada a soltar su mano.
Permanezco en mi lugar mientras veo como Layla se acuesta en una pequeña camilla mientras escucha las indicaciones de la doctora y la veo a ella preparar todo.
—Aidan
Enfoco mi vista en Layla al escucharla.
—Acercate, te necesito junto a mi.
—Claro nena
Avanzo hasta llegar junto a ella y tomar su mano. Le doy una sonrisa y la doctora inicia con el chequeo. Observo cada uno de sus movimientos, veo como empieza a mirar en el monitor donde podemos ver al bebé. Ese aparato empieza a moverse por el estómago abultado de Layla. Ambos con la vista fija en la pantalla.
—Mira Aidan, es nuestro bebé... —la escucho decir a ella con emoción.
Asiento sin lograr articular palabra. Me dedico a ver la pantalla notando varias manchas, indentificar la forma de nuestro bebé y como va creciendo.
Es un sensación difícil de explicar.
—Todo indica que su bebé está creciendo muy bien, está saludable.
Escucho con atención a la doctora.
—Doctora, ¿ya podemos saber que va a ser? —le pregunta Layla. Es la misma pregunta que me he formulado más no me animaba a preguntar —todos desean que sea niña.
—Lay, sea niña o niño está bien. Aún así lo vamos amar mucho.
Ella gira a verme y asiente.
—Bueno, llegó el momento—la doctora hace una pausa desesperante—Van a tener una hermosa niña.
—¡Lali! —Layla emite con emoción y gira a verme—Será niña amor.
—Si, lo acabo de escuchar. Al parecer, el deseo de mi madre se cumplirá—digo, me inclino hasta ella y depósito un corto beso en su frente.
—Un momento, esto no lo había visto.
Me alejo al escuchar hablar a la doctora.
—¿Qué pasa doctora?
—¿Algo está mal con nuestra hija? —le pregunta Layla con preocupación en su voz.
La doctora continua viendo la pantalla.
—Su hija está bien pero aquí hay algo que no había notado antes—dice haciendo una corta pausa.
Ambos nos observamos con la misma preocupación si son malas noticias.
—No sé si les sean malas o buenas noticias —continua hablando la doctora captando nuestra atención— Les informo que no van a tener un solo bebé—gira a vernos y nos sonríe— Felicidades, tendrán mellizos.
Shock total
Pestañeo varias veces
"Creo haber escuchado mal"
Giro a ver a Layla, en ella la sorpresa en su mirada. Le cuesta reaccionar al igual que yo.
La veo suspirar y se dirige a la doctora.
—Doctora, ¿está segura?
—Si Layla, no hay equivacion. Tendrán dos bebés.
—Oh—emite y deja de verla. Mira por última vez el monitor y posa la vista al techo dejando caer su cabeza sobre la camilla. Dura varios segundos y gira a verme.
—Aidan... ¿es–escuchaste eso? ¡Dos bebés!
Asiento varias veces.
Tomo una profunda respiración y retrocedo un paso mientras paso mis manos por mi cabello. Observo a la doctora, a esa pantalla y termino en Layla.
—¡Es una increíble noticia!
Avanzo de nuevo hasta ella y sin darle importancia al lugar, a la presencia de la doctora, la beso.
—¡Dos bebés nena! —digo al alejarme.
En ambos, la felicidad, la sorpresa ante maravillosa noticia.
Tiempo después...
Aparco el auto cerca del edificio. Lo apago, me quito el cinturón de seguridad y giro a ver a Layla. En todo el camino se la a pasado en silencio sin dejar de ver esas fotos de nuestro bebés.
—Lay, ¿estás bien?
—Si—gira a verme—Es solo que aún me cuesta asimilar la noticia que recibimos. Me cuesta creer que dentro de mí están creciendo dos bebés y es... —suspira—Ahora más que nunca tengo más miedo.
—Lay, los bebés están bien. La doctora nos explicó, están creciendo muy saludables.
Ella asiente y desvía la vista al frente.
