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29. Pete

"Usted tiene tres semanas y media de embarazo".

Pete dejó de escuchar al doctor Top, se dedicó a asentir y a sonreír cada cierto tiempo como si estuviera programado. No retuvo absolutamente nada sobre los cuidados que debía tener, porque ni siquiera era capaz de asimilar la noticia. Sus manos fueron hasta su vientre, estaba plano. "¿Cómo el doctor Top podía decirle que se formaba un bebé allí? ¿Por qué quería jugarle una broma tan pesada?".

El omega no lo creyó hasta que recibió sus análisis; dentro de ellos, había una prueba de embarazo con un resultado positivo y fijando las semanas que tenía. Pete ahogó un grito por despedir al doctor Top con otra sonrisa, no iba a derrumbarse frente a los ojos ajenos del alfa. Pero se le dificultaba controlar su miedo, su cabeza le daba vueltas y su corazón latía con rapidez. Estaba asustado, quería que el doctor Top regresara y le dijera que la prueba fue una equivocación.

No sucedió.

Pasaron los minutos, el doctor Top no volvió. Era verdad, estaba gestando. Iba a tener un cachorro, Pete volvió a llevar ambas manos a su vientre y se le fue imposible no sollozar. En sus planes, no estaba ser papá -por miedo a no vivir lo suficiente para su cachorro, trabajaba como un guardaespaldas. Su tiempo estaba destinado a ser corto, él no tenía la intención de darle la misma vida precaria que recibió a un hijo suyo. Tampoco creía contar con la oportunidad, el señorito Khun demandaba toda su atención. Su jefe apenas le dejaba volver a la isla con sus abuelos por ciertas temporadas. "¿Cómo se suponía que iba a conocer a alguien, enamorarme y tener un hijo? ¿En qué momento podía darme el lujo de imaginarme con una familia?".

Pete renunció a esa vida hogareña que su abuela siempre le deseó, el ritmo de vida que llevaba se lo impedía. Sin embargo, el destino era caprichoso y cruel con él. No había otra razón para ponerlo en esta encrucijada, porque su omega parecía aceptarlo con emoción. Mientras que, su corazón y mente temblaban de miedo al recordar quién era el otro padre: Vegas, la persona que amaba y que también tanto dolor le provocaba.

No iba a negarlo, quería tenerlo a su lado y que lo envolviera con su calor. Quería sentirse seguro e incluso ciertamente protegido. Su lado omega lo necesitaba, y se burló de ello. Volvía a ser débil, no iba a permitírselo nuevamente. No se haría más daño, estaba conforme con lo que representaba para Vegas: Absolutamente, nada. Porque así el alfa no interferiría en su vida y en la de su bebé.

La piel de Pete se erizó por completo, había aceptado este embarazo y aquello solo lo convertía en un loco. Estaba olvidando quién era en la primera familia y cómo servía, ignoraba los peligros y problemas que ocasionaría con su decisión. Su mundo se iba a tonar más caótico, Vegas quizás ordenaría su cacería por petición de su padre -quien se sentiría ofendido por verse vinculado con él. No debía ser un tonto y lo sabía.

Pero, era un luchador innato.

Y él quería una familia, una razón para no volver a rendirse.

Pete suspiró, se abrazó a sí mismo y cerró los ojos; deseando que esto fuera un mal sueño. Abrió los ojos, nada cambió. Seguía en la misma habitación de la clínica, y con el mismo sabor amargo del miedo. Tal vez, tomó la decisión equivocada; o tal vez, no. Vacilar no era una opción para él, debía recobrar el control de su vida para poder cuidar a su bebé.

"Su bebé".

—Khun Korn. —Pete susurró el nombre del patriarca de Los Theerapanyakul. Esperaba ser interceptado por el señorito Khun y sus amigos, no por Khun Korn. El omega tragó saliva nervioso, la visita de Khun Korn no era buena señal.

—No te levantes, Pete. Entiendo que tuviste una fuerte descompensación. —Pete asintió, el mayor de Los Theerapanyakul se situó en la esquina de la habitación. Miró de arriba hacia abajo a Pete, el omega se intimidó e instintivamente, llevó su mano hacia la marca que tenía en el cuello.

