16 💞 Culpable
A I D A N
Empiezo a despertar, logro abrir mis ojos poco a poco notando la ausencia de Layla del otro extremo de la cama. Veo que esa almohada sigue en su lugar, en el centro, la responsable de no pasar ese limite autorizado por ella.
Pestañeo varias veces y me acomodo en la cama quedando boca arriba, con la vista fija en el techo.
Enseguida un dolor insoportable de cabeza me invade, siento la boca reseca, no logré dormir bien tan solo por el hecho de no poder abrazar a Layla, respetando su desicion. Me acostumbré tanto a eso, sentirla, dormir muy abrazado de ella que no haberlo conseguido me irrita.
De pronto cada uno de los recuerdos de anoche me invaden. Nuestra discusión, nosotros en ese baño.
Fue una estupidez de mi parte querer arreglar las cosas con Layla cuando no estaba cien por ciento bien, que lo único que conseguí fue empeorar la situación.
Con esfuerzo me incorporo en la cama. Me veo a mi mismo con la misma ropa puesta de anoche. Ni siquiera pude cambiarme.
Recargo mis manos sobre el colchón y observo alrededor.
—Lay—carraspeo—Nena, Layla.
No recibo contestación.
Suspiro y desvío la vista viendo el reloj del buro.
No es tan tarde y se me hace raro que Layla se haya levantado tan pronto.
"Lo hizo para ya no seguir más contigo"
Ignoro mi voz interna y llevo una mano a mi cabeza. Hago masajes en mis sienes.
Deseo que el dolor disminuya. Deseo poder arreglar las cosas con la chica que amo.
...
Después de hacer mi rutina matutina, termino por bajar por las escaleras. Sin ver la presencia de alguien en la sala, solo escucho unas voces que provienen de la cocina y sin dudar, me dirijo hasta allá.
Apenas entro captando la atención de mis padres y guardan silencio al igual que Layla dejando su conversación sin terminar. Mi esposa está sentada en la silla, dándome la espalda.
—Buenos días—pronuncio
—Buenos días hijo
Solo recibo contestación de mi padre.
Mi madre en silencio me observa, sin poder descifrar su expresión.
La más acertada es que siga enojada conmigo y me espere un buen regaño de todos.
Y sinceramente, lo merezco.
Giro a ver a Layla, deseando al menos tener un saludo de su parte, sin embargo, ella se mantiene en silencio.
Rendido me adentro a la cocina y me acerco hasta la mesa, marcando distancia con Layla.
—El desayuno ya está listo, siéntate y come—es lo único que me dice mi madre.
Obediente me siento en la silla. Quedando justo al lado de Layla, ella sin verme. Sabe perfectamente ignorarme cuando quiere y de cierta forma, su rechazo me duele.
Noto a cada uno con un plato de comida frente a ellos. Mi madre sin mencionar nada se encarga de dejar un plato frente a mi con una taza de café y me confunde ser el único en beber café mientras todos tienen un vaso de jugo.
—Gracias madre, aunque no tengo hambre.
Ella apoya su mano sobre la mesa.
—Vas a comer todo eso Aidan, no me tienes tan contenta.
Dejo de verla y agacho la vista.
—Debiste pensarlo dos veces antes de beber de esa forma, ya sabías que al día siguiente sería peor con la resaca.
"Creeme madre, ahora lo sé"
Ante mi silencio, ella continúa:
—Iré a traerte una pastilla —me avisa y la veo darse la vuelta
Suspiro al verla irse y apoyo mis brazos sobre la mesa, mis manos colocadas en mi cabeza.
—No volveré a beber de esta forma, no soporto el dolor.
—Ya estas demasiado grandecito Aidan. Ya sabes lo que haces apesar de las consecuencias que ocasionen sus acciones—me dice mi padre mientras aparta su periódico — Aún así sabes que tu madre siempre te va a tratar como un niño, que de cierta forma así te comportaste anoche y lo mereces.
—Lo sé —me limito a decir.
