Capítulo 7
Señores yo terminé esto como a la 1 am (porque a esa hora las musas se apoderaron de mí) pero me dio las 3 am editando y yo trato de no permanecer fuera de la cama luego de esa hora y, como dicen por ahí, a esa hora sale el diablo (porque vi el Exorcismo de Emily Rose y tengo un trauma), así que aquí estamos.
También, sabía que quería que este cap fuera más largo que los otros... pero como que se me fue la mano. Como sea, ¡disfruten! fue bastante divertido.
Día 7-Disfraces/Dulce o Truco
Advertencias: Intento de asesinato, confesión en muy mal momento (porque así son mis idiotas, los amo tanto)
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7-Dulce, Truco o Venganza
La mañana de Halloween siempre era un dolor de cabeza para Eric, y está no es ninguna diferente. Sin importar lo cansado que está, no tuvo de otra más que sumergirse en la rutina anual de proporcionar protecciones para quiénes solicitaban sus servicios, hacer la entrega de las pociones que habían sido ordenadas específicamente para ese día y, cómo siempre, encargarse que el estúpido de Stan no fuera directo a las garras de la caza fantasmas que lo tiene loco antes del anochecer sólo porque Halloween es el único día al año en que puede interactuar físicamente con ella. ¿Dónde estaba su instinto de supervivencia? Enamorarse de una caza fantasmas que en cuanto descubriera qué es seguro lo mandaría al otro lado sin miramientos. No como que él pueda juzgar al hippie enamoradizo, que si tuvo los cojones de confesar sus sentimientos.
Para cuando empieza a caer el sol está exhausto, pero libre para disfrutar su noche, con la total intención de encerrarse en el departamento con Kyle y seguir su tradición de ver malas películas hechas específicamente para celebrar la época. Eso, por supuesto, si es que el vampiro no sigue enojado con él y decide dirigirle la palabra cuándo se despierte. La posibilidad de que este sea el primer año en qué no sigan con la tradición le revuelve el estómago dejándole un sabor amargo en la boca; si no hacen eso ¿en qué diablos pasará el resto de la festividad? Stan estaría como perro faldero acompañando a la caza fantasmas a una fiesta, y Kenny se supone sería chaperón de su hermana menor en el Dulce o Truco, por lo que estar encerrado en el departamento sin dirigirse la palabra con el vampiro sería un infierno y no tiene ninguna excusa a mano para salir.
Sin embargo, todo pensamiento al respecto se detiene de golpe al entrar en el departamento y encontrar a Kenny cómodamente explayado en el sofá, vestido con un disfraz de zombi, junto a Stan quién, por el maquillaje en su rostro, asume va disfrazado de fantasma. De nuevo. La ironía no le pasa por alto y no puede creer lo ridículos que se ven, el primero porque cree que es gracioso luego de la semana de perros que han tenido, y el segundo por no tener un solo pensamiento original porque, ¿En serio Stan? ¿de fantasma?
—Pensaría que luego de pasarte todo el año como alma en pena decidirías ser algo más original, hippie —comenta colgando su abrigo en el perchero junto a la puerta, alzando una ceja cuando los dos se miran antes de mirarlo a él con una enorme sonrisa. Eso no puede significar nada bueno.
—Oh, y se pone mejor mi querido brujo —comenta Kenny poniéndose en pie, acercándose a él a grandes zancadas.
Antes de que pueda reaccionar, el rubio lo toma del brazo arrastrándolo a su habitación, dónde procede a meterlo colocando en sus manos una bolsa que Stan, qué los había seguido a toda prisa, le pasa. Parpadea con rapidez tratando de procesar que está pasando, mirando de la bolsa en sus manos a las sonrisas picaras en el rostro de sus amigos. ¿Debería maldecirlos ahora o cuándo decidan explicarle que carajos está sucediendo?
—¿Qué se supone que es esto? —pregunta en vista de qué ninguno piensa decir nada.
—¿Por qué no lo abres y lo averiguas por ti mismo? —cuestiona Stan apoyándose contra Kenny, haciendo que le sea imposible salir de su habitación. Bueno, imposible no, pero ciertamente sería un poco difícil empujarlos a los dos si quiere evitar maldecirlos.
Masculla entre dientes palabras que son inentendibles para los otros dos, pero que confían no sea algún tipo de conjuro desagradable, observando con atención como el castaño abre la bolsa. Del interior, Eric saca lo que deduce es un disfraz, perfectamente empacado, demasiado perfecto para haber sido comprado en una tienda. Mira a sus amigos con desconfianza antes de abrir el empaque, extrayendo de su interior un vestido. No, espera, no es un vestido, es una túnica, de terciopelo en un precioso color granate con algunas acentuaciones en dorado.
—¿Qué es esto? —pregunta dejando caer la bolsa y el empaque para poder extender la túnica frente a él, alzándola un poco, notando como los bordes dorados se extienden por la línea del cuello, creando un patrón similar a flores, mismo patrón que se repite en el borde de las mangas y alrededor de los botones. Al inspeccionarlos un poco más de cerca, nota que no son flores, sino sigilos. El brillo pícaro en los ojos de Kenny cuando alza la vista para verlo le hacen saber que no están ahí por pura casualidad.
—Tu disfraz de Halloween —informa el rubio recibiendo otra bolsa de Stan, sacando de esta un sombrero negro, de hala redonda y puntiagudo que, sin ninguna ceremonia, deposita en su cabeza—, vístete rápido, saldremos por Dulce o Truco en media hora.
—Primero, somos adultos, no salimos por Dulce o Truco —señala con cierta amargura, le sigue pareciendo injusto no poder ir de puerta en puerta pidiendo dulces o haciendo travesuras. De niño, era adorable, ahora hacerlo siendo un adulto...—. Segundo, Khal y yo ya tenemos planes. Y tercero, lo más importante, no me pienso poner esto, es estereotípicamente ofensivo, sólo porqué soy brujo no significa qué...