Khun Korn sonrió de lado, Pete era de sus mejores guardaespaldas que le han servido. Pero, no era ajeno a su naturaleza y su aroma siempre sería una de sus mayores debilidades. Porque el alfa pudo detectar el cambió en ese aroma, comparándolo con el de Porsche.

Fue una deducción fácil para Khun Korn. —No es grave, ¿cierto? No quiero que mi hijo vuelva a enloquecer.

—No, no lo es. —Pete le sonrió, intentando ocultar su miedo.

—Entonces, ¿podrás volver a retomar tus labores como jefe de los guardaespaldas de Khun?

—S-Sí... No, me temo que no, Khun Korn. —Pete se corrigió torpemente. No podía mantener su embarazo oculto, no si su trabajo implicaba un enorme riesgo. Debía renunciar o intentarlo por su bebé y por el cariño a la primera familia.

A ninguno de los dos debía exponerlos con un trabajo ineficiente, esperaba que Khun Korn fuera piadoso con él.

—Yo... Sé que debo ser castigado, he desentendido mis obligaciones como guardaespaldas del señorito Khun. Pero espero que se me perdone el tiempo, porque ahora me encuentro gestando. —Pete informó con nerviosismo, el alfa lo miraba fijamente.

—... —Khun Korn se mantuvo en silencio, considerando la nueva situación que Pete le confirmó. Era otro omega gestante en su familia, Khun seguramente estallaría de felicidad por el cariño que le tiene. Sin embargo, no bastaría para mantenerlo a su servicio.

Pete debía ser removido, enviado a su isla y posiblemente eliminado en el transcurso. El guardaespaldas conocía el mecanismo de su administración, la ubicación de sus bóvedas y de sus otras casas. Representaba un riesgo que no podía permitir que se fuera de su control, solo que el aroma familiar que se combinaba con el de Pete le hacía dudar de lo que parecía ser lo más obvio.

Pete le ocultaba más información, se lo sacaría para concretar su decisión. — ¡Vaya qué es una sorpresa, Pete!

—Lamento esta situación, Khun Korn. —Pete se apuró en disculparse. —. Yo fui un hombre muy descuidado.

—Descuidado no; enamorado, tal vez. —Khun Korn fingió una sonrisa, se acercó sigilosamente a Pete. Esto para poder reconocer ese aroma picoso, lo percibió esta mañana. Lo hizo en la reunión que tuvo con su hermano y sobrino. —. Yo lo entiendo, Pete. Seguramente, salir con éxito de la mansión de la segunda familia fue razón suficiente para animarte a dar el paso de formar tu propia familia.

—Khun Korn, yo...

—No debes sentirte apenado por infiltrarte en casa de mi hermano, ya me enteré de que Kinn te lo pidió. —Pete forzó una sonrisa, la cercanía de Khun Korn le incomodaba. No presentía que tuviera buenas intenciones, no cuando las palabras de Vegas estaban en su cabeza. "Mi tío no es distinto a mi padre, ambos disfrutan de usar a las personas". —. Me corresponde agradecerte, porque demostraste que Vegas es un hijo igual de obediente y leal a su padre como Kinn lo es conmigo.

— ¿Usted realmente cree que lo es?

—Totalmente; por esa razón, lo retiré de la lista negra. Mi sobrino no merece ser condenado por la ambición de su padre. —Khun Korn notó cómo Pete dejó de tensarse. Sus sospechas fueron incrementándose, el aroma picoso en Pete era muy parecido al de Vegas. —. No cuando estoy seguro de que él tiene oportunidad de redimirse y salvarse con las personas correctas en su vida.

—... —Pete estaba confundido, Khun Korn lo enredaba más y más.

—Y ustedes lo son, Pete. El hijo que esperas y tú son lo que Vegas necesita.

El omega palideció, sus manos temblaron y su corazón volvió a amenazarlo con salir del pecho. —Khun Korn, no es lo que cree. Yo...

—Fuiste reclamado por él, puedo distinguir su aroma en ti. No te atrevas a mentirme, yo no te voy a juzgar. —La sonrisa que le ofreció a Pete solo lo alarmó. El omega quería irse de la habitación, desconfiaba del alfa. Pudo confundirlo, pero no engañarlo.

Khun Korn era muy hábil con las palabras, un zorro que supo acorralarlo.

Pete le daba la razón a Vegas en esto.

—Los protegeré, Pete.

Pete frunció el ceño. Si hubiera recibido esa respuesta al instante que le dio la noticia a Khun Korn, hubiera creído ciegamente en su bondad. Pero ahora dudaba, porque se lo decía cuando aparentemente había descubierto la verdad de su situación.

—Correrá un enorme riesgo, Khun Korn. —Pete susurró, disfrazando su desconfianza. No quería la atención de Khun Korn sobre él o su bebé. —. Porque yo no significo nada para Khun Vegas.

—Te dio su marca, llevas a su hijo. Pete, eres valioso para mi sobrino. —Fue lo último que Khun Korn dijo. El alfa se despidió palmeando el hombro de Pete.

Debería creer que de sus mayores problemas han sido solucionados, que todo se acomodaba a su favor. Sin embargo, no era tan ingenuo. La facilidad con la que Khun Korn le dio su respalda aún le hacía temblar, el patriarca de Los Theerapanyakul era un hombre piadoso y se lo reconocía. Mas, no un santo -no con los que atentaban contra su familia, y Vegas lo hizo. "¿Realmente, pudo perdonarlo? ¿Khun Korn quería salvar a su sobrino? ¿Podía creerle?".

Pete no tuvo tiempo para sobrepensar, Porsche entró a su habitación. Su amigo corrió a revisarlo con minuciosidad, aquello le hizo sonreír. Porque esto se sentía como una genuina preocupación, no como la que Khun Korn le ofrecía.

Pete negó, abrazó a su amigo para pararlo y luego lo obligó a sentarse a su costado. Ahí pudo apreciar el cansancio en Porsche, y se sintió culpable. Él también esperaba a su hijo, merecía disfrutar de su embarazo y de su alfa.

—Estoy bien, Porsche. —Pete apretó la mano de su amigo, y le dedicó una sonrisa. No era una falsa, sino una que con la que quería convencer a su amigo. —. Solo un tanto asustado. 

— ¿Por Khun Korn? ¿O por tu estado? —Porsche llevó su mano libre al vientre de su amigo y lo acarició. Pete ensanchó más su sonrisa y bajó la cabeza, la calidez de Porsche lo envolvía y lo alejaba del miedo.

—Por ambos, pero puedo manejarlo.

—Pete, no...

—Yo puedo, Porsche. Solo voy a necesitar el mismo tiempo que tomaste, nada más. —Pete era sincero. Aún tenía que procesar la noticia de su embarazo, el repentino y "noble" apoyo de Khun Korn como el hecho de que el patriarca de Los Theerapanyakul está enterado que Vegas era su alfa y padre del bebé que esperaba.

Y Vegas, Pete se tentaba en huir nuevamente.

—Entonces me encargo de Khun, ¿cierto? —Porsche propuso para animar a Pete.

—Mejor encárgate del alfa que marcó y embarazó a mi Pete. —Khun interrumpió, Pete y Porsche se giraron hacia él. Pete suspiró profundamente, su estado no se mantendría en secreto. No cuando tenía como jefe al señorito Khun, su loco jefe. Agradecía que se le diera minutos para lidiarlo solo. —. Porque no lo quiero con vida, es un estorbo.

—Señorito Khun, no.

Khun rodó los ojos, se acercó a Pete y lo abrazó. Besó sus cabellos, pudo percibir ese aroma picoso de su primo. Al inicio, no lo reconoció por la conmoción. Pero luego lo hizo; probando su propia fuerza de voluntad.

—No creas que te dejaré ir con ese alfa, primero envío a Kinn al infierno. —Porsche y Pete rieron por la seriedad de Khun. 

—No dejaré que toques a mi alfa, loco bastardo. —Porsche lanzó una patada al aire en dirección de Khun.

— ¿Y tú, Pete? ¿También defenderás al tonto alfa que pretende llevarte lejos?

—... —Pete quería decir que "sí". Pero dudaba que Porsche y Khun lo aprobaran.

No quería lidiar con ello, no ahora.

—Él no me quiere llevar lejos, señorito Khun, no debería preocuparse. —Pete le sonrió.

Porsche resopló al recordar su enfrentamiento con Vegas, su amigo no debería estar tan seguro.

—No soy débil, sé defenderme y cuidarme. Por favor, no lo olviden.

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[•] Pues estamos en el descenso del drama VegasPete. Ténganme confianza. 💕

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