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Capítulo 21 🥀

Antonella

—Llegamos querida—, Aliona estaciona el coche en lo que unos hombres nos rodean y me abren la puerta.

—Esta es una de nuestras bases más importantes—, Irina, como toda una diva menea su cabellera rubia mientras se pone unos lentes de sol.

— ¿Dónde hay armas y eso?

—También. Entremos, te contaremos a medida que avancemos—. Empezamos a ingresar; es como una bodega enorme, y cuando digo enorme es enorme. Está custodiada por demasiados hombres armados, sumémosle a esto que hay como un mini estacionamiento, solo que no de carros, ni de motos, sino que de avionetas.

—Aquí fue donde empezamos Artyom y yo. Actualmente, al ser nuestro fuerte por decirlo así, contamos en este mismo sitio con un laboratorio—, entramos, puedo observar que está dividido como en dos partes—. Como puedes ver, aquí fabrican la droga, y por allí están las encargadas de empacar todo.

— ¿Manejan su propia droga?

—Por supuesto, la Y-32—, Aliona sonríe orgullosa mientras empieza a explicarme—. Nosotros tenemos muchísimos sitios donde traficamos drogas, obviamente, pero laboratorios donde se fabrican únicamente existe este y otro. La Y-32 es una droga muy adictiva y un poco más fuerte que las comunes. El que prueba esto no sale de allí. La fórmula de la Y-32 es una de las cosas más valiosas de los Kiselev, muchos han intentado comprárnosla fallando en el intento. Nosotros, los Kiselev hacemos lo que se podría decir la base de la droga, y ya la mandamos así para los dos laboratorios que tenemos, donde estos se encargan únicamente de finalizar esto.

—Los laboratorios funcionan las 24 horas del día de los 7 días de la semana. Igual, los que están allí donde los ves no son cualquiera, ellos tienen claro su papel aquí, saben que todo es extremadamente confidencial para cualquier otra persona y también saben que si llegan a decir una sola palabra les espera una muerte dolorosa para ellos y para toda su familia.

—Entiendo—, empiezo a tomar nota mental de todo lo que me van explicando—. Pero, no solo trabajan con la Y-32, ¿verdad?

—No, traficamos Fentalino, AH-7921, Krokodil, Flakka, Whonga, Cocaína, Crack, Heroína y Éxtasis.

—Cielos, eso es bastante.

—Así es querida, pero obviamente no le vendemos esto a cualquier persona de la calle, no, esto va para otras mafias, no tan poderosas, pero sí. Vendemos por cantidades inimaginables. Nuestras entregas más frecuentes son para Grecia, para "la bestia".

Me rio ante el patético apodo.

— ¿La bestia? ¿Tiene complejo de lobo o algo por el estilo?

—No, pero sencillamente es muy reservado con su información, demasiado—, me explica Aliona—. Por cierto—, mira a Irina—, ¿te enteraste de que se casó?

—Si, por allí me entere. Es una pelinegra, hay que admitir que tiene muy buenos gustos. Quien sabe de dónde la habrá sacado, pero unos hombres de por aquí estuvieron en la ceremonia de ellos y dicen que no parece una mujer de burdel.

—Ja, tal vez también la secuestró y la chica ni siquiera es de Grecia—, niegan con la cabeza y seguimos el recorrido.

—Aquí querida tenemos algunas armas.

— ¿Algunas? ¡Son bastantes! ¿Las venden también?

—Sí, drogas, armas y órganos.

— ¿Órganos? — Abro mis ojos como platos.

—Bueno, también tenemos clubs en muchísimos países, burdeles, y así—, concluye ella.

— ¡Por favor, se los suplico, piedad por favor! — Unos gritos empiezan a resonar. ¿Qué putas?

— ¿De dónde viene eso?

—Como te dijimos este es nuestro punto más grande, así que aquí también tenemos un pequeño lugar dedicado a torturas, pero no es el único, de esos hay más.

Atravesamos unas cortinas para pasar a donde acaba de mencionar Aliona. Mi estómago se revuelve un poco ante lo que veo, hay un hombre bañado en sangre, colgado, su cara esta deforme.