—Kyle ira con nosotros —interrumpe Stan, riendo con diversión.
—Y también se disfrazará. Ahora quéjate menos, vístete más, ¡Tienes media hora! —Kenny le lanza un beso juguetón antes de cerrar la puerta.
Observa la puerta por un largo segundo, su mente quedándose colgada en la parte del comentario de qué Kyle también se disfrazará. ¿De qué iría disfrazado? Por más que lo intenta, no puede imaginar algo en específico, conociendo a Kenny Stan como los conoce. Mira la túnica una vez más, admitiéndose a sí mismo que no era tan mal disfraz, y es de buena calidad por lo menos. ¿De dónde lo habrían sacado? No está muy seguro de querer saberlo.
Resignado, la deja con cuidado en la cama, quitándose el sombrero de bruja para ir a su armario a buscar un cambio de ropa.
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Al salir de su habitación, se detiene en medio del pasillo, impresionado.
Eric no sabe, claro, porque le sorprende que el disfraz de Kyle resulta ser de vampiro. Los chicos, claramente, parecen haberse metido bien en el tema de ser irónicos ese Halloween. Sin embargo, piensa mirando al pelirrojo de arriba abajo, el vampiro no tiene ningún derecho a verse tan jodidamente bien. Desde su posición ve que lleva unos pantalones negros con una camisa blanca, de estilo victoriano, y sobre esta una capa que abraza sus hombros con suavidad, negra por fuera con un forro rojizo en su interior y que se mueve con una fluidez envidiable, como agua, cuando el pelirrojo se gira al escucharlo salir del pasillo. De nuevo, ¿de dónde carajos Stan y Kenny habían sacado ropa de tan buena calidad?, porque esa capa no se ve en lo absoluto como nada que pudieran conseguir en Target. No sabe si lo que le impresiona más es eso, lo mucho que le sienta a Kyle ir como un vampiro ''tradicional'' o que, de alguna forma, lograron domar la maraña pelirroja que el vampiro llama cabello, peinado completamente hacia atrás salvo por algunos rizos rebeldes que caen sobre su frente, complementando su atractivo.
'No es justo', piensa cuando el pelirrojo le sonríe dejando a la vista sus colmillos, el gesto haciéndole cosas a su corazón. De pronto se siente ridículo, envuelto en la túnica que Kenny le dio, con el estúpido sombrero firmemente plantado sobre su cabeza.
—Hey Cartman, lindo disfraz —la sonrisa del pelirrojo se tuerce un poco, diversión escrita por todo su rostro—, el sombrero es un gran detalle.
—Tu también te ves ridículo, sanguijuela —responde en automático cruzándose de brazos, luchando por no sonrojarse de pura vergüenza. Estúpido Kenny con su estúpida idea y el estúpido disfraz.
Estúpido él por haberlo aceptado sin más, cediendo a utilizarlo.
—¡Hey! —su sonrisa decae un poco y se acerca a él. Duda un poco, antes de alzar sus manos para acomodar el collar de su túnica y luego el sombrero, inclinándolo hacia atrás para dejar más a la vista su rostro—. No te queda tan mal, te ves...
—¿Ridículo? ¿estúpido? ¿Cómo un chiste del que todos se van a burlar por hacerle caso al saco de pulgas? —pregunta con amargura apartando la vista.
—Bueno, ahora yo siento que me veo ridículo y estúpido —señala Kyle apoyando sus manos en sus hombros, apretando suave, lo que hace que lo mire sobresaltándose un poco por la expresión seria en su rostro—. Te ves bien, Eric, el rojo te sienta.
Esta vez no logra suprimir su sonrojo, que simplemente empeora cuando el rostro de Kyle también enrojece y el vampiro se aparta como si el tocarlo lo quemara. En otra ocasión probablemente se habría sentido ofendido por la comparación, o herido, pero el rojo en las mejillas del vampiro, que resalta las pecas difuminadas por su piel, le brinda una oleada de confianza que le hace sonreír. Además, el hecho de que Kyle le esté hablando significa que ya no está enojado con él. Otra ganancia sin duda.
—¿Están listos para una gran noche? —pregunta Kenny saliendo de la cocina, viendo con diversión como ambos ponen más distancia entre ellos.
—Más te vale que valga la pena violentar una sagrada tradición, pobretón —advierte el brujo caminando hacia él para salir del departamento.
—¡Será una noche inolvidable! —promete el rubio, pasando un brazo por sus hombros guiándolo fuera.
Stan sonríe divertido, alzando sus cejas hacia Kyle, quién niega igual de divertido, siguiéndolos junto a su amigo, cerrando el departamento tras de sí.
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Cuando Kenny habló de que irían por Dulce o Truco, Eric imaginó que sería de forma literal, por más raro que le pareciera. Resulta que, en realidad, irían a otra fiesta de Halloween, esta vez en una Casa Embrujada, gracias a los astros porque no cree sobrevivir ir otra noche seguida al cementerio o, peor, al bosque. De camino a esta Casa Embrujada, se encuentran con Leo, quién va disfrazado también de zombi, combinando con Kenny, qué no perdió la oportunidad de colgarse de la sirena para el deleite del mismo y la completa irritación de los otros tres.
Por suerte, su destino no está tan lejos del departamento, unos quince minutos a pie, tal vez veinte. Eso no le impide a Eric quejarse todo el camino de que pudieron pedir un taxi o, mejor aún, usar magia, a lo que Kyle responde que primero, si es una fiesta organizada por humanos normales es una pésima idea simplemente aparecer en el área y, segundo, no es el mejor día para jugar con ese tipo de magia. Nadie quiere terminar a pedazos o, peor, unido por la cadera a nadie. Que el vampiro tenga razón no significa que el brujo vaya a admitirlo, claro.
