33. Pete
Antes de empezar, lamento si el capítulo se les hace muy extenso. Quería finalizar el drama del VegasPete y está hecho. 💕
~•~
"Bang, bang, bang".
Pete bajó el arma de instrucción, se retiró las gafas de protección y suspiró profundamente. Las diez balas que tenía el arma se clavaron en el objetivo, directo a la cabeza. Pensó que retomar su entrenamiento le serviría para recordarse quién era, y que incluso podía reducir sus malestares. Porque iba a enloquecer, no soportaba verse atrapado en un reposo absoluto. Era el jefe de los guardaespaldas del señorito Khun, se acostumbró a los desafíos, a mantenerse en alerta y a estar preparado físicamente para enfrentarse a muerte con cualquiera que atentara contra su jefe.
Desde que llegó a la primera familia, se caracterizó por su disciplina y constante perseverancia. No era de los que caían enfermos o los que se asustaban por los duros entrenamientos de P' Chan. Los nuevos o antiguos guardaespaldas que lo preferían para los retos en combate, hoy lo ignoraban.
El señorito Khun les ordenó a sus compañeros no fastidiarlo y permanecer lejos de él por sus aromas, también les prohibió entrenar con él. Su condición no se lo permitía, y él detestaba sentirse débil y vulnerable. Fue muy chocante los primeros días a su regreso de la clínica, ya no se le dejaba bajar al gimnasio a primera hora ni tampoco acompañar a Khun Kinn a sus salidas -apenas portaba su arma. Ya no se sentía el mismo Pete que era valioso por su trabajo como guardaespaldas; ahora se tomaba por un extraño que deambulaba en los pasillos de la mansión. Y los cambios sucedían tan rápido, que no supo en qué momento el señorito Khun lo trasladó a su piso, cómo fue que su jefe invirtió los roles y ahora él se encargaba de cuidarlo.
El mundo tal cómo Pete lo conocía se vino abajo, dejó de existir. No era más ese hombre vivaz que pisoteaba las estúpidas creencias a su casta, sino uno que apenas se sostenía. Porque no importaba lo mucho que se esforzara y deseara, no podía forzar a su cuerpo ser el mismo. Era un omega marcado que abandonó a su alfa, también que gestaba. Su vulnerabilidad era congruente, pero detestable. Pete quería volver a sonreírle al mundo, que la máscara habitual que usaba volviera a ser creíble por los que parecían amarlo.
"¿A quién engaño? Ya no soy el mismo. Ahora no practico mi puntería solo por mi eficiencia en el trabajo, sino por mi necesidad de poder proteger a mi bebé... y a él", Pete bajó la cabeza. Si la debilidad de su cuerpo era uno de sus problemas, no se comparaba a los que su corazón le daba.
Porque no había ni un jodido día en el que no pensara en Vegas, en el que no ansiara volver a sentir sus brazos y encontrarse con esa mirada desafiante. Lo extrañaba, su corazón se preocupaba por él. "¿Le seguiría doliendo menos los golpes de su padre? ¿Sus migrañas habrán vuelto? ¿Aún era capaz de dormir más de cuatro horas? ¿Estaría bien sin él en su vida?".
Eran preguntas tontas, no le correspondía pensarlas. No era nada para Vegas, y su corazón debía aceptarlo. Su corazón debía olvidarlo, pero simplemente se rehusaba. No interesaba las miles de veces que se repetía, su corazón era terco y muy estúpido. Porque tristemente guardaba la esperanza de ser correspondido por él.
"Tonto, tonto corazón. Esperas que un hombre como Vegas se fije en ti. ¿Acaso no te has visto? No eres ni la sombra de los amantes que Vegas frecuenta. Tampoco eres especial como Porsche, solo eres un ordinario guardaespaldas que le sirvió de desfogue".
De repente, Pete sintió mucho frío. No entendía la razón, el piso de tiro era una zona cerrada y él vestía como dos chompas encima. Solo así el señorito Khun lo dejaba caminar por la mansión, pero parecía no bastar. Sus manos se tornaron dos pedazos de hielo, y su cuerpo empezó a temblar. La calidez de la ropa no era suficiente, su lado omega y cachorro querían otro calor. Pero, no podía dárselos.
