A pesar de que me había bebido tres tazas de té de manzanilla aun seguía temblando y con los pelos de punta, mi cabeza me daba vueltas estaba mareado y cansado.

—Aquí tienes otro muchacho.—Me colocó otra taza de té el propietario del restaurante a quien acababa de salvarle la vida.

—G-gracias.—Sostuve el vaso entre mis manos temblorosas y lo lleve a mis labios para saborear tan deliciosa sustancia, segundos después lo deje en su lugar, ya estaba más calmado. Respire con tranquilidad, trate de relajarme, cerré los ojos pero al hacerlo vi claramente unos ojos carmines como el fuego que perturbaban mi mente, volví abrirlos y mi cuerpo volvió a temblar otra vez.

—M-maldición.—

—Siento mucho haberte involucrado en todo esto, muchacho, de verdad.—Se disculpo el anciano.

—N-no se preocupe.—Volví a tomar otro sorbo de té en mis labios, el sabor si que hacía tranquilizarme.—Yo haría lo mismo si me encontrará en una situación así.—

¿Realmente lo haría solo por salvar mi pellejo importándome poco la vida de alguien más?

—¿Así?.

No por supuesto que no. Un tema tan serio como quitar la vida debía de ser tratado con delicadeza.

Negue con la cabeza.

—Supongo que tienes razón...Es solo que tuve mucho miedo.—Yo tambien. Saco un largo suspiro y luego me sonrió.—Es bueno que lo comprendieras muchacho y no te preocupes por el dinero que yo te lo pago, pero...—

—¿Pero?—Inquirí a que prosiguiera.

—Tendrías que esperarme un poco de tiempo, como dije, no tengo dinero, las ventas de este restaurante van por los suelos y yo casi estoy apunto de cerrar.

¿Cómo era posible si se veía muy lujoso este restaurante?, al menos por fuera.

—Se lo que piensas y créeme, ya no mucha gente viene aquí por temor a que se encuentre a un mafioso en su mesa o que tenga un arma apuntándole a la cabeza.—

Oh vaya que este señor estaba en un problema y uno muy grave.

—En cuanto tenga mi dinero, avíseme, yo me retiro.—

Sin embargo no era mi problema, ya bastante tenía con un asesino que atentaba a mi seguridad personal además de adquirir un nuevo trauma que se agregaba a mi lista mental.

Tome mi mochila, me la colgué en mi espalda y camine hacía la salida para irme y al hacerlo pase por la recepción y note que el lugar estaba en pésimas condiciones: muebles rotos, pintura desgastada y manchada, piso sucio, ya veo por que las personas dejaron de asistir y no solo por un arma que les apunta a la cabeza, el lugar estaba en ruinas.

Seguí mi camino , toque la perilla de la puerta y al momento de girarla, sentí un ligero jaloneo que hizo que llevara mi vista a una niña con vestido rosa, cabellos rubios, ojos verdes y con lentillas, descalza y manchada de pintura y en sus pequeñas manos llevaba una hoja de papel que estaba manchada de colores y pintura.

Estaba extrañado, ¿Qué hacía una niña en este lugar?, mire la hora, ya pasaban más de media noche, una niña no debería estar levantada tan tarde.

No hice más que inclinarme frente a ella.

—¿Pasa algo?.—Pregunte. Ella me extendió la hoja papel, no me dijo nada más que darme el simple cacho de papel para luego retirarse corriendo por donde seguramente se encontraba el propietario.

Sin leer la hoja, la doble y la guarde en mis bolsillos, no tenía ánimos para leer, ya estaba cansado y muy agotado, quería llegar a mi casa lo antes posible, todavía no terminaba el trabajo de calculo y estaba seguro que me tardaría toda la noche haciéndola.

Sin más me retire del lugar.

♣Al día siguiente.

—Viejo que cara tienes.—

—Gracias Jaden.—Agradecí su cumplido con sarcasmo. Sabía que me veía como un muerto viviente, pero no faltaba decirlo alto aun que poco me importaba, mis ojos proclamaban por cerrarse, pero yo debía de mantenerme despierto.

Era lunes, el fabuloso lunes (Notase mi sarcasmo de odió al día) Inició de labores y para dar inició al fabuloso Lunes me tocaban los profesores más estrictos y pesados, a excepción de unos cuantos que me gustaban asistir a sus clases, pero esta vez era una excepción, mi cabeza no la aguantaba, sentía que explotaba, además de todavía sentirme cansado por no dormir a noche terminando mi tarea de calculo y ¡ah! claro, tratar de olvidar mi encuentro con un peligroso mafioso.

—¿Problemas en el paraíso?—Me codeo.

—No, ya no. Sabes muy bien que termine mi relación amorosa con ella.—Le recordé a mi amigo castaño que había terminado con mi relación de 3 años.—Lo menos que quiero es que me la recuerdes, ya tengo bastante con el día lunes, las tareas, los maestros, las labores, mi trabajo de medio tiempo y de cuidar de Miu.—

—¡Oh!.—Jaden salto de la emoción cuando mencione a Miu, la gatita negra con fabulosos ojos azules que un día él había rescatado de la calle y recurrió a mi para darle un hogar, puesto que su mamá era alérgica a los gatos, termine de refugiarlo yo, pero no me arrepentía por tenerla a mi lado, ya que como yo vivía solo en un solitario departamento, su compañía era lo que más necesitaba.

—¿Cómo esta Miu? ¿Come bien? ¿La alimentas adecuadamente? ¿La bañas como te dije que debías de hacerlo? ¿La llevas al veterinario?.—

Mientras mi amigo me bombardeaba con las típicas preguntas de siempre sobre el cuidado de Miu, yo sacaba un par de libros que me ayudarían a mis clases, pero en una de esas un libro se cayo de mi casillero.

Fruncí el ceño ante el molesto ruido que produjo.

Me incline a recogerlo, pero antes de hacerlo unas manos me lo ganaron.

—Se te cayó.—Me extendió el libro de biología humana, me lo entrego en mis manos, cerro su casillero , me dio una ultima mirada seria y luego se retiro camuflajeandose por el resto de los alumnos.

Mi amigo seguía hablando como perico y yo lo ignoraba, de pronto el cansancio había desaparecido por completo al ver a ese ser que pensé  ¡jamás verlo de nuevo!

—Tierra llamando a Yugi, ¿Me escuchas?.—

Pero yo seguía inmerso en mis pensamientos.

No podía ser, ¡él estaba aquí!.

♣Continuará...