Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 22: ¿Ocultando la verdad?


[Jin]

A unos quince minutos de que el despertador de NamJoon sonara ya estaba metido en su cuarto para despertarlo, me moría de los nervios y tenía unas ganas tremendas de saber más sobre mi accidente. Por supuesto todas estas emociones no eran de alegría sino todo lo contrario, me moría de miedo y a pesar de que las palabras del rubio sirvieron para calmarme, no duraron demasiado.

— ¡Deja de dormir! Duerme a la noche —tiré de su brazo sin conseguir nada; seguía acostado— ¡Vamos!

— Jin, llegar un poco antes no arreglas ni consigues nada —dijo soltándose de mi agarre y enfadado me senté en el suelo con las piernas cruzadas, esperando que el señor gruñón decidiera levantarse de una vez.

Al pasar los quince minutos el despertador sonó y, como si nada, NamJoon se levantó, estirando su cuerpo en el trayecto al baño.

"Por unos minutitos de nada... ¿Acaso descansó más por eso?"

Después de que NamJoon saliera del trabajo vino a la casa y decidió dormir, puede que tuviera un poco de culpabilidad, pero lo cierto es que no me sentía así, pasamos una noche agradable hablando hasta que llegaron las cuatro y decidió que fue suficiente.

El rubio salió aseado y terminando de peinar su pelo con los dedos, me echó una ligera mirada que rápidamente entendí, y me levanté de un salto caminando deprisa hasta la entrada, cogió sus cosas y pocos minutos más tarde ya estábamos de camino al lugar que me era imposible recordar, pero que muy pronto sabría todo, o eso esperaba.

— ¿Te ayudó la noche a recordar algo? —preguntó y dejé de mirar por la ventana para mirarlo a él.

— Lo cierto es que no.

— Bueno, no te preocupes, hoy saldrás de dudas —asentí levemente, volviendo mi vista al paisaje que poco a poco iba cambiando de una transitada ciudad a una larga carretera rodeada por campo—. Quiero que sepas que... —quedó en silencio—, bueno, que tienes mi apoyo —eso último sonó más bajo a lo anterior e incluso su voz se sintió más nerviosa.

— Gracias —sonreí como un idiota en dirección a la ventana y no pude borrarla hasta que llegamos.

— Espera aquí, iré a buscarlo —lo vi desaparecer dentro de aquel antro que una vez llegué a pisar y poco después salió con un chico que no recordaba en absoluto.

— Fue justo en la carretera —el joven señaló a dicho lugar y ambos se dirigieron allí. Yo los seguí de cerca, pendiente de su conversación; que no era más de lo que ya sabía—. Creo que aquí —se quedó mirando al suelo, como si buscara algo—. Oh, aquí, hay huellas de neumáticos. Al parecer el chico salió para llamar y que así lo recogieran para llevarlo a su casa. Los compañeros no supieron de él, ni siquiera contestaba los mensajes que les enviaban, por lo que salieron y vieron un buen revuelo —rascó su nuca, sintiéndose algo afligido por el momento—. Yo mismo lo vi, su cuerpo tirado y no daba señales de vida; claramente había sido un atropello. La ambulancia, que no sé quien la llamó, tardó poco en llevárselo y la policía, que también estaba aquí, nos interrogó a todos, pero claro, nadie sabía nada, excepto el señor mayor de allí —señaló al restaurante chino—. Quizás, si quieres saber más, él te ayude.

— Muchísimas gracias por tu ayuda, ahora mismo iré a ver a ese señor.

— Espero haberte ayudado, y suerte —dio unas palmaditas en la espalda del rubio y se marchó.

— Fui atropellado... —me abracé a mí mismo.

— Tranquilo, ¿sí? Vayamos al restaurante para saber más.

NamJoon dejó la puerta abierta para que yo entrara primero y luego lo hizo él. En la barra esperamos a que alguien saliera y un niño de no más de 10 años corrió hasta nosotros y, con una amplia sonrisa, le preguntó a qué necesitaba. NamJoon empezó a explicarle lo importante que sería para él que el dueño del restaurante pudiera recibirle, y corriendo devuelta al interior, salió con un hombre de la mano.

— Buenas tardes, ¿en qué puedo ayudarte? —el niño, que sería su nieto, se fue a jugar con unos muñecos que tenía sobre una mesa y les dejó algo de intimidad.

— Me han dicho que usted estuvo presente el día que atropellaron a un chico justo aquí enfrente.

— Oh, sí —el señor asintió recordando, y apenado continuó—. A veces pienso que es mi culpa que no se hiciera justicia con ese malnacido.

— ¿A qué se refiere?

— Estaba solo en el restaurante y había cerrado ya, pero estaba haciendo caja. Mi hijo y su mujer se fueron temprano, ya que yo vivo justo arriba —el hombre se tomó su tiempo para sentarse en una silla y, después de soltar un pequeño quejido proveniente de su espalda, continuó—. Aquella noche oí un golpe fuerte y asustado salí a averiguar qué era. Vi un coche a lo lejos y acercándome un poco más avisté a un chico tirado en el suelo. El coche estaba parado y pensé que su conductor también estaría herido. Llamé a la ambulancia y luego a la policía, al rato volví a salir, pero el coche ya no estaba.

— ¿Se dio a la fuga?

— Eso mismo dijo la policía —el hombre negó con su cabeza—. Debí apuntar la matrícula, no sé por qué no lo hice, yo pensé que el mismo conductor también estaba herido.

