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5. Pete

Pete suspiró, divisó a su amigo Arm volverse a la habitación del señorito Khun. Iban a empezar un maratón de otro drama coreano, y lo solicitaban. Según por boca del señorito Khun, era el único con el que no se aburría porque podía responder correctamente a sus dudas. Así que, difícilmente se le escapaba al señorito Khun. Sin embargo, esta vez le daría una razón para castigarlo a su regreso.

Porque no iría con él, debía prepararse para cumplir con su misión. Y el estar encerrado con Arm y Pol solo le entorpecería más; difícilmente, lograría quitarse por completo el aroma de ambos. Sus amigos eran alfas de alta categoría y, por tanto, sus aromas dominantes. No quería que lo detectaron por la familiaridad de sus aromas; por lo que, fue a ducharse y a vestirse con un mameluco al que perfumó días atrás. Hoy no podía cometer ningún error, no cuando finalmente Khun Kinn le dio permiso de infiltrarse.

Su deber era dar su mejor esfuerzo, recolectar toda la información necesaria para desenmascarar a la segunda familia. No lo negaba, su misión le inquietaba. Así que, se tomó un momento para rezar y pedir que Khun Vegas dejara la casa por el mayor tiempo posible. Detuvo su rezo ante la intromisión del señorito Khun, sus gritos le advirtieron de su llegada.

— ¿A dónde crees que vas, Pete? —Khun frunció el ceño al ver a Pete vistiendo el mameluco naranja.

—Khun Kinn aprobó mi infiltración en la casa de la segunda familia.

— ¿Entonces pensabas partir sin informarme?

Pete desvió la mirada, ese era el plan. Porque descifrar la reacción del señorito Khun le resultaba imposible, a pesar de los años que llevaba a su lado. El mayor de los hermanos Theerapanyakul se portaba como un verdadero loco.

— ¡Lo ibas hacer! —Khun acusó, indignado. Él entendía lo riesgoso de la misión; por lo mismo, se enojó. Las posibilidades de que el jefe de sus guardaespaldas volviera eran escazas, nulas. —. ¡Entonces largo! ¡No quiero verte!

—Seño...

— ¡Largo! —Pete resopló, divisó a Pol y a Arm llegar. No era opción quedarse e insistir. Trató de tener algún contacto visual con el señorito Khun, pero este le dio la espalda.

Pete solo bajó la cabeza, salió de su habitación y les ordenó a sus amigos cuidar del señorito Khun. Arm le pidió a cambio comunicarse con él de necesitar ayuda para la recolección de información, Pete esperaba que los dispositivos que le entregó fueran suficientes. Cada segundo era valioso, no podía desperdiciarlos en esperar respuesta de él. Sin embargo, asintió para tranquilizarlo a él y a Pol.

Estaba por adentrarse al ascensor de no ser por los gritos del señorito Khun, nuevamente.

—No te dejaré ir. —Khun tomó del brazo de Pete. —No hasta que me jures que regresarás.

—Lo haré, Khun Tan.

— ¡Júralo!

—Juro que regresaré con usted. —Pete le sonrió, pretendía tranquilizarlo.

—Bien, porque no quiero matar al tonto de Kinn. —Khun resopló, no deseaba soltar a su guardaespaldas. Temía no volver a verlo, pero sabía que no desobedecería a Kinn. Así que, tenía que conformarse con su juramento y un abrazo. Khun envolvió a Pete con fuerza, ambos omegas permanecieron así por varios segundos.

—Debo partir, Khun Tan.

—Ya lo sé, maldición. ¡Te odio, Kinn! —Khun liberó a su guardaespaldas para seguido sacar de sus bolsillos la tableta de supresores que siempre cargaba. Los tenía con él porque no quería que la casa fuera marcada por su aroma. Esto debido a que su familia no era digna, según él. —. Tómalos antes de ingresar a la casa de la segunda familia, ayudará a que puedas camuflarte como un beta. Por lo menos, en un par de horas.

—Gracias, Khun Tan.

—No me lo agradezcas, procura regresar. ¡Tienes un juramento, Pete! Si mueres, créeme que mandaré a Kinn a traerte del infierno.

—Regresaré, Khun Tan. —Khun asintió no muy convencido, viendo a Pete marcharse.

Las puertas del ascensor volvieron a abrirse, Pete se encontró con el camión que lo llevará a la casa de la segunda familia. Se subió, tomó los supresores del señorito Khun y terminó por cubrirse la cara con una mascarilla y el gorro. Oficialmente, estaba listo para infiltrarse. Dio la orden al chofer de emprender camino, dejando atrás sus propios miedos.

"Si tengo que dar la vida por el éxito de esta misión, entonces lo haré", se repitió con insistencia. Envalentonaba a su corazón y mente; la determinación era de sus mejores cualidades. 

Tanto que apenas arribaron, no les dio oportunidad a los nervios de actuar. Ahora se encontraba descargando el supuesto florero que ordenaron para la casa de la segunda familia. Incluso solicitó ayuda, no temía a los hombres de la segunda familia ni a la revisión que hicieron al paquete. Continuó con el camino, fingiendo ignorancia de cada pasillo. Estos ya los había recorrido la otra vez, el esforzarse por memorizar cada punto ciego y salida le serviría. Quería creer aquello, se aferró a esa esperanza y avanzó seguro. Tuvo que detenerse por orden de los hombres de la segunda familia, no iba a poder seguir. No era necesario, así que se disculpó y usó la excusa de querer ir al baño para perderse.

Pete logró dar con el pasillo que conectaba con la cámara secreta de Khun Vagas, marcó el código de acceso y notó cómo una puerta se abrió de inmediato.

"¡Bingo!".

Lentamente, Pete se acercó y terminó por adentrarse. La dichosa cámara lo sofocó al instante, toda la habitación estaba impregnada por el aroma de Khun Vegas. A pesar de las semanas que lo siguió, aún no se acostumbraba a plenitud a su intensidad. Era fuerte, cargada de feromonas y de una territorialidad que bastaba para botar a cualquiera de la habitación. Pete tuvo que quitarse la mascarilla y respirar profundamente para recuperarse. El intenso y misterioso aroma de Khun Vegas ingresó por sus fosas nasales, su omega se removió inquieto.

Pete maldijo, no era momento para que su naturaleza volviese a arruinar su misión. Ya falló dos veces, no podía darle mayor ventaja a Khun Vegas. Se esforzó por ignorar esa sensación extraña que se adueñaba de su omega, esto por centrarse en dar con el acceso a la única computadora que había. No debía perder tiempo, Khun Vegas estaba enterado de que lo seguía, de que Khun Kinn desconfiaba de él.

Cada segundo era valioso; y con la computadora desbloqueada, empezó a enviar cada carpeta que encontraba a través del dispositivo que Arm le dio. Había un sinfín de documentos que evidenciaban la corrupción de Khun Kan, robo y más robo de clientes. Se encargó de que Khun Kinn se enterara, no logró entenderlo por lo alterado que se encontraba. Solo que ahora tenía otra misión y aquella era ubicar a Khun Vegas para así ubicar a Tawan.

El sonido del gatillo paralizó a Pete, alzó sus manos y levantó lentamente su rostro. Rogaba que no fuera Khun Vegas.

—Eras tú. —Pete susurró, Ken solo sonrió.

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