
Epílogo
Camina descuidada y orgullosamente hacia Milho. Hacía varias semanas que él esperaba que volviera de Córdoba con Matu, para reclamarle lo que había hecho. La mira acusador. Se sonroja cuando descubre en sus ojos las llamas fulgurantes de irritación. Se escuda detrás de su novio que ofrece su cuerpo como muralla protectora.
—Tenés bien claro que tenés un culo enorme ¿no? —amenaza Milho.
—¡Oiga! —simula ofenderse Matu—. Su culo gigante es mío en todo caso. ¿Voy a tener que saltar a defenderla?
—No me defiendas más —ruega risueña Mica, ignorando la rabia que brota de los poros de su amigo.
—Mi amor... Vos sabés lo mucho que me gusta tu culo enorme, pero creo que Milho se refiere a tu suerte en éste momento. Hasta que Milho entienda que lo que hiciste fue por su propio bien...
—¿Lo que hice? ¡Acá es donde podrías comportarte como un caballero y reconocer que fuimos los dos!
Hablan entre ellos como si Milho no estuviera allí.
—¡¿Los dos?! ¡Traidor! —acusa Milho a su amigo.
—¡Traidora! —la acusa Matu risueño, y la besa.
—¡Fuera de joda! Tienen mucha suerte de que no haya salido todo muy mal —rezonga Milho.
—Pero no fue así ¿no? —repone Mica.
—¿Sabés lo que me tuve que arrastrar para que vuelva a hablarme siquiera?
—Te lo merecerías —se burla ella y le saca la lengua a su amigo.
Milho sigue enfurruñado con ambos.
—¿Cómo es que consiguieron el video? —pregunta con curiosidad.
—¿Creés que sos el único que sabe hackear acá? —Milho mira a Matu sobrador hasta que confiesa—. Fue ella —la acusa y se come un pellizcón de la aludida que lo hace aullar—. Cuando te llamé para preguntarte por los hoteles que preferías —continúa mientras refriega su brazo dolorido por la agresión —, ella se metió en tu computadora que dejaste abierta y buscó en los últimos videos editados. Te habíamos visto trabajar en éste.
—No puedo creer cómo fueron capaces de meterse entre mis cosas y en mi vida. ¿Y si hubiera querido seguir con Cinnamon18?
—¡Ay por Dios! ¡Canela y Cinnamon son lo mismo! Si hasta cinnamon significa canela en inglés —expone Mica.
—Su usuario podría haber surgido del personaje —se excusa reconociendo lo evidente de su nombre.
—¿Cuando recién arrancaba el juego y nadie conocía al personaje? —alardea Matu.
Milho se sonroja por la obviedad que nunca fue capaz de ver: Su nombre en inglés y el año de su nacimiento, en una prueba beta en la que pocas decenas de personas habían sido invitadas a participar y para colmo en la primera edición del juego de su propia creadora y productora, donde el nombre que le había parecido tan original inicialmente, luego lo atribuyó a ser el nombre del personaje que nadie habría conocido hasta su revelación ya bien iniciado el mismo.
—Además, ¿de dónde creés que surgió el nombre del personaje? —agrega Mica.
—Pero eso ustedes no lo sabían —les refuta—, podrían haber... —se interrumpe porque las miradas de satisfacción y complicidad lo hacen sospechar.
—¿Qué?
—Qué, ¿qué? —disimulan.
—Confiesen ratas apestosas —los conmina con ojos fulminantes.
—¿Se lo decimos? —se consultan entre ellos como si su amigo no los oyera.
—Se' gual —consiente Matu.
—¡Ya lo habíamos descubierto! —dicen al unísono.
—¿Qué cosa? —pregunta Cane que se acerca y besa apasionadamente a su prometido dejándolo aturdido y viendo estrellitas.
Cuando Milho se recompone, ve a sus amigos que les sonríen embobados. Vuelve al ataque.
—¡Eso! ¿Qué habían descubierto?
—¡Obvio! Que ustedes jugaban con ustedes.
—Naaaa... daaaleee... No jodas —dice Canela mientras Milho los observa con la boca abierta, porque nota sinceridad en sus rostros que los miran con suficiencia.
—¡Posta! Lo sabíamos hacía bocha.
—Naaaa... ¿Posta? —insiste incrédula—. ¿Posta, como: en serio?
—Sí, posta, ¡posta!
—Hace bocha ¿cuánto? —pregunta Milho.
—Desde Alemania —confirma Mica.