— Usted hizo lo que pudo —NamJoon intentó animarlo pero el señor se veía demasiado afectado.

— Hay algo más —dijo y ambos lo volvimos a mirar expectantes—. Puede que no me fijara en la matricula, pero sí recuerdo que tuviera un muñeco o peluche pegado en la parte trasera del cristal. Lo vi cuando el coche lo tenía más de cerca, justo antes de ver al chico tirado.

— ¿Un peluche...? —la voz de NamJoon cambió, incluso disminuyó su volumen—¿Qué clase... de muñeco?

— Si no me equivoco era un pato, o algo así. Me fijé porque era bastante llamativo, de un color amarillo chillón —suspiró y se levantó—. Debí hacer algo más que fijarme en un simple muñeco.

— ¿S-se lo dijo a la policía?

— Claro que lo hice, joven. Incluso les dije el modelo y color de coche. Pero es difícil de encontrar aún sabiendo esa información.

— ¿Po-podría escribirme el modelo y color del coche? —el señor fue hasta la barra, sacó un pequeño trozo de papel y lo escribió. NamJoon lo miró, tragó saliva y se guardó el papel en el bolsillo— Gracias, señor, m-me ha ayudado demasiado.

— ¿Te encuentras bien, chico?

— S-sí, no se preocupe —hizo una reverencia y salió del restaurante a pasos agigantados. Afuera me quedé observándolo, como recuperaba el aire que al parecer le faltaba.

— ¿NamJoon?

— Vámonos ya.

— Espera, ¿qué pasa?

— Nada, eso ha sido todo.

— ¿Lo dejaremos así?

— ¡¿Qué más quieres?! —y ahí estaba la actitud que supuestamente dejaría de tener conmigo— ¡He hecho todo lo posible! ¡Te he ayudado, ¿no?!

— Pero no entiendo por qué estás así de repente.

— Por nada —se giró, dándome la espalda y caminando rápido. Yo lo seguí hasta llegar a él y choqué con su espalda cuando se detuvo repentinamente— Espera aquí...

— ¿Qué?

— Voy... a mear.

— ¡NamJoon!

— Lo digo en serio, no te muevas de aquí.

— ¿Vas a mear en mitad de la carretera cuando tienes un restaurante detrás tuyo?

— ¿Algún problema? —sin dejarme rechistar más, se alejó lo suficiente para que ya no pudiera verle.

¿Qué le pasaba de repente? ¿Por qué ese cambio tan brusco? Mira que a veces llegaba a ser raro, más incluso que aquel chico que conocimos en el local de la médium. Irritado y sin más opción a esperar me quedé en cuclillas hasta que se dignó en aparecer. Desde lejos me hizo un gesto y lo seguí, llegamos al coche y nos sentamos.

Lo vi con la mirada perdida en el horizonte, sin apenas pestañear, las llaves seguían en su mano, quietas y sin ganas de ser usadas. Llegué mi mano a su hombro y al tocarlo se sobresaltó, mirándome asustado. Raro era poco para describir su actitud.

— ¿Seguro que estás bien? —asintió varias veces y arrancó el motor— ¿De qué color y marca era el coche?

— P-pues de color blanco y... —pareciera como si se lo pensara, ¿tan rápido había olvidado lo que leyó en el papel?— un Audi... sí, eso.

— Ahora que sé como ocurrió no sé cómo reaccionar. ¿Cómo debería hacerlo?

— Quizás olvidándote de todo.

— NamJoon..., no puedo hacer eso. No puedo darle la espalda a lo que me ocurrió —suspiró en silencio—. Además, ese asqueroso que ni tuvo la decencia de parar al atropellarme... Se dio a la fuga tan tranquilo —fruncí el ceño, había cambiado mi temor por rabia y sentía que estaba en todo mi derecho—. Ojalá lo encuentren y le caigan muchos años de cárcel por estúpido.

La conversación acabó ahí, NamJoon no habló más, ni siquiera desviaba sus ojos de la carretera, yo por mi parte no podía mantenerme quieto, mi rabia subía y subía y no sabía como detenerla o dejar que saliera y así poder sentir más aliviado.

De vuelta a su casa, NamJoon se encerró en la habitación y, tras quedarme algunos minutos viendo el pasillo, decidí sentarme, creí que se cambiaría de ropa y saldría a hacerse de cenar, pero no, no salió en lo que quedó de día y, por primera vez hasta que supe la verdad, un pensamiento vino a mí.

"¿Tendrá él algo que ver?"

Era tonto pensar eso, pues su coche era negro y la marca no coincidía, por no hablar del dichoso peluche el cual no tenía, aunque si fuera así jamás me había detenido a fijarme. Nada coincidía por lo que él no podía ser. Pero entonces, ¿por qué su actitud cambió de repente?

"¿Será... que lo afectó?"

"¿Estará enfadado con esa persona que me dejó tirado y moribundo?"

"¿Por qué lo estaría?

A medida que mis pensamientos volaban por mi cabeza, sin darme cuenta ya estaba en la puerta de su habitación. Como un impulso entré y cerré tras de mí, me acerqué hasta su cama y me senté a su lado. NamJoon estaba encogido bajo su manta y me abracé a él como pude.

— No sé si estás así porque te preocupas por mí, pero... si es así, gracias —sonreí feliz, no muy seguro del porqué, pero lo estaba.

— Joder... —lo oí... ¿hipar? ¿Estaba llorando?— Lo siento...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro