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19. Pete

Pasaron seis horas desde que Vegas se fue, Pete permaneció un par de horas sentando en el sillón y con la mirada fija en la puerta. Tontamente, esperó que Vegas se apareciera y le mostrara esa sonrisa odiosa a la que se había acostumbrado.

Él no regresaría.

Su corazón debió entenderlo cuando Nop apenas entró a dejarle el almuerzo. Porque el alfa se encargaba personalmente de traerle la comida; no importaba si estaba repleto de trabajo, Vegas lo hacía. Se volvió más territorial, no permitía que Nop ni nadie se acercara a él -por lo menos, no si estaba presente. Al principio, creyó que era en su intento de enloquecerlo o de evitar que terminara convenciendo a Nop de ayudarlo a escapar.

Pero, ahora no tenía idea de qué pensar.

Tampoco, podía.

Se sentía muy inquieto, el aroma de Vegas apenas se percibía en la habitación. Nunca había experimentado esta incertidumbre, sus manos jugaban nerviosas y su corazón empezaba a latir con fuerza. Miraba las paredes de la habitación, juraba que se reducían poco a poco. Lo iban asfixiar, su respiración se hacía más pesada. Su lado omega temblaba de miedo, quería el calor de Vegas y tener su aroma sobre él. Estaba siendo débil, no quería ceder a su propio instinto. Pero éste era errático, decidido a hundirlo en la desesperación. Pete cerró los ojos, llevó su mano en el pecho y se maldijo, no iba a calmarse.

No solo.

Pete saltó de la cama, fue directo al armario y sacó las camisas de Vega. Cada una de ellas aún mantenía el aroma demandante de Vegas, y su simple rastro caló en él. Instintivamente, tiró las camisas en la cama, las juntó en los extremos derecho e izquierdo para luego acabar en el centro. Pete se echó nuevamente, sujetó la camisa roja de Vegas -una de sus favoritas- y aspiró su aroma; solo así pudo sentir cómo esa horrible sensación de desesperación se desvanecía poco a poco.

— ¿Qué me has hecho, Vegas? —Pete susurró, finalmente pudo recobrar el control sobre sí mismo. Su lado omega estaba sereno, necesitó el aroma de Vegas para ello. Fue ahí que comprendió la realidad, lo que verdaderamente permitió que ocurriera con él. Llevó su mano izquierda hacia la marca de Vegas que estaba en su cuello, la acarició y ahogó un quejido. No sintió el vínculo con Vegas hasta hoy, hasta que finalmente lo dejó solo. Era fuerte, más de lo que pudo imaginarse.

"¿En qué estaba pensando? ¿Cómo fue que me entregué a él? ¿Cómo le di este poder?".

Pete se dio golpes en la cabeza, recriminándose. La marca en un omega no era juego, su abuela constantemente se lo advirtió cuando inició su carrera de boxeador. Porque sabía que muchos en esa industria eran alfas y betas petulantes de posiciones acomodadas, que acostumbraban a marcar a sus mejores jugadores para asegurarse de que no los abandonaran. Esos infelices entendían que la marca podía ser una artimaña más efectiva que amenazas o cuantiosas demandas por incumplimiento de contrato, pues eran pocos los omegas boxeadores que iban en contra de su propia naturaleza. Así que, él no fue ajeno a esa posibilidad; por su destreza, recibió ofertas de varios patrocinadores. Pero, siempre se negó y aunque ello le costó su carrera, no se arrepentía.

Era consciente de que rechazar al alfa que te marcó solo tenía un camino: la muerte.

Y, aun así, dejó que Vegas lo mordiera, que lo reclamara. "¿Por qué me hice esto?".

— ¿Pete, estás bien? —La voz de Nop lo sorprendió, el guardaespaldas traía su cena en una bandeja. No lo escuchó tocar, tampoco entrar. Estaba tan sumergido en sus propios reclamos que bajó la guardia.