—Naaaa —niega su amigo—. ¿Cómo iban a saberlo?
—¡Ustedes son más pánfilos! —dice Matu.
—Jugaban en habitaciones contiguas en el hotel. Entrábamos en una y Canela decía una cosa. Caminábamos a la otra y Milho seguía la misma conversación —detalla Mica.
—Esa noche hicimos un escándalo yendo y viniendo de sus cuartos, sin poder creer lo que pasaba, atribuyendo todo a nuestro estado —acota su novio.
—Medio entonados —agrega Mica—. Habíamos tomado bastante.
—¡Qué cago de risa fue darnos cuenta que a unos pasos veíamos la misma escena! Abríamos las puertas y escuchábamos la conversación completa. Uno hablaba y el otro contestaba. Tardamos un buen rato en entender que no era una casualidad —agrega divertido.
—Insisto —reitera Mica—. Estábamos bastante entonados. ¡Cómo nos descostillamos de risa!
—¡¿Vos me estás jodiendo?! —se indigna Milho.
—¡Qué amigos de fierro que tenemos Milho, eh! —apunta Cane.
—¡No se hagan los angelitos que hicimos de todo para que vuelvan a juntarse! —se defiende Mica.
—Casi hacen que me pelee definitivamente con lo del video —refiere Milho atrayendo a su amada a sus brazos con más ímpetu.
—¡Ay por favor! No seas llorón —le replica Matu.
—Si no publicábamos el video, todavía estaban dando vueltas sin decidir a perdonarse... —se defiende Mica.
—¡¿Qué sabés?! —plantea Milho.
—Para amigos así... —refiere Cane.
—Para amigos así, se necesita jugar en red... —replica Mica.
Se ríen felices y culminan cada uno besando a su novia, con las manos largas que alcanzan sus apretados y grandes culitos.
❤❤❤
Stefano sonríe apacible ante el escrutinio de Milho y Cane que no pueden concebir lo que les está revelando.
—Tano, ¡a ver si te entiendo bien! ¿Me estás diciendo que solamente nosotros dos teníamos habilitada la capacidad de explorar —pregunta Cane y busca una palabra que no sea tan gráfica—, los placeres sensuales?
—O sea que podíamos coger ¡bah! —acota Milho desubicadamente.
—¡Milho! —lo censura su prometida.
Stefano continúa sonriendo impasible.
—Bueno, sí, que podíamos coger... —sucumbe a la cruda puntualización del hecho.
—Corretto —confirma.
—¿Y también me decís que no había ninguna programación que nos permitiera vernos en sueños o compartir nuestras imágenes reales? —añade Milho.
—Corretto —repite.
—Pero así y todo lo hicimos —alude Cane.
—Corretto —insiste.
—¿Te das cuenta que esto va a ser un éxito mundial? —apunta Milho incrédulo de que no esté haciendo un alboroto.
—Ecco!
—¿Te das cuenta que va a cambiar el paradigma sobre cómo compartir los sueños de otra persona? —se explaya Milho.
—¡No lo va a cambiar! ¡Es!, un nuevo paradigma. El sueño de toda persona. Poder soñar con alguien más. Encontrarse en sueños con un ser amado. Con alguien a la distancia —sueña Cane.
—¡Nos vamos a hacer millonarios! —sueña Milho, de manera más práctica.
—Non vi precipitare. Dobbiamo imparare come hanno fatto quello per replicare lo stesso.
—Tano... ¡va a ser un éxito! Seguramente todo el trabajo lo hizo la maravillosa creación de Dios, de la naturaleza. Nuestro cerebro. Solamente pensando en transmitir un pensamiento, el casco sólo hizo lo suyo al transportarlo pero el cerebro de cada uno recepcionó cada vibración sensorial reproduciéndola y enviando la señal directo al receptor transformándola en una imagen nítida en nuestra mente que compartimos soñando.
—¡Qué maravilla! —exclamó Cane.
—Pero no entiendo algo, tano. ¿Por qué solamente Canela y yo teníamos habilitado el cog...?
—¡Milho!
Stefano sonríe.
—Da vero pensate che io non sapeva vostre identitè.
—¡Tano! —Entra Pablo todo exagerado como es él para desconcierto de todos—. Mi vida... te espero en red... —deja las palabras flotando, guiña el ojo a la parejita y se dirige al cuarto de realidad virtual de la oficina.
—Scusate ragazzi.
