Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 9.2: Engañosos pensamientos

👠👠👠

Estoy algo aturdida y sobre todo desinhibida. Dije cosas que jamás me habría atrevido sin la dosis de alcohol que me vi inclinada a beber para pasar el mal rato de tener que soportar a Milho. Pero lo que me tiene más confundida es que no pasé un mal rato, a pesar de las peleas, ni tampoco tengo ganas de irme.

Lo estuve seduciendo descaradamente y él se comportó como un caballero, hasta que fue demasiado evidente y se lanzó sobre mí como sediento a un oasis. Ahora mismo estoy usando su propia ropa. ¡Estoy en problemas! Me traiciono a mí misma. Soy muy débil frente a él.

Intento comportarme pero me paseo semidesnuda en su camisa. No desaprovecho ninguna de las oportunidades que me brinda en bandeja.

Se aleja tan seductor en su pantalón de vestir negro. Cae en su cadera y le marca demasiado bien los glúteos.

Me pregunto si él notará los tres kilos extras que gané en estos diez años, o la celulitis que se revela al sentarme. Ya no tengo dieciséis años.

Observo su espalda. Está más grandote y musculoso. Es tan firme. Es hermoso. Un engreído y hermoso rencoroso que no le importó cómo quedaba yo ante su rechazo y que ahora sólo busca sexo de mí. No tengo que olvidar todo esto.

Al menos las cosas son claras y sé que no puedo esperar nada más.

Se sienta en el piso sobre unos almohadones y me pregunto por qué no en la mesa. Al instante lo comprendo. Sirve dos copas de vino y deja la mía a su lado. En la mesa no estaríamos tan cerca.

Me siento junto a él aunque me contengo y guardo algo de distancia.

Observo su pecho. Sus músculos se engrosaron con los años. Se le marcan los abdominales y la V que desciende a sus pantalones. ¡Dios! Es demasiado sexy con su bronceado natural. En otra época estaría encima de él acariciándolo y besándolo. Pero no tenemos esa confianza ya. Pasó mucho tiempo.

Llega el servicio. Milho trae las bandejas y sirve los platos. Se sienta más pegado a mí de lo que yo lo había hecho. No me alejo. Me desea y eso me da seguridad. Quiero que me desee tanto o más que yo a él.

Como con voracidad y Milho se ríe cuando termino.

—Afortunadamente no se te mueve un pelo con nada de lo que te haga, ¿no es así?

—Igual que a vos, ¿por?

—Porque te quedó kétchup —señala mi boca.

Lamo la comisura de mi boca seductoramente y se le borra la sonrisa. Noto su inquietud y me siento satisfecha conmigo misma.

—¿Y eso qué tiene que ver? —pregunto.

Se inclina sobre mí y lame el resto de kétchup de mi barbilla subiendo lentamente hasta mi labio y lamiéndolo por completo.

Cierro los ojos cuando lo hace. Me mojo entera.

Me agito y lo miro aturdida por el alcohol y la excitación.

El corazón me late a mil.

Él también está excitado. Puedo decirlo por su respiración.

Me acomoda el cabello detrás de mi oreja y se inclina sobre mí hasta dejarme tendida sobre la alfombra. Me introduce la lengua hasta que veo estrellas. ¡Ah! Es el cielo raso donde se proyectan las luces destellantes del equipo de música. ¡Qué borracha estoy! Sin embargo cierro los ojos y las sigo viendo. Su beso se intensifica. Saborea cada centímetro, cada rincón, cada comisura. Me mordisquea los labios y los vuelve a lamer.

Sus manos se mueven por mis piernas y mi vientre. Sube a mis pechos y los aprisiona con deseo. Baja a mis glúteos y desahoga su ansiedad en ellos.

Vuelvo a mojarme cuando me palpa haciendo a un lado la tanga.

—Estás tan mojada... no deberíamos desperdiciar esto...

—No sé si... ¡Hmm! —Me sobresalta un movimiento brusco de sus dedos. Sólo intentaba simular algo de resistencia. Pero mi nivel actual de resistencia está en negativo. Ya dejó de serlo para convertirse en inercia.

—Total... ninguno siente nada ¿o sí?

—No p...

—Así que ninguno va a perder nada y solamente vamos a pasar un buen rato —me interrumpe— ¿no es así?

Asiento obnubilada por el deseo. No resisto más y acaricio sus pectorales tan firmes. Él me besa con pasión y luego me carga hasta la cama. Ni el sueño que tengo puede bajar la excitación de estar en brazos de Milho rumbo a una cama.

