Realmente no quería salir pero la mirada triste de su hermana querida lo convenció. Busco ropa linda para él, nada exagerado para no llamar mucho la atención. Aunque su pelo color anaranjado no ayudaba tanto. Ya estaba listo, sentado ahí pacífico en el sillón de su casa. Tenía 17 años, ya mismo terminaba su año escolar y entraba a la Universidad. Pero esos son detalles a partes.

Tenía sueño, no mentía. Ayer se acostó un poco tarde por estar viendo cosas de adultos. Ya saben, estaba un poco estresado por las clases y demás por lo que quería relajarse así que un poquito de acción no daña a nadie. Si gente, se la había jalado. Y no sólo eso, había descubierto el placer anal. Y no quería salir de ahí, su familia sabía desde los 12 que era un chico gay. Pero eso no importaba mucho, ser gay no es algo diferente. Añado que, aunque era un chico lindo y atractivo, no tenía pareja.

Mientras se quedaba poco a poco dormido en el sofá, su hermana y padres ya estaban listos. Su madre lo vio cansado y se sintió un poco mal al querer salir a cenar todos juntos como familia, pero ella quería pasarla bien con todos juntos. "Lo siento bebé, será para la próxima"

-Vamos Shoyo, levantaste que ya nos vamos- decía su mamá mientras le picaba sus cachetes. Por la incomodidad se levantó y le sonrió cansado a su bella madre.

-Ya voy, espero que ya todos estén listos, no quiero esperar a nadie más - dijo estirando sus brazos y piernas. Luego de ese estirón su mente estaba un poco despierta.

Su mamá sonrió y juntos se fueron al carro donde su padre y hermana esperaban. Cerró la puerta y aseguró las ventanas antes de irse, todo tenía que estar cerrado no quería que le robaran. Estando todo listo ya, se montaron por fin en el carro y se fueron.

En el camino escucharon música y hablaron de la escuela, o los entrenamientos de Shoyo. Es más hasta hablaron del trabajo de su padre. No trabajaba en un puesto muy reconocido, pero todo trabajo era importante por eso su esposa e hijos siempre lo apoyaba. Su madre también trabajaba, era maestra de niños especiales, niños índigos, autistas, genios, superdotados. Le encantaba su trabajo y su niña, que era una niña arcoiris, le gustaba escuchar sus anéctodas del trabajo.

La conversación cesó cuando llegaron al restaurante. No era algo muy elegante, pero la comida que servían era realmente deliciosa. Al estacionar, todos se bajaron. Shoyo entró en el restaurante de la mano de su hermanita. Él adoraba a su pequeña confidente.

-Buenas, una mesa para cuatro por favor - pidió su padre al chico de cabellos violetas y mirada cansada. Su nombre era largo y un poco difícil de pronunciar, pensó Shoyo al leerlo en su camisa de mesero.

- Okey, ya vuelvo. Pueden esperar sentados - dijo con su voz calmada y aburrida. Se retiró rápido así que la familia se sentó en un pequeño banco que se encontraba frente a la puerta. No duraron ni 3 minutos porque el gigante volvió enseguida - Por aquí por favor.

Los guió a una mesa que se encontraba casi en el medio del lugar. Era sencilla, una mesa común, dos sillas y un muro donde se encontraba un banco pegado a la pared. Perfecto para las otras dos personas. Se sentaron de manera que Shoyo y Natsu tenían de frente otra mesa en la cual comía un joven de pelo negro lacio. La cara de le hizo conocida a Shoyo pero no dijo ni hizo nada.

-Que van a pedir?- Con esa pregunta inició su noche familiar. Comieron tranquilamente, cenaron hamburguesas. Estaban muy deliciosas. Mientras comían también hablaban.

En un momento de la conversación Shoyo dejo de contestar y simplemente comió en silencio mirando al joven de pelo negro. Lo había visto ya, lo sabía. Su cara era seria, su cuerpo era muy marcado además parecía de unos 22 años como maximo. Un chico muy atractivo. Mientras más lo miraba más sentía el sentimiento de haberlo conocido. Shoyo era muy hablador, quería hablar con ese joven que se le hacía tan conocido. ¿Pero de qué?

El joven mientras, terminaba su comida tranquilo, termino de comer y pagó. Se paró satisfecho pero antes de irse una mano pequeña y blanco lo detuvo. Era Shoyo que al verlo pasar tuvo que preguntarle su gran duda. Su familia al ver la acción no dijo nada y sólo espero.

-Se me haces conocido, te conozco?- pregunto al fin Shoyo al chico guapo.

El chico lo miro sorprendido al principio pero luego de verlo y analizar la situación hablo con su voz un poco ronca, tan sensual y sexy.

-Soy actor porno- dijo sonriendo coqueto y se fue así como si nada. Estaba claro que no se volverían a encontrar así que tranquilamente se fue a su casita.

Shoyo con un sonrojo en la cara no pudo ver de nuevo a su familia a los ojos. Que vergüenza. Mientras la familia, que escucho todo, simplemente pusieron un tema y siguieron normal. Como si nada hubiera pasado.

Terminaron de comer y pagaron para irse a su casa tamine. Y Shoyo, bueno el... paso tremenda vergüenza pobre.

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Espero que les haya gustado este oneshot, si quieren más me avisan y así podemos seguir creando contenido de esta hermosa pareja. Idea sacada de:

Si eres nuevo o nueva te invito a mi otra historia