— ¿Tú qué crees? —Pete apenas contra preguntó, seguía echado en la cama y aferrado a la camisa de seda roja de Vegas. Nop suspiró profundamente, dejó la bandeja en la pequeña mesa y se devolvió a la puerta de la habitación. No quería ser despedido o peor aún, que Vegas lo asesinara por sentir el mínimo rastro de su aroma en Pete.

—Yo nunca me enlacé, así que nunca he recibido quejas de mi omega por dejarlo solo.

—Qué suerte tienes entonces.

La tristeza de Pete era palpitante, Nop se tentó en ir hacia él y abrazarlo. El aspecto del omega tan vulnerable exigía protección y calidez, él no podía dárselo. No era su alfa, pero sí uno que ciertamente lo instruyó en sus primeros años. Así que, Nop lamentaba el estado frágil de Pete como un padre podía hacerlo.

—En serio, lamento no poder ayudarte a escapar.

—No te preocupes, tampoco podría. —Pete cerró los ojos, sentía vergüenza de reconocerlo. Su naturaleza lo volvía débil, muy vulnerable. Pero, aquello no era lo que realmente le impedía huir. Tampoco, la posibilidad de morir.

Él no le temía a la muerte, siempre estuvo expuesto a ella al ser el jefe de los guardaespaldas del señorito Khun. "¿Entonces qué lo detenía?".

—Supongo que Khun Vegas ha hecho que no puedas vivir sin él, debería recriminarte y ayudarte a recobrar la razón. Pero dudo que sea lo correcto.

— ¿Qué? —Las palabras de Nop lo derribaron de un solo golpe. Saberse en este estado era tolerable, pero que alguien más lo reconozca no tanto.

—No debo interferir en su relación. —Nop se recriminó a sí mismo.

— ¡No hay ninguna relación, Nop! —Pete se sobresaltó, dejó su estado vulnerable por una a la defensiva. No quería oír verdades, sabía que no las soportaría.

—La hay, Pete. Están enlazados, aquí todos saben que eres el omega de Khun Vegas. —Pete quiso refutar aquello, todos eran conscientes de lo débil que fue. Tal vez, perdió el respeto o el miedo de ellos. Y no los culpaba. "¿Qué clase de loco deja que su enemigo lo marque? ¿Cómo podía humillar de esa manera a la primera familia?".

—Es pasajero... Yo romperé el vínculo.

Nop resopló, Pete era terco y ciego. Distinto lo que sucedía con Vegas, el alfa reconocía abiertamente sus sentimientos y lo que quería, y Pete era aquello. Por esa misma razón, se mantuvo callado y observó cada cambio en ambos. Vegas fue el primero, su jefe se mantenía de buen humor y constantemente podía escuchar sus risas en la habitación de Pete; sin mencionar que todos en la casa podían sentirse tan libres y relajados. No estaba esa tensión tan aplastante, y tal vez fue egoísta al no interferir. Pero, el que aceptara la marca de Vegas hablaba por sí solo.

—Podemos engañar a nuestros corazones y sobre todo a nuestras mente, pero jamás a nuestras castas. Ellos siempre serán sinceros, porque siguen ciegamente a su instinto y sentimientos.

— ¿Qué quieres decirme, Nop? —Pete tragó saliva, sospechaba lo que saldría de la boca de Nop. Pero, quería escucharlo. Lo haría más real, imposible de negarlo.

—Lo amas, Pete. —Pete bajó la cabeza, miró la camisa de Vegas en sus manos y contuvo su llanto. Dolía reconocerlo, porque no era correcto. —. Y te encuentras tan inquieto porque temes por Khun Vegas, sabes bien lo destructivo que Khun Kan es con él.

—Yo... No quiero salvarlo de este infierno.

—Sí, sí quieres. —Nop se acercó cuidadosamente a Pete, sacó su celular del bolsillo y se lo extendió. —. Ten, llámalo. Escuchar que está bien te ayudará a calmarte por completo.