Luego de lo que a Eric le parece una eternidad llegan a la Casa Embrujada y debe admitir qué, objetivamente, se ve aterradora. A pesar de que hay un par de reflectores en la entrada y un gran banner dando la bienvenida, la fachada se ven tan antigua que le da un escalofrío y no de los buenos del espíritu de Halloween. Sólo el saber que Kenny no los llevaría a una verdadera casa embrujada, llena de poltergeist, le permite moverse al interior siguiendo a los demás, mirando alrededor con cierto recelo.
El interior no es mucho mejor que el exterior en cuanto al aspecto, pero la fuerte música que vibra por todo el lugar y los cuerpos que llenan el espacio le hacen relajarse un poco. Lo suficiente para admirar la elaborada decoración que se extiende por las paredes y la sala que los recibe; incluso las calabazas al pie de las escaleras le parecen un poco adorable. Stan grita algo que no logra escuchar por el ruido, pero lo ve correr hacia una chica que reconoce de inmediato y, aunque no se lo dirá a la cara, ver a la caza fantasmas le ayuda a terminar de relajarse. Ella podrá no saber la extensión del mundo sobrenatural, pero de que sabe manejar a los poltergeists no le cabe duda, lo admita en voz alta o no.
Casi de inmediato, Kenny se aparta de ellos llevándose a Leo con él y sólo quedan Kyle y él, parados tontamente cerca de la entrada. Ambos se miran, no muy seguros de que hacer; Eric, sin embargo, nunca se ha dejado intimidar por una habitación llena de extraños, así que le ofrece su mano al vampiro y, cuando este la acepta, lo guía a una esquina donde puede ver una neverita con bebidas, para luego llevarlo alrededor, saludando a las personas como si las conociera de toda la vida.
Si hay algo en lo que Eric es bueno, aparte de la magia, es socializar con las personas.
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Kyle debe admitir que la fiesta es mucho mejor que la que asistieron hace dos días en el cementerio. En primer lugar, porque hay más variedad de comida y bebida; en segundo lugar, porque no hay zombis. Eso es una mejora en su opinión, y aunque no le gusta mucho tener que poner una sonrisa y socializar, así como soportar los jadeos admirados de lo ''real'' que se ven sus colmillos, la sonrisa en el rostro de Cartman y el brillo emocionado en sus ojos hace que valga la pena. Dios, el brujo sin duda alguna vive por la atención, y atención es lo que está recibiendo con la lluvia de halagos por su disfraz. Cada vez que se voltea a verlo, alzando sus cejas por recibir otro comentario admirado de su disfraz, su corazón se acelera un poco más y cada pizca de celos que trata de colarse en su interior por las risitas que deja escapar se desvanece.
Además, entre el mar de gente que se agrupa en la casa, se encuentran con un par de rostros conocidos, lo que le permite relajarse cuando llegan a ellos entre conversación y conversación. Le sorprende un poco ver a Craig y Tweek, un demonio de bajo nivel y un humano qué, de alguna forma que Kyle desconoce, había terminado como una especie de inmortal, considerando lo mal que Tweek suele sobrellevar estar entre humanos. Los comentarios mordaces que comparten Cartman y Craig en la breve conversación que tienen con ellos no parece ayudar mucho al demonio, pero Kyle no tiene ningún problema con servirles de buffer, distrayendo al brujo cada vez que se desvía de la conversación. Nunca va a entender el odio que se tienen esos dos, que solo parece solidificarse en fechas especiales como esta.
Cuando logra apartar al castaño de la conversación, logran volver a reunirse con el resto del grupo, sumado a Wendy de quién Stan no parece muy dispuesto a querer apartarse. No lo culpa en verdad, si él sólo tuviera un día al año para tocar y abrazar con gusto a quién le gusta... se estremece de solo pensarlo.
Kenny propone que salgan al patio un rato, asegurando que las bebidas fuera son mucho mejor, pero todos pueden ver que simplemente quiere darle un pequeño descanso a Leo. Por supuesto, todos aceptan su muy mala excusa y Kyle mentalmente lo agradece, sintiéndose un poco cansado del volumen de la música.
Una vez fuera, toma una bocanada de aire, relajándose, permitiéndole a Cartman guiarlo por el patio hasta unas sillas plegables. Con curiosidad mira alrededor, admirando los árboles sintéticos alrededor, decorados con telarañas falsas, pequeños fantasmas colgados de sus ramas y calabazas de plástico por todas partes. Metido en tema, pero acogedor.
Se acomoda en la silla dónde se ha sentado, aceptando el coctel que le alcanza Stan, mirando a su alrededor alguna vez dejando su mente divagar, el sonido de la conversación entre los demás sirviéndole como ruido de fondo. Sus ojos, inevitablemente, caen sobre Cartman, recorriendo su rostro lentamente, quedándose colgado momentáneamente en el sonrojo en sus mejillas, de seguro a causa del alcohol, y en la forma en que sus labios se mueven al dejar escapar una carcajada. Le agrada verlo tan relajado, aún si todavía siente que no le contó la verdad la noche anterior, al menos le es claro que durmió mejor y parece no haber tenido una noche plagada de pesadillas.
Planea dejar que el tema se enfríe un par de días antes de preguntar nuevamente. Si realmente eran simples pesadillas, sabe que se lo puede achacar al estrés de la semana. Pero, si se trata de algo más, no va a detenerse hasta saber que es para poder ayudarlo si, en el futuro, vuelve a suceder. Además, está el hecho de que, por alguna razón, siente que el brujo quería decirle algo más.
