Capítulo 4
" Mejor novio del mundo"
Era un título que Martin se enorgullecía en presumir. Pero eso implicaba que necesitara un nuevo empleo para pagar la matrícula de Dave en Jeffrey's ballet. Vamos, los padres de Dave habían tenido un problema con el pago de ese semestre y habían cancelado la matrícula del chico.
Lo que no entendían, era que si no podía estudiar Ballet, la vida de Dave no tenía sentido y sus tontos padres egoístamente habían priorizado otros gastos sin pensar en su único hijo, palabras de Dave.
Martin sabía que los padres de Dave no eran malas personas pero no podía evitar sentir cierto recelo hacia ellos luego de ver cómo su novio llegaba a su casa destrozado en un mar de lagrimas porque sus sueños "acababan de ser cortados como las alas de un pajarito".
Sip. Dave era ligeramente dramático, pero Martin sabía que en el fondo, su chico así lo sentía, ese era el fin de su mundo.
De hecho se había pasado casi tres días chupando y escupiendo bombones (porque Dave nunca comía carbohidratos de más para no ganar peso innecesario) en el cuarto de Martin mientras lloraba y veía comedias románticas de mala calidad. Los Srs. Martin podían ser unos padres increíbles y comprensivos con su hijo mayor y los dramas de su novio, pero al cuarto día de tener al jovencito depresivo que ni siquiera salía del cuarto, Sandy Martin, se había acercado a su hijo mayor para preguntarle sobre Dave.
Sip, Martin le había asegurado a su madre que se encargaría de solucionarlo, y lo haría, no solo porque (a pesar de lo mucho que lo quisiera) no podía Dave quedarse viviendo en su casa, sino porque tampoco soportaba verlo tan desolado, razón por la que ese viernes se encontró a sí mismo en una oficina de empleo esperando por un trabajo de tiempo parcial que le ayudara a pagar la escuela de danza de Dave.
Sip. Mejor novio del mundo, se dijo mientras le dejaba su currículo a la aburrida mujer de la entrada del edificio. Una mujer en sus cuarenta, con el pelo lacio de un rubio ceniciento, labios rojos de carmín y un par de lentes agatunados en el mismo tono sobre su nariz puntiaguda. Lucía aburrida y Martin ya ni recordaba de qué era este trabajo para el cual se estaba postulando.
Como su padre, Martin estaba estudiando leyes, en una universidad local. No era la ivy league pero no era mala y le requería bastante horas entre cursada y estudio, por lo que sus horarios libres eran pocos, así que se había postulado para cualquier empleo que se acomodara ligeramente a su disponibilidad horaria.
No le importaba si debía teclear detrás de un ordenador o poner tomates en un pan, necesitaba el dinero y estaba dispuesto a hacer cualquier cosa remotamente legal y que no incluyera la venta de su cuerpo o imágenes del mismo o de su chico desnudo para conseguirlo.
Sip. En cuanto Martin le había sugerido la idea de que ellos podían conseguir el dinero entre ambos, Dave se había levantado de un salto de nuevo poniendo en marcha su cerebro y hasta había llegado a considerar la idea de que hicieran porno.
Fue ahí cuando Martin se dio cuenta de la dimensión que el asunto había cobrado para Dave. Definitivamente estaba dispuesto a cualquier cosa. Martin no iba a dejar que cualquier pervertido cincuentón se masturbara con la imagen de su novio. No señor.
Miró de nuevo a la mujer antes de despedirse de ella con una sonrisa que no le correspondió.
Bien, ahora solo queda esperar, se dijo.
Y esperó.
Los días pasaron y Martín no dejó ni un momento su teléfono pensando en que tal vez hubiera puesto mal sus datos de contacto.
¿Por qué demonios nadie lo había llamado?
Su teléfono vibró entonces con un mensaje de Dave.
Amor ❤: ¿y si hacemos un Only?
¡Oh jesús!
Martin dejó caer su cabeza en la mesa con pesar. Estaba en la biblioteca estudiando los apuntes para su próxima clase. Definitivamente necesitaba un maldito trabajo o Dave acabaría por enloquecerlo.
—Tampoco me gustan las clases de Ryder pero no es tan malo.—La amable voz a su lado lo hizo alzar la vista.
Maximilian Roger.
Eran compañeros aunque el chico nunca dejaba atrás a su perro guardián, un rubio que a Martin le ponía los pelos de puntas por lo que solía mantenerse al margen del chico.
De hecho, Max uno de los amigos en común por el que Dave y él se habían conocido. Dave y Max estudiaban en la misma escuela de danza, aunque luego de un tiempo había descubierto que a su novio, Max le agradaba de poco a enemigos. algo de que competían por ser "los principes del Ballet", razón por la que suponía que contarle los problemas económicos de su novio al joven no era una opción.
Vamos, le agradaba Max, ellos habían tenido un juicio por el perro fluffy en su primer año.
Su primer juicio, una cosa de roles que hacía uno de los profesores para bautizar a los nuevos y ver cómo se defendían.
Sorprendentemente y a pesar de su agradable sonrisa de niño bueno, Max había sido un contrincante feroz en la defensa por la tenencia del perro Fluffy.
De hecho, el profesor tuvo que parar antes de que ellos dejaran las palabras de lado y solucionaran el caso a las manos.
Síp, cuando se dieron cuenta de lo posesionados que estaban por conseguir la custodia del perro ficticio se habían reído y quedado en ir a festejar con amigos su empate.
Esa noche, cerca de 3 años atrás, él había conocido a Dave. Max salía en ese tiempo con una de las chicas de la compañía de danza que era mejor amiga de Dave y lo había arrastrado esa noche.
Volvió sus ojos a su teléfono. Su querido novio que en esos momentos volvía a sugerirle lo de desnudarse frente a las cámaras. Jesus. Si insistía solo un poco más, Martin sospechaba que acabaría cediendo y que su madre lo mataría por eso.
Sip. Tenía que conseguir un trabajo antes de eso. Cualquiera sea ese trabajo siempre que no incluyera quitarse la ropa en él.
Se puso de pie ignorando a su compañero y empezó a guardar sus apuntes en su mochila.
—¿Podrías cubrirme la asistencia con Ryder? Yo en serio tengo que hacer algo.
Max lo observó antes de asentir y eso fue todo. Tras un rápido intercambio de mensajes con Dave asegurandole, que él conseguiría el dinero, Martin salió a la calle con su bolso al hombro y una decisión tomada.
El no volvería a su casa hasta que alguien no le diera trabajo ese día así debiera arrojarse en el suelo a lloriquear por él.
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