𝑈𝑛𝑜
Canción del capítulo: Bishop Briggs - River.
Advertencia: Intento de lemon.
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Despierto al girar en la cama y sentirla sola, JungKook no está aquí, miro somnolienta alrededor encontrando las cortinas cubriendo las ventanas evitando así que entre la luz solar a la habitación. Me estiro en la cama desenredando mis piernas de las sábanas, bostezo incorporándome haciendo mi rutina del baño. Cuando regreso al cuarto desenredo mi cabello con el cepillo, deshago algunos nudos dejándolo suave, lo recojo en una coleta alta saliendo de la habitación, camino descalza por el departamento encontrando todo en silencio, acomodo un poco mi short dirigiéndome al balcón, JungKook tiene sus brazos apoyados del barandal, lleva unos pantalones de algodón grises, su torso está desnudo, no es común verlo así, pero me gusta la vista.
Lo abrazo por detrás sonriendo un poco, desde que descubrió la existencia de su medio hermano hace unos días había estado pensativo, más de lo normal y lo entiendo, he intentado no sofocarlo tanto, pero no me gusta que en ocasiones se aleje de mí.
— Buenos días—saludo.
— Buenos días—sonríe girándose para verme—No quise despertarte.
— Está bien. Me gustará despertar con esta vista—noto como se avergüenza un poco, JungKook tiene un cuerpo perfecto para mí, delgado pero un poco musculoso, rodeo su cuello con mis brazos y él hace lo mismo con mi cintura—¿Te sientes bien?
Suspira buscando que decir.
— No he dejado de darle vueltas al tema—explica.
— ¿Echaste a la basura la dirección que te dio?
— No.
— ¿Quieres ir allí?
— No lo sé, me frustra no saber qué hacer—vuelve a respirar profundo—Quiero saber sobre mi madre, no sobre mi padre.
— Tal vez necesites relajarte—aprieto sus hombros—Distraerte un poco, ¿Cómo dices? Ah, sí, entretenerte.
Una pequeña sonrisa aparece en sus labios.
— ¿Es enserio?
— Muy enserio, pero quizás no lo necesitas tanto como creías—hago un puchero y retrocedo—Prepararé el desayuno—camino hacia la cocina. Cuento apenas tres segundos y ya tengo a JungKook levantándome del suelo sacándome carcajadas.
— El desayuno puede esperar—dice al dejarme en el mesón. Su cintura queda rodeada por mis piernas, sus manos acarician mi cintura y mis mejillas arden un poco—Tiene que cumplir su palabra ahora, señora Park.
— Con gusto la cumpliré—beso esos labios delgados y ligeramente rosados. Nuestras bocas juntas se escuchan en la cocina, el chico levanta mi camisa acariciando la piel descubierta y mis manos no dudan en acariciar su pecho, muerdo con suavidad su labio inferior succionándolo incluso, JungKook pasa su lengua por mi labio como si estuviera pidiendo permiso, como buena chica acepto permitiendo que nuestras lenguas se encuentren en medio de aquel beso subido de tono.
Un jadeo se escapa de mi boca cuando besa mi cuello deslizando el tirante de la camisa en mi hombro, pequeñas risitas se escuchan de mi parte cuando besa mi clavícula.
— Te amo—susurra—Eres perfecta, gatita.
— Ya—lo detengo—No lo digas así, es muy...sexy.
JungKook ríe un poco besándome por cortos segundos.
— Inclínate hacia atrás.
Un poco extrañada por la orden obedezco quedando recostada en el mesón, mis ojos se mantienen en el techo por segundos, miro al pelinegro hacer un camino de besos desde mi abdomen, sube lentamente causándome cosquillas, cierro mis ojos disfrutando aquella sensación, mi corazón late más deprisa cuando su boca llega a mis pechos, mis manos van a su cabello y no sé qué demonios hace con su boca, pero se siente muy bien.
Puedo escuchar mis propios gemidos en la cocina, creo que en todo el departamento. Un cosquilleo distinto se apodera de mi vientre bajo, es ahí cuando JungKook se detiene, mi respiración es agitada y puedo verme a mí misma sonrojada deseando más. Sus manos tienen tomadas mis muñecas, parece ridículo, pero me parece excitante que sea algo dominante.
"Estoy volviéndome loca"
— No es justo que...me coloques así y tú estés...tan calmado.
— Puedes hacerme cualquier cosa, gatita.
Muerde su labio inferior e inconscientemente hago lo mismo. Me gusta este lado nuevo y pícaro, quiero descubrir esto con él.
— Eso lo sé, ya eres mío...—acerco mi rostro al suyo sin besarlo—Conejito.
JungKook intenta besarme, pero alejo mi rostro, deslizo mis manos a su pantalón queriendo ser tan pícara como él, nos miramos fijamente disfrutando de estos juegos, mi seguridad baja cuando soy consciente que nunca he hecho esto. JungKook parece notarlo y con su mano toma la mía metiéndola dentro de su pantalón, trago con dificultad fascinada con la imagen, JungKook muerde el lóbulo de mi oreja mientras mi mano acaricia allí abajo, deja que tenga el control y en segundos lo tengo en la palma de mi mano (literalmente)
— Sigue así—lo escucho decir mientras muerde mi hombro. Sus manos acarician mis muslos y luego lo aprietan, mi mano sigue acariciando allí abajo, ninguno de los dos está pensando con claridad.
Detengo mi mano sacándola, busco su boca besándola con un toque de angustia y pasión, JungKook quiere deslizar mi short, lo ayudo casi con prisa, cuando interrumpe el beso lo veo con mala cara.
— Espera.
Lo veo ir casi corriendo a la habitación, espero impaciente por segundos, veo lo que trae en sus manos entendiendo, abre el preservativo sin problema, pero con un poco de prisa, mis mejillas arden más cuando veo como lo acomoda en su miembro bajando un poco su pantalón. Los besos regresan, pero esta vez su agarre es más firme en mi cintura acercándome más a él, nuestros cuerpos están más que juntos, parecieran querer fundirse en uno solo.
JungKook me acomoda mejor en el mesón introduciéndose en un movimiento. Un gemido por parte de ambos se escucha, comienza a embestirme sin ser del todo rudo procurando no lastimarme. Mis uñas rasguñan un poco su espalda, los besos subidos de tono no callan los gemidos y es más excitante al saber que estamos solos en este departamento. Se siente mejor que la vez anterior.
Nuestros nombres se escuchan en la boca del otro, las embestidas se vuelven más constantes, me aferro más al pelinegro recordándole que no debe detenerse, el cosquilleo en mi vientre bajo aparece, detesto que estemos por terminar, JungKook se encarga de callarme con besos o dejar besos por mi cuello. Esta vez ambos alcanzamos el orgasmo al mismo tiempo, su frente se apoya de mi hombro y mis dedos juegan con su cabello.
Nuestras respiraciones están agitadas, mis piernas tiemblan un poco, aparto los mechones que se pegan a la frente de mi novio cuando evalúa mi rostro, abrazo su cuello depositando cortos besos en sus dulces labios.
— Me gusta entretenerme—dice haciéndome sonreír divertida.
— Debemos entretenernos más.
— Estoy de acuerdo con eso—me besa por última vez sellando el momento.
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