Capítulo 8: ¿Protector o celoso?
El dichoso chico, el cual tuve que atender yo porque JungKook no se atrevía a acercarse, no paraba de pedirme las cosas por cuenta gotas. Primero los cafés, luego unos bollitos rellenos de crema, que si más azúcar, un trapo para limpiar las gotas de café que se habían derramado; claramente adrede..., y así con varias cosas más, y lo peor, que aún seguía aquí.
— ¿Algo más? —pregunté sin mirar a ninguno a la cara.
— Sí —no me hizo falta mirarlo para saber quién habló—. Quiero al chico que ahora mismo se encuentra atendiendo a esas dos mujeres —miré a mis espaldas viendo a JungKook servir un par de cafés a dos señoras.
Apreté mis dientes, conteniendo una vez más la rabia que deseaba descargar sobre el tan pesado y acosador chico.
— ¿Me estás vacilando? —incliné mi cuerpo hacia adelante, apoyando una de mis manos en la mesa y así poder tener más cerca nuestros rostros.
— Quizás —con el puño cerrado di un sonoro golpe en la mesa, pero el chico ni siquiera se inmutó.
— No me toques las pelotas, enano —varias personas se voltearon en nuestra dirección y comenzaron a cuchichear.
— Vaya camarero... ¿Debería pedir la hoja de reclamaciones?
— ¿Qué pasa? —la voz de JungKook a mi costado se llevó las miradas de los cuatro chicos de la mesa e incluso la mía.
— Nada, sigue atendiendo.
— La verdad es que sí pasa algo —se metió por medio el chico problemático—. ¿Puedes traerme la hoja de reclamaciones?
JungKook me miró sorprendido y en vez de hacer caso al cliente, como debía hacer, se quedó quieto esperando alguna palabra mía o que simplemente que yo le detuviera para que no fuera por ella.
— Tráela, JungKook.
— Pero...
— Tráela —le volví a repetir. No me comería el orgullo por un idiota como éste, si luego debía llevarme un sermón, que fuera de mi amigo.
— Jimin, no es necesario llegar tan lejos —JungKook se dirigió al chico, con el ceño fruncido y ni una pizca de aquel rostro nervioso y asustado.
— Pedí algo y no me lo quiso traer.
JungKook me miró ahora a mí esperando una respuesta o el porqué me negué a traer lo que pidió.
— Te pidió a ti —respondí con simpleza. Quizás ahora entendería mi forma de actuar.
— Está bien, aquí estoy —parpadeé varias veces sin creer lo que había dicho.
"O estoy sordo o el chico es tonto"
— JungKook..., si no quieres estar con él no lo hagas, ni siquiera por mí —haciendo caso omiso a mis palabras me sonrió y me susurró un "no pasa nada".
— ¡Agh, ¿por qué tanto drama?! —el chico se levantó de imprevisto— Sólo quiero hablar con él, nada más.
Me quedé un rato pensativo. Sabía que no era nadie para decidir por JungKook, pero realmente no me fiaba de ese chico y si intentaba algo no dudaría en estamparle una silla en la espalda.
— Como le hagas algo... —lo apunté con el dedo, advirtiéndole que a la mínima no dudaría en meterme por medio.
Al final me alejé de aquella mesa y vi como ambos se alejaban un poco de los tres chicos restantes y se ponían a hablar. SeokJin me hizo un gesto en dirección a la pequeña habitación, supongo que para decirme algo y yo pudiera contestarle, pero por nada me movería de aquí ahora mismo.
— Sólo será un momento —insistió. Yo negué levemente con la cabeza y él después de soltar un bufido se alejó.
Tras media hora, sí media hora que estuvieron esos dos hablando, el chico acosador bajó su cabeza e infló su pecho, soltando el aire con pesadez. Dio unas palmaditas en el hombro de JungKook y, sin volver a mirarlo, se marchó de la cafetería. Los tres chicos que venían acompañados por él, lo vieron y se marcharon también, no sin antes pagar la cuenta; cuenta que cobró JungKook.
— ¿Y bien? —pregunté curioso nada más verle acercarse a la caja registradora para guardar el dinero.
— Más de lo mismo —se encogió de hombros.
— Media hora para... ¿qué?
— Para invitarme a un karaoke.
— ¿A un... karaoke? Qué chico tan raro.
— No tiene sentido, ¿verdad? —giró su cuerpo hacia mí— ¿Por qué me invitaría a mí? ¿No tiene amigos? Además, sabe que siempre huyo de él..., no tiene sentido.
— JungKook —le cogí de las manos—, es un acosador, no le busques explicación.
— Supongo.
— Le dijiste que no, ¿no?
— ...
— ¿JungKook?
— Sí, sí, le dije que no.
— Joder, por un momento me asustaste —solté sus manos y me quedé mirando su rostro, algo iba mal. ¿Me habría mentido? No, no tenía sentido. ¿Por qué saldría con un chico que prácticamente lo acosa?— Si intenta algo no dudes en llamarme —asintió y, cogiendo una bandeja, se fue a servir más cafés.