No era nadie para reclamarle.
Pete se abrazó a sí mismo, intentó tranquilizarse. Fue a sentarse en una esquina del piso de tiro, se meció de adelante hacia atrás. Cerró sus ojos y empezó a tararear la canción que su abuela le cantaba las pocas veces que su padre lo dejaba con ella. Quería volver a sentirse seguro, protegido.
—Khun Kinn. —Pete susurró sorprendido, el alfa se mantuvo en silencio y colocó encima una chaqueta de cuero. Una que Pete pudo reconocer; no era de Khun Kinn, sino de él. Su aroma a agave lo envolvió, el frío fue abandonándolo poco a poco.
Pete ronroneó como un gatito que acaban de salvar de la fría lluvia, la chaqueta de cuero de Vegas ayudó a que Pete recuperara su color y calor.
—Ven, necesitas descansar. —Khun Kinn ofreció su brazo, Pete lo aceptó inseguro. Sentir el aroma de Vegas nuevamente fue tan necesario, que seguramente no dejaría de agradecerle a Khun Kinn.
Pero, cuando quiso hacerlo, Khun Kinn se le impidió. Notó la misma mirada de culpa en sus ojos, Pete quería decirle que no debía -que iba a estar bien. Lo que era inútil, todos se sentían culpables por su condición.
No debían, fue su elección.
Él decidió infiltrarse en la mansión de la segunda familia, su corazón se decidió amar tanto a Vegas y al bebé que esperaba.
Nadie lo obligó, fue libre en su elección.
Pete se recostó en la cama, usó la chaqueta de cuero de Vegas como una mantita para taparse y hacerse bolita. Llevó una de sus manos hacia su vientre, lo acarició y suspiró. Su cachorro no merecía conformarse con esta poca presencia de su otro padre, y esperaba que lo perdonara algún día.
—Juro que mandaré a Kinn al mismo infierno. —Khun susurró con la intención de no despertar a Pete. El omega mayor se adentró en la habitación de su guardaespaldas, se preocupó al no tenerlo de regreso. —. Arruina los intentos que hago para que mi Pete olvide a ese idiota.
Porsche ladeó la cabeza, tampoco estaba contento con lo que Kinn hizo. Pero, era un omega gestante y enlazado. Podía imaginar perfectamente el alivio que ahora su amigo estaba sintiendo, su rostro sereno y el que estuviera profundamente dormido se lo confirmaba.
—Él solo intenta ayudarlo, Khun.
—Ya hizo demasiado, no debería interferir. —Khun respondió con recelo, aún no le perdonaba a su hermano que fuera tan desconsiderado con Pete y lo olvidara por casi dos meses.
—Khun, no eres tonto. Sabes que Pete necesita del idiota de Vegas. —Porsche recordó con la misma molestia, no le agradaba que su amigo siguiera unido con el idiota de Vegas. —. Y no importa cuánto nosotros y él nos esforcemos, es seguro que lo seguirá necesitando.
—Entonces, ¿se lo entregamos a Vegas? ¿Acaso ya has olvidado cómo regresó? No, Porsche. Mi Pete no volverá a tener esa mirada rota, no dejaré que Vegas apague su brillo. —Khun avanzó hasta su guardaespaldas, se sentó a su lado y acarició sus cabellos. El estado vulnerable de Pete demandaba la protección de Khun, él era un omega mayor que no dudó en asumir el cuidado de su guardaespaldas. —. Y si tengo que casarme con él para evitar que Vegas se lo lleve, lo haré. ¡Po no se negará a darle su apellido y mi fortuna!
Porsche negó incrédulo, el hermano mayor de su alfa estaba realmente loco. Pero lo imitó y se sentó en la cama junto con Pete.
—Mejor despertémoslo, debemos regresar temprano.
Khun hizo una mueca, pero obedeció. Con cuidado, fue despertando a Pete. El guardaespaldas bostezó con pereza y talló sus ojos con ambas manos, sorprendiéndose de tener a Porsche y a Khun en su habitación. "¿Tan profundo fue mi sueño que no los sentí? ¿O es que mis niveles de alarma se han visto estropeados?".
Lo cierto era que Pete finalmente pudo conciliar un sueño decente, no tenía mareos o los acostumbrados dolores de cabeza que se asomaban cada vez que despertaba de alguna siesta corta. Pudo suspirar aliviada, aferrándose a la chaqueta inconsciente. Su lado omega estaba amistándose con él, siempre que no soltara la chaqueta de Vegas.
—Tú vas a... —Khun se calló de golpe, iba a ordenarle a su guardaespaldas que tirara la chaqueta de su primo. Porque no soportaba su aroma, pero bastó con verlo tan vivaz que se contuvo. Pete no era diferente a Porsche, necesitaba la ropa de su alfa y armar sus nidos para estabilizarse. Ahora se veía en la obligación de ir a la mansión de la segunda familia y asaltar el armario de su primo.
"Maldito Vegas", Khun pensó.
—El loco de Khun quiere ir a festejar que ha conseguido que terminaras un pastelillo sin vomitarlo. —Porsche informó igual de feliz, Pete se sonrojó. Aún no creía merecer tanto cuidado. —. Así que, se mantuvo entretenido toda la tarde ordenando a la tía Yok que reservara todo el bar para nosotros. Para suerte tuya, te dejó descansar.
—Así es, ahora alístate. —Khun ordenó, iba a cambiar sus planes. Arm y Pol no irían con ellos, se encargaría de planear el asalto al armario de Vegas. —. ¡Salimos en treinta minutos!
Porsche y Pete se quedaron solos y confundidos, Khun era tan volátil con sus emociones. Les gustaría ser igual que él, no permitir que sus emociones se desenfrenaran y los hundiera.
Porsche acarició su pancita abultada, su cachorro se hacía más notario. Estaba feliz, no crecería solo. Iba a tener un fiel compañero, un hermanito indirectamente y ese sería el bebé de Pete. Khun no tendría oportunidad de malcriar a ninguno, eso esperaba.
—Estás mejor, ¿cierto? —Pete asintió avergonzado, su amigo sonrió satisfecho. Por esta noche, no cumpliría su palabra de hacer que Kinn durmiera en el sofá. —. Bien, has salvado a Kinn de pasar frío esta noche.
Pete rio. —Khun Kinn es un buen alfa, Porsche.
—No lo ha sido siempre, Pete. Él también fue un idiota que me hirió. Y no importa si ignoraba mi embarazo, lo hizo. —Porsche murmuró, recordando la vez que se fue de la mansión de la primera familia.
Kinn lo llevó al límite, creyó que su corazón jamás se repondría. Se odió por amarlo, por sentirse protegido por él. Tuvo tantos reproches contra sí mismo, ninguno que se comparó al saber de su embarazo. Fue descuidado, no supo darse cuenta de su estado en el inicio. Probó lo que era sentir miedo a su naturaleza, iba a ser padre y en ese entonces, estaba solo. No creyó que lo lograría, tenía un corazón roto y un bebé formándose en él.
Y a pesar de que confiaba en sí mismo, la presencia de Kinn le ayudó más de lo que imaginó. Un embarazo no era como los comerciales publicitaban, implicaba tanto riesgos y exigencias que merecía ser compartido. De ahí que, se decidiera a decírselo a Kinn.
Aquello Porsche lo entendió bien y lo sintió como un acierto que debía compartir con Pete. —No lo quería en mi vida, Pete. Tenía mucho de que volviera a lastimarme, y odiaba amarlo.
—Pero, volviste a él.
—Yo no volví. —Porsche respondió. Antes creía que él volvía una y otra vez, pero siempre fue Kinn. —. Él no renunció a mí, Pete.
—... —Pete bajó la cabeza. Claro que Khun Kinn no renunciaría a Porsche, lo amaba. Y ese amor no lo hizo rendirse, ambos eran luchadores. El corazón tonto de Pete le gustaría tener la misma fortuna, volvía a ser muy ingenuo.
