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𝐶𝑢𝑎𝑟𝑒𝑛𝑡𝑎 𝑦 𝑡𝑟𝑒𝑠

Canción del capítulo: Nick Jonas - Bom Bidi Bom.

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Capítulo final

Cinco años después

HaRim se mantiene muy quieta mientras tomo sus medidas en los brazos, anoto dichas medidas en mi agenda para iniciar con la tela. La niña de diez años mira curiosa lo que hago inclinando su cabeza de lado.

— ¿Por qué te gusta hacer ropa, omma?

— ¿Por qué te gusta dibujar? —la miro esperando una respuesta. Acomodo mis gafas mirando cómo lleva sus pequeñas manos a su barbilla pensativa, su cabello cae liso por su espalda.

— Creo que es algo que viene naturalmente.

— Bueno, pasa lo mismo conmigo—pellizco su nariz—Además, cada día creces más y necesito hacerte más ropa, ¿No te gusta que lo haga?

— ¡Me encanta! —sonríe—En el salón siempre le digo a mis amigas que mi madre crea ropa bonita y sólo para mí. Deberías hacer un nuevo uniforme.

— Eso sólo nos metería en problemas con tu escuela—sonrío un poco abriendo la tela. Tiene un bonito color azul, casi la mayoría de su ropa es hecha por mí—¿Hiciste tu tarea de matemáticas?

— Sí.

— ¿Absolutamente toda?

— Sí. ¿Appa llegará tarde?

— Debería venir en camino—apenas digo eso escucho la puerta ser abierta. HaRim sale corriendo sin pensarlo, me levanto de la silla saliendo de la habitación, JungKook trae una bolsa grande con el logo de una tienda. HaRim lo abraza como cada vez que llega del trabajo, éste la carga besando su mejilla y puedo jurar que nunca me cansaré de esta imagen.

El chico viste con unos pantalones de vestir negro y una camisa de botones blanca. Los años no pasan en vano, mucho menos en JungKook quien sigue luciendo tan bien como la primera vez que la vi.

— ¿Qué tal la escuela hoy? —el chico la deja en el suelo dirigiéndose a mí luego depositando un beso en mis labios. JungKook tiene en uno de sus dedos el mismo anillo que yo, el anillo de matrimonio que ambos compartimos hace cuatro años, fue una boda muy sencilla y pequeña con los invitados necesarios.

— Tan aburrida como siempre—sonríe inocentemente—Omma estaba haciendo más ropa para mí.

— ¿Más? —me mira incrédulo—La semana pasada le hiciste tres conjuntos.

— Si tu hija no creciera tan rápido cada día no estuviera mucho tiempo diseñando—indico—Me gusta crear cosas nuevas para HaRim.

— ¿Qué es eso? —HaRim se acerca señalando la bolsa. JungKook se la entrega y ésta grita de emoción dando saltitos, me recuerda a cuando su padre me dio de regalo aquel bolso para ordenar mis cosas de diseño.

La niña saca de la bolsa varios lienzos medianos, hay pinceles de todos los tamaños, pinturas de todo tipo, crayones, todo para dibujar. HaRim continuaba con su gusto por los dibujos e incluso estaba en el taller de pintura de su escuela siendo la mejor de su clase, Mochi se acerca curioso entrando a la bolsa, parece que es lo único que le interesa.

— ¿Todo es mío?

— Claro que sí, ¿Por qué no lo llevas a tu habitación?

HaRim lo guarda todo con cuidado en la bolsa ya que Mochi está allí, arrastra dicha bolsa casi corriendo a su cuarto. JungKook sonríe divertido desabotonando tres botones de su camisa.

— ¿Y eso? —me cruzo de brazos mirándolo.

— Había un gran descuento en la mayoría de las cosas en la librería que abrieron frente a la pizzería, recordé que HaRim ama todas esas cosas y me pareció bien comprarlo—se encoge de hombros.

