16
Capítulo 16
Deja vu. Fue todo lo que Martin pudo definir apenas parpadear esa mañana. Esto ya lo había vivido. Lanzó una mirada alrededor ¿Por qué cada vez que estaba borracho acababa enredado en la cama del sr. Rose? ¿Y dónde estaba el sr. Rose? Martin observó su cuerpo. Jesus, al menos está vez estaba vestido. ¿Eso era algo,no ? Tenía que serlo, por el amor de dios ¿Que había pasado con sus amigos anoche? ¿Realmente eran sus amigos si lo habían dejado tirado en manos de un desconocido? ¿Dónde había quedado Max? Max, recordaba verlo bailar con otro hombre mientras su extraño compañero pálido los observaba con ojos calientes. Y luego … luego le dió algo. O eso creía, el tercer chupito había sido demasiado ¿Cierto ? Mierda, sintió calor subir por su estómago mezclado con vergüenza. ¿En qué grado de decadencia lo había encontrado anoche el sr. Rose? ¿Y podía un alcohólico empedernido juzgar a otro por una mala noche de tragos? ¿No debía ir contra las reglas de la hermandad alcholisista o algo así? ¡Tu no eres un alcohólico Maritn y ya deja de inventar palabras! Cierto. Él no lo era ¿Entonces por qué cada vez aparecía más a menudo intoxicado en la cama de otros hombre? De cierto hombre mayor para ser exactos.
Al menos el sr. Rose no le haría nada que no quisiera. Pero el quería ¿Cierto? Ese era el problema. Podía recordar las insinuaciones que le había hecho la noche anterior al hombre. Entonces el sr. Rose lo había rechazado . Martin sintió su estómago revolverse de nuevo, pero está vez no tenía nada que ver con la resaca.
Encontró al hombre mayor sentado en la cocina, para variar, estaba junto a la ventana cerca de la luz de la mañana y tanta claridad puso los ojos de Martin a llorar. Desde cuándo el sr. Rose era un ave diurna? Por favor. La claridad parecía picotear su cabeza. Martin soltó un gemido lastimero consiguiendo la atención de Jude.
El sr. Rose hizo un ligero inventario de el y se dirigió a la heladera sacando una jarra con un extraño líquido rojo de ella
—bebe esto.
—qué es ?
—jarabe para la resaca.
—sé ve como jugo de tomate—dijo Metin haciendo una mueca.
—hay algo de eso en el.
—no beberé eso.—dijo Martin rotundo. Odiaba con toda su alma el jugo de tomates.
El sr. Rose se encogió de hombros.
-Tienes dos opciones, esto—señaló la jarra —o un par de tragos de esto—dijo agarrando su taza que incluso desde donde estaba Martin podía oler que había sido adulterada con su café especial. El estómago de Martin volvió a revolverse de solo pensar en poner una gota más de alcohol en su sistema y como un buen niño se decidió por la jarra con el dudosos contenido rojo.
—existen vasos, niño.
—pero usted dijo que lo bebiera sr..rose.—y si su voz salió ligeramente caprichosa no había otros testigos que ellos dos.
—¿harás cada cosa que diga sin siquiera pensarlo?
—es mi jefe, señor, ¿no se supone que haga todo lo que me pida?—preguntó encogiéndose de hombros.
—no estamos en hora laboral zyde.
—quizás hago horas extras para ser el empleado del mes. O quizás solo me gusta que me manden, ya sabe…
—Tu estás sugiriendo…? ¿Sigues borracho, niño?