—Te das cuenta Aidan, queríamos una niña y ahora, somos bendecidos con dos bebés.
—Y uno de ellos, será niño—inquiero— Lali y... Ni siquiera habíamos pensado en un nombre para niño.
—Yo estaba segura que sería niña.
—Creo que te has equivocado.
Me inclino a ella y coloco mi mano en su estómago.
—Ahora entiendo mis raros antojos, como es que estoy subiendo de peso muy rápido... —Layla baja la vista—.ñ Ahora tendré que cuidar a dos bebés.
—Vas a tener mi ayuda Lay.
—Si, pero tú no vas a tenerlos.
No evito soltar una risa. Enseguida Layla gira a verme.
—Ey, no es chistoso
—Lo siento nena es que es divertido tu cara. A ambos nos tomó por sorpresa tal noticia.
Su molestia desaparece y medio sonríe.
—Aun así estoy feliz
—Yo también nena
Alejo mi mano de su estómago y observo al frente.
—Tendremos que darle la noticia a todos. Será una sorpresa.
—Lo haremos —giro a verla— Tuvimos que invitarlos hoy, de hecho, en unas horas vendrán al departamento.
—Creo que nos apresuramos en avisarles que iríamos a ver a la doctora. Que nos revelarían el sexo del bebé.
—De dos bebés. —espeto causando una sonrisa en ella—vamos nena, podemos con esto—le robo un último beso y ambos bajamos del auto ansiosos de darles una sorpresa a todos.
...
Esperamos en el departamento a que nuestros invitados lleguen, todos confirmando que vendrán. Layla se encuentra sentada en el sillón viendo en dirección en la puerta.
Dejo de verla y observo alrededor.
—¡Aídan!
Reacciono al escuchar mi nombre viniendo de ella.
—¿Qué pasa? ¿Te sientes mal? ¿Quieres algo?
—Estoy bien, no quiero nada —ella se pone de pie y se acerca a mí— es solo que te quedaste muy pensativo ¿Aún piensas en la noticia de que vamos a tener mellizos?
Niego
—Creo que eso ya lo estoy asimilando. —digo y tomo su mano al llegar ella hasta mi— estaba pensando que sería bien que nos mudaramos. Que compremos una casa, este departamento es muy pequeño para nuestros bebés, es poco el espacio para verlos correr.
—Okey, te estás apresurando. Aidan, serán bebés, muy pequeños y para que corran, faltarán años. No hay problemas que nos quedemos aquí.
—No entiendes Lay, no quiero vivir siempre en un departamento. Quiero una casa para ambos, para nuestros hijos.
—Lo entiendo Aidan, todo a su tiempo ¿de acuerdo?
La miro segundos
—Tienes razón. Lo primordial en ahorrar para cuando nazcan los mellizos.
—Y en tu cirugía—la escucho decir.
Asiento aunque estoy inseguro de que eso sucederá. Layla tiene más esperanzas a que eso suceda.
—Debo conseguir un trabajo—digo cambiando de tema.
—Puedes hablar con el director
—No, no me va a aceptar de vuelta. Fui muy grosero con él, irresponsable. No valoré la oportunidad que me dió y solo renuncie—suspiro— Buscaré otro trabajo aunque no sea de maestro. En éste tiempo, es difícil que soliciten un maestro suplente.
—Eres un buen maestro Aidan. Alguien se dará cuenta de eso.
Le sonrío.
—Ahora, no creo que sea el momento para que trabajes. Tu salud Aidan...
—Estoy bien. Puedo hacerlo nena. No quiero que te falte nada a ti o a nuestros bebés.
—Podemos pedirle ayuda a nuestros padres.
Niego enseguida.
—No me gusta depender de ellos. Quiero salir adelante solo.
—Pero Aidan...
—Pero nada Lay, dame la oportunidad. Si no encuentro nada, yo mismo hablo con ellos ¿de acuerdo?
Ella asiente rendida.
—Si quieres, puedo trabajar. Pedirle a Emilia que me dé una segunda oportunidad para trabajar en la cafetería y ...
