Salgo de la cafetería, camino directamente hacia la cancha de fútbol, mientras lo hago saco mi teléfono, lo enciendo y en cuanto lo hago, noto que tengo dos llamadas perdidas de Atem tres mensajes de texto de Yami y un correo de voz de Jaden.

Estoy tan cansado, no le quiero responder a nadie, solo quiero un poco de tranquilidad.

Inhalo un poco del oxígeno, hoy la mañana ha sido un poco fría, las nubes están grises, creo que lloverá.

Perfecto.

Amo los días lluviosos, pues siempre me recuerdan de donde vengo y quien soy.

— Oye, niño bonito. —

Escucho a mis espaldas, apenas giro mi cabeza y recibo un puñetazo que se va de lleno a mi mejilla, el golpe hizo que perdiera el equilibrio y cayera al suelo.

Sostuve con mi mano mi mejilla, ¡¿qué mierda había sido eso?! .

— Eres estúpido. No puedo creer que recibieras un golpe mio. Pensé que lo esquivarias. —

Reconocí la voz, ese bastardo.

Sin tardar mucho me levante deprisa y solté un puñetazo, que claro, dio directo a su mejilla, el golpe le sorprendió tanto que casi se cae, pero logró sostenerse en pie.

De pronto comienza a reír tan bajamente, ¿de que demonios se reía este loco?.

— Impresionante, tienes buena derecha. — Me dijo Yusei sonriendo y con la mejilla roja.

— ¿Qué mierda te pasa?, ¿quién te crees que eres para... —

Mis palabras se cortan de golpe cuando vi al azabache darme una patada, por puro reflejo bloque el golpee con mis antebrazos, pensé que el golpe iría hacia a mi costado derecho, mi mayor sorpresa y descuido fue cuando vi al azabache dar la patada hacia abajo.

No me dio tiempo de reaccionar a tiempo y terminé nuevamente en el suelo. Me queje del dolor mientras sentía mi espalda adolorida.

— Muy lento. — Le escucho decir. — Deberé entrenarte apropiadamente. —Me dijo, luego siento como su mano levanta mi camisa y su fría mano se pasa por mi piel, su tacto me estremeció pero por alguna extraña razón no me moví. — Estas levemente marcado, tus músculos están poco desarrollados. — La yema de sus dedos se pasa por aquella línea donde comienza mis abdominales.

Noto como se muerde sus labios.

— ¿Acaso te gustan los chicos?. — Fui directo.

— Me encantan. — Me responde y en ese momento, le doy un golpe a su mano para alejarlo, me levanto enseguida. — ¿A ti no te gustan?. —

—¿Por qué discutirá mi sexualidad contigo?. —

— Porque a partir de hoy tu y yo seremos maestro  y alumno. — Quise reírme, ¿Enserio?, no podía creerlo, ¿que podía enseñarme él? Si yo ya sabía cómo asesinar.

— Buena broma. — Intentó pasar a su lado, ignorarlo sería lo mejor.

— No te estoy bromeando. Es enserio lo que te digo. —

— ¿Entrenarme?. — Repito. — No necesito ningún entrenamiento. —

— Eso no es lo que yo vi cuando te derrote. — Se burló.

— Me agarraste con la guardia baja, yo nunca... —

— En un combate donde se juega tu vida nunca te van a pedir permiso para poder atacarte, estúpido. — Me dijo serio. — Solo te mataran y tu cuerpo será comida para gusanos. —

Bueno, en eso tiene razón.

— Cómo sea. — Respondí volviendo a tomar mi camino. — Ya me las arreglo yo, no te preocupes por mi. No necesitaras limpiar la escena de mi muerte. —

Me marche del lugar.

Nota mental, llegar a casa y colocar hielo a la zona afectada para bajar la inflación del golpe.

*Continuará...