Jude se detuvo y lo observó, sus espesas cejas de sal y pimienta fruncidas como si le costara comprender a Martin. Quizás había hablado de más después de todo, quizás a Jude no le parecía atractivo un "niño" como él, pero Jesus, incluso con la resaca que tenía, podía admitir que el hombre se veía caliente por la mañana, algo en sus palabras le recordó al libro que había estado leyendo antes. Tragó saliva, era mejor cerrar la boca antes de que dijera algo aún más vergonzoso, era mejor ocupar su boca con el contenido de la jarra. No le gustaba, de hecho hizo una mueca y tuvo que hacer un esfuerzo por tragarlo. Cuando apartó la jarra el señor Rose estaba sobre él. ¿Se había movido demasiado rápido o eran los sentidos de Martin los que aún estaban embotados? El pulgar del sr. Rose tocó la comisura de su boca limpiando un rastro rojo. —te has manchado.— le dijo, sus ojos azul ártico se clavaron en el chico. Martin sintió la boca seca, su cerebro podía no estar funcionando de maravilla en ese momento pero era innegable cuando un hombre observaba su boca de la manera en la que se observa a alguien antes de besarlo. Martin se estremeció ante la idea.
—no sería un buen vampiro, me reconocerían de inmediato después de alimentarme.—soltó sin tener idea de donde había salido eso. Los ojos de Jude se arrugaron en sus comisuras por la diversión.
—serias pésimo escondiéndote Martin.—estuvo de acuerdo el tono de Jude seguía siendo suave y cuidado pero había un atisbo de ronquera en él, que puso todos los vellos del cuerpo de Martin erizandose como un gato.
—quizás es usted el vampiro, y está usando sus encantos conmigo, señor.
—¿Que te ha dado por los vampiros?
—He estado leyendo señor.
—sangre caliente? —preguntó jude. había sido una de sus primeras novelas paranormales con un vampiro y un lobo de protagonistas donde había mucho sexo y algúnas menciones sobrenaturales. Basura romántica para masturbarse.
Martin asintió.
—entre otros.
—Así que te has pasado un buen tiempo hojeando mi trabajo.
—Dave tenía toda su colección, sr. Rose. Era su fan número uno.
Jude hizo una mueca ante la mención del ex de Martin. No quería traer al chico a la mesa. —y que te ha parecido?
—me ha calentado.
La risa de Jude está vez fue inevitable.
—es al menos la novena vez en que te insinuado en menos de 12 horas ¿Las hormonas de la adolescencia te tienen tan mal?
—no soy un dolescente—se quejó pero no negó lo de las hormonas, estaba caliente y trató de transmitirlo con sus ojos sin apartarse ni un centímetro del hombre mayor. El pulgar de Jude acarició el labio inferior de Martin, presionando ligeramente en la almohadilla suave y rosada hasta que el muchacho abrió su boca para dejar escapar un suspiro.
Jude introdujo el primer nudillo en su boca y como un automata Martin se abrió para él chupándolo. sí… gimió alrededor del dedo antes de que un segundo dedo presionara la lengua de Martin hacia abajo, dejando que los dedos del hombre mayor saquearan su boca, quería besarlo, quería besarlo tan mal, pero no sé atrevió a moverse sin permiso. Los dedos de jude sabían a sal, a piel y hombre… Martin gimoteó con su cerebro un poco nublado cuando el hombre apartó sus dedos, pestañeó con sus mejillas ligeramente rojas, su polla hinchada en sus pantalones dolía más que su cabeza en ese momento.
No tenía idea de cómo se veía, pero la mirada hambrienta del hombre mayor le dió la valentía para murmurar un sin aliento
—béseme sr.Rose.
—te ves hermoso Martin pero apestas a alcohol rancio, a hierba, aliento de la mañana y jugo de tomate. No sería nada agradable besarte ahora mismo, chico.
Quizás debió avergonzarse en ese momento pero lo único que pudo soltar fue un —Oh—sus regordetes labios rosados se fruncieron de tal forma que por un momento Jude pensó en tomar el riesgo y besarlo de todos modos. No. Sacudió la cabeza, no era tan idiota. Pero…
Los ojos de Jude volvieron a la boca de Martin. Él quería. Antes de que un segundo pensamiento pudiera hacerlo cambiar de opinión el timbre de la puerta principal sonó recordándole que no podía dejarse manejar por los impulsos.
-ve a lavarte chico, pedí el almuerzo mientras aún dormías.
