Capítulo 3.3: Preparativos
Me estoy registrando cuando un joven alto, morocho, con anteojos de sol pasa a unos metros arrastrando una valija ligera. Me atraganto con mi propia saliva cuando lo veo bien. Es Milho. Cabeza gacha mirando al piso, caminando con gracia elegante, como una estrella de rock que esconde sus ojos.
Contengo el impulso de enfrentarlo para gritarle muchas cosas que me vienen a la cabeza. Me recorre un rencor inmenso. Fuimos amigos desde que nacimos. Nuestros padres son amigos. Nos criaron juntos. Pasamos diecisiete años de nuestras vida solos los dos. Nuestros bautizmos, navidades, reyes, cumpleaños, exámenes, hospitales, la muerte de mi mamá, noches en vela, noches de realidad virtual, noches de boliche, amaneceres, atardeceres. Todo juntos, todo solos y de pronto se rompió así de fácil. Lo convencí demasiado rápido No hizo ni un esfuerzo en luchar, en insistir, en no creerme. En pocos días se había alejado definitivamente sabiendo que no podría verlo ni contactarlo por mucho tiempo. Sabiendo que yo ni tendría idea de cómo hacerlo. Igual me dejó abandonarlo sin sospechar. Me dejó herirlo sin defenderse. Se ofendió de muerte y dos años después me hundió frente al mundo.
Me controlo pero un nudo me cierra la garganta. Quiero llorar de impotencia.
Autorizan mi tarjeta de crédito como llave de ingreso a mi cuarto, me devuelven el celular y me apuro a encerrarme en mi habitación. Estallo en lágrimas. No sé cómo voy a hacer para controlarme frente a él. Tantos años y todavía me duele demasiado.
No sé cuánto tiempo pasa hasta que puedo calmarme.
Escucho ruidos en el pasillo y voy a ver qué ocurre.
❤❤❤
Entran al cuarto contiguo. Escucho a una mujer y al botones. No distingo la voz del todo hasta que una frase la delata... Es Canela. Se me anuda la garganta. La pusieron en la habitación de al lado. Mi primera reacción es de ira. Quiero exigir que me cambien de swite. Luego la escucho mejor. Hace años que no la oigo acongojada. Todavía percibo su estado de ánimo y no puedo evitar la necesidad de querer saber todo lo que pasa al otro lado de la pared.
El botones se aleja y la siento llorar claramente. Quiero morir. ¿Quién es el idiota que la está haciendo sufrir así? Quiero matar a alguien. Un impulso me lleva hacia mi puerta. La abro, miro al pasillo, me vuelvo a mi cuarto y la vuelvo a cerrar. Escucho que solloza. Estiro mi mano hacia el picaporte, lo giro... no puedo abrirla de nuevo o... lo hago. Salgo como una tromba y me paro frente a su puerta con mi puño en alto dispuesto a golpear.
Me detengo.
Apoyo mis manos y luego mi cabeza. Escucho que llora angustiada. No puedo permanecer impasible cuando se siente así de mal. Tengo una necesidad inmensa de consolarla, de acurrucarla en mis brazos y acariciar su cabello. ¿Todavía se sentirá como antes?
Pero tampoco puedo volver a su vida como si no hubiese pasado nada.
Quiero gritarle muchas cosas que tengo atravesadas. ¿Por qué me dejó avasallarla y luego me lo echó en cara? ¿Acaso alguna vez le infundí miedo? ¿Por qué me dejó avanzar si no lo quería? ¿Por qué me mentía? Yo le pregunté muchas veces. No estoy loco. Yo creía que estaba convencida de lo que hacíamos. ¿Cómo iba yo a saberlo si ella no me lo decía? ¿Por qué me convirtió en un victimario? Yo no soy así.
Me abandono sobre la puerta y me doy cuenta que no puedo hacerlo nuevamente. Tengo que dar un paso al costado. Tengo que dejarla en paz.
Vuelvo a mi cuarto. Aún la escucho sollozar. ¿Quién es ese H.D.P. que la hace llorar así?
Se abre la puerta de su cuarto. Me acerco a mi puerta. La tentación es inmensa. Mi mano en el picaporte se mueve por instinto.
❤❤❤
Abro la puerta del pasillo y miro a ambos lados. No hay nadie. Algo me retiene un momento allí, pensativa. Tengo una sensación inquietante. Como si algo me llamara a permanecer ahí. Como si el destino quisiera que me quede atenta, esperando por él.
¡Estás loca Cane! Pasás del llanto a lo místico. Pienso en Mika y cómo la voy a acogotar cuando la vea.
Vuelvo a entrar resignada a que nada trascendental va a ocurrir. Me tiro en el sofá y digo el comando para apagar la luz y reproducir música en el equipo del cuarto. Una serie de luces láser y hologramas se despliegan en la oscuridad mostrando el menú. Elijo la carpeta de baladas metálicas.
