Capítulo 15: Sentimientos cálidos
— ¿SeokJin? ¿Quién es SeokJin?
— Un dolor de cabeza, una maldita taladradora que no para de hacer ruido todo el santo día —rió el malnacido.
— No entiendo, hyung. ¿Te estás refiriendo a una persona o a qué...?
— A un fantasma.
— ...
"Luego que no diga que es por mi culpa que la gente lo toma por loco"
El chico lo miró extrañado, no se creía nada, y bueno, era evidente. Por su rostro diría que pensaba que algo no iba bien, que a NamJoon se le escapó algo que no quería hacer saber y ahora el pobre chico luchaba con quitarse al rubio de encima.
Intentaba empujarlo, se quejaba, le pedía que parase, pero NamJoon no escuchaba nada de lo que su presa decía. Le besaba el cuello, metía sus manos bajo sus ropas, gemía él sólo y con cada toque en el cuerpo del joven se encendía más y más.
Sentí impotencia. ¿Qué podría hacer yo?, ¿tan sólo mirar? Odiaba esa idea, ese chico no se merecía aquel trato que le estaba dando y aunque no paraba de gritarle, ignoraba mis voces.
— Hyung, por favor, para. No quiero —tiraba de su camiseta intentando alejarlo—. ¡Estás borracho!
— NamJoon... —mordí mis uñas. El rubio estaba fuera de control y aunque no quisiera pensarlo sería capaz de hacer algo en contra de la voluntad de su novio.
La melodía de un móvil ajeno al del rubio sonó, haciendo eco entre las paredes, esperando ser escuchado y atendido. NamJoon, molesto, se quejó pidiendo que dejara de sonar, al parecer le provocaba doler la cabeza. JungKook con el rubio aún encima sacó su móvil del pantalón y como pudo miró la pantalla.
— ¿Quién es? ¿Quién interrumpe? —NamJoon le arrebató el móvil y contestó— ¡¿Quién es?! —preguntó fuerte, probablemente dejando sordo a la persona al otro lado de la línea.
— D-dame el móvil —pidió JungKook intentando quitárselo.
— ¡No! —volvió a gritar el rubio— ¡JungKook es mío! ¡Deja de llamarle, maldito acosador!
— ¡Hyung, dame el móvil! —JungKook ejerció más fuerza ya que estaba siendo aplastado por el cuerpo del rubio.
— ¡Te cortaré los huevos si vuelvo a verte! —NamJoon seguía con su disputa gritando a la persona que hubo llamado, que por sus amenazas pude adivinar quien era.
— ¡Jimin hyung, ayúdame! —gritó el menor de imprevisto. El rubio intentó taparle la boca, pero éste le dio un mordisco y volvió a apartarla. JungKook volvió a gritar, pero dando la dirección de donde se encontraba y, tras varios gritos más mezclados con los del rubio, la llamada se dio por finalizada. NamJoon tiró lejos el móvil y JungKook se quedó anonadado.
— ¿Ayúdame? —repitió NamJoon— ¡Soy tu novio, imbécil!
— ¡Tu no eres así, me estás asustando! Deja que me vaya —el rubio negó y el pelinegro poco tardó en comenzar a llorar.
Llevé mis manos a la cara, esto era irreal, demasiado para sólo poder ver y no hacer nada. Quería irme, dejar de mirar como seguía obligándolo, pero ¿lo abandonaría? Sólo era un chico preocupado por su novio, el cual le hizo venir a las tres de la madrugada. Muy pocas personas harían algo así. Definitivamente no se merecía lo que estaba recibiendo.
Di varios golpes en la espalda de NamJoon; inútiles le agregaría, pues ni siquiera se inmutó una sola vez. Su cuerpo se despegó del menor y pensé que algo había funcionado, pero no podía estar más equivocado. Tan sólo se separó para cogerlo de la camiseta y llevarlo hasta el sofá, donde lo tiró y se subió encima de él.
