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Capítulo 4


Técnicamente, así bien técnicos, sí terminé este antes de la media noche. Pero me distraje investigando algo para un muy mal chiste que incluí.

Día 4-Poción misteriosa

Advertencias: N/A (hasta dónde entiendo)

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4-Sangre al gusto

Eric observa el caldero con algo de desdén. Nada más estereotipado que hacer pociones en un viejo caldero de hierro, pero la última vez que utilizó una de las ollas de Kyle, el vampiro puso el grito en el cielo y le estuvo reclamando por semanas sin parar hasta qué no le quedó de otra más que comprar una nueva. Adiós a gran parte de sus ahorros, porque por supuesto que el vampiro no iba a estar contento con nada más que la mejor calidad para su estúpida olla. ¿Cuál era el punto? Ni siquiera es como si tuviera la necesidad de cocinar tan seguido... aunque, bueno, debe admitir que el brisket que le preparó para navidad estuvo increíble. Y no es como que pueda decir mucho, sus propias habilidades culinarias se limitaban casi exclusivamente a sopas instantáneas y pociones.

Parpadea con rapidez al recordar que está preparando una poción en ese momento, notando justo a tiempo que ya es momento de moverla. Un segundo más y habría tenido que empezar de nuevo, y eso sería un dolor de cabeza total porque implicaría tener que vaciar el caldero, lavarlo minuciosamente, curarlo de nuevo y empezar una vez más. Ni siquiera está seguro de tener los ingredientes suficientes para hacerla una segunda vez en ese momento, un dolor de cabeza más si la llega a echar a perder.

Pero no la va a echar a perder. Necesita que salga perfecta a la primera.

—Uh, ¿qué estamos cocinando? —se aparta de su mesa de trabajo maldiciendo en todos los idiomas que conoce cuando el cucharón que sostiene se cae por la impresión, salpicando su mano con el ardiente líquido.

Molesto, se gira encontrándose con Kenny, quién lo observa con curiosidad, apoyado en el marco de la puerta.

—Con un demonio Kenneth, ¿tus padres no te enseñaron a tocar la maldita puerta? —cuestiona limpiando su mano con un paño que tiene a un lado, agachándose para levantar el cucharón. Maldice entre dientes notando que se ha ensuciado con algo de polvo, por lo que no tiene de otra más que dejarlo a un lado y conseguir otro.

—¿Tu madre no te enseñó a no abandonar a tus amigos en medio del bosque para ser devorado por zombis? —refuta el rubio sonriéndole con diversión, cruzándose de brazos.

Eric se detiene a medio sacar un cucharón, una oleada de culpabilidad revolviéndole el estómago. Termina de sacar lo que estaba buscando, cierra con lentitud la gaveta, deja el cucharón a un lado y tamborilea sus dedos contra la encimera, pensando en que decir. El tono de voz de Kenny podría sugerir que no está molesto, ha pasado tantas veces que el rubio seguro ha aprendido a simplemente seguir con su vida, la parte de morir, no la parte en que Eric lo deja atrás en un bosque para ser devorado por zombis, esa es nueva; eso no quita que el castaño se sienta responsable de lo sucedido por no haber hecho absolutamente nada y sólo haberse enfocado en salir de allí y sacar a Kyle.

Respira hondo y se gira examinando la expresión relajada del rubio, quién, acostumbrado al intercambio, se deja examinar. Incluso se endereza un poco descruzándose de brazos para que pudiera verlo por completo. No hay marcas visibles ni evidencia de que fue despedazado por muertos vivientes, no que realmente esperara encontrar alguna por supuesto, y contrario, contrario a un accidente anterior, está en una sola pieza. Eso significa que no tendrán que inventarse una excusa de porqué de un día para otro está herido.

—En la nevera queda del desayuno que preparó Khal —informa regresando su atención al caldero, tomando el cucharón para moverlo nuevamente—. Y, cómo soy un excelente mejor amigo, te voy a permitir comerte lo que queda del postre —agrega. A modo de disculpa.

—Me conmueve, Su Majestad —se mofa el rubio caminando directamente a la nevera para recuperar su premio—, este humilde servidor no encuentra palabras para agradecerle su benevolencia —continúa haciendo una dramática reverencia antes de sacar el desayuno y el postre que mencionó Eric.

Disculpa aceptada.

—Entonces, ¿qué estás preparando? —Kenny busca unos cubiertos en la gaveta junto a Eric. Cuando los encuentra, toma el plato y salta en la encimera para comer cómodamente.

