"Ven a casa".
Finalmente podía volver a su piso, ha decir verdad, no había sido un día tan agotador como otros, pero su estrés estaba por las nubes esta semana. Quería volver a casa, comer y dormir un rato.
Mientras juntaba sus cosas, sintió esa misma mirada que en la mañana, ¿Acaso todo este tiempo había sido su profesor? No, siquiera está en la sala en este momento, entonces, ¿Quien podría...?
El ojo ocre, clavado en sus manos.
-Disculpa, ¿Puedo ayudarte en algo?
Preguntó Fyodor sintiéndose incomodado ante la repentina atención.
Nikolái, sin parecer perdido, y al completo uso de sus facultades, subió su vista hasta la de Fyodor, y con una sonrisa tímida dijo:
-Lo siento, ¿Te hice sentir incómodo?
-No es eso, fue que... No, no, olvídalo. Es solo que parecias concentrado.
-Bueno, sí, hay un par de cosas que me inquietan al momento.
Explicó con una sonrisa cálida.
-Mhm, ya veo.
Fyodor, al no ver el punto en la conversación, solo asintió, no seguiría algo que lo hacía carecer de interés.
-Uh- quiero decir, ¿No sé si puedas ayudarme?.
No sabía si quería llamar su atención realmente, pero parecía intentarlo, y ¿Quién era él para negarle eso?
-¿O es que tienes que irte? No te preocupes, lo entiendo.
-No.
Miro el reloj sobre la pizarra, sus agujas parecían marcar que está conversación iba a suceder.
-Aún tengo un poco de tiempo, ¿Que necesitas?.
-Verás, acabo de mudarme a la ciudad, y realmente no tengo un lugar donde quedarme, ¿Hay algún lugar barato cerca de aquí?
Las cosas no cuadraban, y no era necesario ser Sherlock Holmes para darse cuenta. Si el chico era lo suficientemente nuevo en el sitio como para no tener hogar, ¿como era que ya iba a la universidad? No tenía muchas impresiones de este tal Nikolái, pero ninguna era buena.
-Creo haber escuchado sobre un motel a unas cuadras de aquí, tendrías que comprobarlo. Pero dudo que encuentres lugares realmente baratos por la zona.
-Hm, si ese es el caso, ¿Conoces a alguien que necesite ayuda con un trabajo rápido?
La situación comenzaba a ponerse sospechosa, y a medida que eso sucedía, su tiempo se agotaba, y realmente no quería volver caminando.
-¿A qué te refieres con "trabajo rápido?"
-Digamos, alguien que pueda pagarme por hacer lo que me pidan que haga, tampoco tengo mucho dinero, como entenderás.
Realmente no quería sonar descortés, menos así con un desconocido con potencial de interés, pero la necesidad de preguntar lo carcomía como nunca.
-Disculpa que pregunte, pero, ¿De dónde vienes?.
-¿Hm? ¿Por qué lo preguntas?.
Respondiendo su pregunta con más preguntas que lo dejaban en una incógnita, ¿Habría algún motivo específico por el que no respondía? Vaya Mikhail, realmente te cruzaste con un extraño ésta vez.
-Es extraño para alguien sin dinero u hogar ir a la universidad, más si apenas llegas a la zona.
-Veo que no eres ningún tonto, compañero mío.
Sonrío apoyándose sobre su palma.
-Tampoco hay que ser un detective para darse cuenta, seamos realistas.
-Ha, ha, creo que podremos entendernos, aunque, quizás no todo tenga por que ser tan realista como dices.
De forma delicada y sin anticipación, Nikolai tomó la mano de Fyodor como si fuera a darle un beso en los nudillos, pero se detuvo en el acto.
Meditó un poco sus pensamientos, y si sus impulsos realmente tomaban buen camino o solo eran víctimas de la curiosidad, después de todo, no quería que le comieran la lengua.
-¿Por qué no te hospedas en mi casa por hoy? Dudo que puedas encontrar un trabajo a estas horas.
-No solo eres curioso, pero entiendo que también codicioso, Dostoevsky.
La realidad era, que este tal Nikolái contaba con toda la razón, era codicioso, mucho, y si una situación tal como ésta llamaba su atención, él la seguiría para ver el desarrollo y su desastroso final.
-Bien, sería tremendamente descortés rechazar la invitación de un amigo a su casa, mucho más si yo no tengo una, ¡ha, ha!
Rió de forma estridente tomando por sopresa a los aún restantes alumnos.
-¡Vamos entonces!
-¿Elijo creer que al menos tienes equipaje?
Pregunto Dostoevsky quitándose los zapatos al entrar, y pidiéndole a su invitado que lo imitase.
-No realmente.
-¿Una mochila?
-¡Nop!
-¿Ropa...?
-¡Nada de nada!
-Vaya... Te comento que no cuento con dinero para comprar nada.
Avisó de antemano el tacaño hombre.
Lo que le faltaba, la noche anterior había conjurado un hechizo para tener dinero, y al día siguiente le aparecia un extraño que quería gastarse el poco que le quedaba.
-No te preocupes por eso, puedo estar sin ropa.
Ofreció con total sinceridad, cortando el hilo de pensamientos de Fyodor.
-¿Disculpa?
-Digo, tu me llamaste.
Viendo la cara de confusión del ruso, Nikolái aclaró:
-Oh, no te preocupes, no hago distinción de sexo, cualquier cosa está bien para mí mientras lo disfrute.
-... Creo que hubo una confusión.
-¿Confusión? Me invitaste a tu departamento, comenzaste a desvestirte y me pediste que lo haga también, no creo que haya ninguna confusión.