Volvió a besarlo, por todas partes, quitando sus ropas y dejándolo con el torso al descubierto. Oí como reía satisfecho y como el chico bajo él lloraba asustado.
No tardó mucho cuando el timbre de la puerta sonó y NamJoon gruñera molesto por haberlo interrumpido. Aun así decidió ignorar. JungKook seguía revolviéndose bajo él y yo lo molestaba para que fuera a abrir la puerta.
— ¡NamJoon, la puerta! ¡La puerta, la puerta, maldita sea! ¡Ve a abrirla! —maldiciendo por el camino, corrí hasta la puerta e intenté abrirla, pero ésta no cedía, ni siquiera se movía.
"Mierda"
Volviendo a la sala seguí gritando más fuerte si podía. El timbre de la puerta seguía sonando, una y otra vez y como si un volcán explotara, NamJoon gritó pidiendo silencio. Dejó al menor en paz y se levantó con torpes pasos hasta llegar a la puerta.
— ¡¿Quién coj-...? —su grave y fuerte voz fue interrumpida por un empujón que lo dejó completamente tumbado en el suelo.
— ¡JungKook! —gritó el chico recién llegado, entrando en la sala y viendo a JungKook hecho bola en el suelo. Corrió hasta él y lo abrazó entre sus brazos— Vamos, te sacaré de aquí —lo levantó como pudo e ignorando al culpable de todo, que aún seguía tirado en el suelo, se marcharon.
[Jimin]
Me apresuré en bajar las escaleras con él, intentado que no cayera, pues en algunos escalones dio algunos tropiezos que pareció que se comería el suelo si yo no lo hubiese sostenido firmemente.
Salimos a la calle y el frío de la noche se hizo notar, tanto, que su cuerpo comenzaba a temblar. Con las prisas lo había sacado con el pecho al descubierto. Quitando mi cazadora pasé sus brazos por las mangas y se la acomodé, abrochándole hasta el cuello.
— ¿Estás bien? —sentía que el corazón se me iba a salir del pecho, realmente estaba muy asustado. Oír como gritaba, lloraba y se quejaba al otro lado de la puerta, me dejó completamente asustado y hecho un flan tiritando. No tenía idea de que había ocurrido, sólo escuché la desesperada voz de JungKook pidiendo mi ayuda y no me faltó tiempo para salir corriendo en su búsqueda— JungKook, mírame —posé mis frías manos en sus mejillas y lo obligué a levantar la vista.
— Jimin... —musitó con su barbilla temblorosa y más lágrimas comenzaron a empapar nuevamente sus mejillas. Lo volví a abrazar, haciéndole saber que ya había pasado todo, que me tenía a mí y que lo protegería siempre, a menos que él se negara.
"Y aún así pienso que seguiría protegiéndolo"
— Ven, vayamos a mi casa —el pelinegro me miró asustado, como si sólo su casa fuera la más segura ahora mismo y el resto un auténtico infierno. Lo podía entender, seguramente lo que más quería ahora sería correr hasta su casa y meterse bajo las mantas, pero debía hacerle ver que sólo era producto del miedo—. Es mejor que tu madre no te vea así —eché un ligero vistazo a su cuello, lleno de marcas rojizas—. Además, en mi casa se esta muy calentito, hay chimenea —le sonreí y éste asintió convencido.
Vivía prácticamente solo, mi padre, el único miembro de mi familia a parte de mí, se la pasaba todo el tiempo viajando, era piloto de aviación y pocas veces llegaba a verlo en casa. Igual no era un mal padre, prácticamente me llamaba todos los días, haciéndome sentir un poco mas cercano a él.
