
Capítulo 4: Bajo amenaza
El chico de baja estatura llegó hasta mí, con un gesto rápido lo agarré de la chaqueta y lo acerqué hasta mi rostro. Sorprendido ante mi forma de actuar me agarró de las muñecas y tiró hacia el lado contrario, pudiendo alejarse un poco.
— ¿Qué cojones haces?
— Advertirte.
— ¿Qué?
— No vuelvas a acercarte al chico —frunció el ceño sin entender.
— ¿T-te refieres a JungKook? —asentí— ¿Eres su hermano, acaso?
— Eso a ti no te importa, sólo aléjate —vi de reojo al castaño suspirar, mirando hacia los lados y llevando sus manos a la cabeza.
— Haré lo que me de la gana, no eres nadie para decirme qué debo hacer —agotando mi paciencia lo sacudí, pero, lamentablemente, apenas se inmutó. Levanté mi puño en señal de amenaza y dispuesto a partirle la cara si era necesario—. ¿Me vas a pegar? —comenzó a reírse.
— Ganas no me faltan.
— ¡Basta ya! Te van a ver y te meterás en un problema —el castaño gritó junto a mí y por un momento pensé en regalarle el golpe que iba dirigido al idiota acosador. Entre éste y el chico fantasma, me estaban agotando la poca paciencia que tenía.
— Si lo vas a hacer, hazlo ya, no tengo todo el tiempo pero te aviso que no me quedaré de brazos cruzados —intentó sonar amenazante, pero lo único que me causó fue risa. ¿Acaso pensaba que tendría una posibilidad contra mí?
"Iluso"
Apreté fuerte mi puño cogiendo el suficiente impulso para darle el puñetazo de su vida.
— Espero tus cachetes no amortigüen el impacto —sin tiempo a dejarle responder, acerqué mi puño a gran velocidad.
— ¡Eh! —una voz ronca detuvo mi acción a escasos centímetros de su rostro, miré por detrás del chico al que tenía cogido y un señor mayor vestido con chaqueta y corbata caminaba hasta nosotros— ¡Suelta al chico!
— Debe de ser un profesor —dijo el castaño—. Vámonos antes de que te metas en algún lío.
Solté al chico y éste se acomodó su ropa sin dejar de mirarme, como si aún me estuviera desafiando. El profesor llegó justo para preguntar qué estaba pasando pero ignorando la patética mirada del bajito y las preguntas del abuelo, giré sobre mí mismo y me fui; no sin antes volver a amenazarle.
"Espero le haya quedado claro"
Desde lejos seguía oyendo la voz del señor mayor que me acusaba de delincuente. Jin no paraba de mirarlo asustado, mientras caminaba a mi lado.
— Deja de mirarlo —le ordené y no sé si es porque estaba algo asustado, pero obedeció sin rechistar.
[...]
— ¡Podrías haber acabado en el hospital! ¡O peor aún, entre rejas! ¿Qué pasa si llega a ser un menor, también le habrías pegado sin dudar? —me encogí de hombros— ¡Estas loco! ¡Al parecer el hombre tenía razón, eres un delinc-...! —se tragó sus últimas palabras cuando le miré de la misma forma que lo hice con aquel chico.
"Para mí no había diferencia entre ambos, si me tocan las pelotas los voy a tratar de la misma forma, sea quien sea"
El camino de vuelta a mi apartamento fue silencioso, pero nada más entrar por las puertas se le fue la pinza y comenzó a gritarme. Después de pensarlo llegué a la conclusión de que se estaba aguantando para no cabrearme en mitad de mi conducción, seguramente se imaginaría que terminaríamos chocando por mi culpa, aunque... el único que saldría dañado sería yo.
— Oye, fantasma.
— Te he dicho que no...
— ¿Por qué te preocupas por mí?
— ¿Qué?
— Antes, en la universidad de JungKook, no parabas de decirme que nos fuéramos, que podría meterme en un lío y... me da la sensación que aguantaste todo el camino en silencio para no alterarme en la carretera.
— Es evidente idiota, nos podríamos meter en un lío o tener un accidente —rodó sus ojos.
— Pero a ti ni te ven ni sientes nada. Todo el lío y el daño me lo habría llevado yo —me miró, abriendo su boca sorprendido ante su excusa sin sentido.
— ¡Ni pienses que me preocupo por alguien como tú! —se cruzó de brazos y giró su cuerpo, dándome la espalda.
Reí por lo bajo, levantándome y acercándome por detrás. Pasé mis manos por su cintura y soplé en su oreja, notando el escalofrío por su cuerpo, pues este tembló encogiéndose de hombros.
— ¿Q-qué haces? —me buscó con la mirada.
— Comprobar algo.
— ¿E-eh? —ladeé mi cabeza, teniendo una mejor visión de su rostro desde aquí atrás, y vi el notable rubor en sus mejillas.
— No sientes dolor, pero tu cuerpo a reaccionado ante mi tacto —tardó algunos segundos para captar lo que intentaba decirle.
— E-entiendo. ¿P-puedes soltarme y-ya? —sonreí y le solté. Cuando lo vi de frente un par de gotas de sudor recorrían por su frente.
— Sientes calor, también. Es curioso —llevé una mano a mi mentón, analizando sus reacciones.
— ¡¡Deja de estudiarme!! —me empujó y se alejó de mí— ¡Me voy!
— Genial, adiós.
"Qué fácil fue"
Tal y como dijo, se marchó, debí de sentirme aliviado y feliz, pero lo cierto es que estaba mentalizado que en un par de horas volvería de nuevo, así que prefería no hacerme ilusiones. Fui hasta la cocina, la tarde pasó algo rápida y aunque aún era un poco temprano para cenar decidí hacerlo, pues mi estómago no paraba de rugir. Quizás fue ese menú en el restaurante, la cantidad no fue lo suficiente para mí porque sentía como si no hubiese ingerido nada. Cogí una pizza congelada y la metí al microondas, mientras ésta se hacía cogí un par de cervezas de la nevera, abriendo la primera y bebiéndola de un buche.
Con la pizza lista me fui al salón, encendiendo la televisión y dejando el primer programa de entretenimiento que vi. Con el estómago lleno, un cigarro en mano y un silencio acogedor, era lo que necesitaba, amaba la tranquilidad y mis vicios. Sin mover mi culo del sofá agarré con ambos pies el móvil situado encima de la pequeña mesa, busqué un nombre entre todos los chats y lo abrí para mandar un mensaje.
« ¿Te apetece que nos veamos mañana?
20:18
Al fin te dignas en hablarme.»
20:19
«He tenido problemas.
«Contéstame.
20:20
Sí, me parece bien, ¿en tu casa o en la mía?»
20:20
«En la tuya.
«Mañana te aviso con la hora.
20:22
Ok.»
20:22
Bloqueé el móvil y le di la última calada al cigarro, alargando mi mano cogí el cenicero y lo apagué. Cerré mis ojos y me relajé un rato, escuchando las voces de la televisión de fondo.
— He estado pensando —me sobresalté al escuchar una voz que no procedía de la televisión.
— ¡Joder! ¿Por qué siempre apareces así?
— ¿Y cómo quieres que lo haga?
— ¡No sé, avisa al menos! —me incorporé molesto, quedándome sentando.
— Sería lo mismo, tendría que hablar para avisarte de que estoy aquí —suspiré masajeando la cuenca de mis ojos—. Como decía, he estado pensando en algo —se sentó junto a mí—. Quizás un médium* pueda verme como tú lo haces.
— ...
— ¿Qué? ¿Te parece estúpida la idea?
— Estúpida es poco.
— No entiendo cómo después de ser el único que puede verme no creas en un simple médium.
— Debo de haber hecho muchas cosas malas como para que tenga que pagarlo aguantándote. — Dije para mí mismo, pero claramente el castaño me pudo oír.
— Deja de pensar en voz alta, ofendes cuando lo haces —lo fulminé con la mirada, pero rápidamente la esquivó—. Ayúdame a buscar un médium, quizás solucione algo.
— Si lo hago... ¿Me dejarás en paz? —asintió— Bien, mañana te llevaré a uno.
— ¿Conoces alguno? —preguntó sorprendido.
— Yo no, pero alguien que trabaja en la cafetería sí. Al parecer alguien le echó un mal de ojo y llamó a... alguien para que se lo limpiara o algo así —al contarlo me causó algo de gracia recordar ver la cara de asustado que ponía, menudo incrédulo.
— Gracias —me sonrió por primera vez de forma sincera y sin segundas intenciones—. Por cierto, aún no me has dicho tu nombre.
— ¿Importa?
— Ajá, al menos que quieras que te busque un nombre —se puso a pensar y rápidamente decidí contestarle. Imaginarme qué nombres podría ponerme me asustaba más que la idea de hablar con un puto fantasma.
— Kim NamJoon.
— Gracias, NamJoon —volvió a agradecerme, sonriendo y resaltando sus pómulos rosados.
— Ya —me revolví incómodo, agarrando el mando y cambiando de canal.
— ¿Te molesta si veo la televisión contigo? —alcé los hombros restándole importancia y feliz recostó su espalda en el respaldo del sofá y puso su vista fija en la pantalla.
"Dale lo que quiere y se calla... Debió ser un chico muy mimado en vida"
"En fin, una vez más, me tocará hacer algo por él"
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Médium*: persona a la que se considera dotada de facultades mentales paranormales que le permiten comunicarse con los espíritus del más allá.
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