Pete se aferró a la chaqueta, era lo único que podía tener de Vegas.
—Vegas tampoco va a renunciar a ti, Pete. —Porsche reveló con molestia. —. Yo lo enfrenté y le exigí que rompiera el vínculo contigo, pero no quiso. Su determinación fue sincera, él no va a renunciar a ti.
Pete titubeó unos segundos. — ¿Por qué me lo dices?
—Porque lo necesitas. No digo que lo aceptes como tu pareja, no puedo interferir. Tu corazón debe decidirlo solo, pero sí puedo decirte que no mereces pasar un embarazo solo. —Porsche tomó la mano de su amigo, la apretó con fuerza. —. Él tiene que saberlo, Pete.
Porsche no agregó más, dejó solo a Pete para que pensara y se alistara.
Pete apenas consiguió vestirse, su cabeza no dejó de dar rondas a lo dicho por su amigo. Él tenía razón, Vegas debía enterarse de su embarazo. Tal vez, su cachorro en un futuro no tendría motivo para reclamarle si lo hacía. Pero realmente temía al rechazo, no estaba seguro si su corazón lo soportaría. Su tonto corazón se sostenía de una falsa esperanza, del recuerdo de las súplicas que Vegas le concedió -antes de abandonarlo. "¿Existía la posibilidad de que Vegas haya sido sincero? ¿De qué realmente lo haya querido en su vida? ¿Él podría aceptarlo y a su bebé?".
"No, no te hagas esto, Pete", el omega se susurró a sí mismo.
El señorito Khun no tardó en aparecerse, arrastrarlo hasta la entrada de la mansión. A pesar de las muecas que hizo por verlo puesto la chaqueta de cuero de Vegas, su jefe no le recriminó. Se dedicó advertirle que estarían seguros, que no necesitaba portarse como el guardaespaldas que era. Lo que no iba a funcionar, Pete traía su arma en la espalda.
Debía cuidar a su jefe, a su amigo y a sí mismo.
Fue por ello que estuvo atento al viaje, algunos gajes no se le quitaban. Lo que le sirvió para notar que una camioneta los seguía paulatinamente, no estaba seguro en advertir a Big. Su compañero estaba con Porsche en la otra camioneta blindada; de ser atacados, tendrían minutos de ventaja. Pete se puso en alarma, una de sus manos estaba por debajo de su espalda y aferrada a su arma. No la apartó hasta que divisó que arribaron al bar de la tía Yok, se aseguró de que los otros de Khun Kinn llegaran y aseguraran la salida. Su señorito Khun resopló irritado, porque no dejaba de ser el mismo testarudo guardaespaldas.
—Juro que si no te diviertes, voy a acosarte día y noche, Pete. —Pete palideció ante la advertencia de su jefe, esperaba cumplirle y divertirse. Pero el que pasara esa misma camioneta negra lo volvió a tensar.
Khun lo jaló hacia dentro del bar de la tía Yok, fueron recibidos por ella. Porsche se engrió con ella y Khun lo riñó en más de tres ocasiones, su mesa estaba llena de aperitivos y distintos refrescos. Por primera vez en toda la semana, su apetito parecía volver. Pete arrasó con los aperitivos saldos y Porsche con los dulces, mientras que Khun corrió a llamar a Arm y Pol.
—Creo que me excedí. —Pete murmuró, en lo que se quitaba la chaqueta. Sentía mucho calor, no quería devolver los postres. Se comió cada uno de ellos con un placer inimaginable. —. Mañana no probaré bocado.
—Posiblemente. —Porsche terminó su coctel sin ninguna gota de licor. Se sentía un poco estúpido por ello, pero era por el bienestar de su cachorro. —. O Khun nos sorprenderá con otro tonto banquete.
—Se esfuerza, ¿no?
—Lo hace, es un buen tipo. Pero no se lo digas, no lo quiero encimoso. Tengo suficiente con Kinn.
