— ¡Basta, vas a hacer que pierda un poco más de mi dignidad si caigo al suelo! — dije entre risas.

— Eso sería gracioso de ver — comentó YoonGi con un tono demasiado burlón. — Como la vez que te caíste frente aquel almacén repleto de gente.

Me puse colorada. Por suerte YoonGi no podía notarlo ya que él se encontraba tapando mis ojos. Debido a eso, traía mis lentes entre mis manos.

— ¡N-No seas desgraciado! — murmuré más que avergonzada. — Ese día, en lugar de ayudarme a ponerme de pie, te pusiste a reír a carcajadas.

— Es que hay que admitir que te caíste de forma muy graciosa, y fue más gracioso el que la gente del almacén te vió. — dijo riendo. Seguí caminando siendo guiada por el chico. — Ya estamos a nada de llegar, tranquila... — susurró.

— ¿Acaso planeas matarme sin dejar rastro? — pregunté divertida.

— Si ese es tu deseo... — murmuró siguiéndome el juego. Reí.

— Ya. ¿A dónde me llevas? — la curiosidad me estaba matando.

— Aquí hay varios escalones, cuidado. — me advirtió. Sin siquiera avisarme, quitó sus manos de mis ojos. — ¿Lo ves? No te voy a asesinar.

Tuve que colocarme mis gafas, pues veía todo realmente borroso.

Frente a mí, se encontraban los chicos, JiHu y EunYeong. Estábamos en la casa de NamJoon.

— ¡Feliz aniversario, YoonGi y EunJi! — gritaron.

— ¿Qué es todo esto? — cuestioné.

— Nuestra fiesta de aniversario.

Miré sorprendida a mi novio. Creí que su único regalo sería el ramo de tulipanes con la carta.

— P-Pero...

— Nada de peros — masculló. — ¿Leíste la carta, cierto? — Asentí. — ¿Qué es lo que piensas sobre lo último que puse?

Recordé las palabras escritas. Min EunJi...

— ¿Qué pienso? — pregunté aún sorprendida.

— Sé que es muy repentino — soltó unos segundos después. —, pero leí por ahí, que en un país las parejas se prometen amor eterno por medio de unos anillos, no tiene nada que ver con una boda...

Del bolsillo de su chaqueta sacó un pequeño anillo colocado en una cadena. Los chicos comenzaron a gritar de emoción.

— YoonGi... — estaba sin palabras.

— Park EunJi... ¿Te casarías conmigo en un futuro no tan lejano?

Lo miré a los ojos. Le estaba costando demasiado el decir todas esas palabras; se veía muy tenso.

— Si no me equivoco... — susurré. —, se supone que ambos deberíamos darnos unos anillos, ¿No? — él asintió. — En ese caso, primero conseguiré un anillo para darte, y haremos bien la promesa, ¿Sí?

— ¡Maldita sea! — gritó JiHu. — Hicimos una fiesta para nada.

Los chicos bufaron y EunYeong me sonrió apenada. Puse los ojos en blanco.

— No les hagas caso... — susurró el pelinegro.

Lo abracé por el cuello y lo besé. Fue un beso demasiado delicado; sus manos se dirigieron a mi cintura.

— La promesa de casarnos está en pie — le susurré una vez que nos separamos.

Sus ojos brillaron y sonrió. Definitivamente no me había equivocado en elegir a YoonGi como el amor de mi vida.