¿Tal vez es lo mismo qué...?
Sus pensamientos se detienen cuando, de golpe, deja de escuchar la música y la conversación a su alrededor muere lentamente. Parpadea saliendo de su ensimismamiento, enderezándose en su asiento para mirar alrededor. Nota que los reflectores que estaban encendidos en la entrada parecen haberse apagado, y a través de la puerta trasera por la que salieron ve que el interior de la casa está iluminado por unas luces de emergencia.
Lo extraño no es eso, sino que no puede escuchar el murmullo que esperaría de un montón de personas cuya fiesta acaba de detenerse de golpe. Una rápida mirada a Cartman le hace saber que está pensando lo mismo y ambos se ponen en pie, alerta. Tal vez sí es una casa verdaderamente embrujada y el ruido finalmente había fastidiado a los fantasmas del lugar.
Eso no explica el silencio.
O el horrendo olor que, de repente, empieza a llenar el lugar.
—Dios, huele espantoso —se queja Stan poniéndose en pie, mirando a su alrededor con desconfianza. —¿Será algún tipo de broma?
—¿Qué es eso? —cuestiona Leo, señalando algo entre los árboles falsos y el grupo completo mira hacia allí.
Al principio, a Kyle le cuesta un poco identificar qué rayos es lo que Leo estaba viendo, pero pronto lo que eso fuera se acerca un poco más y la luz de la luna les permite identificarlo. Inmediatamente se tensa, sosteniendo el brazo de Cartman, colocándose ligeramente frente a él de forma instintiva, cuando una horda de zombis aparece a la vista.
—¿Qué carajos...? —murmura el brujo, tensándose a su lado. —¡Nos encargamos de eso ayer! ¡Khal!
—Lo estoy viendo también, Cartman —confirma, gruñendo bajo.
—¿Encargarse de qué? ¿De qué hablan? —Wendy también se levanta, mirando de los árboles hacia ellos con desconfianza.
—Stan —dicen a la vez, sin apartar la vista del lento avance de los zombis.
—Hey Wends, ¿qué tal si averiguamos que está pasando dentro? —el hombre inmediatamente sostiene la mano de Wendy, sonriéndole con suavidad tratando de disuadirla—. Es sospechoso que nadie haya salido a tratar de averiguar qué sucede, ¿no crees?
La mujer no quiere ceder, eso es obvio, y Kyle puede sentir a Cartman preparándose a su lado para obligarla. Él mismo se ve tentado a una pequeña compulsión, así sea para evitar que salga lastimada, pero finalmente deja escapar un suspiro resignado y se suelta de Stan para tomar su mano y arrastrarlo hacia la casa. El vampiro mira a Kenny, quién claramente quiere quedarse a ayudar, pero decide mejor seguir a los otros dos llevándose a Leo consigo.
—Ok, ahora ¿qué diablos está pasando Khal? —Cartman se separa de él, mirando a su alrededor por una salida, o para asegurarse que no hay ningún testigo.
—No tengo ni la más mínima idea, Cartman —responde quitándose la capa para dejarla a un lado—. Te deshiciste del libro, limpiaste el lugar, esto no debería pasar.
—¿De verdad creíste que podrías deshacerte de mi ejercito tan fácilmente, Eric? —pregunta una voz proveniente de entre los zombis, que se han detenido al borde del patio, esperando órdenes.
—¿Quién carajos eres? —cuestiona el brujo, cruzándose de brazos.
—¿Oh? ¿Ya no me reconoces... hermanito? —de entre los zombis sale un hombre ataviado con una túnica negra, raída por los bordes, y una capucha cubriendo su rostro que rápidamente retira revelando su identidad.
El hombre frente a ellos no podía ser mucho mayor que ellos, aunque Kyle lo pone en duda por lo demacrado que se ve su rostro, con las mejillas hundidas y unas ojeras terriblemente marcadas. Su cabello cae alrededor de su rostro hasta alcanzar su mentón, descuidado y desprolijo, mechones rojizos mezclados con canas prematuras sumándose al aspecto desgarbado del hombre. La magia a su alrededor le da un... bueno, Kyle no tiene una mejor forma de describirla más que decir 'aura', tan pesada que le cuesta respirar. Es la misma magia del mausoleo de la otra noche.
Es el necromante.
—¿Hermanito? —pregunta cuando su cerebro finalmente cae en cuenta de ese detalle en sus palabras. Viéndolo mejor, su rostro se le hace extrañamente familiar. ¿Dónde lo había visto antes?
—Eh —Cartman ladea la cabeza, tan confundido como él. —¿Se supone que debo saber quién eres?
—¿Saber quién...? —balbucea el necromante, tomado por sorpresa, pero pronto esta se transforma en ira. —¡Por supuesto que tienes que saber quién soy, bola de manteca!
—¡Hey! No estoy gordo, mis huesos son más densos por la magia —defiende descruzándose de brazos, señalándolo con un dedo acusador—. Y no tengo ni puta idea de quién carajos eres.
—¡Scott! Soy Scott cerebro de alga —vocifera, su rostro enrojeciendo aún más.
Scott... Scott... ¿dónde había escuchado ese nombre?
—Hmm —Cartman lleva un dedo a su mentón, golpeándolo suavemente—, no me suena en lo absoluto.
—¡Scott Tenorman! —el necromante da un paso al frente, apretando sus manos con fuerza y Kyle no pierde de vista como los zombis a su espalda se tensan, listos para atacar.
—Sigue sin sonarme, lo siento —se encoje de hombros, claramente no sintiéndolo en lo absoluto.
Scott Tenorman, piensa Kyle frunciendo el ceño, Tenorman... Tenorman como...
—¡Cartman! —mira al brujo cuando, al fin, recuerda porque se le hace tan familiar—. Tenorman, el nombre el mausoleo, cómo Jack Tenorman
—Ah —Cartman asiente solemnemente, antes de encogerse de hombros —. Ni idea de quién es.
—¡Nuestro padre! —vocifera Scott dando un paso al frente, su ejército haciendo lo mismo.
—¡Ah! Ya lo recuerdo —el rostro de Cartman se ensombrece un poco. —¿Eso que tiene que ver conmigo?
Kyle lo mira con algo de incredulidad. Incluso él, que no conoce la historia completa, ha llegado a la obvia conclusión de qué tiene que ver eso con él. Es un secreto a voces entre quienes conocían a los Tenorman, una larga línea de experimentados y poderosos brujos, que dicha línea terminó abruptamente con la muerte del patriarca, Jack Tenorman, y la posterior desaparición de su hijo, Scott Tenorman, supuestamente a causa de su hijo ilegítimo: Eric Cartman. Nadie nunca pudo probar, claro, que Cartman realmente tuvo algo que ver con la muerte de Jack y su esposa, porque era un niño cuando sucedió. Aunque le parece claro que Scott no parece pensar lo mismo.
—Tu mataste a mis padres, Eric, y es mi momento de cobrar venganza por ello —informa el necromante tratando de sonar solemne, pero a oídos de Kyle suena un poco desquiciado.
—Hombre, yo no tuve nada que ver —se defiende el brujo alzando sus manos a la defensiva. Por alguna razón, Kyle lo duda mucho—. Y eso fue hace... ¿cuánto? ¿diez años? ¿quince?
—Dieciocho años, un día como hoy.
—Dieciocho años —Cartman silva, impresionado, —¿te tomó tanto tiempo idear un plan para, según tú, vengarte?
—Cartman —Kyle lo mira, incrédulo de tener que recordarle que no provoque al desquiciado con una horda de zombis a su disposición.
—¡Khal! —reclama mirándolo—, es la verdad. Tu te cobras de las bromas que te hago más rápido. Demonios, incluso Leo no es tan lento para ello.
El vampiro debe admitir qué, efectivamente, incluso Leo con todo y su naturaleza gentil, le ha devuelto a Cartman sus maldades en más de una ocasión. Con ayuda de Kenny, pero lo ha hecho.
—De todas formas, no puedes solo provocar al desquiciado que aparentemente se ha pasado al menos la mitad de la semana reviviendo cadáveres para vengarse de ti —señala, gruñendo bajo.
—¡Deja de acusarme! Genuinamente no tengo absolutamente nada que ver con la muerte de los Terdian...
—Tenorman.
—Lo que sea —se encoge de hombros señalando en dirección a Scott—. Tu lo acabas de decir, es un desquiciado.
—¡Dejen de hablar como si no estuviera aquí! —el hombre finalmente interviene, regalándoles la mirada más desagradable que seguro puede lograr. Ninguno de los dos se siente particularmente intimidado por ello.
—¿Y cómo volviste a despertar a los muertos vivientes? Me aseguré personalmente de que no pudieras utilizar el grimorio —Cartman regresa su atención al necromante.
—¿En verdad creíste que ese era mi verdadero grimorio? Ustedes estaban demasiado cerca de descubrir mi plan, tenía que despistarlos un poco —se mofa mirándolos con superioridad—. Además, ¿qué clase de necromante sería si necesito de un estúpido libro para hacer mi trabajo?
—Carajo, debí imaginar que no era real. Estaba demasiado especifico para ser el original —murmura el castaño entre dientes, lo que llama la atención de Kyle.
—Espera, ¿sospechabas que no era real y no me dijiste nada? —lo mira horrorizado. —¡Cartman!
—¿Qué? En verdad no esperaba que nuestro misterioso necromante no haya recibido el memo de que sus actividades ilegales no eran bien recibidas —Cartman se cruza de brazos, pero no se atreve a mirarlo a los ojos. Eso le hace saber a Kyle que se siente al menos un poco avergonzado de no haberle dejado saber.
—¡Les dije que dejen de hablar como si no estuviera aquí! —grita Scott, atrayendo su atención nuevamente, y ambos maldicen al verlo mover sus labios y alzar su brazo al frente, a lo que la horda de zombis se lanza hacia ellos.
—¡Cartman! —grita apartándose del camino para evadir a uno de los zombis.
—Estoy en ello —responde el brujo apartándose en la dirección contraria, lanzando un hechizo parece envolverlos en una burbuja, una barrera entre ellos y los humanos en la fiesta. No solo para protegerlos sino también para que no puedan ver lo que está sucediendo.
Kyle no tiene mucha opción más que pelear cuerpo a cuerpo y evitar ser mordido. Con cada zombi que evade o termina arrancándole un brazo o la cabeza, no puede evitar disculparse. No importa que sean marionetas malvadas de un loco sediento de venganza, alguna vez fueron personas y no se merecían una segunda muerte tan espantosa.
Cartman, por su parte, se encarga de pelear utilizando su magia y cada pequeño truco que tiene bajo la manga. Su objetivo es acercarse a Scott e inhabilitarlo de cualquier forma que sea necesaria; una vez fuera del juego el titiritero, sus marionetas no tendrán de otra más que dejar de moverse, en el mejor de los casos. En el peor de los casos... bueno, un pequeño incendio ciertamente puede cubrir muchos rastros.
En un punto durante su avance, nota como los zombis empiezan a evitarlo, todos moviéndose en dirección a Kyle, que lucha fervientemente para no ser mordido. Eso no le gusta a Cartman, pero no tiene mucha más opción que seguir con su plan original, rogando que funcione y que la poción que le dio al vampiro aún siga actuando. Finalmente llega hasta Scott, tratando de atacarlo, pero este lo evade con facilidad.
—No podrás detenerme Eric, no me voy a detener hasta hacerte pagar por lo que hiciste —deja escapar una carcajada, repeliendo y rebotando los hechizos que le lanza el castaño.
—Scott, ¿de verdad crees qué tu plan va a funcionar? Eres patético —dice entre dientes, frustrado por la fluidez con la que se defiende—, recurriendo al tipo de magia más bajo sólo para cobrar tu estúpida venganza. ¿Qué vas a conseguir con eso? Ser el hazmerreír de todo el mundo supernatural.
Eso parece tocar una fibra sensible, cosa que Cartman aprovecha para pasar a otro tipo de ataque que le ha funcionado bastante bien: los golpes.
—Oh, no voy a fallar —gruñe evadiendo como puede los golpes que le lanza el castaño, maldiciendo por lo bajo cuando este logra arrinconarlo contra uno de los árboles falsos.
—Fin del camino, Scottie —escupe preparando un hechizo para aturdirlo—. Honestamente, patético, no has durado ni cinco minutos. Tus estúpidos zombis ni siquiera me han tocado.
Scott lo mira fijamente antes de sonreír ampliamente, gesto que envía un escalofrío por su espalda. El brillo desquiciado en sus ojos no puede augurar nada bueno.
—El plan nunca fue que los zombis te atacaran, Eric —murmura, lanzándose contra él sosteniendo su rostro con una mano y sus muñecas con la otra, girando para dejarlo aprisionarlo contra el árbol.
—¿Cuál era entonces tu oh tan magnifico plan? —cuestiona luchando por liberarse. No piensa darle la victoria tan fácilmente.
—Tu me quitaste lo que más amaba, Eric —dice lentamente, apretando con fuerza sus mejillas. —¿No te parece justo que haga exactamente lo mismo? —con eso gira su rostro con brusquedad para que mire por encima de su hombro, al otro lado del patio.
Su corazón se paraliza, por un segundo, antes de empezar a latir alocadamente, un nudo formándose en su garganta impidiéndole hablar, ante lo que está viendo. Al otro lado del patio está Kyle, tratando como puede de evadir a los zombis, pero más y más se acercan a él, arrinconándolo contra la cerca a su espalda, el cansancio empezando a hacerse obvio en su rostro.
No. Piensa cuando por muy poco el vampiro evade una mordida. No, piensa cuando la imagen de su última pesadilla se manifiesta en su mente, esta misma imagen que se despliega frente a sus ojos sin que pueda hacer nada. Kyle rodeado de zombis. Kyle incapaz de defenderse. Kyle incapaz de evitar ser mordido y destrozado por los muertos vivientes. Kyle desangrándose frente a sus ojos. Kyle a punto de morir. Kylekylekylekylekyle.
—¡No! —grita cuando encuentra la voz, arremetiendo contra Scott con todas sus fuerzas en un desesperado intento de liberarse e ir a ayudar a su vampiro.
No puede perderlo. No puede perderlo. No puede perderlo.
En su desespero, no nota que Scott ha liberado sus manos hasta que el brillo de algo plateado lo distrae momentáneamente. Una daga. Scott alza una daga con la total intención de apuñalarlo y matarlo. No, matarlo no, nota al reconocer el tipo de daga. Arrebatarle toda su magia y dejarlo indefenso, pero si no logra salvar a Kyle para él es como si realmente fuera a matarlo.
Un grito se atora en su garganta cuando ve que Kyle no es lo suficientemente rápido como para evitar una mordida, al mismo tiempo que Scott baja la daga con fuerza en dirección a su pecho.
En ese instante, dos cosas pasan al mismo tiempo.
En el momento en que el zombi logra morder el brazo de Kyle, este no tiene tiempo a sentir el dolor de la mordida, pues el muerto viviente repentinamente explota en pedazos. De hecho, todos los zombis a su alrededor empiezan a explotar dejando tras de sí una lluvia de vísceras podridas.
Al mismo tiempo, al otro lado del patio, cuando la daga entra en contacto con la túnica de Cartman, otra mini explosión se desata entre ambos brujos, envolviéndolos en un haz de luz por un segundo, antes de que ambos sean expelidos en direcciones contrarias. En el caso de Cartman, como su espalda estaba casi en contacto con un árbol, su cuerpo simplemente choca con este y se desploma. Scott no corre con tanta suerte, pues su cuerpo se catapulta al lado contrario con tal tino que termina estrellándose contra la cerca, rompiéndola y algunas astas de madera se clavan en su cuerpo.
Kyle es el primero en reaccionar, aún un poco aturdido por la cadena de explosiones a su alrededor y la luz de momentos antes. Sacude la cabeza, mira a su alrededor y, al notar que Cartman no se mueve, inmediatamente hecha a correr hacia él, trastabillando más de una vez con las vísceras desperdigadas alrededor.
Lo único que puede pensar hasta alcanzar el cuerpo inerte del brujo es que no puede perderlo. No puede perderlo. No puede perderlo.
—¡Cartman! —grita dejándose caer a su lado, no sabiendo donde revisar primero y temiendo qué, si revisa su pulso, este sea inexistente. No sabe que hará si ese resulta ser el caso—. Cartman, por favor, despierta —pide, decidiendo tomarlo en brazos y dejarlo en su regazo, acunándolo contra su pecho.
—Por favor —susurra acariciando su cabello con manos temblorosas. Su rostro se ve pálido, demasiado pálido para su gusto.
—¿Kyle? —el vampiro alza la vista, encontrándose con Kenny y Stan que se acercan lentamente, con cautela. —¿Estás bien? ¿Está...?
Kyle niega, tragando con fuerza para deshacerse del nudo que se forma en su garganta, bajando la vista nuevamente hacia el brujo en sus brazos, apoyando una mano en su mejilla.
