Me sentía confundido, nunca me había pasado algo así.

Por la mañana me había enterado por mí mejor amigo Sair,que Rosy, una de las dos chicas que me gustaba me correspondía.
Sentí una extraña sensación cuando lo oí decir esas palabras, no podía salir de mi asombro y así estuve por unos momentos hasta que pensé en ella, la que en mi mente era " la otra",Abril.

Abril, la chica más hermosa que había visto, tenía ojos rasgados, mira dulce a la vez que desafiante, cintura de mis universo y caderas pronunciadas que te hacen titubear tus más sublimes pensamientos y aunque llevábamos cuatro años estudiando juntos recién hace tres meses empezamos a hablarnos. Y con aquella mirada desafiante que ella poseía, derribó las murallas de mi corazón haciendo que  así sin mas me enamore de ella .Sin embargo algo volvió a perturbar mi mente, y eso fue Rosy. 

Al contrario que con Abril, con Rosy éramos amigos desde que entré a secundaria, tenía ojos grandes y honestos, pues siempre delataban una verdad, llevaba anteojos, los cuales la hacían parecer más nerd de lo que ya era, y aunque al principio solo la veía como una gran amiga poco a  poco empezó a gustarme y sin que me diera cuenta el bichito del amor entró nuevamente en mi.

Y hoy, todo se complica más, pues las dos están enamoradas de mi...¿debo escoger a una de las dos? ¿Las debo rechazar? ¿Y si estoy con las dos al mismo tiempo en secreto? No, que idioteces pienso eso no estaría bien...pero...no quiero perder a ninguna de ellas.

Para colmo van a empezar los exámenes y con esto dando vueltas en mi cabeza no me puedo concentrar en los estudios.En aquel momento suena la campanilla, aunque sin mayor importancia me levanto lentamente de la banca en que me encontraba sentado, atravieso  dubitativo el patio del colegio, y si no fuera por aquel pequeño pero endemoniado hueco en medio del patio, no despierto de aquel estado de "zombificación" en el que me encontraba.

-¡Maldición ya sonó el timbre! llegaré tarde a la clase de Literatura.

-Por poco no llegas Dani-exclamó Sair con un tono burlón-aún no llega la vieja amargada que tenemos por profesora de Literatura.

- Te he dicho que no me gusta que me digas así-respondí un tanto fastidiado. 

-Bueno, bueno y ¿Por que te demoraste?

-Es por tu culpa, por lo que me dijiste en la mañana.

-Te hice un favor, matadooor jajajaja-volvió a decirlo con su característico tono burlón aunque esta vez lo dijo tan fuerte que provoco que casi media aula nos mirara , afortunadamente ( o más bien desafortunadamente ) en ese momento entro  la profesora de Literatura.

-¿Y ya te le mandaste?-me pregunto Sair casi susurrando

-¿A quién?-respondí haciéndome el desentendido y cubriéndome el rostro con un libro para que mi voz no se escuchara.  

-A Rosy pues! a quien... ah  verdad también te gusta Abril...¡Picaroooon!

-¡Silencio!¡Los alumnos de atrás!-gritó la maestra estrepitosamente

-Psss,psss, Daniel, hablamos en el cambio de hora-exclamó al mismo tiempo que me  guiñaba  el ojo.

Después de esa pequeña conversación con mi amigo me quedé perdido mirando la pizarra garabateada de principio a fin. La maestra con ese horrible laceado de cabello que la caracterizaba, repetía una vez más la corriente literaria llamada romanticismo. 
Romanticismo una palabra que en este momento me doy cuenta que me esta matando... Por Dioooos!! cuánto más durará este castigo a mi cerebro...

Estoy seguro que la profesora lo hace al propósito, quiere jalar a todo el aula y peor aún, quiere que yo me pierda aún más este dilema sentimental.

Maldita sea será verdad lo que me dijo ese payaso de Sair... O me estará tomando nuevamente el pelo.
Que difícil mi vida adolescente...El sonido metálico de la campana de recreo  interrumpió mis inquietos pensamientos-Haciéndome volver al mundo de los vivos y dándome cuenta que acababa de culminar la séptima hora, y por estar distraído perdi la clase de Literatura y Química.

- ¡Demonios! no apunté nada en mi cuaderno y mañana empiezan los exámenes-una palmada en mi espalda me interrumpió y me pedía que me levanté de mi asiento, era Sair que con una seña  me indicaba que saliéramos al comedor, aunque yo sabía que la última de sus intenciones era comer pues estaba ansioso por saber todos los detalles sobre mi "calvario amoroso". Es así que ambos salimos del aula y nos perdimos en el tumulto de alumnos.