Mi padre vuelve a prestar atención en su periódico.
Desvío la vista en Layla mientras la veo comer en silencio.
—Aqui tienes hijo —la voz de mi madre me hace girar y verla frente a mi.
"Que rápida"
Me entrega una pastilla, la acepto sin rechistar.
Ella se encarga de llenar un vaso de jugo.
—Solo una—espeto
—Solo es una pastilla Aidan. —me dice mi madre y me entrega el vaso de jugo.
—Voy a necesitar otra para disminuir más rápido el dolor de cabeza.
—Solo es una pastilla Aidan, dos puede hacerte daño. Tendrás que esperar a que haga efecto y soportar el dolor hijo. Que esto sea una lección.
Bufo y me tomo la pastilla con ayuda de un poco de jugo.
—Creeme que ya aprendí la lección de la peor forma.
Bajo el vaso, lo dejo sobre la mesa y le doy una rápida mirada a Layla.
—Ahora come, necesitas energía
—Solo quiero volver a la cama —me dirijo a mi madre.
—Lo harás después de comer y arreglar ciertos asuntos—resalta lo último viendo a Layla. Regresa la vista en mi.
Ella me sonríe
Su molestia conmigo disminuye y la veo alejarse hasta regresar a su lugar con mi padre.
Ellos continúan comiendo en silencio. De mi parte sin probar bocado. Sin apetito, solo un dolor de cabeza que empeora mi humor.
—El desayuno estuvo delicioso señor Harold—de pronto escucho la voz de Layla.
La veo limpiarse la boca con una servilleta, su vista fija solo en mis padres.
"Eso debería decirme a mi"
—Gracias Layla, tuve un poco de ayuda de mi amada esposa.
—Y yo soy tan afortunada para lograr que me prepare el desayuno. —responde mi madre.
—Hacen un bonito matrimonio, al contrario de otros—la escucho decir.
Musito y clavo la vista en mi plato.
Si esta fuera otra situación, aseguro que obtendría muchos besos matutinos de Layla, risas, me permitiría abrazarla. Todo sería mejor que este incomodo silencio con ella.
Escucho a mi padre carraspear
—Bueno, nosotros tenemos cosas por hacer, Marisol vamos al jardín —oigo decir a mi padre.
—Si, tenemos cosas importantes que hacer. Los dejamos solos, provecho.
Niego al escucharlos
Los conozco perfectamente para entender que eso solo es una excusa para dejarme a solas con Layla y solucionar esto.
—Aidan
Alzo la vista viendo a mi madre.
—Provecho, come y hablen —hace un ademán de cabeza señalando a Layla.
Me limito a asentir.
En mi cabeza, creando posibles modos de disculpa, palabras. Siendo más difícil de lo que creí.
Ellos se despiden de Layla y los veo marcharse, mi padre llevandose su periódico.
Pasan varios segundos hasta ambos quedar por completo solos.
Giro a ver a Layla.
Ella bebe de su jugo hasta terminarlo y lo deja sobre la mesa.
—Tenemos que hablar nena
Layla se levanta, toma su plato y vaso vacíos.
—No tenemos nada de que hablar—dice y la veo irse en dirección al fregadero.
Sin perderla de vista, observo sus movimientos.
—Lay sabes que si tenemos que hablar—hago una corta pausa—de lo ocurrido anoche. No me digas eso cuando debemos solucionar esto.
—Aidan de verdad no quiero escucharte.
Se da la vuelta y se cruza de brazos.
—Sé que me comporte como un imbécil, creeme que aprendí la lección. Lo que hice solo ganó tu rechazo, que terminaramos enojados, recibir el regaño de mis padres. Te juro que no dormí bien por no poder abrazarte y sumale este dolor de cabeza insoportable.
—Te lo mereces
Nos observamos fijamente.
—Me lo merezco—menciono y humedezco mis labios—Me arrepiento de todo Lay, quiero solucionar esto, que estemos bien y todo regrese como antes. No me gusta estar enojado contigo.
Layla baja sus brazos y se acerca a la mesa. La observo mientras ella sin mencionar nada, recoge los platos de mis padres y los lleva al fregadero.
—Lay di algo por favor
—Dije que no tengo nada que hablar. Ya te lo dije todo ayer—dice al regresar hasta mi.
Suspiro y paso mis manos por mi cabello varias veces.
—Layla estoy haciendo un esfuerzo para estar bien contigo, solucionar lo nuestro. Ni siquiera encuentro las palabras correctas para obtener tu perdón, ¿qué quieres que haga? ¿Qué quieres que te diga?
Layla vuelve a cruzarse de brazos y desvía la vista.
—Lay...
—Solo come Aidan, no lograrás tan fácil que te perdone.
Sin rechistar, asiento.
Poso la vista en mi comida y tomo la cuchara.
Veo a Layla de reojo quitar la jarra de jugo y verme expectante. Sin darle importancia llevo la cuchara a mi boca. Apenas mastico varias veces cuando hago una mueca y me obligo a pasarlo por mi garganta sintiendo la sensación ahí.
—Esto está muy picante —digo mientras me quejo.
—Bebe café—la oigo decir.
Hago otra mueca y tomo la taza. Soplo un poco y bebo un trago. Sin embargo, lo picante aumenta obligandome a dejar la taza en su lugar y maldecir.
Rápido me levanto de la mesa.
—Dame agua Lay—me muevo de un lado a otro, juro que en este momento lagrimas salen por si solas de mis ojos, incluso siento una capa de sudor en mi frente—Layla.
Ella se mantiene quieta, disfrutando la situación.
—Nena por favor
—Mmm, te servire un poco de jugo
Asiento desesperado
Para mi mala suerte, Layla dura más de lo esperado.
—Layla la boca me arde
—Ya voy
Se dedica a llenar el vaso con calma.
—No entiendo porque mi padre... hizo el desayuno muy picoso.
—Tu padre solo cocinó nuestro desayuno, yo me encargué del tuyo.
Guardo silencio mientras la miro con detenimiento.
—¿Tú? ¿Por qué Layla...? —guardo silencio un momento. Sin dejar de verla continuo—Lo hiciste a propósito.
—Tal vez
Se encoge de hombros y bebe de mi vaso.
—Layla
Me quejo y trato de arrebatarle el vaso. Ella niega y lo aleja de mi alcance al igual que la jarra.
—Entonces beberé agua
Camino directo al refrigerador. Sin embargo, Layla se interpone en mi camino divertida.
—Layla por favor esto no es divertido. —bufo—¡Bien! ¿Qué es lo que quieres escuchar? ¡Qué lo siento! ¡Pues lo siento, sé que me comporte como un imbecil anoche y no debí beber de esa forma! ¡Me arrepiento de todo lo que hice, de como me comporte contigo, no merecías ese trato! ¡Lo siento Layla! ¡Ya no sé que hacer para que me perdones! —hago una pausa mientras limpio las lágrimas de mis mejillas y sorbo mi nariz— Perdoname.
Ella guarda silencio.
Veo sus movimientos y me entrega el vaso de jugo que sin dudar acepto y le doy un trago desesperado hasta terminarlo y disminuir el picante en mi boca.
—Lo siento nena
Layla niega y la veo avanzar a la salida.
Confundido la sigo hasta lograr alcanzarla, la detengo con mis manos en sus hombros.
—¿No vas a decir nada después de esto?
—Aun sigo enojada contigo Aidan
La suelto y me alejo un poco de ella.
—Me rindo, ya no sé que más hacer. Yo traté... —agacho la vista unos segundos—no puedo, no puedo Layla. —alzo la vista viéndola— será mejor que vaya a trabajar, no solucione nada contigo.
Me doy la vuelta, avanzo a la salida hasta salir de la cocina.
—Aidan espera. —sigo avanzando—. Aidan no puedes irte, no vas a ir a ningún lado.
Me detengo de golpe y me doy la vuelta. Veo a Layla de pie en el marco de la puerta.
—¿Por qué no? De todas formas no quieres perdonarme. Si me quedo...
—Es domingo—me interrumpe— No puedes irte a trabajar porque hoy no trabajas, ¿lo recuerdas?
Pestañeo varias veces.
Sin mencionar nada, me dedico a avanzar hasta ella.
—Tienes razón—me limito a decir.
No obstante, me sorprende más al escucharla reír.
Frunzo el ceño al verla
—¿De qué te ríes?
—De ti, bueno de esto —Layla deja de reír y suspira—Me gustó lo que me dijiste, aprecio tu disculpa y tienes mi perdón. Solo estaba jugando contigo Aidan, solo quería que sufrieras un poquito. Yo planeé sobre el desayuno, quería darte una lección que no olvidaras por el hecho de tratarme de esa forma ayer, de comportarte como un imbécil en el baño. Espero que hayas aprendido la lección y que no vuelva a ocurrir.
—Lay... —corto la distancia que nos separa y me detengo a ciertos pasos de ella— no volverá a pasar.
—Eso espero, te confieso que anoche te desconocí. No es la primera vez que te veo beber alcohol pero si de esa forma y sumale tu mal comportamiento. Me doy cuenta que no conocía esa parte de ti, a pesar de todo el tiempo de estar juntos. Me asusté un poco, quería ayudarte y reconozco que me enojé y los dos empeoramos la situación.
—No volverá a ocurrir, lo siento, lo siento tanto nena. Ese Aidan no volverá—hago una corta pausa— ¿entonces me perdonas? —Layla asiente— No vuelvas a castigarme de esa forma.
—Y tu no vuelvas a comportarte de esa forma Wesley, aunque aún le debes una disculpa a tus padre y al resto de nuestros amigos, más a Joshua y Mar.
—Lo sé, después me disculpo con ellos así tenga que aceptar escuchar sus reclamos, los regaños de mis padres. El reclamo de Marlin, me va a odiar. —ambos reímos.
Guardo silencio.
Levanto mi mano y acaricio su mejilla.
—Te juro que fue cierto todo lo que dije. No dormí bien por no abrazarte. —le digo y bajo mi mano.
—Yo tampoco—Layla deja un cadejo de su cabello detrás de su oreja.
—Entonces, ¿estamos bien? —le pregunto.
Layla sonríe ampliamente y asiente.
—Ven aquí Wesley.
Extiende sus brazos. Sin dudar, corto la distancia y la abrazo refugiándome entre sus brazos, apoyando mi barbilla en su hombro.
—Te amo Bennett, te amo tanto—repito sin querer soltarla.
Disfrutando de este abrazo y la reconciliación.
Al día siguiente...
Tengo el tiempo en mi contra. Voy retrazado al instituto tan solo por quedarme un rato más acostado con Layla. Se me hace difícil levantarme cuando ella está conmigo, tenerla entre mis brazos sin ninguno de los dos acceder y levantarse.
Por un momento, dude en venir a dar mis clases. Sin embargo, el Aidan responsable me obligó a venir.
Me gusta estar con mi chica y más después de estar bien. Arreglar nuestra pequeña discusión, pero también me gusta ser responsable con mi trabajo, dar clases en ese instituto, ser un buen profesor para mis alumnos. Ser un buen ejemplo, olvidando ser ese Aidan de antes. No quiero que ese Aidan de antes regrese.
Rápido hice mi rutina, desayuné, me despedí de Layla y de mis padres hasta llegar a mi auto y entrar.
Me acomodo en mi lugar, dejo el maletin a un lado y me coloco el seguro.
Observo la hora en mi celular.
Maldigo y lo vuelvo a guardar en mi bolsillo. Con prisa pongo en marcha el auto en dirección al instituto.
(...)
Con cinco minutos de retraso llegué al salón. Rápido saludé a mis alumnos impacientes y di por comenzada la clase de hoy.