—Por favor Cartman —pide meciéndolo con suavidad—. No puedes hacerme esto, no puedes solo dejarme. El departamento no será igual sin ti y tu molesta voz, y tu estúpida tendencia a dejarlo hecho un desastre...
Su voz se corta y nota que sus mejillas están húmedas, lágrimas que corren libremente sin su permiso.
—Eric —solloza apoyando su frente en su pecho, envolviendo sus manos con fuerza en los bordes de su túnica—. Por favor... ni siquiera tuve tiempo... quería decirte lo mucho qué... —hipa, al diablos la audiencia que sabe tiene—. No puedes irte antes de que te diga... antes de que te diga lo mucho que te amo —susurra.
—Uh... dilo de nuevo —jadea alzando la vista al escuchar la indiscutible voz de Cartman, suave y débil, pero él sin duda alguna.
—¡Eric! —no puede evitar reír, abrazándolo con fuerza pese a las protestas del brujo de que todo le duele—. No vuelvas a asustarme de esa forma —dice enderezándose y golpea su hombro, tratando de no reír por la mueca contrariada que le regala el castaño.
—Khal, casi fui asesinado por un necromante desquiciado y así me tratas —se queja apoyándose dramáticamente contra su brazo, echando la cabeza hacia atrás y Kyle no puede hacer más que sonreír. Si tenía energía para ser tan dramático significa que va a sobrevivir—. Deberías mejor besar todas mis heridas hasta que se mejoren.
Eso lo hace parpadear, mirando al brujo sin saber como reaccionar, y este le regresa la mirada igual de sorprendido, como un venado frente a unos faroles. De pronto, sus rostros enrojecen y ambos apartan la vista, completamente avergonzados por las palabras que acaban de salir de sus bocas.
—Tú... —empieza el brujo, carraspeando suave antes de mirarlo con algo similar a la timidez—. Tú... ¿de verdad...?
—Sí —el vampiro le regresa la mirada, sonriendo suave.
—Yo también —asiente Cartman, dejando escapar un suspiro aliviado—. Te amo, por si no es obvio, sanguijuela.
—Ugh, ¿no podían elegir un mejor momento? —escuchan a Kenny quejarse, y se giran justo a tiempo para verlo pasarle un billete de veinte a Stan, quién sonríe como el gato que atrapo al canario, guardando el dinero en su bolsillo.
¿Para qué Stan necesitaba el dinero si al día siguiente volvería a ser tan incorpóreo como el resto del año? No tienen ni la más mínima idea.
—Pero hablando en serio, ¿creen que este es un momento apropiado para confesar sus sentimientos? —pregunta Stan, señalando el desastre de vísceras a su alrededor.
—A mí me parece romántico —la voz de Leo los sobresalta, el joven asomándose a un costado de Kenny sonriéndoles tímidamente—. Felicidades.
—Esperen, no es... —empieza Kyle, sintiéndose nervioso de pronto por las miradas burlonas de sus amigos.
—Oh, Khal, cállate y besame —Cartman toma su rostro entre manos, jalándolo para plantarle un sonoro beso en los labios. Kyle trata de resistirse al inicio, porque tienen una audiencia que no desea presencien su primer beso, muchas gracias, pero pronto deja de resistirse y responde al beso abrazando con fuerza al brujo.
El beso probablemente habría continuado hasta dejar de ser apto para todo publico de no ser porque, al tratar de profundizarlo, Cartman se topa con algunos rastros de vísceras contra la piel del vampiro y se aparta rápidamente, suprimiendo una arcada.
—Ok, no más besos hasta que te limpies. Dios, hueles horrible sanguijuela judía —protesta, tratando de empujarlo lejos de él.
Y Kyle, por un momento, se siente ofendido por la forma tan brusca en que el brujo termina el beso, de no ser porque el prospecto de que habrá más en el futuro le hace cerrar la boca. No pasa por alto la forma en que Stan y Kenny ríen entre dientes, pasándose otro billete el uno al otro.
—Ahora, tenemos que limpiar este desastre antes de que los humanos lo vean —señala Stan, apartándose de ellos para ir a investigar el cuerpo del otro brujo al otro lado del patio.
—Nada que un poco de magia no resuelva —informa Cartman, poniéndose en pie con ayuda de Kyle, e inmediatamente poniéndose a trabajar en realizar un hechizo que no deje ni un solo rastro de lo que acaba de suceder.
—¿Exactamente que pasó aquí? —pregunta Kenny, ayudando a Kyle a acomodar las sillas, Leo siguiéndolos de cerca ofreciendo una mano en lo que puede.
—No lo tengo muy en claro —niega el vampiro, deteniéndose algo confundido—. Un segundo uno de los zombis trataba de morderme, al siguiente todos estaban explotando en cadena.
—Eso debe ser por la poción —comenta Cartman, terminando de limpiar alrededor, procediendo a limpiar la ropa de Kyle, al menos lo suficiente para que puedan llegar al departamento sin que los miren raro en la calle.
—¿Qué poción? —pregunta Leo con curiosidad, lo que hace detener al brujo, que maldice entre dientes por el desliz.
—Sí, Eric, ¿qué poción? —Kyle lo mira alzando una ceja.
—¿Recuerdas la poción que te di hace unos días? —pregunta, mirándolo con algo que Kyle se ve tentado a llamar timidez, pero no cree que lo sea del todo—. La hice con el propósito de protegerte. De los zombis. No es el resultado que esperaba, el plan nunca fue que explotaran, pero no me quejo de ello.