Pete rio, las luces parpadeantes lo marearon un poco. Y antes de que se apareciera las náuseas, avisó que tomaría un poco de aire en la parte trasera. Porsche asintió y comentó que se lo diría a Khun y a Big, el resto de los guardaespaldas estaban ubicados en puntos estratégicos dados por Pete.
Pete se recostó en uno de los muros, tomó aire y lo soltó lentamente. Llevó ambas manos hacia su vientre y lo acarició, mientras le susurraba a su cachorro que fuera gentil con él. Había disfrutado de cada postre, no quería acabar en la taza del inodoro -no cuando se sentía horrible hacerlo solo, sin recibir regaños de Vegas o sus caricias de consuelo.
Pete hizo una mueca, nuevamente pensaba en él.
—Jamás te lo dije, pero la razón por la que disfruto molestarte es por lo tierno que me resultas. —La voz de Vegas resonó, el cuerpo de Pete tembló. No se percató de la presencia del alfa, suponía que percibir el aroma picoso de Vegas fue porque llevó su chaqueta de cuero y suponía que su aroma estaba impregnado en él.
Pete ignoró completamente que Vegas lo había estado observando desde las sombras, conteniendo su impulso de correr hacia él y abrazarlo. Se quedó paralizado en el momento tan íntimo que presenció de su omega e hijo, e inexplicablemente la necesidad de llevárselo lejos fue mayor que cualquier deseo -incluso el de alguna vez conseguir la aprobación de su padre.
Pero Pete no respondió; de inmediato, sacó su arma y lo apuntó contra Vegas. Las manos del omega temblaban, mantener su mirada clavada en Vegas también. Le dolía y aun más, ver cómo Vegas simplemente alzaba sus manos. No esperó que fuera contra él e intentara quitarle el arma; a pesar de estar forcejando con él, su toque no era brusco.
Vegas medía su fuerza, no quería volver a dañar a su Pete.
— ¡Vete de aquí! —Pete estaba demasiado a la defensiva, temía a que Vegas se lo llevara nuevamente a esa habitación. No quería ser nuevamente su mascota, no una a la que puede rechazar tan fácil.
Mientras que, Vegas trataba por controlarse. Había extrañado a su omega, que el simple tacto de su mano contra la piel suave del cuello de su omega lo debilitaba. Quería hundirse en su cuello, callar su llanto en él y aferrarse a Pete.
Que hablar se le dificultaba. —Lo siento, Pete.
Y ahí estaba nuevamente esas palabras, el corazón de Pete saltó esperanzado. Mas, la mente de Pete le repetía que no confiara, que no dejara que su corazón volviera a decepcionarse.
— ¡Quiero que salgas de mi vida! —Pete gritó aún herido, y para soltarse de Vegas, le lanzó un cabezazo. Vegas retrocedió por el impacto, se inclinó hacia adelante y estuvo en esa posición por varios segundos.
Pete volvió a temblar, no dudó en volver apuntarlo con su arma. Vegas se reincorporó, se giró hacia él y clavo su mirada en Pete. El omega esperaba encontrar la dureza en la mirada de Vegas, pero solo hallaba tristeza. Los ojos de Vegas contenían torpemente sus ganas de quebrarse.
— ¿Me vas a disparar? —Vegas preguntó, a medida que se acercaba lentamente hacia Pete. Notó cómo las manos de Pete temblaban, cómo su omega se esforzaba por no rendirse. —. ¿Realmente, lo vas a hacer?
—... —Pete se mantuvo callado, el nudo en su garganta lo asfixiaba. Claro que no le iba a disparar, pero tampoco podía bajar el arma. Temía a volver a confiar en Vegas.
En cambio, Vegas fue directo a él y tomó el arma por encima de las manos de Pete. Pegó el arma directo a su pecho, Pete ahogó un quejido. Los dedos de Pete se apartaron del gatillo, no le iba a disparar a Vegas.
Él no podía hacerle daño.
