Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 17.1: Confesiones confusas

Me saco el velo.

—¡Canela! —me reconoce.

—Lo sé, no quiero irme sin saber también quién sos.

Se queda pasmado.

—Mi amor... —me dice y me desconcierta porque hace un momento me iba a abandonar sin siquiera ver mi rostro.

—Tano... quiero ver tu cara. Quiero conocerte, pero si vamos a alejarnos... por favor... no me llames así.

—Cane, belleza... sos vos... siempre... Siempre fuiste vos... ¡Dios mío! ¡Me volviste a enamorar!

No entiendo lo que intenta decirme, está impresionado luego de reconocerme, pero no quiero que se arrepienta de ir a su amor porque yo sea famosa. Sería imperdonable.

Me mira incrédulo aún.

—Por favor... quiero verte...

Dubitativo, extiende sus dedos trémulos hasta su máscara y descubre su rostro.

Un apagón evita que lo vea y la gente se espanta.

La luz vuelve con una música suave de fondo.

Milho me sostiene la mano.

—¿Dónde está? ¿Qué hiciste? ¿Adónde lo mandaste? ¿Lo echaste?

—Soy yo... siempre... fuimos nosotros.

—¿Es una broma? Estabas allá. —Señalo a lo lejos y el muchacho que creí que era él es alguien más. De pronto comprendo que estuve frente a él durante el baile y que él lo reemplazó desde un comienzo—. ¿Lo hackeaste?... ¡Lo hackeaste!

—Soy yo... Milho. ¿Quién podría haber tomado primero mi propio nombre si no fuera yo mismo en la primera prueba beta? —razona—. Me decías "tano" —insiste.

¿Cuándo le dije tano a Milho?

De pronto llega la comprensión a mi alborotado cerebro. Entiendo lo que intenta que crea.

—No —niego incrédula—, él es italiano.

—Desde que vivo allá muchos me dicen tano. No me resulta extraño que lo hagan.

—Soy yo Cane... —insiste.

Comienza a cantar esa melodía tan dulce que oí sólo una vez.

Y si el idiota soy yo, es porque no puedo con mi corazón.

Si me rindo es porque así, tal vez serán más fácil de pasar,

las noches que no acaban, salvo aquellas de realidad virtual.

Me mira tan azorado como yo.

Sofoco un grito de sorpresa.

—¡No puede ser! —exclamo incrédula. Pero sí lo es. Esa es su canción... La mía... La que me dedicó... La que me mantuvo en vela más de una noche. ¡Dios mío!

De pronto me mira confundido.

—Me dijiste que estabas en pareja —reprocha y siento que estoy en falta.

Sopesa sus palabras.

—Quería evitar que me pidieras conocerme, tenía dudas de dejártelo hacer en ese momento. No puedo creer...

Mi cerebro corre a mil kilómetros por hora. Reordena cada recuerdo, sitúa su cara en cada memoria reemplazando la del avatar, o a mis intentos de ponerle una cara y un cuerpo apuesto al concepto que tenía de él.

—Vos medís uno ochenta y ocho —afirmo como si se lo reprochara.

—Uno ochenta y ocho, uno noventa... redondeé. No estaba seguro cuando te lo dije —se disculpa como si eso no hubiera nunca revelado nada.

Extiende una mano a mi brazo, pero la esquivo.

—No puedo creerlo.

Puedo notar que se tensa.

—Soy yo mi amor —dice con voz dulce y temerosa.

Vuelve a cantar.

Ese idiota "soy yo", porque no podía con mi corazón.

Y me rindo porque así, serán más fácil de pasar,

las noches que no acababan, salvo aquellas en que vos estás.

Te diré cuánto te siento,

cuánto quiero besarte,

en nuestro mundo actual,

de verdadera realidad.

¡Oh por Dios!

La resignación me golpea.

¡Era él! Esa letra tan maravillosa... ¡la compuso él! Esas sufridas palabras de amor. ¡Dios mío! ¡Quiero llorar de... de...!

"Soy yo" —se repite en mi cabeza—. "Soy yo". —Pero esta vez no es un sueño, ni soy yo la que intenta convencerlo a él.

—Era al revés... —afirmo al comprender lo que ronda mi mente.

—¿Qué cosa?

—Tuve un sueño... ahora lo recuerdo... yo te quería convencer de que era yo —revelo casi ajena a lo que digo.

—¿Un sueño? —pregunta asombrado—. Yo soñé eso...

Lo miro atónita. Él no puede creerlo tampoco.

—¿Era un sueño?

—"Mostrame tu rostro... por favor..." —cita mi sueño y vienen las imágenes y sensaciones olvidadas a mi mente.

—"Lo deseo con todas mis fuerzas" —respondo.

Su cara demuda. Veo ojos brillantes de emoción. Temerosos y esperanzados. Como si acecharan a un animalito para evitar que huya a un destino riesgoso e incierto.

—No soñábamos —confirma mis propios pensamientos.

—Yo... todavía tenía el casco puesto en esos sueños —razono.

—No eran sueños... O sí, pero era nuestra mente conectada a través del casco. Compartiendo los sueños.

Lo miro... me sonríe...

Tomo su mano y ahí está... el anillo... ese anillo. El que venía a mi mente tras los flashes del sueño olvidado.

—"Dejame amarte como lo hago en mis memorias, en el más guardado secreto de mi corazón, dónde sólo vos entraste años atrás y nadie más lo visitó desde que cerré sus puertas" —cito.

Sonríe ampliamente.

—Me lo dijiste y no te creí. Me dijiste que era tu sueño —afirma.

"Milho, estoy soñando" —le había dicho.

—Me contestaste: "Yo estoy soñando. Vos sos mi sueño más anhelado".

Lo digo en voz alta esperando que me retruque, refutando que no era el mismo sueño y que la memoria que viene a mí ahora, me está fallando.

—Y vos me respondiste las palabras más esperadas: "No pienses esta noche. Haceme tuya hasta el amanecer".

Pero fue todo real. ¡Todo! Real y virtual... y un sueño también. ¡Todavía no puedo creerlo!

—¿Te das cuenta? —Lo miro confundida. ¡Me estoy dando cuenta de demasiadas cosas en éste momento!— Siempre estuvimos juntos... —puntualiza—. Nunca dejamos de estar en contacto.

Lo miro con la boca abierta. Estoy anonadada.

Bajo la vista cuando un pensamiento viene a mi mente.

—Siempre fuiste paciente conmigo... me cuidabas en el juego —reflexiono en voz alta porque todo lo que creí que no era Milho, sí lo estaba siendo como el tano.

—Me hiciste sentir que me necesitabas cuando creía que ya nadie lo hacía —dice y me conmueve porque siempre lo necesité tanto.

Lo miro apenada. Siento un nudo en el pecho y la garganta. La música sigue suave y las parejas bailan lentos a nuestro alrededor.

—Siempre te necesité... a vos...

—Mi amor... me enamoré tres veces de vos. Cane... te amo... tanto... demasiado.

Escucho sus dulces palabras pero un razonamiento que se venía gestando estalla en mi cabeza.

—Estuviste conmigo mientras me citabas para conocerme...

Su rostro se transfigura al comprender que... está en problemas.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro