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§13.

«Una semana después.»

Las cosas para ambos tricolores habían cambiado...

A la manera de Yugi sus días en la escuela han parecido tranquilos y relajados, pero cuando se topa con Yami pareciera que este lo desconoce por completo, no cruzan palabra alguna solo las miradas cómplices entre Jefe y empleado. Pero por las noches, aquellas miradas se vuelven un completo desafío entre ambos, claro que todo cambiaba, se hablaban (tanto formalmente o como informal), el trabajo continuo aveces destrozaba a Yugi, se sobrepasaban las horas 8 horas laborales pasando a unas diez o doce a lo mucho, e increíblemente Yami se quedaba a su lado serciorandose de que su mejor empleado no tratara de hacer una locura, por no decir que quería estar más tiempo con el chico de ojos amatistas.

Y Yami por otro lado cuando llegaba a casa después de la escuela o del trabajo, era recibido por su hermano quien le preguntaba por su día, claro el menor solo contestaba con palabras cortas y distantes.

Yami y Atem tenían una relación de hermanos complicada, pero eso no evitaba el poder hablar respetuosamente el uno con el otro.

—Ya termine. — Yugi dejo la brocha de pintura en el bote metálico de color durazno, tomó el trapo y prosiguió a limpiarse las manos. —¿Puedo retirarme?. —

—¿Ya acabaste en el segundo piso?. —

—Claro. —Respondió Yugi con calma tomando sus cosas. —Nada falta. —

—¿Y el inventario?. —

—¿Qué inventario?. —Pregunto Yugi confundido.

—En serio que eres idiota. —Musitó Yami. —Necesito un numero exacto de mesas y sillas que tendrá el lugar, ¿o es que planeas que los comensales coman en el suelo?. —

—Pero ese trabajo lo debe de ver usted, no yo. —

—¿te atreves a revelarte contra tu amo?. —

Yugi solo suspiro y negó, ya sabía el castigo que tenía si trataba de contradecir a su "amo" y por nada en el mundo dejaría que su rostro fuera manchado por un feo moretón, no, no correría riesgos.

—Estaba bien. —Acepto Yugi viendo el lápiz y libreta que tenía Yami preparada. Yugi apuntaría todo lo que quisiera desde muebles costosos hasta el más fino destapador de caños que había, ¡bien! Él se iba a divertir escribiendo lo que necesitaba ese lugar, aun que pidiera lo más ridículo. — Termine. —Dejo la libreta con delicadeza sobre la mesa, Yami lo tomo enseguida.

—100 mesas, 200 sillas, manteles con tele Egipcia original de color blanco, cubiertos traídos de la original Italia, Copas finas y de buen gusto de Francia, los licores deben ser exportados de cada país... — Yami seguía leyendo en silencio analizando todo lo que el chiquillo le había escrito.

Yugi por su parte solo se regocijaba en su lugar pensando que su jefe le costaría un ojo de la cara por encontrar todos los utensilios caros para el restaurante que estaba haciendo Yami.

Seguro que para el final todo lo compraremos en el supermercado, pensaba Yugi riendo en sus adentros.

—¿Solo es me pides?. —Preguntó Yami como si nada, Yugi se extraño tanto por eso, ¿cómo que si solo eso pedía?

—¿Disculpe?. —

—Creí que me pedirías, no lo sé cheffs, empleados, un barman o personal de seguridad, pero solo me pides cosas comunes. —

—¿Qué tipo de cosa común cree que hay en esa lista?. —Cuestionó Yugi sin poder creer lo que decía Yami.

—Por favor, son cosas fáciles de conseguir para mi, las mesas, los manteles, el kid de cocina e incluso los buenos licores de todo el mundo. —Comenzó a reír Yami. —Eso puedo traerlo incluso mañana mismo. —

—¿Qué?. —

—Pero dejemos de hablar de eso. Yo te traeré todo lo que me pides, pero por maldoso tu me vas a conseguir a los empleados que trabajarán aquí. —

¿¡Qué cosa?!, gritaba Yugi en sus adentros.

—¡Pero esto...!

—Esto es para que aprendas hacer menos maldoso chiquillo.—Yami se levantó burlon de su asiento, tomó la mejilla de Yugi y la pellizco sin lastimar lo. —Vi tus intensiones de pedirme cosas caras. Que lastima que tratas conmigo. —Ahora acariciaba el cabello del tricolor menor. —Haz me un favor y no sonrías triunfante antes de asegurarte de que tu objetivo este en el blanco. — Y con eso acabo yéndose del establecimiento.

Mientras Yugi se quedaba en su lugar con el leve ceño fruncido por ser derrotado de nuevo.

¡Diablos su jefe era arrogante y listo!

Pero....

Toco su mejilla, donde Yami lo había tocado.

¿Por qué hizo ese gesto?

Aun no se conocen del todo y ya su jefe lo estaba tratando con amabilidad.

¿Y los golpes y las amenazas continuas? ¿Donde estaban?.

Si estaba en lo cierto, su jefe era todo un bipolar.

×Continuará...

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