— ¿Por qué no disparas? ¿Acaso no quieres que desaparezca? —Vegas dio un paso más hacia Pete, permitió que su omega pudiera notar su propio y miserable estado. Aquello quebró más a Pete, porque su corazón parecía tener razón. "Él no sufrió solo, Vegas también lo hizo. Tal vez, sí fue sincero". —. Dispárame ya.
—... —Pete no reaccionaba, temía. Pero ya no a Vegas, sino a que su corazón estuviera en lo correcto -a las esperanzas de su tonto amor.
— ¡Shoot me! —Vegas gritó, quería mostrarle a Pete que no temía morir a manos de él. Su vida le pertenecía a su omega, podía reclamarla si con ello aliviaba todo el dolor que le provocó.
Pero, en su lugar, Pete bajó la cabeza y empezó a sollozar. Sus manos sostenían el arma por las mismas manos de Vegas, Pete quería arrojar lejos el arma.
—No creo que puedas, y tú sabes por qué. —Pete seguía en silencio, ya no podía mantenerse en el intento de no quebrarse -no con Vegas.
Pete finalmente se rompió ante Vegas, el alfa se sintió tan culpable. Porque su omega sufría por él, y no debía derramar ni una sola lágrima. No cuando su omega lo amaba a él -a un pobre diablo. Vegas no dudó en abrazar a su Pete, en envolverlo con toda la fuerza posible; sintiendo cómo su omega se deshacía más y más. Todo el dolor que intentó ignorar por haber abandonado a su alfa se liberó, Pete cayó con Vegas.
Pete no quería que lo soltara, no quería que volver a separarse de él. Lo amaba tanto y dolía del mismo modo, Vegas lo sabía. El alfa acunó con más fuerza a Pete, ambos acabaron sentados en el piso. La poca resistencia de Pete se desvaneció, y Vegas trató de calmarlo. El alfa limpió sus lágrimas, sostuvo el rostro de su omega con ambas manos y pegó sus frentes.
No quería que llorase, no quería que sufriese: Amaba demasiado a Pete.
—Yo... Perdóname, Pete. —La voz de Vegas no tardó en romperse, Pete alzó su rostro y apreció las lágrimas en el rostro de su alfa. Vegas estaba siendo sincero, podía notar el arrepentimiento en esos ojos que dolorosamente amaba.
Pete acarició la mejilla de Vegas, el alfa soltó más lágrimas. Había extraño a Pete, le había llorado días y noches enteras. Su corazón volvía a ser uno, las lágrimas de Vegas mojaron los dedos de Pete.
—Te amo, Pete. No quiero... No puedo renunciar a ti.
Pete entrelazó sus manos con las de Vegas, iba a dejar que su corazón tomara el control. —N-No... lo hagas.
—Entonces, ¿me dejarás amarte? —Vegas preguntó esperanzado, su corazón latió con rapidez. Realmente, no imaginaba encontrar esta luz -esta oportunidad.
Pete asintió. —Yo te necesi... Nosotros te necesitamos.
Pete llevó las manos de Vegas hacia su vientre, temía a ser rechazado. Pero Vegas no apartó sus manos, sino acarició con delicadeza a su Pete y sonreía. El omega volvió a sollozar, su corazón no fue tan estúpido como imaginaba. Vegas parecía quererlo, amarlo.
La mirada de Pete volvió a brillar entre las lágrimas, Vegas besó su frente en respuesta. El alfa no tenía nada más que pensar, iba a rendirse ante su tío Korn.
Porque Vegas estaba dispuesto a amar a Pete como se lo merece; no se lo iba a llevar, no hasta que su corazón confíe plenamente en él.
—Te amo, Pete. —Vegas repitió con delicadeza y Pete se refugió en sus brazos.
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[•] Puse las imágenes para sentir más el momento, espero les agrade. 💕
[•] Nuevamente, me disculpo por la extensión. Y desde ya, agradezco a quienes lo hayan leído completo. 💙🫶🏼
[•] Tanto como KinnPorsche y el VegasPete están en su luna de miel oficialmente, tocaría desarrollar el drama del KimChay para entrar al fluff de corrido y finalmente a la recta final. 👀🤍
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