Dejé a JungKook frente la chimenea y corriendo hasta mi cuarto cogí varias mantas. Extendí una sobre la alfombra y lo senté quitando su cazadora, sentí su mirada sobre mí y me atreví a mirarlo. Tenía los ojos hinchados de haber llorado, pero seguía viéndose tan lindo como siempre. No pude evitarlo y acaricié su mejilla, él sonrió y yo hice lo mismo, pero mi sonrisa se borró cuando bajé mis ojos a su cuello y torso. Estaba completamente marcado, las ganas de volver a esa casa y reventarle la cara a su novio no fueron pocas, pero sentir la mano de JungKook en mi hombro me alejó de cualquier mal pensamiento.
Ahora lo importante era él y que se sintiera bien, que entrara en calor y se deshiciera del miedo que tenia en su cuerpo.
Agarré otra de las mantas y la pasé por sus hombros.
— Encenderé la chimenea —asintió y fui a encenderla, tardando mi tiempo en hacerlo, pues no era una estufa a la que simplemente debías enchufar a la corriente.
— Listo —dije cuando la llama entre los troncos se hizo más notoria. Fui hasta JungKook y me senté junto a él.
— Gracias —musitó con la cabeza gacha—. Siempre te trato tan mal...
— Bueno, también es mi culpa por parecer un acosador que va detrás tuyo todo el tiempo.
— ¿Por qué lo haces?
— Creí que era evidente —reí nervioso. Realmente no quería tener que decirlo, preferiría que él lo intuyera.
— La verdad, estoy confundido.
— JungKook... —ladeé mi cabeza. No me podía creer que no pudiera llegar a una conclusión tan evidente.
— No estoy bromeando, lo juro —levantó sus manos haciéndome jurar que de verdad estaba confundido y no tenía ni idea. Al hacerlo, su manta cayó dejando mostrar las marcas. Apreté mis labios y él al notarlo volvió a taparse.
— Me gustas, JungKook —giré para no tener que verlo—. Pensé que sería demasiado evidente.
— ¿P-por qué?
— ¿Por qué? ¿Necesitas una razón, acaso? —lo miré y éste asintió levemente— La primera vez que te vi fue en la escuela, yo ya estaba en la universidad, pero mi camino a casa pasaba frente a tu escuela. Me pareciste un chico realmente hermoso, te llevaste toda mi atención. Tus enormes ojos negros, tus labios, esa carita que sentí deseos de apresar entre mis manos, tu... —lo oí carraspear, supongo que algo incómodo, estaba dando demasiados detalles— Lo siento —me disculpé y continué—. Como iba diciendo, te veía cada día en mi regreso a casa. Luego entraste a la misma universidad que yo y sentí que era mi oportunidad para acercarme a ti. Lo que no sabía es que eras demasiado difícil, ni siquiera me aceptaste como tu amigo. También descubrí dónde trabajabas, y juro que no te seguí, fue coincidencia —ahora quien levantaba mis manos era yo.
— Te creo —dijo y volví a continuar.
— Comencé a ir mucho a esa cafetería, te veía y observaba como atendías a los clientes y limpiabas el local. Para mi mala suerte nunca me atendiste, debo admitir que me sentía mal, cada vez que iba rezaba para que lo hicieras tú, pero al parecer la suerte no me acompaña mucho —reí amargadamente—. Incluso sentía envidia de cómo lo mirabas... En aquel tiempo no echaba cuenta de quién era, es más, olvidaba su rostro rápidamente, pero siempre le sonreías tan cálidamente...
— ¿Te refieres... a NamJoon hyung? —asentí.
— Ahora que te cuento esto me doy cuenta de que fui un completo acosador —volví a reír, pero de lo patético que debía verme.
— Pero lo dejaste de hacer.
— Bueno, tus palabras me lo dejaron claro —agachó su cabeza—. ¿Te arrepientes?
— ¿Eh? —volvió a elevar su vista.
— Que me pidieras que dejara de acosarte —le aclaré. Sus mejillas se tornaron de un color rosado y no pude evitar sonreír por ello— Puedo volver a hacerlo —cargué mi cuerpo en mis manos, acercándome a él lentamente—. Si quieres... —lo vi tragar saliva, estaba nervioso, lo ponía nervioso no había duda. Acerqué mis labios a los suyos, quedando a escasos milímetros, sentía casi rozarlos.