—Todos a la página 45 por favor —ordeno y apoyo mi mano debajo del libro mientras sigo explicando el tema de hoy. Avanzo por el salón, este en silencio, logrando la atención de cada uno—todos va a anotar lo que escriba en el pizarrón y después les explicaré el ejercicio que harán.
Me dirijo hasta el pizarrón. Al llegar me detengo, tomo un plumón y sin soltar el libro empiezo a escribir en el pizarrón. Mi vista va del libro al pizarrón mientras anoto cada palabra.
No obstante, dejo de escribir y hago una mueca al sentir una punzada en la nuca. Cierro los ojos un momento y los vuelvo a abrir.
—¿Profesor Wesley se encuentra bien?
Logro escuchar una voz de uno de mis alumnos.
—Si, si estoy bien —miro el pizarrón, apenas logré escribir dos renglones—. Sigamos con la clase—digo y continuo escribiendo.
Apenas termino de escribir un párrafo cuando me detengo. Siento un líquido espeso bajar de mi nariz, rápido cierro el libro, dejo el plumón cerrado en su lugar y llevo mi mano a mi nariz. Mis dedos tocan cierto líquido, bajo mi mano y observo dos de mis dedos manchados con sangre.
Me cubro tratando de limpiar la sangre.
—Ahora regreso, voy al baño, terminen de anotar lo que está en el pizarrón.
Dicho esto y avanzo a la salida, ignoro sus preguntas de preocupación y termino por salir del salón. A pasos rápido me dirijo hasta el baño, deseando llegar lo más pronto posible.
Apenas entro y me dirijo rápido al lavamanos. Tomo papel y limpio mi nariz, llevo mis dedos a mi nariz evitando que la sangre continúe. Permanezco quieto varios segundos.
Poso la vista en el espejo viendo mi propio reflejo, notando varias manchas de sangre en mi camisa blanca.
Aparto el papel de mi nariz, por suerte, la sangre se detuvo. Termino por botarlo a la basura y regreso la vista en el espejo. Lavo mis manos, las seco con una pequeña toalla y apoyo mis manos sobre el lavamanos.
Resoplo y intruduzco una mano en mi bolsillo. Busco el frasco de pastillas y rápido saco mi mano abriendo el frasco depositando en mi mano una pastilla. Dudo un momento y dejo otra. Termino por llevar a mi boca dos pastillas, las paso por mi garganta sin necesidad de agua y guardo el frasco en mi bolsillo.
—Estoy bien, se te pasará Aidan—me digo a mi mismo.
No obstante, escucho la puerta del baño ser abierta y veo al director entrar. Ambos nos vemos sin mencionar nada.
—¿Está bien profesor Wesley?
—Estoy bien señor director
Finjo una sonrisa
Él me analiza
—¿Qué le pasó a su camisa?
—Solo es un poco de sangre, no se preocupe, estoy bien. Ahora regreso a seguir con la clase.
—¿Seguro que se encuentra bien profesor Wesley? Yo lo veo bastante mal.
Se acerca a mi y se detiene a una cierta distancia.
—Porque mejor no se va a casa
—Le agradezco señor director pero debo continuar mi clase...
—Profesor es una orden, le doy el permiso de irse a su casa y descansar. No se preocupe por sus alumnos, yo me encargo de ellos. Mañana regresa mucho mejor. No va a regresar con sus alumnos con la camisa con manchas de sangre.
Me limito a asentir
—Gracias
—Nos vemos mañana
Se despide y lo veo entrar a uno de los baños.
Suspiro y observo mi reflejo.
Obligado a captar dicha orden.
...
Entro a la casa con mi maletin. Deseando no encontrarme a nadie y tener que darles explicaciones sobre mi temprana llegada y de mi camisa.
—Hola, madre, Layla. —hablo lo suficiente alto sin recibir respuesta o comprobar su presencia aquí.
Solo ellas dos podrían estar en casa a esta hora. Mi padre, al igual que yo, trabaja en este horario.
