Capítulo 9 🥀
Antonella
— ¿Cuánto falta para llegar? — Inquiero después de un rato largo de silencio.
—Una hora más o menos—. Akim es el que me responde.
Me quedo mirando la pequeña ventana por un tiempo, admirando la vista que me otorga.
— ¿También te vas a tirar por esa?
Miro de mala gana a Damien tras su comentario.
—Si tuviera la certeza de que no moriría si lo hiciera créeme que sí—, resopla y me entrega un jugo de caja que pedí hace no mucho.
Vuelve a su asiento como todos y yo empiezo a tomarme mi jugo.
¿Elisabeth al menos estará pensando en mí? ¿Se estará arrepintiendo de lo que hizo?
Divago por todos mis recuerdos, tratando de localizar alguno en el que yo le haya dado motivos a Elisabeth para que me tratara como lo hizo, pero por más que trato no encuentro nada.
¿Qué se supone que hare ahora?
Admito que los hermanos Kiselev son guapos, pero hasta allí. Yo no me veo siendo perseguida por otras mafias y por el FBI o cosas así. Y mucho menos me veo formando una familia con ellos... ¿¡esperen!? ¿Querrán hijos? Espero que no. Imagínense tener que contarle a un niño a lo que se dedican sus... ¿padres?
Bueno, ya, fuera pensamientos sobre fetos Antonella, no te armes películas, apenas puedas escaparas de allí, <me digo a mi misma>
El tiempo se hace eterno, pero calculo que no debe de faltar más de 15 minutos para aterrizar.
¿Dónde estará mi móvil? Tengo que hablar con... ¡Vero! Maldita sea, no quiero que ella se preocupe o algo por el estilo.
— ¿Dónde está mi celular? — Interrogo a Nikolai.
—Lo tenemos nosotros.
—Necesito hablar con alguien—, pido.
—No, no creo—, interviene Arman.
—Por favor, prometo que no diré nada raro, solo... quiero hablar con una amiga, no quiero que se preocupe por mí.
—Si dices algo fuera de lo común te aseguro que asesinare a Verónica—, amenaza Akim mientras me lo devuelve.
Voy a mensajes y me meto al contacto de Vero.
—Hola Vero, ¿Cómo estás?
—Por llamada o no hablas con ella.
Apenas Damien termina de decir esto la que me llama es Vero cuando ve mi mensaje.
—Y en altavoz.
—Como ordene—, murmuro de mala gana y contesto.
—Hola cielo, ¿Cómo es eso de que te vas de intercambio? ¿Desde cuándo? ¿Por qué me conto Elisabeth y tú no?
Espera, ¿desde cuándo yo me fui de intercambio?
—Es una larga historia... ¿Cuándo te conto eso?
—Hace unas 2 horas recibí un mensaje de ella de una manera no muy amable diciéndome lo del intercambio y exigiéndome que ya te dejara en paz. No sé, fue raro. Tu mamá es rara.
—Perdón por eso, no alcance a despedirme. Solamente quería que supieras que estoy bien. No creo poder hablar seguido contigo, así que no te alarmes por eso, ¿vale? Te quiero y que tengas una linda noche.
— ¿No será que te fugaste con el dueño de esa chaqueta eh?
—No digas tonterías. Me tengo que ir.
—Está bien, al menos una vez cada 100 años te acuerdas de escribirme. Te quiero.
Cuelgo y rápidamente Akim me quita de nuevo el móvil.
A ver Antonella, activa esa cabecita, ¿Cómo se supone que escaparas estando en otro país?
Al menos podemos darle una oportunidad, ¿no? ¡Esto solo pasa en las pelis! Y, si lo pensamos bien no suena tan mal. Estaremos casadas con 6 hombres que aparte son mafiosos, por lo cual deduzco que tendremos dinero y poder.
Un día de estos voy a darme un golpe con la cabeza, así a lo mejor dejo de escucharte subconsciente.
—Oye, ¡no, no, no! — No me vas a volver a atar las manos con eso—, me paro velozmente cuando observo que Arman tiene la misma soga de ahora.