—No, no voy a dejar que trabajes Lay, es riesgoso por tu embarazo.
—Aidan no empieces con eso.
Resoplo
—Escucha, no quiero que te preocupes por eso, okey. —la tomo de las mejillas con ambas manos. Su molestia disminuye y medio sonríe.
—Bieen
Le sonrío.
—Te amo —le digo.
—Yo te amo más.
Termino por besarla.
Sin embargo, somos interrumpidos por un golpe en la puerta.
Dejo de besarla y me alejo de ella. Bajo mis manos y las coloco en mi cintura.
—Llego la hora...
...
Así como lo deduje, todos están reunidos aquí en nuestro departamento. Poco tiempo se demoraron en estar todos presentes aquí. Nuestros padres, nuestros amigos. Impacientes por la noticia.
Me acerco a Layla y la abrazo por atrás. Recargo mi barbilla en su hombro sin antes robarle un beso en la mejilla.
Todo esto parece un deja vú.
Les pedimos silencio y enseguida, obtenemos su atención.
—Y bien, ya díganos que será. No nos tengan así—pide Marlin y todos la apoyan.
—Tranquilos, les vamos a decir que es. —habla Layla logrando su silencio—. Nuestro bebé ya se dejó ver y será una niña.
—¡Niña! Ahhh, lo sabía. Sabía que sería Lali—inquiere mi madre con emoción.
—Madre, aún no te emociones que tenemos otra noticia que decirles.
Ella asiente.
—No nos digan que el embarazo de mi hija tiene complicaciones.
—No mamá, nada de eso—le dice Layla y gira a verme.
Asiente y regresa la vista al frente.
Observo a cada uno y me armo de valor para decir:
—Vamos a tener mellizos. Nuestra hija tiene un hermanito creciendo con ella.
Silencio total.
Miradas de sorpresa en cada uno de los presentes. Justo como imaginé.
—¡¿Dos bebés!? —espeta Marlin y se pone de pie.
—Woo eso sí no me lo esperaba amigo.—me dice Joshua.
Mi madre se pone de pie y cubre su boca con sus manos.
—Gracias—dice al bajar sus manos—. Es una maravillosa noticia, muchas felicidades hijo, Layla —suspira y gira a ver a mi padre—Harold, lo escuchaste. Nosotros que tanto queríamos tener un nieto y ahora tendremos dos.
—Lo escuché Marisol, nuestro hijo nos sigue sorprendiendo. Ahora tendremos una nieta y un nieto al mismo tiempo.
Mi madre regresa la vista en nosotros sin dejar de sonreír.
Recibimos las felicitaciones de cada uno de nuestros amigos. De mis suegros que aún asimilan la noticia.
Les sonrío y me alejo de Layla.
—Ahora vuelvo—le susurro en el oído.
Ella asiente y rápido me dirijo a nuestra habitación.
Me demoro poco tiempo y regreso con ellos con el sobre entre mis manos. Llego junto a Layla, ella siendo invadida con tantas preguntas y pasan distintas manos por su estómago.
Carraspeo y me coloco a su lado.
—¿Quieren ver la foto del ultrasonido?
—Por favor
—Yo quiero ver esos bebés
—Yo seré la primera
—No, yo porque entre embarazadas nos entendemos.
—Nosotros somos sus abuelos, tenemos más derecho.
—No, Layla es mi hija y yo seré la abuela favorita.
Niego al escuchar a cada uno.
Giro a ver a Layla que se mantiene con una amplia sonrisa.
—Fue una gran sorpresa para todos. —la escucho decir y recarga la cabeza en mi hombro.
—Lo fue para todos —respondo sin dejar de verlos.
Suspiro y bajo la vista en el sobre.
Sin poder evitar una sonrisa en mi rostro.
Parece irreal todo esto.
Que ahora estemos juntos. Felices por el esperado nacimiento de nuestro bebé... Corrijo, nuestros bebés. Siendo ellos y Layla, lo más importante para mí.
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CONTINUARÁ...
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