-almuerzo?
-es pasado el mediodía.
-espera? Que? Mierda.-martin miró la hora sobre su cabeza. Joder. -¿Que día es hoy? Dime qué no es domingo.
-es domingo.
-no.
-claro que así ayer era sábado, ¿Recuerdas? Me llamaste ebrio. Hace solo unos segundos estábamos hablando de ello
-mierda. Mierda. Mierda.
Fuera lo que fuera que significaba que fuera domingo puso al chico en marcha. Sacudió su cabeza y escapó de su estupor.
-tengo que irme, tengo que…-martin miró a su alrededor horrorizado.-digame que esto es una especie de sueño vergonzoso en el que me despierto desnudo en el trabajo.
-mas bien es una realidad en la que parece que quieres chuparme la polla, anoche me dijiste que sería un buen papi para ti, eso es lo que piensas cuando me ves? —la pesada mano de Jude acarició la mejilla de Martin con firmesa— Quieres chuparme la polla zyde? ¿Tienes complejos con papá que resolver con la polla de un hombre mayor?
Si los tenía, Martin no se había dado cuenta de ellos hasta el momento, pero la idea de la polla del hombre usando su boca, llenando y estirando sus labios fue más que suficiente para que se quisiera dejara caer frente al hombre sin pensarlo, quizás aún estaba un poco borracho después de todo, pero no le hubiera importado demasiado si no fuera domingo.
Maldita sea, sus ojos vagaron a la bragueta del hombre mayor frente a él, se podía observar el contorno de su polla tras la tela de los chandales que no había nada por ocultarlo. Martin sacó su lengua para relamer sus labios secos.
Jude carraspeó.
-deja de mirarme como si quisieras chuparme la polla Zyde.-lo reprochó Jude -mis ojos están aquí arriba.
Los ojos de Martin subieron a la cara del escritor, un tenue rubor empapó su rostro pero el calor no los abandonó. Jude rose soltó una carcajada casi dolorosa.-ahora me miras como si quisieras joderme la boca
Oh mierda. Ahora Martin no podría sacarse esa imagen de la cabeza. Gimoteó, por qué el hombre había dicho eso. Por el amor de dios, ahora Martin no podría quitarse la idea de la cabeza.
-es usted un hombre cruel sr. Rose?
-por que?
-porque ahora no dejaré de pensar en su polla en mi boca y la suya en la mía.
-Joder.-jude llevó el talón de su mano descaradamente hasta la polla que había Sido mencionada en cuestión y presionó en ella bajo los atentos ojos de Martin que aún lo estudiaban.
-Necesito hacerle una mamada-suspiró el niño como si estuviera en trance con su filtro boca cerebro completamente destrozado. ¿Acaso tenía filtro boca cerebro alguna vez? Desde que se había cruzado con el chico y su pomon verde había notado que tenía una especie de inocencia cruda al hablar. Demasiado honesto. Demasiado joven, tenía una mente afilada en el fondo y en ocasiones era un contrincante lo suficientemente cínico para que Jude se entretuviera picandolo pero en ese momento parecía que su cerebro se estuviera escurriendo por su polla.
Jude no estaba mucho mejor, la tensión sexual entre ellos ni siquiera era disimulable. Solo un idiota podría no verlo. Jude envolvió su mano en el cuello de Martin y lo empujó ligeramente hacia abajo. Las rodillas del chico golpearon el suelo sin que siquiera pusiera el mínimo de resistencia.