— ¿Te vas a comportar?
—Si—, no.
Aterrizamos y una vez empezamos a bajar por las escaleras puedo ver que hay bastantes hombres vestidos de negro con armas rodeando el lugar. Pero quitando a esos hombres, hay 5 personas más que llaman bastante mi atención.
Entre más me acerco más los puedo detallar; hay 3 hombres y 2 mujeres.
—Déjenme adivinar, hay más personas que se unirán al maravilloso futuro matrimonio, ¿también están secuestrados o vienen por voluntad? — Interrogo cuando estamos ya al frente de los demás.
—No Antonella, yo ya tengo dos esposos y tampoco me apetece iniciar una relación con mis 6 hijos—, responda una de las mujeres... ¿Ella es la mamá de los Kiselev? Diosito, que vergüenza. Y, esperen, ¿Cómo que dos esposos?
—Así que decidieron culminar su plan, ¿no? — El que hace la pregunta parece ser el mayor de todos aquí presentes. No sé, o sea si luce viejo pero feo no.
—Eso ya estaba decidido solo era cuestión de un poco de tiempo y listo—, responde Alexander.
— ¿Puedo saber sus nombres o los puedo llamar los 5?
—Disculpa mis modales querida—, responde la mujer que está al lado del hombre mayor—. Mi nombre es Irina de Kiselev, soy la abuela de los 6 hombres que tienes al lado tuyo—. Reparando a Irina observo que es una mujer bastante elegante. Es una rubia con aires de superioridad, se ve que tiene sus años pero luce muy bien conservada.
Quiero responder pero Irina me está intimidando, así que prefiero quedarme en silencio.
—Soy Artyom Kiselev, esposo de Irina—. El hombre mayor pero no feo se presenta. Tiene algunas canas pero eso solo hace que cobre vida el dicho de "entre más viejo el vino, más bueno".
—Soy Aliona de Kiselev, madre de esos 6 y esposa de Vitaly y Viktor—. Me señala a dos hombres, Aliona se encuentra en la mitad de ellos. ¿Así que eso de relaciones de más de dos es hereditario?
Aliona es una mujer pelinegra, tiene unos ojos tan oscuros que puedo jurar que son negros. Si yo voy por la calle y me encuentro a esta señora no sabría si pedirle un autógrafo o mearme en los pantalones.
— ¿Vitaly? — Asiente cuando lo señalo. Vitaly es de ojos azules y su cabello es negro, mientras que Viktor es rubio de ojos verdes. Creo que ya se puede identificar de quien es hijo cada uno.
—Bien, ya acabamos con las presentaciones. Tengo una pregunta: ¿Cuándo harán la presentación oficial?
—Hoy mismo en la noche—, responde Arseni a la pregunta de su madre.
— ¿Qué presentación?
—Esa ropa no es adecuada—, Irina me señala e ignoran mi pregunta.
—Bueno, ya es hora de irnos—. Demanda Artyom mientras que con Irina se suben a un coche, Aliona, Vitaly y Viktor hacen lo mismo.
— ¿Ya me pueden decir de qué presentación hablan? — Nos subimos a otra camioneta, esta vez el que conduce es Alexander.
—Cuando un integrante nuevo se une a la familia hay que hacer una presentación oficial. En este caso se hace para anunciar nuestro compromiso contigo pequeña.
— ¿Presentación ante quién?
—Dejémoslo en personas importantes pequeña.
— ¿Y si llega la policía, me dan un tiro y me muero? ¡O peor, no me muero y me quedo en una cárcel de por vida!
—Nena, aleja esos pensamientos. Vas a ser nuestra esposa, cualquiera que intente ponerte una mano encima estará 3 metros bajo tierra—. Arman posa su mano en mi pierna.
¡Eh, eh! ¿Qué son esas confianzas hombre?
—Y si la policía nunca atrapó al abuelo Artyom ni a la abuela Irina que fueron los que iniciaron esto y dieron reconocimiento al apellido Kiselev, no creo que lo hagan con nosotros.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro