Capítulo 8
—Auch, ser botado así debe ser doloroso.—Dijo una voz demasiado desagradable y conocida. No habían pasado ni 3 horas de la última vez que la había oído, y como si el destino estuviera en su contra, al levantar la vista solo sirvió para que se confirmaran sus sospechas.
—¿Qué hace usted aquí sr. Rose?—Preguntó Martin limpiándose los ojos en un intento por parecer menos roto de lo que se sentía.
Falló. Condenados infiernos que había fallado en eso.
Jude Rose señaló la cartelera a unos metros de ellos con un gesto como toda respuesta. Estaban pasando allí la adaptación de una de sus obras que había salido al mercado hacía 2 años atrás. Prácticamente el tiempo que había tardado en rodarse la cinta luego de que fuera casi inmediatamente comprado por una productora a semanas de su exitosa publicación. Patrick realmente era un tiburón en eso de vender a Jude, lo que era bueno, relativamente, cuanto más rápido vendía su trabajo, más pronto Jude debía devanar su cerebro para sacar nuevo material. Dios, a veces su representante parecía creer que era una jodida máquina, de hecho Patrick iba a matarlo cuando descubriera que no había avanzado ni dos líneas desde la tarde anterior.
Lo cierto, era que se suponía que tendría al menos unas 50 páginas para Pat antes del viernes, él hombre ya estaba haciendo tratos para vender el primer borrador y el aun no pasaba la pagina 80, de hecho no había conseguido escribir una sola línea decente en las siguientes 2 horas desde que el chico Martin se había ido de su departamento.
Era la razón principal de que hubiera decidido ir al cine local para distraerse un poco. Jesus, lo que menos esperaba era tener que presenciar toda la escena del rompimiento del cachorrito. No era que le importara particularmente el niño, pero no podía evitar sentir pena por él.
—¿usted oyó todo? ¿cierto?—Preguntó Martin bajando su vista al suelo con vergüenza.
Incluso con la poca luz amarillenta de las farolas podían verse las pestañas humedecidas del chico reflejando el brillo de las luces, oh jesús.
Jude Rose de verdad tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para obligarse a sí mismo a no sentir lástima por él pero en ese momento pero, Vamos, no soportaba ver niños perdidos llorando, al punto que se encontró a sí mismo soltando un:
—¿Qué es eso de no pelear por las palomitas, Martin? ¿Que clase de ser humano eres?
Martin pestañeó y se obligó a si mismo a secarse los ojos para ver a Jude Rose. Estaba intentando determinar si el hombre se burlaba para encestarle un puñetazo o si intentaba levantarle el ánimo, hubiera deseado que fuera lo primero, pero contra todo pronóstico, Jude Rose, en serio parecía como si estuviera haciendo un esfuerzo para consolarlo de alguna manera.
Lo confirmó cuando lo vio sacudir la cabeza como dándose cuenta de su pobre intento y con molestia (si era hacia Martin o hacia si mismo, nunca podría determinarlo) lo oyó soltar un:
—Para de humillarte, Martin.
Lo dijo con tono autoritario como si lo que Martin estuviera haciendo fuera lo más estupido del planeta, y puede que lo fuera, tal vez si se estuviera humillando en ese momento. Pero no entendía por qué eso le importaba de alguna manera al hombre.
vamos, tampoco entendía por qué Jude se había quedado con él después de ver como Dave -la planta carnívora, en adelante- lo botaba. La fila de personas para entrar a la función comenzó a moverse, pero Jude Rose no hizo hamago de ir a ningún lado.
Sí, el hombre acababa de perderse su propia función, pero tampoco creía que tuviera derecho a gritarle por estar llorando. Ni siquiera estaban en horario laboral para que se justifique que fuera un cretino con él.
Así que Martin se sintió con todo el derecho del mundo de ser todo lo infantil que quisiera en ese momento. A final de cuentas acababan de romperle el corazón, aceptando eso como razón suficiente para actuar como crío se dejó ir soltando un:
—Llevabamos 3 años juntos, y Dave solo tomó sus cosas y se fue, por que "soy el mejor novio del mundo"—Martin soltó una risa amarga antes de volver a romper en llanto y cubrir con sus manos su rostro.
y Jude no pudo evitar preguntarse como el tal Dave pudo ser tan cruel de abandonar a Martin-ojos-de-cachorro-desolado, de esa manera en un jodido estacionamiento público.