Martin observó sus rodillas sus manos en el suelo como si intentara comprender cómo había acabado ahí y luego subió lentamente su vista por las piernas de Jude, el hueso de la cadera de Jude que se dejaba ver a medias por el elástico de sus pantalones, la cintura estrecha, el pecho amplio y la mandíbula firme pintada de sal y pimienta, pero sus ojos. Martin se quedó clavado en su sitio con la mirada de Jude, esos ojos árticos y autoritarios lo tenían a su Merced. La mano de Jude fue hasta la mejilla de Martin acariciándola con una delicadeza que se revelaba contra la determinación dura de sus ojos
-chupamela Martin.-Dijo Jude en tono autoritario y eso fue todo lo que el chico necesitó para desconectar. Le importaba una mierda lo que tuviera que hacer ese día. Sus sentidos estaban colmados de Jude. Jude rose. Joder. Jude rose y su olor amizclado. Su mano tibia y reconfortante contra su mejilla, no era delicado, no, era fuerte. Lo sostenía y Martin no se había dado cuenta de lo mucho que eso le gustaba. Lo mucho que quería que Jude lo mangoneara. Lo mucho que quería complacerlo. Por el amor de dios, Martin estaba temblando, sus manos ansiosas fueron a la bragueta del hombre. Topándose con los molestos botones que en ese momento parecían demasiado difíciles de desprender.
—despacio.— Jude empujó a Martin ligeramente por el hombro para que se apartara. —estás tan ansioso, muchacho. Ve más despacio.
Pese a su propio instinto Martin obedeció, desabrochando con calma uno a uno los botones hasta llegar a la polla de jude. El hombre no usaba ropa interior, lo que fue un alivio para el ansioso Martin que en ese momento temblaba por llevarse la cabeza rosada a su boca.
—zyde…—Lo llamó Jude tomando un puñado de su cabello. Y lo obligó a alzar la vista para verlo a los ojos.—abre esa preciosa boquita para mí, muchacho.
Martin ni siquiera se detuvo a observar la polla en cuestión, demasiado ansioso por saborearla se abrió para él dejando que Jude tomara el control de la mamada y lo usara para complacerse. Había algo increíblemente caliente en el hecho de estar de rodillas en el medio de la sala con el hombre parado frente a él, sus rodillas dolían un poco y su cuello tampoco sería el mismo al día siguiente pero por el momento lo único que importaba era el sabor salado de jude, el olor a almizcle de su excitación y lo dura que estaba su propia polla. Por el amor de dios, esto iba a ser patéticamente corto. Con una de sus manos abrió su propia bragueta su polla estaba tan dura que palpitaba contra su puño.
— Ven aquí. Dios, eres tan bueno, eres…—Jude se interrumpió ahuecando la mejilla de Martin para sentir su propia polla a través de ella. El cumplido fue todo lo que necesitó para ponerse en marcha, aún con la boca llena de jude se dejó ir, su cuerpo sintiéndose como papilla de bebé y por un momento estuvo fuera de si mismo solo dejando que jude tomara su rostro con ambas manos y enbistiera en él mientras se concentraba en las réplicas de su orgasmo.
—acabas de correrte contra mi pierna?—preguntó jude entre divertido e impresionado. ¿Se había corrido el sr. Rose? Martin podía sentir un nuevo sabor uniéndose a la mezcla. Se apartó, tomó una bocanda
—lo siento sr. Rose.—aunque no lo sentía para nada todo su cuerpo aún vibraba. Alzó de nuevo sus ojos, sus mejillas estaban rojas, su boca bien jodida y sus ojos como dos espejos transmitían claramente su deseo por ser besado.
—joder Martin eres como un cachorro necesitado. —Se quejó jude, Molesto consigomismo por lo mucho que estaba tentado en complacerlo. martín bajó la cabeza avergonzado. Necesitado. Así lo había llamado Dave algunas veces. Jude notó de inmediato el cambio en la actitud y se maldijo, no lo dijo así, no de esa forma. Tomó la mejilla del menor y lo obligó a mirarlo —ve a lavarte para que pueda besarte ¿harías eso por mi?
Martin asintió y se apresuró a levantarse y correr al baño. Jude suspiró mientras se acomodaba la bragueta intentado determinar que había hecho en los últimos minutos. Meterse con un niño necesitado nunca era buena idea, él era un hombre con experiencia podía ver lo que zyde no veía. Y lo que podía ver era una mala idea se viera por dónde se viera
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