Stefano lo sigue apresurado, pero se dirige al cubículo contiguo.
—Al final los únicos que no sabíamos nada éramos nosotros dos —se enfurruña Canela.
—¿Eso significa que a "Stef-definitivamente-legusta-elano" y Pablo...? —descubre Milho.
—¿Por qué te extraña? ¿No eras vos el que decías que era gay cuando nadie lo creía? —replica Canela.
—Lo decía para convencerte a vos —dice todavía incrédulo y besándola en los labios—. Pero realmente creía que si no estaba con vos, estaba atrás tuyo.
La aprisiona entre su brazos y frunce el entrecejo sintiendo celos de una fantasía suya.
—Parece que lo convenciste a él. O a Pablo y él se encargó de hacer lo suyo —agrega Canela.
Se ríen divertidos.
—Bueno... pero ya lo señaló Stefano: hay algo que sólo nosotros dos sabemos de esto.
Milho acaricia la pancita inexistente aún de su prometida y la pega a su cuerpo para besarla más profundamente.
—Háblame en italiano... —le ruega cuando logra despegarse de sus labios.
—Carina, belleza mía. Mi hai tornato pazzo con quello sesso ardente.
—No vuelvas a hablarme en castellano nunca más.
—Niente più —concede. Sus palabras atravesando una gran sonrisa.
Ríen felices. Como nunca debieron dejar de reír.
❤❤❤
Imágenes del prestigioso periodista de espectáculos, Santiago Riera lo muestran en ropa interior saliendo de la casa de una señora mayor. Fuentes fidedignas aseguran que habría acosado a la señora de entre otras muchas. Se dice que su fetiche con ancianas no es reciente, pero lo ha sabido disimular a lo largo de los años.
Canela y Milho preparan el almuerzo en la amplia casa con vista al río a la que se mudaron juntos, mientras escuchan de fondo las noticias por uno de los canales de GameTubers más populares.
—Debe ser verdad como lo que decían de vos —concede Milho apenándose de la suerte del ponzoñoso ex-conductor.
—Pobre, ya me da pena —se compadece Cane.
—Solamente le cambiaron en vivo su micrófono. De otra forma no habría podido relatar la noticia más famosa de varios minutos.
—No precisamente por la noticia es que es la más famosa.
—Fueron muy amables en hacerle notar que no se lo escuchaba bien y requería que se lo acercara más a la boca.
—Esos pedidos fueron hechos solamente porque el micrófono tenía forma de pene.
—¡Jajaja!... ¡Pero muy gracioso! Es evidente que sus compañeros no se lo bancan ni un poquito.
—Ese trabajo de notero que consiguió, es su peor castigo. Desde que lo echaron viene en picada. Lo envían a hacer las notas más disparatadas.
—No te sientas mal por él. Él no lo hacía con vos. Además consigue que todas tus seguidoras le presenten a sus abuelas para cumplir con su fetiche. Jajaja.
—Te amo.
—Creo que deberíamos terminar esa batalla y ver si por fin llegamos en primer lugar.
—Tramposa... No deberías participar...
—Pero... eso lo sabés solamente vos.
❤❤❤
Los gritos desgarradores de parto se oyen desde los pasillos. La gente se sorprende del vozarrón atormentado que retumba en los grandes cristales de la clínica.
—¡Nooo por Dios! ¡Ahhh! ¡Basta! ¡Basta! ¡Te juro que nunca más voy a dejar que me toques!
Mica intenta contener el escándalo acudiendo a los consejos de parto que promovían la calma para la parturienta.
—Respirá, uno, dos... Solamente es una contracción menor. Todavía falta para...
—Nooo... ¡Ahhh! ¡Nunca más le voy a hacer el amor! Te lo juro por que me parta un... ¡Ahhh!
Milho presiona la mano de Canela que soporta un poco más de la fuerza adecuada, mientras intenta respirar como le enseñaron para paliar el dolor.
—Vas a ver que te vas a olvidar de todo en cuanto ponga a tu hijo en tus brazos —insiste Mica.
—¡Ahhh! ¡Estás loca! ¡Esto no lo voy a olvidar jamás! Te juro que no la vuelvo a tocar. ¡Ahhh!
Milho contrae el rostro torturado.
—Por favor Mica sacale el casco a Milho que lo voy a matar si sigue haciéndome poner tan nerviosa.
—Mi amor, quiero... ¡ahhhh! ... compartir todo con vos. Es mi culpa. Perdoname, perdoname... Te juro que no te vuelvo a tocar. ¡Nunca más!