Bastardo, pensó. Jodido Rey de los bastardos. No conocía al novio del chico, (ni al chico si se ponían estrictos) pero como espectador aquello se había visto mucho como un hombre pateando a un bebé indefenso.
Jude era un desalmado sin corazón, maldición, pero hasta él tenía cierto grado de empatía y humanidad.
Vamos, No podía seguir soportando al chico y sus berreos, aquello era demasiado. si seguía por ese camino terminaría metiendolo en su cama solo para mantenerle boca ocupada en algo que no sea lloriquear.
De acuerdo, la sola idea de tener su pene entre los rosados labios de su nuevo asistente hizo cosas extrañas con él que tuvo que obligarse a patear lejos en ese momento. Vamos, no tenía paciencia para críos, ni siquiera entendía por que se había acercado en primer momento.
Él de todas las personas y como escritor de novelas románticas, odiaba jodidamente mucho el romance, pero aún más los finales trágicos, porque diablos. En su experiencia, lo que era la vida real, los finales siempre eran trágicos en un 90% de los casos.
—Vamos, salgamos de aquí. Esta gente ya tuvo suficiente espectáculo, chico, mantén algo de dignidad para ti.—Estiró su mano hacia la de Martin y tiró de él para arrastrarlo fuera de los ojos curiosos pero Martin se resistió de inmediato.
—no, el puede volver ¿y si vuelve y no me ve?
Te haces un favor a ti mismo, pensó, pero en cambio suspiró intentando encontrar un atisbo de paciencia, vamos, él también había sido joven y estupido en algún momento.
Abrirle los ojos al cachorrito enamorado era casi un acto de humanidad.
Bien.
—Mira niño, esto no se volverá más fácil con el tiempo así que lo simplificaré para ti. Él no te botó por las palomitas de maíz o porque seas el mejor novio del mundo. Esa fue una línea genial, tal vez se la robe, pero solo fue una versión más sofisticada del clásico "no eres tú, soy yo" lo que se traduce a que tiene otro. Olvídalo, sécate las lágrimas y sigue adelante. Muévete. Su tren ya salió. Se fué Martin.
—Viaja en avión.—Dijo Martin caprichosamente aferrandose a lo unico que pudo contradecir de todo lo que había dicho el viejo escritor. Aun con los ojos llorosos volvió la vista a la mirada azul ártico de Jude evaluando su ceño fruncido en una mueca de molestia—Es usted un hombre sin corazón sr. Rose. ¿No ve que estoy sufriendo aquí?
—Lo que yo veo es a un crío patético con problemas de autoestima, así que para de llorar como cachorro abandonado porque no vas conmoverme así que mueve el culo.
—Acaban de abandonarme. —Se defendió Martin pero esta vez se dejó arrastrar por el hombre mayor que daba pasos largos hacia la calle.
—Lo sé, acabo de verlo en primera fila. Noticias de última hora, volverán a hacerlo al menos una docena de veces más, Zyde, no es el fin del mundo. Además en serio ¿ qué clase de novio te llama por tu apellido después de tres años? apuesto a que con la facilidad con la que te botó ni siquiera sabía tu nombre en primer lugar. Ten la libertad de contradecirme.
Martin lo observó como si al hombre le acabaran de salir dos cabezas, vamos, esas no eran las palabras que se usaban para consolar a alguien, definitivamente no las que él hubiera usado. Aunque de hecho le hubiera gustado decirle que Dave si sabía su nombre de pila, pero si lo pensaba bien no estaba seguro que fuera cierto, dios. Tal vez Dave no estaba tan metido en ellos, como él había creído. Vaya aquella era como una epifanía que hubiera preferido no tener.
—¿a dónde vamos?—Preguntó en cambio. No, joder, el no iba a admitir nada frente a ese hombre.
—Por un trago. chico. Espera ¿eres legal, cierto?
—Cierto.— estuvo de acuerdo Martin.
—Bien, entonces eso.
Por un segundo Martin estuvo a nada de enviarle un mensaje a Dave avisando que saldría a beber, una costumbre automática que llevaba años arraigada.
No fue hasta que vio que ya no le aparecía la foto en el contacto que se dio cuenta que Dave lo había bloqueado y recordó por qué estaba yendo a beber con un completo desconocido en primer lugar.
Jesus. ¿Dave en serio lo había bloqueado?
Martin quiso reírse de la patética situación en la que se encontraba.
—¿Vines?—Lo apremió Jude.
oh sí, hombre, claro que iba.
Tal parecía que se había transformado en un hombre soltero que no le debía explicaciones a nadie.
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