Capítulo 13. La herencia
Gracias a la esfera que le regaló su amiga y al alma que sacó del jardín de almas de Belcú, Luz pudo viajar entre mundos atravesando portales dimensionales. La joven había perdido la noción del tiempo y no entendía cómo era que podía vivir perfectamente en el espacio sin un traje espacial ni alimentos. Cualquier otra persona se habría desintegrado por completo, pero ella seguía ahí, viajando sin rumbo fijo. Solo pudo deducir que todo era gracias al alma almacenada en esa esfera.
Y fue que, en una de sus idas y venidas, llegó a un mundo bastante extraño. El cielo era de color violeta, el sol tenía un tono blanquecino y apenas se podía vislumbrar unas pocas plantas creciendo por los alrededores.
El alma almacenada en la esfera de Luz emitió un brillo tan intenso que la joven tuvo que taparse los ojos. Sin embargo, pudo percibir que emitía unos destellos irregulares en intervalos de tiempo. Era como si estuviese mandando una señal a algo que venía desde el cielo.
Los latidos de su corazón se aceleraron. Tenía la esperanza de encontrarse con Clara, por lo que levantó la cabeza en espera de aquello que estaría a punto de aterrizar en ese hermoso y extraño mundo.
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- ¿Y ahora qué será de nosotros? – preguntó Shenar – Nuestro mundo acaba de ser absorvido por la oscuridad, junto con Israfil y Adusias.
- Pronto encontraremos un mundo apto para nosotros – dijo Ramiel, esperanzado – estoy seguro. Y más ahora que una nueva vida ha surgido en medio de este repentino apocalipsis.
Los incorpóreos rodearon al nuevo ser que surgió de la flor que Israfil protegió con tanto ahinco en su pelea. Tenía el aspecto de una joven alta, esbelta, de cabellos turquesa y ojos amarillos. Sus rasgos se asemejaban bastante a las de Shael, pero poseía una mirada similar a la de Israfil.
- Es la hija de Shael e Israfil – dijo Shenar – nunca creí que llegaría a nacer, y más en estas circunstancias.
- Istafil mantuvo las esperanzas hasta el final – dijo Ramiel – Y con más razón no debemos rendirnos porque tanto ella como los incorpóreos que están por venir merecen un buen hogar.
Desde la nave nodriza, detectaron una extraña luz que titilaba a kilómetros de distancia. Los incorpóreos usaron sus naves para tratar de detectar el tipo de señal que les llamaba. Sorprendentemente, hallaron un planeta habitable y vacio, recién creado por un sol de energía cósmica energética. Pero no estaba deshabitado, porque alguien más paseaba sobre su superficie, esperándolos.
- ¿Será algún nativo? – se preguntó Shenar
- No lo creo – dijo Ramiel – es el único ser vivo pensante de ese planeta. Más bien parece un viajero espacial. Quizás esté mandando esa señal por ayuda para seguir con su viaje.
La nave nodriza se dirigió hacia ese nuevo mundo y aterrizaron sin ninguna complicación.
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Lucero, al ver la nave, se quedó en su sitio. No sabía bien si correr o averiguar quiénes eran. Recordó las palabras de Belcú y sintió temor de que se tratasen de los enemigos de Clara.
Cuando los incorpóreos bajaron de la nave, vieron a Luz y se quedaron estupefactos, debido a que veían a un ser material corpóreo que se paseaba en ese mundo sin ningún traje espacial. Pero, luego, vieron que sostenía en sus manos una esfera contenedora de un alma y supusieron que, con ese mecanismo, podía mantenerse con vida.
Ramiel se acercó a la joven y le preguntó:
- ¿Quién eres? ¿Cómo llegaste hasta aquí? ¿Y de dónde conseguiste eso? – señaló la esfera que sostenía la joven.
Luz lo miró fijamente a los ojos y percibió que se trataba de una buena persona. Así es que se animó a responder a sus preguntas.
- Me llamo Luz. Esta alma me dio un tal Belcú, no sé quién será pero me dijo que si me la llevaba consigo, podría viajar entre mundos y buscar a mi amiga.
- ¿Belcú? – preguntó Ramiel, sorprendido - ¿Pero cómo conociste a Belcú?
La hija de Shael e Israfil se acercó a ellos, miró fijamente a Luz y, tras un largo minuto de silencio, dijo:
- He leído tu mente. Te veo bastante confundida. Pero sé que eres buena persona porque eres amiga de mi madre y de Solestelar.
