— El es Kabuto Yuroi Robins, trabaja en los barrios bajos de la ciudad. —

Atem le presentaba un folder con la información de un hombre con aspecto descuidado.

— ¿Y quieres que yo lo mate?. —

El mayor río con gracia.

— No, sólo capturalo y traelo aquí. Del resto me encargo yo. — Le dijo Atem entregándole una fotografía  a Yugi; un hombre de 45 años  y ropas arapientas.

—¿Quieres que capture a un vagabundo?. — Le preguntó Yugi alzando una ceja, parecía que Atem estaba subestimando sus habilidades, se sentía incluso ofendido.

— Cuidado, que no te engañe su aspecto .— Le advirtió Atem. —Ese hijo de perra es un maestro del disfraz. Podrá parecer inofensivo pero no lo es. — Se paro de su asiento y camino hacia los grandes ventanales para ver la majestuosa vista que tenía. — Hasta el lobo se cubre con la piel de una inocente oveja. — Miró de reojo a Yugi, sabiendo que el menor comprendería sus palabras que eran dirigidas para él.

— Entonces me marchó de una vez. — Se levantó Yugi de su lugar, hizo una reverencia a Atem en señal de respeto, algo que le gustó a Atem.

— No llegues tan tarde. —

— Esta bien. — Aceptó el menor para luego retirarse del lugar.

Una vez la puerta fue cerrada de entre las sombras salió su hermano.

— ¿Enserio quieres que capture a Robins?. — Preguntó Yami con tono serio. — ¿Sabes que ese sujeto está loco?. —

— No tanto como nosotros. Pero sí. —

—Harás que lo maten. —

— ¿Te preocupa el chico?. —

—N-no. —

—¿Lo compadeces?. —

— Para nada. —

— ¿Acaso te sientes atraído por él?. —

— Yo... —

— Dejate de ridiculeces, Yami.— Le interrumpió Atem antes de que Yami respondiera. —Madura de una estúpida vez. — Prosiguió con tono friolento. — Abre ya los ojos, los dos pertenecemos a este mundo oscuro y sangriento y  Yugi también, aún que le cueste admitirlo. —

— Él sólo trabaja para nosotros porqué no tiene alternativa. Quiere salvar a su madre. —

— Y nosotros quisimos hacer lo mismo por nuestro padre y mira a donde nos ha llevado eso. — Escupió con veneno Atem, luego se giro a ver a Yami. — Se que no estas nada contento por que Yugi este aquí, envuelto entre todo este lío, pero no teníamos otra alternativa, sea como sea, él iba estar con nosotros, por la fuerza o por voluntad propia. —

— ¡Pero ni siquiera le diste la oportunidad de elegir!. — Espetó Yami. — ¡Tu solo tomaste la decisión como siempre, sin importar si perjudicabas a los demás o no!, ¿crees que envenenando a Celeste, Yugi permanecerá con nosotros?. —

— Es un plan fácil y sencillo. — Respondió como si nada Atem.

— ¡Eres un sin vergüenza!. —

— Soy muchas cosas Yami. —

— ¿Cómo puedes actuar así?. ¿Acaso no te da un poco de remordimiento hacer todo esto?. —

Atem negó.

— Sí Yugi se entera de que es heredero de la familia Shine, estamos acabados. —

— ¿Y tu cómo sabes eso?. —

— Ya lo dije antes. Lo investigue. Muto Yugi fue adoptado por el señor Ryu Shine, más conocido cómo...

— Uno de los hombres más poderosos del mundo. — Yami estaba sin palabras.

— Exacto. — Respondió Atem. — Créeme, si Yugi hubiera sido otro tipo de joven común, lo dejaría ir sin problema. Pero desgraciadamente no es así, Yugi es poderoso, mucho más poderoso que nosotros, si quisiera él, nos mantendría como sus mascotas y créeme, no dejaré que eso pase. —

Ambos hermanos se miraron el uno al otro.

— ¿Y lo sabe?. —

Atem negó.

— Por fortuna no. Hace años, Yugi tuvo un accidente automovilístico donde se vio afectado. Lo llevaron al hospital, fue ahí donde Celeste lo encontró  e hizo que olvidara todo por la fuerza. Desafortunadamente Cuando Yugi estaba recuperandose de sus heridas, la mitad de sus recuerdos volvían; cómo sus habilidades y lo que fue su infancia. A Celeste le preocupaba que Yugi recuperará su memoria y por eso fue que recurrió a un droga especial, la cual detuvo el desplazamiento total de sus memorias. —

— ¿Celeste le mintió?. —

Atem asiente.

— Todo este tiempo, Yugi a crecido con la vaga creencia de que Celeste le salvo y que tiene una familia que depende de él, pero no es así. Celeste lo secuestro bajo las órdenes de nuestro padre. —

La conversación prosiguió y se volvía mucho más profunda y seria.

Mientras tanto, Yugi perseguía a un hombre que corría por los barrios bajos de la ciudad.

Asustado y con los ojos llenos de lágrimas suplicaba por su vida.

— ¡Ya te lo dije!, ¡dejame hablar con él!. —

— Las órdenes de mi jefe deben ser ejecutadas al pie de la letra. — Decía Yugi sin ninguna pizca de piedad. — Has esto fácil para los dos y ven conmigo por la buena. —

El hombre acorralado contra la pared rebuscaba en su abrigo, dio con el objeto punzo cortante y se abalanzó al menor.

— ¡Jamás!, ¡jamás iré con ese hijo de puta!. — El hombre se abalanzó contra Yugi para apuñalarle la cara pero Yugi fue mucho más ágil y se movió aún lado, el hombre fallo su ataque y Yugi tuvo la oportunidad para agarrarlo desprevenido y golpear su estómago con fuerza con su rodilla.

El hombre soltó el arma, se arrodilló en el suelo tomando su estómago mientras escupia sangre e intentaba retomar aire.

— Amo cuando se ponen difíciles las cosas, vuelven mi trabajo más divertido. — Yugi se plantó frente el hombre que lo miró horrorizado. — Dulces sueños. — Lo siguiente que vio el hombre fue solo oscuridad.

*Continuará...