—Mi cuerpo es el que se está descoyuntando para abrirle paso a tu... ufff, ufff... hijo.... ¡Dejá de gritar!
—¡Ahhhh!
—Se acabó. ¡Sacale eso Mica!
Canela pone fin al suplicio de su marido sacándose el casco de un tirón.
Milho la mira con culpa mientras ella hace sus ejercicios de respiración. No se cansa de pedirle perdón y de jurarle que jamás la volverá a molestar con sus necesidades sexuales, porque se le acaban de extinguir de por vida y con sólo convocarlas en caso de olvido, sería suficiente para desanimar cualquier avance. Ningún método anticonceptivo puede ser lo suficientemente efectivo como para asegurarle no volver a pasar nunca más por todo esto.
Ella lo mira comprensiva, pero impaciente.
—Hay un método muy, uff, ufff, efectivo que estoy pensando en utilizar para tener un poco de paz.
Canela jadea cada vez más seguido. El bebé está en camino.
—¿Cuál es mi amor? Te aseguro que hago lo que sea.
—Te la corto y matamos dos pájaros de un tiro...
—Un pajarito, tal vez... —lo pincha Mica.
—De un hachazo diría yo... —replica Milho más calmado.
—Tijeretazo... —insiste Mica—. Seguramente con esas chiquititas desplegables.
Cane se ríe mientras resopla y todos se relajan.
Milho la ama. La ama tanto. Por ser su amiga, su novia, su musa, su mujer, su amante. De haber podido cambiar lugar con ella, habría soportado esa tortura cruel de la naturaleza para que no sufriera.
Y ella lo ama más porque resopla con ella, pierde el color de su cara como ella y casi se desmaya, aunque... no como ella. Pero mientras dura el parto, sostiene su mano, le da aliento para traer al mundo a su hijo. La llena de palabras dulces. Le dice lo valiente que es. Lo feliz que lo hace. Y sobre todo, lo mucho que cuidará a ese retoño, porque será una parte más de ella para amar.
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Una, dos, tres... muchas chicas giran sus cabezas al joven apuesto, famoso y romántico que camina orgulloso, ajeno a la mirada soñadora de todas ellas y a las envidiosas de ellos. El gran ramo de variadas flores coloridas de las que gustan a su esposa, lo hace fácilmente detectable entre la multitud que circula de vuelta a casa. Milho apura el paso porque no puede esperar a verla. Sonríe a todos los que se cruza.
La vida le sonríe a él.
El nuevo juego está siendo un éxito como habían pronosticado desde un inicio. Las acciones de la compañía están por las nubes. Volvió a vivir en su país y por sobre todas las cosas, está enamorado.
Tiene a la mujer de su vida entera que le acaba de dar un hijo de ojos miel para dejar un pedacito de él y, sobre todo, de ella en la Tierra, para enseñarle a jugar, o a programar o a lo que sea que él desee hacer de su vida. Porque quiere que sea feliz como sus padres.
Canela mira a su bebé de cabello oscuro como su papá y no puede dejar de emocionarse, porque es todo lo que siempre soñó que sería darle un hijo al amor de su vida.
La vida le sonríe cuando cada tarde, después de extrañarlo horrores, su marido llega con una gran sonrisa y un gran ramo de sus flores favoritas, la besa y la toma en brazos para acunarla en su regazo, mientras ella acuna a su hijo a la vez. A veces, cantan la canción que él le compuso, pero con una nueva letra. Porque se tienen los tres y las noches ahora son demasiado felices de transitar. Y si desean tocarse, sólo necesitan extender sus brazos. O si necesitan besarse, no tienen más que comunicarlo, porque están siempre juntos en el mundo real.
Permanecen un largo rato disfrutando el calor del abrazo de uno sobre el otro y agradecen a Dios por la familia que formaron y que tan bien se acopla con sus amigos y con sus padres, que siempre los amaron para que nunca dejaran de buscar esa misma especie de amor incondicional para toda la vida.
FIN
😍😍😍
Awwwww
Gracias a todos por seguir esta historia. Gracias por sus ♥️, por sus comentarios.
¡Gracias por tanto!
Pronto tendrán la historia de Stefano y Pablo. ¿Qué pasó ese tiempo? ¿Cómo es que terminaron juntos? ¿Qué los unió? ¿Seguirán juntos?
Lo sabremos... voy por el segundo capítulo y promete arrancar muy hot.
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