— ¿Ahora podemos hablar? —rodé mis ojos y sin darle una contestación me metí al pequeño cuarto.
— ¿Qué quieres?
— ¡Lo que te estaba diciendo antes, pero no me echas cuenta!
— Estaba ocupado.
— Sí, metiéndote en la vida del chico.
— Sólo quiero protegerlo.
— ¿De qué?
— ...
— Tú tienes más pinta de delincuente que el otro pobre chico.
— ¿Pobre?
— ¡Sí! Quizás sólo le guste JungKook y quiera llamar su atención.
— JungKook no quiere, no tiene por qué obligarlo.
— ¿JungKook no quiere o tú no quieres?
— SeokJin, no delires.
— Si te gusta JungKook, ¿por qué no se lo dices?
— No me gusta JungKook...
— Ya claro... Quizás me lo habría creído antes, pero ahora lo dudo.
— ...
— ...
— ¡Además, ¿a ti que te importa? —ya me había hartado de esta conversación sin sentido. ¿Quién era él para reclamarme nada?
— Lo que me importa es que no me estás ayudando.
— Creo que estoy haciendo demasiado por alguien que no conozco y que encima ¡es-un-maldito-fantasma! ¡Por tu culpa estoy dando una imagen de psicópata!
— ¿NamJoon hyung? —JungKook, algo alarmado, entró por mis voces y lo único que se me ocurrió fue sacar rápido el móvil— ¿Te encuentras bien?
— Sólo hablaba por móvil —alcé el móvil para que lo viera.
— Ah, lo siento, me asustaste —volvió a irse, cerrando la puerta tras de sí.
— Ayúdame un poco, al menos. Aunque sea a descubrir lo mínimo. Es lo único que te pido —su tono de voz había bajado, tenía la cabeza gacha y jugaba nervioso con la comisura de su camisa blanca.
— Lo haré y luego me dejarás en paz —fui hasta la puerta y detuve mi mano sobre el pomo— Esta noche buscaremos algo —giré mi rostro esperando una contestación pero ya no estaba, se había desvanecido por completo.
[...]
Una vez más acompañé al menor hasta sus clases y, cuando me aseguré de que había entrado, me dirigí al mismo lugar donde encontré a SeokJin por primera vez. Aún había mucha gente por las calles por lo que intentaba no hablar con él, simplemente me seguía a donde iba y yo comenzaba a recordar el lugar exacto.
— Creo que fue aquí —susurré después de que un joven cruzara por nuestro lado.
— ¿Crees? —asentí.
— Podrías recordar algo tú también.
— Lo intento —se llevó una mano a la barbilla y con el dedo índice tocaba su labio inferior, suponiendo que estaba "concentrado". No pude evitar fijarme en esos movimientos sobre su labio, lo esponjosos que se veían, por no hablar de lo suaves que debían ser— ¿Qué miras?
— ¿Eh? —pillado— Nada, estaba pensando —elevó sus cejas, seguramente malinterpretando mis palabras—. M-me refiero a tu problema.
— Ya —sin mucha credibilidad, se giró, dándome la espalda ahora.
Qué imbécil debía verme ahora mismo. Creía que quien me estaba destrozando la imagen era él, pero al parecer yo mismo lo estaba ayudando.
"Menudo idiota"
— ¿Por qué estaba aquí...? —lo oí preguntarse. Daba vueltas en círculos alrededor del lugar donde le indiqué— ¿Buscaba algo...?
Lo observé por un largo rato, tan largo que tuve que apoyarme en un árbol porque me sentía cansado. Encendí un cigarro y miré a mi alrededor, viendo como las personas pasaban por nuestro lado, como SeokJin las esquivaba y una pregunta se coló entre mis pensamientos.
"¿Lo podrán atravesar?"
— SeokJin —lo llamé sin elevar mucho la voz.
— ¿Sí?
— Ponte frente a alguien y no lo esquives.
— ...
— Quiero saber si te pueden atravesar.
— ...no.
— ¿Por qué no?
— Se siente horrible...
— Entonces sí pueden atravesarte... Interesante, me gustaría verlo.
— ...
Con el rostro algo apagado volvió a girarse y me ignoró.
"¿Me pasé?"
"Nah, tampoco dije nada del otro mundo"
— ¡Oh! —despegué mi espalda y caminé hasta él— Creo que... llegué aquí buscando algo.
— ¿Qué cosa?
— Mmm —miró a su alrededor buscando algo que le resultara familiar—. Quizás... No lo sé...
Palmeé mi frente decepcionado, creí que al fin había dado con algo, pero me equivoqué.
— Podrías buscar a alguien..., o tu casa..., o simplemente éste fue el lugar donde apareciste.
— ¿Mi casa? Mi casa... ¡Mi casa! —una gran sonrisa apareció por su rostro y dando torpes pasos miró más detalladamente los alrededores— Mi casa debe de estar por aquí..., estoy seguro.
— ¿Algún edificio que te suene?
— Mmm, estoy indeciso.
— Miremos más de cerca los que te suenen, ¿quieres? —volteó hacia mí y me sonrió más ampliamente— Pues vamos.
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