¿Una poción para protegerlo de los zombis? ¿Por qué diablos Cartman haría una poción tan especifica...? Ah, viéndolo de esa forma, Kyle se siente un poco tonto por no considerar lo obvio que es. Las pesadillas del brujo de seguro se debieron a qué soñó que algo iba a pasarle, ver a los zombis aquella noche le hizo asumir que sería por ellos así que trato de protegerlo. El vampiro debe luchar enormemente para no alzarlo en brazos y volver a besarlo porque, de nuevo, una audiencia.
—Eso explica lo que hizo que nuestros amigos no vivos hicieran kaboom, pero no explica aquello —Leo señala el cuerpo de Scott, cuerpo que Stan trata de mover para que las personas dentro de la casa no lo vean, mirándolos confundido.
—Esa es cosa mía bebé —responde Kenny pasando un brazo por su cintura, haciéndole sonrojar y reír tontamente, a lo que Kyle y Cartman gruñen rodando los ojos—. Esa bonita túnica no sólo es bonita —lo último lo dice lanzándole un guiño a Cartman, quién rueda los ojos nuevamente, divertido y agradecido por la consideración de su amigo.
Kyle no tiene muy en claro de qué quiere decir el rubio con eso, pero decide dejarlo para después, seguro de que Cartman se lo contará en el departamento.
—¿Qué haremos con él? —pregunta Stan regresando con ellos, señalando el cuerpo de Scott.
—¿Está vivo? —Cartman lo mira con desagrado y un brillo asesino en los ojos.
—Sí —Stan asiente, retrocediendo un paso ante el peligro en la mirada del brujo.
—Deberíamos... —empieza a decir el castaño, dando un paso en dirección a Scott con la total intención de acabar con él. Nadie amenaza a su vampiro y vive para contarlo.
—No —Kyle toma su mano, impidiéndole que haga lo que sea que desea hacer.
—Pero Khal... —protesta, mirándolo suplicante, con puchero incluido, como si eso fuera a hacer que el vampiro acepte que mate a alguien.
—Yo me encargo de él, ustedes deberían ir a casa a descansar. Stan y yo podemos con el resto —y probablemente habría cedido a la clásica táctica de manipulación de Cartman de no ser por la intervención de Kenny.
—Llamen si necesitan algo —pide Kyle, agradecido por la intervención, tomando su capa y recuperando el sombrero de Cartman, que seguro se había caído en algún punto de la pelea.
—O mejor no, planeo dormir hasta la próxima luna llena —agrega Cartman, empezando a arrastrar a Kyle consigo.
—No vas a dormir un mes completo —protesta Kyle dejándose llevar.
—Pero Khal —protesta el brujo con esa voz quejumbrosa que los saca de quicio a todos—, casi fui asesinado el día de hoy. Me merezco un mes de descanso.
Por suerte los dos bordean la casa antes de que puedan escuchar la respuesta del vampiro. Honestamente, ninguno quiere saber como van a continuar esa discusión.
—Cuando dije que sería una noche inolvidable —comenta Kenny acercándose al necromante para alzarlo en brazos—, no me refería a esto.
—Yo creo que fue divertida —comenta Leo, siguiéndolo, dando pequeños saltitos para mantener el paso, y el rubio no puede hacer más que reír divertido. Ciertamente, la sirena dice eso porque se encargó personalmente de que no presenciara la pelea.
—El próximo Halloween será mejor —promete besando su frente, ignorando el gruñido de Stan.
—Solo espero no tengamos ninguna otra estúpida crisis el próximo año —comenta Stan, siguiéndolos rápidamente.
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—Por favor, no hagas enfadar a nadie más como para que planeen toda una elaborada venganza contra ti —pide Kyle, abrazando con fuerza al brujo.
Una vez regresaron al departamento, lo primero que hizo Eric fue empujar a Kyle al baño, obligándolo a darse una buena ducha para eliminar el olor de los zombis, y él tomó una después para hacer las cosas justas. Luego de eso, fueron directo a la habitación del vampiro, llevándose el televisor con ellos, para ver algunas películas de Halloween en la comodidad de la cama del pelirrojo.
—Nuestras vidas serían muy aburridas si alguien no intentara matarme —señala Cartman, acurrucándose contra el pecho del vampiro, envolviéndose un poco más en las mantas disfrutando de la película que están viendo, luchando por no quedarse dormido.
—Eric... —advierte el vampiro en esa voz mandona suya que hace estremecer al brujo.
—Ok, ok, prometo... intentar no molestar a nadie lo suficiente como para que quieran matarme —dice riendo divertido, sacándole la lengua cuando el pelirrojo pellizca su costado.
—¿Sabes qué? Es suficiente para mi —asiente Kyle luego de un rato, depositando un beso en su cabello—. Feliz Halloween, Eric.
—Feliz Halloween para ti también, judío. Ahora cállate, que quiero ver la película.
Kyle ríe, apretando un poco más su abrazo, regresando su atención a la pantalla para disfrutar también de la película.
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Si me dieran una moneda por cada vez que estos idiotas se confiesan en un mal momento o, en su defecto, uno cree que el otro está muerto, tendría dos monedas... lo que es mucho pero me sorprende que me haya pasado dos veces :P
Originalmente Kenny y Stan iban a participar de la pelea, pero luego recordé que no sirvo para escribir escenas de acción así que *buscar excusa para sacarlos de la escena* *procede a hacer la escena que ha esperado durante todo el proceso de escritura más larga de lo que esperaba*
Y, originalmente, toda la idea de Cartman como brujo era porque lo quería ver transformarse en diferentes animales, especialmente en gato, pero nunca se me dio la oportunidad de incluirlo en ninguno de los capítulos, así que les dejo la imagen mental: Cartman!brujo transformado en gato, apoyado en los hombros de Kyle!Vampiro, con la cola envuelta en su cuello, como táctica de intimidación.
¡Feliz (super atrasado) Halloween!
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