La textura helada, pegada a mi mejilla, hace que me estremezca por completo. Suspiro, escucho un ligero ronroneo gentil y amistoso, luego siento en la parte de mis piernas como un pequeño cuerpo se restriega contra ellas, bajo la mirada y miro con amor a mi querido compañero de departamento.

— ¿Preocupado por esto?. —Señalo  mi mejilla con la bolsa de hielo. Mi compañero gatuno maúlla, me hinco y procedo acariciarlo con ternura.. — No te preocupes por esto. Estoy bien, solo tuve un pequeño accidente, veras que mañana estaré bien. — 

De repente , se escucha el timbre de mi puerta. Que raro, no espero ninguna vista hoy, al menos que sea uno de los hermanos Halckti o sea Jaden... Sin más preámbulos, voy hacia a la puerta,  veo por la merilla y como lo supuse : uno de los hermanos está aquí.

Bufe, me prepare mentalmente  y finalmente tome la perilla y abrí la puerta.

— ¿Puedo saber por qué...?

—¡Oh, Dios! ¡Mira tu mejilla!.— Me dijo. De inmediato me tomo de las mejillas sorprendiéndome y haciendo que soltara la bolsa de hielo de mi mano. —No sabes cuanto lo siento. — Sus ojos me miraron preocupados, luego quito sus manos de mis mejillas, me queje un poco por el repentino movimiento de su acción, luego me tomo de la mano y me volvió a dirigir a hacia dentro de mi departamento, a continuación cerro  mi puerta.  —No puedo creer que realmente lo hiciera, le dije que no te hiriera, pero Yusei es tan terco. —Me sentó en uno de los sofás de la pequeña sala que tenia y después el se sentó a lado de mi.

Lo miraba realmente curioso, divertido y con una mezcla de confusión. Realmente no sabia como había ubicado mi hogar y el numero de departamento en el que me hospedaba, ¡Incluso desconocía la confianza que el estaba usando conmigo para pasar a mi hogar y tocarme!.

— Si hubieras contestado tus mensajes, esto no estaría pasando. ¡Mírate ahora!— De su mochila que apenas había notado, había sacado un frasco con una sustancia verde, me hice para atrás, no sabia que cosa horrenda quería untarme.

—Quieto .—Le tomo de su muñeca, el se sobre salta por por mi repentina acción.—¿Qué crees que estas haciendo?.—

—¿No es obvio?, te estoy curando idiota.—

Oh, podría decirle que es un tierno gesto y debería agradecerle por lo que esta haciendo, pero...

—¿Con el permiso de quien?, ¿Sabes que puedo denunciarte por acoso y allanamiento de morada? .—

—Como si realmente pudieras hacer eso.— Se burlo y después se deshizo de mi agarre para luego untarme aquella cosa gelatinosa en mi mejilla, debo decir que un olor a menta lo acompañaba , así que no era tan asqueroso como pensaba. —Podría culparte fácilmente a ti. Solo debo de llamar a una persona que te haga cargos falsos y ¡PUM! en un dos por tres estarás en la cárcel por varios años hasta tu muerte.—

Mierda.

Había olvidado con quien trataba.

—¿Por qué estas  realmente  aquí?.—

—¿Acaso no lo estas viendo?. —

—"El curarme" no es razón suficiente para que estés aquí. —Dije. —Debe haber otro motivo. —

—La hay. —Me dijo tranquilamente, finalmente me puso un parche en mi mejilla que rápidamente quite, Yami me miro enojado por ello, me volvió a quitar el parche y volvió a colocármelo con un poco mas de fuerza. — Rafael ha sido visto por las calles de Tokio.—

—¿Eso significa...?. —

—Que debes encontrarlo y llevarlo hasta la mansión. —

—Tokio queda muy lejos de aquí.—

—Aja. —Me respondió y se levanto junto con sus cosas. — Te veo mañana. Partiremos juntos para ir a buscarlo. —

—Es broma, ¿no?. —

Yo siempre he trabajado solo.

—No necesito un compañero. —

—No es que quieras. —Me dijo, caminando a la puerta y yo iba detrás de él. — Debo de ir contigo. —

—¿Y dejar que te lastimen?, ¿sabes que tipo de gente es tu hermano?. —Reproche. — Al menor rasguño que tengas, me cortara la cabeza. —

Yami sonrió agraciado por mi comentario.

— ¿Ahora le temes a mi hermano?. —

—Solo por lo que pueda llegar hacerle a mi familia, no a mi. — Conteste serio.

Abrió la puerta y me miró a los ojos.

—Despreocúpate por eso. — Me dijo. —Mi hermano sería incapaz de dañar a tu familia. — Alce una ceja confundido. — Él odia lastimar a la familia de sus empleados. Para él , al único que le importa  eliminar es a la rata que lo traicione, sencillo, ¿no?. —

Tengo mis dudas.

No me voy a confiar de ellos.

— Cómo sea. — Digo. — No iras mañana conmigo. —

—¿Y tú quien te crees para mandarme así?. —  Se cruza de brazos Yami, se acerca nuevamente a mi. — Puedo defenderme solo. —

Bien, eso es cierto, no puedo olvidar el día que me dio una paliza... Aun así.

— No quiero compañeros. —

— Ya te dije que esa opción no está disponible. —

— Pues cambia de lugar. Envía a ese chico que provocó esto. — Señale mi mejilla. — Y quedate en casa. —

— No quiero. — Me contestó molesto. — Mañana, después de la escuela, iremos los dos por Rafael ¡y punto final!. — Molesto, tomo el pomo de la puerta y la cerró de un azotón, casi rompen mi puerta. 

Vaya chico.

*Continuará...