Era una tarde moderada y tranquila o lo era... Antes de que el ruido de la bala interrumpiera el silencio.

— Buen disparo.—

— Aja. —

Yugi dejó el arma de fuego en su lugar, despreocupado avanzó a lo que sería la salida, sin embargo aquel mafioso le sostuvo de su mano como si se tratarán de una pareja de novios juveniles pasándola bien.

— Ya te dije que no me agarres la mano. — Yugi rápidamente se soltó de la mano del Egipcio. — Deja de ser tan fastidioso. —

— Qué boquita tan sucia te cargas, bebé. ¿Debería de corregirla?. — Atem se mostraba burlon hacia el menor que cada vez pasaba tiempo de calidad con Atem.

— ¿Acaso quieres mi puño en tu boca?. — Contestó Yugi .

— Oh, vamos. Deja de comportarte como si no adoraras mis elogios. —

— Lo único que adoro de ti es tu lejanía de mi. — Volvió a responder Yugi mientras salía del campo de tiro para pasar adentro de la mansión donde se dirigió hacia la sala para tomar sus cosas e ir a la escuela junto con sus nuevos socios, quien desafortunadamente, asistían; Yami como alumno y Atem como director del instituto.

Su suerte le estaba jugando chueco, ¿desde cuando su vida se volvió nuevamente involucrada en la mafia?, parecía que su pasado volvía y esta vez parecía quedarse.

— ¿Van a pelearse de nuevo?. — Yami hizo aparición en la sala, arreglado y listo para ir al instituto, pero ver la mueca de fastidio de Yugi y al ver a su hermano tan empalagoso con el menor, puso sus ojos en blanco y prefirió pasar de largo, no iba a soportar una mañana con esos dos.

Mientras tanto, Yugi seguía los pasos de Yami desde una distancia prudente  ya que deberían de tomar diferentes autos para llegar al instituto, ya que así, sería menos sospechoso que Yugi estuviera con un par de hermanos problemáticos.

Pero paremos un momento está historia y hagamonos una importante pregunta: ¿Cómo fue que Yugi aceptó nuevamente estar en la mafia?.

La respuesta estan simple.

Días atrás, y después de tener esa charla con Atem de sí queria hacer un "trío", del cual rechazo por completo la oferta. Atem lo dejo libre, claro, no iba a tener al menor encadenado y enjaulado como una ave que sólo busca la libertad propia.

“Pero aveces la libertad puede costar demasiado.”

Tiempo  después de aquel encuentro, Yugi volvía a retomar su vida cotidiana como cualquier chico; Se levantaba por las mañanas, iba a la escuela y después de esta, se iba a trabajar con Yami, quien sabía de todo lo acontecido con su hermano, aún así, ellos dos mantenían aquella relación de ser jefe y empleado, más allá de entablar una amistad, no pasó. Solo mantenían bien marcadas las distancias, eso sí, ya no había golpes de por medio o humillaciones hacia el menor.

Todo parecía marchar perfectamente bien.

Hasta que pasó algo que dejó a Yugi sin consuelo.

— Su madre tiene cáncer. — Les aviso el doctor aquellos dos muchachos buenos.

Y como era de esperarse, ambos se derrumbaron, esa buena mujer había contraído un maleficio.

— Esta en una etapa inicial, así que podemos tratarla si gustan. Tomen, les dejo estos documentos. —

El médico les dejo varios documentos donde explicaban el tratamiento y los gastos del hospital.

Sin duda alguna ambos chicos se partirían la espalda por esa buena mujer, pues a ella si valía la pena salvar.

Yugi pensó las cosas, por varios días, el estado de su madre, su situación actual y económica.

Todo saldría mal, aún que él y Jaden trabajarán hasta partirse el lomo, era obvio que su esfuerzo sería insuficiente como para salvar a la mujer.

Necesitaba pedir ayudas a las dos personas que no querría ni ver; Yami y Atem.