— J-Jimin... —su mano detuvo lo que después de tanto tiempo había esperado; un momento así de íntimo y el hecho de probar esos labios— R-recuerda que t-tengo novio.
— ...
— No me mires así, por favor.
— ...
— Sé lo que piensas... y llámame idiota pero... realmente lo quiero.
— ¿Y por qué te pones nervioso? —pregunté sin entender sus gestos.
— ...
— ¿Por qué tus mejillas están tan rojas?
— ...
— ¿Por qué, JungKook? —quité su mano que impedía el acercamiento. La agarré cálidamente y volví a acercarme a sus labios sólo que esta vez pudiendo sentirlos. Lo besé despacio, él siguiendo mi ritmo, siendo delicados y armoniosos como si no necesitáramos más, solo el sentir del tacto y textura que se hacían uno con cada beso. Con mi mano libre la metí bajo la manta y acaricie su cintura, él lo sintió e hizo que volviera en sí, como si saliera de su letargo.
— N-no puedo, Jimin —solté un fuerte suspiro y me separé—. Lo siento.
— Deja de disculparte, JungKook.
— ¿Estás enfadado?
— ¿Acaso importa? Sólo soy un extraño para ti... Ah, y acosador.
— ... —se mordió el labio y desvió la mirada. ¿Me había pasado?, podría ser, pero era así, jamás nos habíamos sentado a hablar, ni siquiera nos saludábamos al entrar a la universidad. Éramos y somos unos completos desconocidos, donde la diferencia era que yo estaba loco por él y él sólo huía y me ignoraba— Tienes razón, no importa. —pensé que esa contestación sobró, fue mejor si se lo hubiese guardado, pero no, tuvo que soltarlo.
— Iré a traerte algo de comer.
— No tengo hambre.
— ¿Beber? —negó— ¿Qué quieres?
— Que te quedes aquí.
— ...
— Por favor —dejé relajado mi cuerpo, ya estaba por ponerme en pie—. Soy un imbécil, ¿verdad? —negué sin mirarlo, estaba hipnotizado observando las llamas danzar sobre los troncos— No mientas, seguro lo piensas —volví a negar—. No quiero hacerte daño —se ganó mi atención—. A pesar de que seas un desconocido, me has ayudado. Ni lo has dudado si quiera y... te estoy muy agradecido. Es cierto que siempre he pensado de ti como un chico demasiado entrometido y llegas a ser muy pesado —rodé mis ojos—, pero tienes buen corazón y no me hace falta conocerte para saberlo. Realmente lo siento, no dije en serio que no importaba. S-solo estoy nervioso.
— Te dije que no te disculparas más.
— Lo siento —nuestras miradas se cruzaron.
— Ash —cogí de su cuerpo y lo acerqué a mí—. ¿Me dejas abrazarte? —JungKook asintió y no dudé ni un sólo segundo más en estrecharlo entre mis brazos— ¿Me dejas conocerte? —pregunté algo dudoso al principio, pero que arriesgué en preguntar después de haberme dejado que lo aceptara. Sentí un poco de nervios por lo que fuera a responder, pero su cabeza volviendo a asentir se deshizo de todo y me dejó respirar tranquilo— Me llamo Park Jimin —dije aguantando mi risa. Él rió y elevó su cabeza para mirarme.
— Yo me llamo Jeon JungKook, encantado.
— El gusto es mío.
Ambos reímos como idiotas, había sido raro pero a la vez divertido y gracioso. No sabía cómo iban a ir las cosas de ahora en adelante, pero de lo que estaba seguro es que JungKook no huiría más de mí.
"Me conformaré con aquello que puedas darme"
"Así sólo sea estar a tu lado como una persona más"
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