Realmente no quería enfocarme en él, porqué hacerlo me hacía enfurecer, y no quería decirle nada por el simple hecho que a veces me daba algo de miedo. Jugarle una broma es casi imposible y verlo sonreír era todo un desafío.
Después de ir murmurando por todo el pasillo hasta la parte de arriba, me encontré con una vista algo incómoda, Thomas había dejado la puerta de su habitación entre abierta y pude ver por la hendija qué se había quedado atorado cuando se estaba quitando la camisa, tropezó varias veces con algunas cosas tirando las al suelo, haciendo inevitable reírme tras verlo. Sin darme cuenta mi risa fue escuchada, haciendo que el bajara de forma rápida nuevamente su camisa y buscara con su mirada, a lo había hecho ese ruido, lo que más rápido se me ocurrió fue echarme para atrás y esconderme tras la pared, lentamente caminaba en retroceso, en ese momento vi como sus mechones de cabellos se asomaban por la puerta de su habitación, pero enseguida la cerro. No pude sentirme más aliviada que escuchar la puerta cerrarse, eso me permitiría pasar a mi habitación sin sentir vergüenza.

Tome una de las libretas que tenía en uno de los cajones de a peinadora y comencé a ser apuntes, en ellas escribiría cosas que debería hacer y no hacer mañana en la universidad. La mitad de ellas eran fijarme en los horarios, las aulas, las clases extras y la única cosa que no quería hacer, aunque era totalmente inevitable, trataría de hacerlo, que era no toparme con ALEJA. Su estúpida actitud me hacía pensar muchas cosas de ella, sin ni siquiera conocerla, todo lo que tenía en mi mente era que no me agradaba. Ya anotado todo, la coloco en mi bolso, tenía todo listo para mi primer día de clases en la universidad, elegir mi carrera al principio fue algo difícil, no encontraba alguna que me llamara mucho la atención, además que solo tenía pocas opciones, debido a que tenia estudiar en el mismo lugar que los chicos. En ese sitio solo hay unas pocos carreras, con una forma de enseñanzas algo anticuadas, así que la que más me gustaba por decirlo así era agronomía. Estaba rodeada de arboles, porque no saber más sobre la tierra, los cultivos y otras cosas más que podrían enseñarme.

Las horas pasan de prisa cuando no estás pendiente de ella, ya casi es de media noche, lo curioso es que hay mucho ruido a bajo, iría a ver, pero la verdad no tengo un buen presentimiento de ello, así que solo me acostare para tener mucha energía mañana y para intentar ocultar los nervios. Tome la ropa más cómoda que encontré y me acosté a dormir, concilie el sueño muy fácilmente, pero de nuevo empezaron las pesadillas, totalmente aterradoras, parecen tan real, que me hacen dudar.

Estaba caminando hacia un lugar bañada completamente en sangre, mi cuerpo tenía rasguños, mi respiración estaba tan agitada que no me permitía hablar, podía escuchar gritos que provenían de todos lados, pero hay uno que me hizo poner los pelos de punta, era una mujer que me decía:

— Asesina ¡monstruo! – gritaba con aquel rencor.

— No saldrás de esto – repetía una y otra vez.

Eso me hacia querer saber qué es lo que había hecho ¿sería capaz de hacer algo tan malo? ¿Soy realmente un monstruo? Miraba a mí alrededor para poder orientarme, pero solamente podía ver neblina, mucha neblina y un sonido de repente invadió mi mente, el cual me hizo despertar y darme cuenta que era la alarma de mi celular, nunca antes había estado más feliz de escucharla sonar, mis manos estaban sudadas y mi corazón estaba muy acelerado, como odio que me pase esto ¿Qué podría estar causando estas pesadillas? Sinceramente quisiera saberlo, dicen que los sueños y las pesadillas las mayoría de las veces pueden ser una señal, tal vez esta señal tenga que ver con mi futuro, la orden y lo que pronto seré, puede que no deba hacerlo, como podría retroceder sin que me maten, aunque como los chicos me han hablado me suena fascinante, obviando la parte de beber sangre, pienso que eso es asqueroso y cruel, diría inhumano, pero es claro que ellos no lo son, en fin creo que ya debería levantarme para arreglarme, no quiero llegar sola el primer día de clases y mucho menos quiero que los chicos lleguen tarde por mi culpa.

Me dirigía al baño para ducharme, lo hice lo más rápido que pude, quería estar lista antes que Thomas tocara mi puerta, salí de allí y tome la ropa que había dejado acomodada en la noche, haciendo que fuera más ágil todo, acomode mi cabello y comencé con lo más frustrante maquillarme, cuando estaba por delinear mis ojos, escuche sonar la puerta.