Irina se acerca, se retira sus lentes y lo repara de pies a cabeza.

— ¡Por favor, señora, sáqueme de aquí, cometí un error pero juro que no alcance a dar información de ustedes!

—Por supuesto que no pudiste porque te atrapamos.

—Por favor, juro que seré el hombre más fiel que exista en su organización, pero sáqueme de aquí, esto es demasiado, tengo familia, tengo...

—Córtenle la lengua, su voz me irrita—, Irina da la orden y salimos casi al instante.

No caminos mucho cuando un desgarrador grito resuena. Un pequeño escalofrió me recorre pero no pienso demasiado en eso, tengo claro lo que veré aquí y no creo que sean precisamente caramelos, flores y arcoíris.

Salimos del lugar y ahora vamos hacia las avionetas.

—Señoras—, un hombre el cual desconozco nos saluda.

—Hey—, Aliona inspecciona una avioneta que está a punto de salir, fisgoneo un poco y está repleta de paquetes <droga>—. ¿Todo listo para salir?

—Si mi señora, todo en orden, en 5 minutos llega el piloto y salimos.

—Buen viaje.

—Gracias mi señora.

Después de unas horas estoy asombrada por todo lo que tienen los Kiselev, bueno, por algo son una mafia muy extensa y poderosa. Pero, hablando en serio; visitamos el otro laboratorio, me enseñaron algunos puntos de escape y fuimos a dos aeropuertos clandestinos.

¡Es que es como un sueño! De mafiosos, pero da igual.

Recién nos estamos bajando del auto para entrar a la casa de Irina cuando Aliona recibe una llamada. No se retira, cuelga a los pocos minutos y suelta un par de maldiciones.

— ¿Todo en orden? ¿Puedo ayudar en algo?

—Hay un problema con un envió hacia Japón, los malditos federales—, entramos a la casa-mansión.

— ¿El único método de trasporte que usan es avionetas? ¿No verdad? — Pregunto después de unos segundos.

—Tenemos de todo un poco, pero como viste hace un rato el que más frecuentamos es el aéreo—, me saca de la duda Irina.

— ¿Con que frecuencia repiten coordenadas, rutas? Bueno, eso.

—Intercalamos. La mitad son "secretas" y la otra mitad esta comprada así que los policías no se inmutan.

—Y, ¿para cuándo es el envío? — Me empiezo a estresar un poco cuando Aliona sigue echando madrazos.

—Para hoy mismo querida. ¿Por qué? ¿Tienes algo en mente?

—La creo tener.

— ¿La qué?

—La idea, Irina. ¿Dónde están los registros? — Ambas me miran intrigadas—, supongo y deben tener registros de todo, ¿no?

—Por aquí—, empieza a guiarme por unos pasillos de su casa mientras que Aliona vine atrás de nosotras.

Irina busca en el bolsillo de su bolso y saca unas llaves muy pequeñas, abre la puerta y me encuentro con una oficina muy amplia.

Me tomo unos segundos para detallar todo: Hay unos cuadros donde está la foto de la que parece ser Irina de joven junto con Artyom y la cabeza de alguien muerto en sus manos, otra foto con sus dos hijos mientras Irina los está cargando y Artyom esta con su plante serio, por último hay una pintura de Irina desnuda, es un retrato hermoso, en esa foto le calculo 20 años.

También hay unos sillones de color blanco. Todo, absolutamente todo está muy pulcro y organizado.

Irina abre un cajón, saca un portafolio enorme y lo pone encima de la mesa. Menuda biblia. Aliona se sienta en un sillón y se sirve un poco de vodka.

—Este es el portafolio, no sé qué buscas exactamente, esto solo cuenta con nuestras coordenadas desde el 2015, todas están con sus respectivas fechas.

Abro el portafolio y le doy una mirada rápidamente. Irina saca un puro y lo enciende, empieza a fumar este. Tomo asiento en el sillón y ojeo unas cuantas coordenadas, encuentro una perfecta, es del año pasado; 27 de octubre.

Información:
Droga trasladada a china con éxito. La policía llegó 20 minutos después de que ya hubieran hecho el trato.
Esta vez el apellido Kiselev no tuvo cargos debido a que solo apareció el nombre de un comprador insignificante que ya estaba muerto.
19 al norte con 8 al noreste. Misión: cumplida.