—Una poción —responde, colgando el cucharón con mucho cuidado en un gancho, puesto específicamente para que fuera de fácil acceso cuando trabaja, dejando la poción reposar—. Obvio.

—Obvio —asiente Kenny rodando los ojos—, pero ¿para qué es?

Eric baja el fuego, cubre el caldero y camina hacia la encimera. Le indica que se corra un poco para subir a su lado, dejando escapar un suspiro.

—Es para Kyle —dice pasando una mano por su rostro.

Siente la mirada de Kenny sobre él, seguramente a la espera de que continue, pero no lo hace. Permanecen en silencio un rato más, el rubio comiendo su desayuno gratuito con gusto y el castaño observando atentamente entre el caldero y el reloj, esperando que sea ya la hora para envasar el resultado de su ardua labor.

—Habrá una fiesta mañana —dice Kenny luego de un rato, sacándolo de sus pensamientos—, pre-Halloween. Tú y Kyle tienen que ir, es como, obligatorio que lo hagan.

—¿Obligatorio? —alza una ceja, —¿según quién?

—Yo, obvio —ríe, chocando sus hombros—. Especialmente después de lo de ayer. Estamos traumatizados culón, y la terapia es demasiado costosa.

Rueda los ojos, exasperado, pero no puede evitar sonreir, chocando sus hombros de regreso.

—Si haces que el hippie fantasmal convenza a Kyle. Dudo mucho que quiera dejar ir lo de los zombis hasta que resolvamos el asunto —se estremece al pensar en que tendrán que regresar al bosque a buscar alguna pista.

—Dalo por hecho —asiente poniendo su plato a un lado y va a por el postre—. Cuando termine este, te ayudo con tu misteriosa poción.

Sonríe divertido suspirando ligeramente. Espera que surta el efecto que desea, porque, de lo contrario, habrá sido una gran perdida de tiempo y recursos.

Si no funciona, piensa determinado, encontraré otra forma.

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Cuando Kyle sale de su habitación al atardecer, se espera muchas cosas, especialmente luego de los sucesos de la noche anterior. Encontrarse con Cartman esperándolo afuera, ofreciéndole inmediatamente un frasco de un líquido desconocido, es lo último en su lista.

—¿Qué es eso? —pregunta mirando el frasco con desconfianza.

Nadie puede culparlo, ¿de acuerdo? La última vez que le dio el beneficio de la duda y aceptó tomar algo que le ofreció el brujo, terminó graznando por una semana, arrancando plumas de su cabello. ¿En conclusión? Mala idea tomar algo ofrecido por el castaño sin al menos intentar averiguar sus efectos.

—¿Qué parece que es, judío? Una poción —Cartman rueda los ojos, ofreciendo el frasco de nuevo—. Tómala.

—No pienso tomar absolutamente nada, hasta que me digas qué es —entrecierra los ojos cruzándose de brazos y retrocede un paso, como si el frasco se fuera a convertir en una estaca en cualquier momento. Por lo que sabe, eso es justamente lo que podría suceder, el brujo es excepcional con la magia ilusoria. Literalmente, si su nombre no fuera Theodore, 'Manipulador' sería su segundo nombre.

—Khal —bufa—, si quisiera envenenarte, habría contaminado la sangre que tomas.

—¿Lo has hecho? —cuestiona mirando en dirección a la cocina, preocupado.

—¿Qué? ¡Claro que no! —el castaño alza la voz, molesto—. Y dices que yo soy el paranoico. No, Kyle, no tocaría tu comida ni con un palo. Ahora, toma la poción antes de que se eche a perder.

La declaración no lo deja tranquilo. Cartman sería perfectamente capaz de manipular la comida con tal de conseguir su objetivo. Pero no tiene sentido que lo hiciera, hace años que no hace algo con verdadera intención de dañarlo. Si el brujo realmente lo quisiera muerto, lo habría dejado en el bosque la noche anterior para lidiar sólo con la horda de zombis.

Ese pensamiento lo hace detenerse. Respira hondo y pasa una mano por su rostro, reorganizando sus ideas.

¿Por qué el brujo no podía esperar a que su cerebro terminara de adaptarse al estado de consciencia para saltar con alguna de sus rarezas?

—Cartman, sólo dime para qué es —pide, llegando a la conclusión de que seguirá insistiendo hasta que ceda a aceptar la poción.

—Te aseguro que no es nada malo, Dios eres tan desconfiado —el castaño retrocede, cruzándose de brazos tercamente—. Uno se toma el tiempo de hacer algo agradable y así le pagan, ¿qué he hecho para que dudes de esta forma de mí? ¿Yo? Que siempre tengo tu bienestar en mente...

—Eric —interrumpe con suavidad, y el castaño está tan sorprendido de que lo llame por su nombre que cierra la boca con fuerza. —¿Necesitas un conejillo de indias? No tengo problemas con tomarla si es realmente necesario —esa es una gran mentira, por supuesto que tiene problemas con tomar una sustancia desconocida—, sólo quiero saber cuál es su propósito.

Cartman aparta la vista y algo en su comportamiento cambia. El aire de ofensa y despreocupación de hace un momento es reemplazado por nerviosismo. Es ese mismo 'je ne sais quoi' del otro día, cómo si su mente estuviera ocupada por algo que lo está acongojando y se niega a expresarlo en voz alta. Inmediatamente, Kyle se preocupa de que algo esté mal con el brujo.

—Simplemente estaba probando como se mezclan algunos ingredientes con sangre para hacer una poción relajante —dice finalmente regresándole de la mirada—. Luego de lo de anoche, pensé te serviría.

Está mintiendo.

Sabe que está mintiendo, lo conoce lo suficiente cómo para diferenciar cuándo está evadiendo una pregunta de cuándo está mintiendo de lleno, y lo está haciendo en ese momento. Kyle quiere molestarse, especialmente porque siente que la mentira es para protegerlo de algo y él no necesita que el brujo lo proteja de nada. Se supone es su trabajo protegerlo a él.

Y sin embargo... suspira con pesadez descruzándose de brazos, alargando una mano hacia el castaño.

—Bien, dámela —dice a regañadientes.

—¿Qué? —Cartman parpadea, confundido de que haya cedido tan fácilmente.

—Dame la estúpida poción antes de que cambie de opinión —repite, bufando con irritación.

—¡Perfecto! —se apresura a entregarle el frasco.

Kyle lo examina, frunciendo el ceño. El líquido en el interior es espeso, con un tono entre rojo y anaranjado que no se parece en lo absoluto a las pociones relajantes que el brujo suele hacer. ¿Será por la sangre que asegura haber añadido? El rojo sin duda podría ser por eso, ¿pero el naranja? Abre el frasco con cautela, llevándolo a su nariz para olfatearlo, percibiendo el característico olor metálico de la sangre con algo que podría ser menta, o tal vez hierba buena, no lo tiene claro.

—No huele mal, ¿o sí? Tienes una nariz quisquillosa —señala el brujo observándolo atentamente a la espera de que la tome.

—Es... decente —asiente tratando de no fruncir la nariz. No es que oliera mal, por supuesto, sólo... no es muy fanático de beber pociones.

—Vamos Khal, mientras más lo alargues, más difícil será —Cartman ríe con suavidad, intentando animarlo—. Incluso me aseguré de que la sangre fuera Kosher.

Eso lo hace detenerse antes de beberla, mirándolo confundido.

—¿Cómo carajos te aseguras de que la sangre sea Kosher[1]? —cuestiona, confundido.

—Eh, ¿por qué viene de un judío? Duh —responde como si fuera obvio.

Una broma, se dice Kyle, tiene que ser una broma.

Negándose a pensar ahora en las tecnicidades de todo el asunto, suficiente tiene con su propio dilema vampírico, lleva el frasco a sus labios e inclina la cabeza para beberlo de un trago. Para su sorpresa la textura no es tan asquerosa como esperaba por su aspecto viscoso, incluso el sabor es más dulce que el metálico pensó tendría, por la sangre. Al terminar de tomarla se endereza regresándole el frasco.

—¿Y? —pregunta el brujo guardando el frasco.

—¿Y qué? —lo mira con la guardia en alto otra vez, esperando empezar a graznar de nuevo en cualquier momento.

—¿Sientes algo diferente? ¿te sientes diferente? —el tono ansioso conque lo pregunta no tranquiliza al vampiro, pero al no sentir nada raro decide dejarlo pasar.

—Me siento como siempre que me siento luego de despertar y cierto brujo fastidioso no me deja iniciar mi rutina normal —le informa alzando una ceja.

—Ugh, aguafiestas —golpea su hombro con suavidad girándose para ir a su habitación—. Eres libre de hacer tus aburridas cosas de ñoño, sanguijuela judía.

Kyle lo ve desaparecer en el interior de su habitación, arrepintiéndose solo un poco de haberle hecho caso. Solo un poco.... Tal vez debería avisarle a Stan, en caso de que algo raro sí pase por culpa de la poción.

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[1] De hecho, no se puede. Ya lo busqué sólo para hacer este mal, muy mal chiste.

PSD: ¿está el fluff que prometí en el cap 1 en la habitación con nosotros?

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