— ¿Emma? ¿Estás lista? – era Thomas sonaba algo apresurado.

— Ya casi, espera – termine de delinear mis ojos y corrí hacia la puerta — ¡Lista!

— Eso es bueno, ya se nos está haciendo tarde – acomodo su mochila, sonrió para luego tomarme del brazo y hacerme bajar las escalera – Ahora ya podemos irnos.

— ¡Esperen! Me tengo que despedir de mi mamá primero – la busque con la mirada - ¿Dónde está ella?

— Salió con mi padre hace poco, quería esperarte para despedirse, pero se les hizo tarde, me pidió que te dijera que las disculparas por eso, luego te lo compensará – Lucas ingresa a la sala y se dirige a la entrada. — Bueno, ya debemos irnos.

— Si, será mejor que nos vayamos, no quisiera llegar tarde el primer día de clases – muestro un ánimo entusiasta, para tapar los nervios que comenzaba a sentir.

Todos nos subimos al coche, Hide esta vez seria nuestro gran piloto, el cual piso el acelerador después de salir del garaje, haciendo que la flechita que indicaba la velocidad aumentara rápido, me aferre al asiento del auto y me coloque el cinturón de seguridad, por si acaso.

— Oye baja la velocidad, queremos llegar con vida a la universidad – tomo la mano que tiene en la palanca.

— ¿Tienes miedo? – voltea a verme e inclina su cabeza hacia mí.

— Vamos Hide, no estoy jugando – lo miro fijamente hasta escuchar una palabra de afirmación.

— Está bien, está bien, no te enojes hermosa – deja de pisar el acelerador.

— Gracias, para próxima me voy caminando.

— Entonces llegaras tarde a clases – se ríe de una forma arrogante.

— Él tiene razón, es un poco lejos a pie – dice Lucas desde los asientos de atrás.

— Saldré más temprano – lo digo como si eso fuera posible.

— Tranquila, mañana conduciré yo.

— ¿Por qué no puedo conducir yo? – dice Thomas en forma de reprocho – en injusto que solo ustedes conduzcan – bufo.

— De verdad lo preguntas ¿Quieres que te lo recuerde? – dice Stefan con cierta viveza.

— Oh, con ustedes no se puede ¿no lo pueden dejar pasar? – se recuesta del asiento con cierto fastidio.

— Yo quiero saber lo que paso.

— Pues la última vez que condujo choco el auto contra un árbol, quedo destrozado y desde entonces no lo dejamos conducir.

— ¿Estabas bebiendo? – volteo a verlo, pero este esquivo mi mirada.

— No, no lo estaba, solo... fue un accidente – note que empuño sus manos, por lo que no hice más preguntas sobre el tema.

— Oh, miren ya llegamos – gran forma de cambiar el tema.

Para ser una universidad antigua, estaba muy bien cuidada, sobre todos sus alrededores, es enorme, creo que sin duda me perderé en ese lugar, es como una ciudad, tengo entendido que algunas personas viven allí, solo que como nosotros vivimos, algo cerca, por eso no necesitamos dormitorios, solo de imaginarse eso de noche da miedo, sobre todo, eso me pasa por ver tantas historias de casa embrujadas. Baje del auto y me dirigí a la entrada principal del instituto junto a los chicos, ya que ellos ya sabían a donde ir, aquí los nuevos éramos Thomas y yo, aunque él me había comentado que en varias ocasiones había venido a acompañar a los chicos a eventos y esas cosas. Primero que nada tenía que ir a coordinación para buscar mi horario, según me habían informado.

— Chicos ¿me acompañan a la coordinación? – observo todo el pasillo – este sitio de verdad es enorme.

— Claro, vamos juntos, yo también tengo que buscar mi horario – Thomas se coloca al lado mío – ven sígueme.

— Está bien – le sonreí para después ir tras el – este lugar es increíble – no paraba de mencionarlo, estaba algo emocionada, solo lo había visto en fotos.

— Si así es ¿sabías que también hay historias sobre ella?

— ¿Qué clases de historias? – fruncir el ceño. — ¿sobre ustedes?

— No solo nosotros estamos aquí – dibuja una sonrisa en sus labios algo maliciosa.

— ¿A qué te refieres con eso? – poco de angustia me invadió. 

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Hola a todos mis lectores hermosos, debo disculparme por perderme tanto tiempo y no actualizar, estuve algo enferma, luego la universidad me ahogo en exámenes, pero ya volví, de verdad lo siento mucho. Espero que les haya gustado el capitulo.