Ahí tirada me invaden recuerdos de Milho y sus caricias. De sus besos dulces. De su llanto contenido de ira cuando le rompí el corazón. A veces creo que escuché el sonido de su estallido. Otras veces sueño con ese sonido y me despierto angustiada. Es una herida abierta porque no pude arreglar las cosas con él. Aunque sea para que me dijera: no te puedo perdonar, pero manejémonos como gente civilizada.
Permanezco un largo rato así. Necesito distraerme para salir del estado calamitoso en que me encuentro desde que pasó a mi lado sin siquiera verme. O haciéndose el que no me veía.
Saco mi consola portátil. Sólo trae el casco pero las sensaciones son muy similares a las del equipo completo, ya que el dispositivo neuronal estimula directamente al cerebro para que interprete las señales del juego como recibidas por la propia piel. Funciona como en un sueño. Una caída que no existe, el tacto que no se palpa, un dolor, una amputación, un puñal. Nada real, pero se puede vivir como si así lo fuera. El cerebro reproduce la sensación, pero no existe.
Me conecto esperando que esté en línea. No le dije quién soy y por lo tanto no sabe dónde estoy ni qué vine a hacer. Sólo sabe que voy a estar en la feria cuando arranque.
—Ciaooo belleza. —Es lo primero que escucho. Música para mis oídos.
—Hoooolaaa taaaano. ¿Me extrañaste?
—Tantísimo. Non sai quanto. Por eso quería verte.
—Sí, yo también.
—Perfetto. ¿El viernes en el comedor principal de la Feria?
—¡Ah! ¿Ver en persona decías?
—Por supuesto.
—Creí que virtualmente.
—Dale, pongamos fecha.
Ayyy taanooo... eso me suena tan prometedor. Suena a fecha de matrimonio. Y con vos me casaría.
—¿Y qué pasaría si soy un travesti? —lo hago dudar para bajar sus expectativas. No quiero que se desilusione.
—¿Qué cosa? —No me entiende.
—Un hombre vestido de mujer.
—¿En serio?
—No, no digo... es un supuesto.
—¿Lo es?
—¿Y si lo soy?
—Tal vez me enamore de vos perdidamente.
—Eso creés.
—Eso espero. Aunque ya me hice a la idea de que soy más fuerte que vos.
Me río con ganas.
❤❤❤
No puedo seguir torturándome. Tengo que distender mi mente. Me voy a duchar para aclarar las ideas, pero las piernas de Canela, su cabello luminoso y su andar elegante obstruyen mis pensamientos.
El baño me relaja, pero la angustia persiste. Necesito a Cinnamon18. Ella me distrae y me hace reír.
Me conecto con el equipo portátil y la espero. No veo la hora de que llegue el miércoles, cuando la voy a poder conocer cara a cara finalmente.
Por fin se conecta. El mundo se detiene cuando estoy con ella. La misión parece en pausa.
Recuerdo la primera vez que no pude resistirme a su sonrisa. Ella armaba el rompecabezas de una serie de tablas arcaicas que descifrarían un mensaje para abrir un portal. Yo no podía dejar de mirar la forma en que un mechón de su cabello se le cruzaba frente a los ojos. Ella lo soplaba o lo acomodaba inútilmente tras su oreja. En un momento elevó la vista hacia mí y apostaría a que su rostro real se tuvo que haber sonrojado con esa expresión.
Me sonrió con timidez, se acomodó nuevamente el mechón rebelde y bajó la vista aún con la sonrisa dibujada en su rostro virtual. ¡Ay! Dio mío! ¡Qué cosa más bella! Quería decirle lo hermosa que me parecía. Pero era ridículo sabiendo que estaba viendo a un avatar. Sólo atiné a acomodarle el mechón la siguiente vez que se libró de su contención. Inmediatamente me sentí un tonto y dije alguna estupidez para descomprimir la tensión. Ella se rió con ganas y me convencí de que no había notado mi ansiedad.
Ahora sabe que pretendo al menos robarle unos besos. Eso es seguro.
Jugamos unas horas. Otro rato nos miramos y al siguiente rozo sus manos y su mejilla. Ella me devuelve la mirada y puedo saber cuánto desea mi boca. Se relame una, dos veces y se muerde el labio inferior.
Me provoca una erección sólo con eso.
Es muy sexy la situación casi prohibida que se siente. Siento que estamos rompiendo muchas reglas.
No puedo resistirme.
Nos besamos y abrazamos por largo rato. Como sólo uso el equipo portátil, estoy muy cómodo en el sofá del cuarto. El cansancio del viaje me vence y me quedo dormido.
♥️♥️♥️
Un capítulo por tu pensamiento!
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