Llego cerca de las escaleras y sin dudar empiezo a subir deprisa por cambiarme la camisa.
...
Termino por abrocharme la nueva camisa. Observa la otra sobre la cama y la tomo dejándola en el canasto de ropa sucia.
Suspiro
Me alivia un poco estar solo en la casa.
Saco mi celular de mi bolsillo y veo una notificación de parte de Layla. Un mensaje que me avisa que salió con mi madre de compras. Mensaje que no escuché. Rápido le respondo sin mencionar nada de esto al respecto.
Veo el fondo de pantalla. Presiono mis contactos y busco el número agendado de la doctora. Dudo un momento, sin embargo, me obligo a hacerlo.
La llamo y llevo mi celular a mi oreja. Ella al segundo tono contesta.
—Hola doctora... Si soy Aidan Wesley, mire el motivo de mi llamada es porque quiero una consulta con usted... Si, entiendo... ahí estaré... Es sobre ciertos dolores de cabeza que últimamente tengo... Estudios, bien... Gracias... Iré cuando pueda.
Bajo el celular y cuelgo la llamada.
Suspiro
No obstante, logro escuchar varias voces conocidas.
Reemplazo mi preocupación por una sonrisa en mi rostro y termino por salir de la habitación.
Apenas bajo por las escaleras cuando Layla y mi madre guardan silencio al verme.
Termino por bajar las escaleras y me acerco hasta ellas.
—Hijo que sorpresa tenerte aquí tan pronto.
—Lo es madre, las clases se suspendieron y nos dieron el día libre. Por eso, estoy aquí temprano.
Ella me sonríe.
Giro a ver a Layla.
Ella frunce el ceño y me analiza por completo.
Paso saliva y desvío la vista en mi madre.
—Veo que fueron de compras
—Obligué a tu esposa a ir
—Lo creo de ti madre
Layla aparta la vista de mi.
—Yo iré a dejar las bolsas a la habitación—avisa y se las acomoda.
—Mientras yo preparo la comida para que esté lista cuando llegue Harold, pueden unirse si quieren.
—Te ayudaremos madre
—Si Marisol, yo ahora te alcanzo
Veo a Layla dirigirse en dirección a las escaleras. Sin antes, detenerse cerca de mi y darme un corto besos en la boca. Me sonríe y sigue su camino.
Suspiro y coloco mis manos dentro de mis bolsillos.
—Que bueno que ya se hayan reconciliado.
—Así es madre
—Bueno estaré en la cocina
—Subiré un rato con Layla, ahora te ayudamos.
Ella asiente y se marcha con dos bolsas, lo necesario para la comida.
La pierdo de vista y me doy la vuelta, listo para hablar con Layla.
...
—Mi madre se va a aprovechar de mi ahora que estoy aquí para tenerme de cocinero—le digo a Layla apenas entro a la habitación.
La veo en el centro de la habitación. Sus bolsas situadas sobre la cama. Ella se la vuelta, veo un rostro indescifrable y bajo la vista en lo que tiene en sus manos.
—¿Por qué tu camisa tiene sangre?
Me limito a guardar silencio.
—Aidan, responde por favor ¿Qué te paso? ¿Por qué tienes sangre tu camisa? Se me hizo raro verte con otra distinta a la de la mañana. Aidan no me ocultes nada.
—Lay no debes de preocuparte. Lo que paso es que choqué por accidente con un alumno en el pasillo y el golpe lo recibí en la nariz. Eso fue todo, tampoco fue tanta sangre.
Layla deja la camisa sobre la cama y se acerca a mi.
—¿Pero estás bien? ¿Quieres que vayamos al hospital y te revisen?
—Lay, nena escúchame —tomo sus manos con delicadeza—estoy bien, de verdad.
Ella suspira y me sonríe.
—Okey, voy a creerte
Le sonrio
—Mejor dime, ¿Qué compraste? —le pregunto cambiando de tema.
—Solo un poco de ropa
—Ya quiero verte con ella puesta
—Lo harás, después te la muestro. Ahora vamos a regresar con tu madre.
Asiento
Layla toma mi mano y me dejo guiar por ella hasta la salida.
Todos estamos reunidos en la cocina, en sus respectivos lugares. Mis padres frente a nosotros y de mi parte junto a Layla. Esta vez siendo diferente el ambiente comparado con ayer.
Mi madre y Layla no guardan silencio, son las más habladoras de la casa.
Carraspeo y observo a cada uno
—Quiero hablar con ustedes sobre algo —hablo captando la atención de todos interrumpiendo su platica.
—¿Qué pasa hijo?
—¿Es sobre el asunto de ayer? Porque te recuerdo que nuestra platica quedó pendiente—me dice mi padre.
—No, bueno en parte es sobre eso. Primero quiero disculparme con ustedes sobre mi comportamiento y llegar de esa forma a su casa. Lo siento.
—Aidan no tenemos nada que perdonarte. Eso solo que nos sorprendió verte así y más al ver a Layla entrando en ese estado, tan mal y tu así —inquiere mi madre— De hecho, quiero pedirte un disculpa por lo que te dije. Es solo que estaba enojada contigo hijo, me hiciste recordar al Aidan de antes, cuando llegabas muy borracho...
—Entiendo mamá —la interrumpo antes de que siga hablando sobre el mismo tema. Que Layla descubra sobre la forma que fui en el pasado. Realmente no me gusta—no tengo nada que perdonar. Al contrario, gracias por todo, por preocuparse por mi y por Layla.
Mi madre me sonríe.
—Siempre lo haremos hijo
Le sonrío a ambos.
—De hecho ya hablé con Joshua y Marlin por videollamada, por suerte Marlin estaba con él y tras insistir, ambos me perdonaron por arruinar su noche.
Realmente lo hice a petición de Layla. Ganando unos besos de ella por hacerlo.
—Eso está muy bien hijo
Asiento ante lo dicho por mi madre y miro de reojo a Layla.
—Lo segundo es sobre... —hago una corta pausa. Ellos esperan a que siga— Lo he estado pensando y llego el momento de que Layla y yo regresemos al departamento.
Obvio logro la sorpresa en todos. Incluso en Layla.
—¿Irse?
—Si mamá, les agradezco por aceptar en tenernos aquí, por todo. Gracias por ayudarme cuando lo requeria pero es hora de que todo vuelva como antes. Eso no cambiará nada, igual vamos a visitarlos, pasar tiempo con ustedes.
Mis padres se ven entre ellos
—¿Cuándo tienen pensado irse?
—Hoy mismo madre
—Hoy —hace ella una pausa— Ya lo tenías planeado.
—Ya lo había decidido desde hace días, solo que no sabía como decirles.
Mi madre asiente
—Hijo, respetamos tu desicion. Fue bueno tenerlos a los dos aquí y cuando quieran venir, regresar a vivir aquí, siempre serán bienvenidos. Si ya lo decidiste, nos queda apoyarte. Nosotros lo aceptamos ¿verdad Marisol?
Mi padre gira a verla y apoya su mano en su hombro.
—Así es Harold, si necesitan ayuda solo nos avisan.
—Gracias por entender mamá, papá.
Giro a ver a Layla
Ella se mantiene en silencio
Sin lograr descifrar su expresión
—Me acostumbre a tenerte aquí mi pequeño Aidan. —inquiere mi madre en tono bajo.
—Madre...
Me levanto y me acerco hasta ella. Al llegar la abrazo. Apoyo mi barbilla en su hombro. Recibo un asentamiento de mi padre y la negación de Layla al verla.
(...)
—Estas enojada ¿verdad? Te conozco lo suficiente Lay.
—No estoy enojada Aidan.
La veo avanzar de un lado a otro por la habitación. Saca su ropa, la dobla y la acomoda en la maleta entre silencio.