Es así que Yugi valientemente hablo primero con Yami, no le dijo mucho sobre su historia, ni si quiera a Yami le importo por lo qué el menor estaba pasando.

Únicamente solo lo llevó con su hermano.

Cuando los tres se reunieron, Yugi le explicó a Atem su situación, de principio a fin.

—¿En Enserio lo que me dices?. — Le cuestionó el egipcio al amatista que no dudo en asentir. — No entiendo porque quieres salvarla. No tiene salvación. —

— Atem. — Regaño Yami con un tono serio a Atem. Nadie más en esa habitación comprendía a Yugi más que Yami.

— Es la verdad. — Reitero Atem.

Yugi perteneció en su lugar quieto.

— Te he investigado, Muto Yugi. — Prosiguió Atem haciendo que Yugi se pusiera en modo defensa.

— ¿Cómo?. — Preguntó el menor, mordiendo su labio inferior, apretó sus puños hasta volverse blancos.

— Se quién eres. — Dijo Atem para luego levantarse de su asiento.

Yugi rápidamente se levantó, ver a Atem pararse de su asiento lo puso en total alerta, trataba con un peligroso líder de la mafia, así que si era necesario debía de protegerse.

— Tranquilo gatito, no te haré daño. Aún que se que tú podrías hacerme daño a mi. — Hablo Atem con delicadeza y la suavidad en su voz hizo que Yugi lo encudriñara con la mirada. — Te decían el ángel de la muerte. —

— Eso fue hace mucho tiempo. — Dijo Yugi ocultando su mirada.

— Eras uno de los mejores asesinos del territorio. — Proseguía Atem mientras se le dibujaba una sonrisa en su rostro. — No importaba quien fuera tu objetivo, tu siempre cumplias con tus trabajos. —

— Yo.... —

— Me hubiera encantado trabajar contigo cuando era un adolescente, pude aprender mucho de ti. — Elogiaba Atem.

Yami veía como la mirada de Yugi cambiaba a una afligida.

— Atem detente. — Pidió Yami.

— ¿Detenerme?, pero claro que no. —Respondió Atem golpeando La espalda de su hermano con un poco de fuerza. — ¿Sabes cuántas habilidades posee este muchacho?. —

—Eso es algo que no me importa. —Le contestó Yami. — Solo callate. —

— Callame. — Reto el moreno, Yami volteo a verlo con impotencia y enojo, odiaba cuándo su hermano lo retaba de esa manera tan descarada porqué sabía que iba a perder.

— Serás... —

— ¿Entonces que hay de mi?, — Interrumpió al par de hermanos que voltearon a verlo. — ¿vas a querer que yo este a tu lado?. — Yugi miro fijamente a Atem.

Este simplemente sonrió complacido.

— No sólo trabajarás conmigo. — Atem tomó a Yami de sus hombros. — Trabajarás con nosotros. —

— Bien. Trabajaré para ambos, pero quiero algo a cambio por mis servicios. —

— El dinero no será ningún problema. —Dijo Atem sin importancia.

— No quiero tu sucio dinero y lo sabes. — Respondió Yugi. — Quiero que salven a mi madre. —

...

— El seguro que te brindaremos es algo especial. Con personal de alta especialidad. Puedes asegurar solo a dos personas más, pero eso es todo. Tu información personal quedará registrada en una base de datos privada en donde solo el personal de este hospital y “la organización” para la cual trabajas tiene acceso. Otra cosa, este hospital está oculto, ya sabes, por los enemigos y todas esas cosas, por lo que deberás mantener esto en secreto ¿De acuerdo?. —

Le explicaba el jefe del hospital a Yugi, quien asentia y firmaba papeles de privacidad.

— Bien, he firmado los papales, ahora. Quiero  que traigan a la mujer más importante para mí aquí. —Ordenó Yugi.

—No se preocupe, la traeremos. —

Es así, como Yugi se unió a ellos tres.

Ahora, sólo esperaba por las órdenes de sus dos jefes, haría todo lo que le dijeran.

*Continuará...