— Estoy segura que le encantó—rodeo su cuello con mis brazos depositando un corto beso a sus labios—¿Tienes hambre?

— ¿Puedes especificar qué clase de hambre? —insinúa haciendo que me eche a reír, hay cosas que nunca cambian.

...

HaRim duerme al final y yo puedo tomar un baño de espumas relajándome. Tener hijos consume mucho tiempo, pero por supuesto, no me arrepiento de tener a esa niña en mi vida, en nuestra vida. JungKook entra al baño con dos copas en su mano, trae una botella de vino que no recuerdo haber visto en la cocina, una pequeña sonrisa se dibuja en mis labios, admito que cuando HaRim nació y debíamos aprender muchas cosas para atenderla, creí que la intimidad sería algo que dejaría de existir, me dejé llevar mucho por las cosas que Jennie me contó, si bien no estamos solos la mayor parte del tiempo, tampoco ha dejado de existir.

— ¿De dónde la sacaste?

— La compré.

— ¿Por qué no me sorprende? —el chico deja las dos copas con la botella junto a la bañera. JungKook comienza a desvestirse causando un deleite a mi vista, sus tatuajes nunca dejarán de gustarme y no me cansaré de decir que lucen bien en él. Una vez ambos en la bañera con la espuma cubriendo nuestros cuerpos en compañía del agua, JungKook sirve vino en las dos copas, acepto la mía y hacemos un pequeño brindis con un ligero choque de las copas. Bebo un poco del líquido rojo—Todavía no lo entiendo—veo al chico quien está del otro extremo de la bañera.

— ¿Qué cosa? —JungKook pasa su mano por su cabello y se ve jodidamente sexy.

— TaeHyung y Jennie nos han dicho que con hijos estas cosas no pasan—sus ojos oscuros se posan en mí, uno de sus brazos está apoyado del borde de la bañera—Pero siento que estas cosas no han cambiado del todo entre los dos.

— TaeHyung y Jennie tienen dos hijos, Theo y Lia son traviesos cuando están juntos—bebe un poco de vino. Imito su gesto escuchándolo—No es lo mismo que tener sólo a HaRim.

Aunque HaRim es traviesa cuando está con ellos, pero la niña no da dolores de cabeza, ni siquiera desde bebé. Una vez termino con mi copa no dudo en servirme otra, sirvo a JungKook quien sorprendentemente no controla como bebo.

— Hoy pasé por el club—mis ojos de inmediato caen en él—Estaba entregando unos papeles y reconocí la zona, recordé las veces que iba allí—mueve el líquido en la copa—¿Tanto ha pasado desde ese momento? —luce muy metido en sus pensamientos. Creo que piensa en voz alta—Estaba en ese callejón donde admitiste sentir algo por mí—lo recuerdo perfectamente—Esa noche me odiaba y odiaba a tu hermano.

— Recuerdo que le dejaste un lindo moretón en el rostro. Prefiero no recordarte en ese club—dejo mi copa a un lado de la bañera. JungKook sonríe algo divertido imitándome, se acerca peligrosamente o, mejor dicho, jala de mí dejando que la mitad de mi cuerpo caiga sobre él—Es irónico que sigo recordando ese traje rojo en ti.

— Eres muy obvia, ¿Sabías eso? —besa mi cuello repartiendo cortos pero húmedos besos por él—Se le nota los celos, señora Jeon—susurra con una risita que me acaricia la piel.

— No soy la única celosa en esta relación, señor Jeon—tomo su barbilla encontrando sus ojos. Muerdo con suavidad su labio inferior y JungKook toma mis caderas sentándome sobre él.

Luego del nacimiento de HaRim comencé a usar anticonceptivos, ni JungKook ni yo queríamos más bebés. Nuestra vida estaba bien como estaba.

Pasamos por mucho para lograr esta clase de vida.

Falta el epílogo. No quise detallar el lemon porque no me pareció necesario ♡

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