—Perfecto—, carraspeo—. El FSB espera que la droga pase por aire y con coordenadas nuevas, referente a todo esto supongo que se irán por la 8,9 con 9,1 ya que es la más fácil y rápida, donde se supone, su vigilancia es nula—. Agarro el portafolio en mis manos y busco en la parte donde hay hojas en blanco, tomo un lápiz y empiezo a trazar las posibilidades del FSB por la 8,9 con 9,1. Analizo un poco la situación.

—Ellos estarán ubicados bajo el suelo—, hay una foto del lugar así que es fácil deducir esto—, específicamente en la parte más atrás para tomar desprevenido a lo que supongo que será une escolta no de mucho rango el que estará ubicado en esta parte— señalo—. Haremos exactamente lo que ellos quieren.

Aliona termina su bebida y se sirve otra.

—Pasaremos una menor cantidad de droga por donde ellos la esperan, o sea por donde acabe de decirles, ahí tienen que llevar a gente de carnada, probablemente los maten o probablemente salgan vivos, no lo sé, no predico el futuro.

—Continua—pide Irina.

—La mercancía "original" se puede pasar por tren, solo hasta aquí—, señalo otra foto—, después tocaría buscar la forma de que llegue desde este punto hasta Japón por el aire, haciendo cuentas si llegaría hoy, no tan rápido que con la ruta original que tenían, pero si la FSB está armando problemas creo que sería más seguro así.

—Cada vez me sorprendes un poco más Antonella.

— ¿Uh?

—La prueba de inicio querida, no hay ningún problema, solo queríamos ver si tratabas de solucionar algo o como reaccionabas.

¿O sea que pusimos a funcionar el coco para nada?

—Lo haces muy bien Antonella, es que yo sigo con el pensamiento de que me recuerdas a cuando yo era joven.

—Tú eras más antipática—, Irina tira lo que quedaba del puro a la basura.

—Claro que no, lo eras tú—, resopla y salimos de la oficina.

Bajamos las escaleras y aquí ya está Nikolai.

— ¿Cómo está la esposa más candente de Rusia?

—No sé, ve y pregúntale.

Me rio y recibo su abrazo, me da un corto besito el cual correspondo.

— ¿Cómo les fue? — Me toma de la cintura mientras mira a mi suegra y a Irina.

—Bien, prácticamente ya tiene la teoría hijo mío.

—Gracias por todo madre y abuela, nosotros ya nos vamos, hoy fue un día largo y tenemos que descansar, mañana tenemos una cena algo importante.

Nos despedimos, Nikolai me abre la puerta del auto y me subo de copiloto, el me abrocha el cinturón para después sentarse él y empezar a conducir.

—Así que una cena mañana.

—Sí, no será demasiado grande, fue una invitación, ya nos la han hecho varias veces antes pero esta vez ya fue algo imposible sacar otra excusa—, posa la mano en mi muslo—, además contigo nada es aburrido.

— ¿Los demás ya están en la casa? — Asiente sin despegar la vista de la carretera—. ¿Cómo les fue con lo de la tal Elena? ¿Pudieron solucionar eso?

—Sí. ¿Y cómo estuvo todo hoy? Probablemente aun es mucho por asimilar pero con el tiempo estará bien.

—Fue algo... no sé, fue interesante todo, adquirí nuevos conocimientos. Por cierto, no tenía idea de muchas drogas existentes.

—No todo será tan malo pequeña, ya lo veras. Por cierto, ahorita cuando lleguemos tenemos una... sorpresa, para ti.

— ¿Una sorpresa? ¿Qué es?

—No te puedo decir, ya no sería una sorpresa si lo hago.

Entrecierro los ojos juguetonamente y en un descuido le robo un beso, trata de no despegar la vista de la carretera.

—No me vas a comprar con un beso.

—No es mi idea. Eres mi esposo, estas conduciendo y te ves sexy, ¿no te puedo besar?

Niega riéndose, cuestión de unos minutos llegamos, parquea el auto y tomamos el ascensor. 

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