Pete asintió en silencio y obedeció, marcó el número de Vegas y esperó hasta el tercer timbre.

La respiración de Vegas desde el otro lado de la línea hizo que suspirara más aliviado, Nop tenía razón. Jodidamente, necesitaba a Vegas. Pete miró de reojo al guardaespaldas, era en vano sentir vergüenza.

Parecía que Nop lo conocía más que él mismo.

—Nop, espero que tu llamada no sea por Pete. O de lo contrario, pediré tu cabeza en una bandeja. Porque claramente te ordené que su seguridad es tu única misión y prioridad en la vida. —La frialdad y dureza con la que Vegas amenazaba debió asustarle, pero solo le daba risa. Porque amenazaba a Nop como si él no pudiera cuidarse solo. — ¡Nop, habla de una jodida vez!

—Deberías subirle el sueldo a Nop, te soporta demasiado.

— ¿Pete? ¿Eres tú? —El tono de voz de Vegas cambió radicalmente.

—Dijiste que te llamara, ¿no?

—Siempre que me extrañaras. —Pete podía jurar que Vegas estaba sonriendo del otro lado. —. Lo haces, ¿cierto? Me extrañas a mí, a mis besos, a mis caricias y el modo en cómo te...

— ¿Cuándo vuelves? —Las mejillas de Pete se sonrojaron, no quería que Nop escuchara lo descarado que su alfa podía ser.

—Quisiera decirte que mañana, pero hay unos asuntos que todavía debo atender.

—Si dijera que te necesito, ¿volverías ahora mismo?

— ¿Tú me necesitas?

—Búfalo tonto y ciego, ¿por qué otra razón te llamaría entonces?

—Pete, yo... ¿Estás bien?

—No lo sé, tienes que volver para saberlo.

—Créeme que quisiera estar contigo, Pete. Lo que más deseo es sentir tu aroma, tenerte en mis brazos y llenarte de besos. Pero, jodidamente vine a trabajar con mi padre. ¿Cómo puedo apresurarme a volver?

—Hmmmm. —El ánimo de Pete mejoró, las palabras de Vegas tenían otro peso. No podía seguir mintiéndose, era claro lo que ocurría con él.

—Vegas querido, ¿tardarás? No quiero empezar solo, sé muy bien de tus destrezas. —Pete contuvo el aliento, el tono coqueto con el que el desconocido habló fue suficiente para entender a lo que se refería.

Pete no esperó ninguna explicación de Vegas, tampoco tenía las fuerzas para pedirlas. Sentía cómo era golpeado por el asco y por una realidad que ni siquiera Nop fue capaz de darse cuenta. Así que, simplemente cortó la llamada y le extendió el celular al guardaespaldas.

Nop se preocupó, el semblante de Pete volvió a decaer y juraba que los ojos del omega amenazaban con romperse en llanto. Quiso volver a interferir, pero dudaba de que esta vez lo ayudara. Es más, ahora se sentía culpable de darle ilusiones a Pete.

El celular de Nop volvió a sonar, era Vegas. Pete y Nop se vieron mutuamente, el omega apenas tragó saliva en el intento de contener su llanto.

—Dile que corrí al baño porque me cayó mal la cena, estoy seguro de que bastará.

—No lo creo, Pete. Insistirá hasta volver hablar contigo.

— ¡Nop, por favor! Si al menos no me dejarás escapar, entonces simplemente ayúdame a evitarlo. ¿Quieres?

Nop asintió y se retiró, dejando a Pete devolviendo cada camisa de Vegas en el armario. No quería sentir su aroma sobre él, no quería recordarse lo estúpido que fue y era.

"¿Cómo mi corazón puede amarlo? Peor aún, ¿cómo pude creer por un segundo que era correspondido? Si soy solo su mascota, ¿cierto?".

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[•] Quise empezar con el drama del VegasPete, ahora sí en los siguientes capítulos nos toca equilibrar la balanza y disfrutar de nuestros nenes KinnPorsche. 💕

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