—Nena por favor entiende. Sabes que no me gusta depender de mis padres Me gusto vivir aquí un tiempo con ellos pero me gusta más estar en el departamento, tener más privacidad contigo. Sabes que este día llegaría.
—Lo sé Aidan y entiendo tus razones. Sé que esto pasaría pero al menos pudiste avisarme antes, que esto no me tomará como sorpresa como a tus padres.
—Lay...
—Somos un matrimonio Aidan. No quiero que nos ocultemos cosas. Quiero que tengas la confianza para decirme lo que quieras. Pudiste hablarlo conmigo antes. No iba a interferir. No te iba a pedir quedarte solo me hubiera gustado, estar informado con anticipación y no me tomará por sorpresa. No tener que estar empacando a toda prisa.
"Igual es poca ropa" pienso.
—No me dio tiempo para contarte. Estabas enojada conmigo y...
—Les dijiste a tus padre que ya lo habías pensado desde hace días ¡Desde hace días ya lo habías decidido sin consultarme nada Aidan!
—Nena...
—No Aidan, ya no digas más.
Me da la espalda y la veo acercarse al armario.
—¿Quieres que te ayude a hacer las maletas?
—Que cada quien haga la suya—me responde con seriedad.
Suspiro y asiento.
Fue una mala idea dar la noticia de esa manera.
Lo que realmente me preocupa es cuando tenga que contarle sobre lo importante que le oculto. Es obvio que Layla va a reaccionar de esta forma o peor. Tengo miedo de hacerlo, al menos hasta que hable con la doctora y me de un resultado final de lo que tengo. Una solución para aliviar estos dolores de cabeza que le oculto a Layla.
+++
Fue triste la despedida con mis padres. Obviamente mi madre fue la que más lloró, sin embargo, esta vez no me detuvo. Nos dejó ir.
Tras recibir abrazados de ellos, tanto yo como Layla, terminamos por despedirnos y marcharnos de su casa.
El transcurso del camino fue silencio. Se torno un incomodo silencio en el auto entre los dos.
Layla sin mencionar nada, se dedico a ver por al ventana. Su silencio es lo que más me preocupa.
Genial Aidan, de nuevo esta enojada contigo.
...
Le permito el paso a Layla apenas llegamos al departamento. Ella en silencio se adentra arrastrando su maleta. Entro enseguida y cierro la puerta.
Me volteo y me acerco a ella con mi maleta.
—Nena no sigas molesta conmigo. Ya te expliqué mis motivos. En todo el camino, estuviste muy callada.
Layla se detiene cerca del sillón y se voltea.
—No estoy enojada contigo, estoy decepcionada. Si no quise hablar contigo fue porque no hay nada de que hablar. Nada de lo que te diga te hará cambiar de opinión. Ya estamos aquí, de nuevo en el departamento, justo como tu solo lo decidiste.
—Layla por favor. Entiendo tu aptitud. Reconozco que debí contarte esto antes.
—Debiste. Sabes que no me gusta que me ocultes cosas.
Ambos guardamos silencio
Me limito a verla sin atreverme a pronunciar nada.
Aunque la vocecilla en mi cabeza me diga que este es el momento para decirle absolutamente todo. Sin embargo, la parte cobarde de Aidan, se niega a hacerlo y empeorar la situación, con temor a perderla.
—Sabés que, no quiero seguir con esto.
—Lay...
—No Aidan, lo que menos quiero es enojarme de nuevo contigo. Ya hablamos, ya no se dice nada. Respeto su desicion solo dame mi espacio okey.
Layla jala su maleta y se da la vuelta.
Apenas avanza varios pasos cuando se detiene y gira a verme.
—Sabes, me doy cuenta que no te conozco por completo. Últimamente me has demostrado a un Aidan que es completamente desconocido para mi.
Agacha la vista
Termina por darse la vuelta y sigue su camino. La veo irse con su maleta por el pasillo en dirección a nuestra habitación hasta perderla de vista por completo.
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CONTINUARÁ...
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