Todos los incorpóreos murmuraron entre si. Entonces, esa corpórea era la amiga de Shael en su nueva vida y, de alguna forma, consiguió traspasar las barreras entre la parte cósmica y la parte oscura del universo para viajar entre mundos sin alterar su consistencia.
- ¿Quiénes son ustedes? – preguntó Luz, ansiosa - ¿Son amigos de Clara? ¿O son sus enemigos?
- Somos amigos – se apresuró a decir Shenar – Pero ella se fue con otras personas. Nos separamos por el camino.
- ¡Por favor! ¡Expliquenme qué sucede! – insistió Luz, al borde de la histeria.
La hija de Shael e Israfil la tomó de los brazos y la miró directo a los ojos. Luz, poco a pcoo, comenzó a calmarse hasta quedar profundamente dormida. Luego, la metió en una nave y la programó para que pudiese respirar ahí sin complicaciones.
- Tuve que hacerlo – dijo la joven – demasiada información puede afectarla. Hay que ir poco a poco.
- Tomas las cosas con mucha calma – dijo Ramiel, asombrado por el estoicismo de esa mujer – hasta nosotros estamos lleno de dudas e inseguridades, no sabemos lo que está sucediendo o va a suceder.
- Llevo conmigo dos generaciones de energías incorpóreas y solares – explicó la joven – y, también, conseguí acumular información de sus naves. Lo único que no puedo saber es el futuro, pero conozco el pasado y el presente. Y de lo que estoy segura es que esa material no solo se encontró con Belcú, sino que cuidó a Solestelar.
- ¿Cuidó a Solestelar? – preguntaron todos
La nave en donde dormía Luz se cubrió con un brillo blanco e intenso. Enseguida se percataron de que el alma que llevaba esa chica material pertenecía a Solestelar y que Belcú, de alguna forma, la consiguió en una de sus encarnaciones y la tenía resguardada en algún rincón del universo oscuro.
- Ya veo. Solestelar no ha vuelto a "nacer" – dijo Shenar – era por eso que le perdimos el rastro. Pero, ahora, debemos evitar que se sepa de su paradero.
- Hay que ir al jardín de almas – dijo la hija de Shael e Israfil – mientras leí la mente de esta chica, supe de su existencia y que Belcú se encarga de gestionar y moldear las nuevas formas de vida. Por ahora, solo quedaría ir ahí y depositar el alma de Solestelar en ese sitio para que pueda descansar en paz.
Todos murmuraron, sintiéndose incómodos por las palabras de la joven. Y es que era la primera vez que escuchaban sobre eso. El origen de la vida siempre había sido un misterio, incluso para los incorpóreos. Pero nunca se les habría ocurrido que los hijos de la oscuridad era en gran parte responsable de eso y más porque, al estar compuestos de energía oscura, tendían más a absorber toda energía cósmica que se desgastase con el paso de las eras.
Y lo más angustiante es que nadie se animaba a ir a ese lugar. Acababan de llegar después de un largo viaje y lo menos que querían era enfrentarse a Belcú.
Ramiel recordó a Israfil y pensó que él sería el primero en ofrecerse de voluntario. La verdad lo extrañaba con todo el corazón y lamentó no haberlo apoyado como era debido. Así es que no le quedaba de otra más que proteger la herencia que les dejó, esa joven que aún no tenía nombre y ya asimiló todo lo sucedido sin lamentarlo.
Y mientras pensaba qué nombre le quedaría bien, la joven le dijo:
- No tengo problema que me pongas un nombre. Sé que la tradición es que uno de mis padres haga ese trabajo pero como ellos no estuvieron en mi nacimiento, dejaré que tú me bautices.
- ¿Qué te parece "Yael"? – le preguntó Ramiel, tras pensarlo por unos instantes
- ¡Me gusta! – dijo la joven, con una gran sonrisa - ¡Desde ahora me llamaré Yael!
- Y ya que te puse un nombre, me gustaría acompañarte en tu viaje – dijo Ramiel, mientras la miraba con ternura – no he sido un buen amigo y fallé a Israfil. Pero, ahora, tengo la oportunidad de redimirme ayudándote en tu misión.
- Si es así, yo también me uniré – dijo Shenar – incluso he sido muy cruel con Shael en el pasado. No volveré a cometer ese error con su hija.
- Me alegro de que hayan aceptado mi propuesta, padres míos – dijo Yael.
Ambos se emocionaron. Yael los reconocía como padres, a pesar de que ellos no la "pensaron". Y, desde esa vez, se propusieron a hablarle solo cosas bonitas sobre Shael e Israfil.
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