-¿Con "trabajo rápido" te referías literalmente a prostituirte por dinero? Yo no tengo dinero para pagarte, y no soy gay.
-Vaya suelen ser todos gays, ha, ha. ¿Qué eres, bi?.
-¿Cómo que "todos"? Tampoco no soy bisexual.
-¿¿Pan??
-No.
-¿Algo que no conozca?
-Soy perfectamente heterosexual.
-... Hombre.
-¿Qué?
-No invocas un íncubo y luego dices que eres heterosexual, ¿Acaso es un fetiche?
La cabeza de Dostoevsky daba vueltas. ¿Quién era éste hombre, y por qué quería tener sexo homosexual con él mientras decía que era un íncubo? ... ¿Podía ser roleplay, y este era solo un otaku? Ah no ser...
-Quién eres.
-Nikolái Gogol. ¿Sabes? Es tedioso tener la misma conversación dos veces, Fyodor Dostoevsky.
-No quiero tu nombre, quiero todo de ti.
-Vaya, hasta que lo admites.
Relamiéndose el labio con entusiasmo, se tiró sobre Dostoevsky cayendo ambos sobre el sillón de la sala.
-NO, NO, EY, ESPERA-
No era la primera vez que estaba en una situación parecida, pero sinceramente, que fuera un hombre, era extraño, y más porque le dolía admitir que éste desconocido de muy buen parecer no conseguía su odio aún sacándolo de quicio.
-¿Qué pasa?
-¡Me refería a tu información! ¡Quiero tu información! ¡No- ¿a ti!?
El hombre más alto se sentó sobre su estómago, y era por su contextura que ahora Fyodor había quedado inmovilizado.
-De acuerdo. ¿Qué clase de información quieres?
-¡¿No lo sé?! ¿De dónde vienes, quien es tu familia?, ¿¡Porque eres un pervertido!?
Una situación cuanto menos abrumadora para la aburrida vida que acostumbraba llevar el hombre.
-Uhm, es complicado de explicar-
-Bien, antes, ¿Por qué no mejor te bajas, eh?
En un intento de apurarlo, Fyodor preso de la ansiedad propia de la situacion, lo tomo de las piernas para empujarlo, haciéndolo, al contrario, perder el equilibrio.
-¿Por qué no me dejas bajarme a mi mejor?
Apoyó sus manos sobre Dostoevsky y en un giro de los acontecimientos, el clic de la puerta hizo sonido y los hombres quedaron helados en sus posiciones.
Sigma, como no, el compañero de departamento con Fyodor. Se sumó al shock de los contrarios cuando la escena frente a sus ojos cobró sentido. El excéntrico hombre del parche inclinado con las manos sobre el pecho de Fyodor, y el mismo agarrando directamente sus muslos.
No es como que no esté feliz por su ermitaño compañero, pero hubiese preferido que lo hiciera en su cuarto.
-Uhm, siento interrumpir...
Rápidamente Sigma huyó del lugar, para no volver en al menos varias horas cuando todo hubiese terminado.
-¡Sigma, no, ey!
Fyodor, aún con Nikolái arriba suyo, pero ya agobiado de la situación, se echó sobre el sillón abandonando totalmente el intentar quitar al otro de encima a la vez que tapaba su cara con sus manos.
-...¿Estás bien?
Pero realmente no hubo respuesta.
-Sabes, no hay nada de malo en no ser heterosexual, si me lo preguntas, tú amigo tampoco parecía particularmente heterosexual, no creo que le moleste.
Nuevamente, el silencio hizo un ruido desgarrador.
Gogol no solía pasar por este tipo de situaciones, por lo que en realidad, no era el tipo de persona que consolaba, pero siempre tenía consoladores, aunque está vez, no estaba seguro de cómo podrían ayudar.
Todavía sentado sobre Fyodor, se inclinó un poco sobre su cabeza intentando percibir alguna particularidad que le diera una pista de que hacer.
-Mira, ya he pasado por esto antes, quizás no lo veas pero podría ser peor, digo, normalmente no suele ser su amigo quien nos ve en una situación así, sino su esposa o quizás sus hijos; a veces me golpean a mi, a veces a quien me llamó, depende de quien nos descubra.
Muchas veces los niños no entienden lo que sucede y porque su padre estaba revolcándose con un hombre que no conocían, esos tipos suelen ser los peores.
De la nada, Gogol había comenzado a balbucear cosas que para alguien normal no parecerían tener sentido en un intento de animar a su contrario.
-Hablo de los hombres con hijos, no de los hijos en sí, por supuesto, pero ¿Sabes? Siquiera creo que les importen, no lo se, es una sensación. No me malinterpretes, a mi tampoco me importa en lo más mínimo que les suceda, pero me gustan los niños, y me dan pena, ¿Que será?.
-...¿De que carajos estás hablando?
Luego de tanto balbuceo, finalmente Fyodor hablo y se quitó las manos de la cara arrastrando sus ojeras.
-¿Te sientes mejor?
No es como que lo hubiese hecho sentir mejor, es solo que había tapado sus problemas reales con una manta de estupideces que no tenían relevancia suficiente para discutirlas, pero si para escucharlas interesado.
-¿Qué...? ¿Sí, supongo? Bájate por favor.
Una vez que los dos estuvieran sentados y calmados, Fyodor se resignó en finalmente obtener la respuesta que estaba buscando.
-Vuelvo a preguntarte, ¿Quién eres?.
Se me hizo re largo srry, pero creo que esta historia tiene el potencial para inspirar me a escribir otra vez.
Espero que les haya gustado, y ya pronto subiré el siguiente capítulo <3.
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