Lentamente desabrocha la camisa que llevo, mientras su lengua juega en mi boca.

—Te voy a coger hasta que me pidas por favor que pare —susurra a mi oído.

¡Ahh! Siento un chorro líquido descender por mi conducto íntimo.

—Empezá a esmerarte porque hasta ahora no pasó nada extraordinario —lo provoco.

No usamos palabras dulces. Sólo nos acuchillamos con frases hirientes que no se sienten en el momento de frenesí. Pero van a doler. ¡Y cómo!

Él sólo pretende ser mejor que ninguno de los que yo haya estado, y yo sólo le dejo creer que no lo consigue.

—Mucha práctica pero parece que no eras vos la practicante, precisamente. ¿Te importaría mostrarme algo de lo que aprendiste?

Me saca la camisa y me acaricia entera. Se me erizan los vellos de todo el cuerpo con su roce y quisiera darle el gusto, pero no lo hago para castigarlo.

—No quiero humillarte. Estoy esperando eso tan espectacular que me iba a hacer pedirte que pararas. Creo que por ahora pido solamente que se pare.

Pone mi mano en su entrepierna con ferocidad.

—Sentila... está como a vos te gusta.

—Sí... muy grande.

Mi voz seductora lo pone a mil y se nota cuando empieza a dar órdenes que más me vale seguir.

—Primero me vas a dar esas tetas jugosas que me estás insinuando, para chupártelas enteras.

—¿Ah sí?

—Sí... y después te voy a dejar que cabalgues mi boca.

👔👔👔

Me provoca con sus palabras y me vuelve loco. Quiero metérsela hasta la garganta para que se calle.

Sabe hacerlo de todas las formas posibles.

Le chupo las tetas que están tan hinchadas en comparación a lo que recordaba. Empieza a gemir y no puedo aguantar más las ganas de penetrarla.

Me sorprende y me monta.

—Dije mi boca primero.

—Como ordenes —adhiere sumisa y excitada.

Me acomodo un almohadón bajo mi cabeza y ella sube a horcajadas por todo mi pecho hasta mi cara.

La visión seductora de su boca abierta, junto a la pose más caliente de su concha acercándose amo boca me dan un espasmo y tengo que controlarme.

—Vení acá belleza, te voy a hacer gozar —le digo a su vulva y empiezo a lambetear.

Ella gime y yo gruño. Me desespero y la sostengo de las nalgas apretando con fuerza hacia mi boca.

La chupo, la penetro con la lengua, succiono, lamo lánguidamente entre los suaves pliegues, luego con dureza. Nuevamente con lengua floja a todo lo largo ayudándome a sostenerla con los brazos.

Ella no puede evitarlo y hace lo que le ordené. Empieza a cabalgarme con movimientos desesperados.

Gime sin inhibiciones y explota y me pone loco. Quiero acompañarla y parece leerme la mente.

Se desplaza hacia mi ingle pero aún está sensible.

—¡Esperá! —la freno y me calzo el preservativo que tenía preparado por si tenía suerte.

Estoy tan al límite que tengo que controlar mis impulsos para no avergonzarme justo con ella... otra vez.

Se empala y empieza a cabalgar pausadamente.

Se lame los labios y me mira. Sus pechos se balancean y me vuelvo loco. La acaricio y en castigo pellizco su pezón. Ella gime más fuerte. Se inclina sobre mi pecho y me lame la tetilla. Luego la muerde y gruño de dolor. Es una dulce tortura mutua. Me lame el pecho, el cuello, la oreja y permanece jadeando en mi oído. Acelero el ritmo tomándola de la cadera para que se apure. No creo poder aguantar mucho más. Estoy ardiendo y ella es dinamita. Estamos por explotar.

Embisto con fuerza una, dos, tres veces y ya no resisto. Acabo con tanta fuerza que la arrastro conmigo... afortunadamente.

Canela permanece lánguida sobre mí por unos minutos. Disfruto su peso encima de mí y deseo abrazarla. Pero me contengo. Sin embargo, con el tacto de nuestros pechos desnudos, me parece sentir su corazón tamborileando.

Desearía perdonarla en éste momento y rogarle que no me deje nunca más.

Ella se empieza a acomodar para salir de encima de mí y en el último movimiento me deja un beso tierno en la clavícula. Un acto involuntario que no supo cómo justificar y prefirió simular que no tenía importancia. Quedo confundido. No puedo conectar mis pensamientos. Quiero meditar lo que pueda significar ese beso dulce.

Se arroja a mi lado y cubriéndose con las sábanas permanece sin hablar, boca arriba.

Estoy muy cansado...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro