CAPITULO 59 Eventos oportunos.
---Hiroki---
En estos últimos días me quede en la casa de Shinobu con mi hijo ya que seguimos la tradición de que el novio no puede ver a la novia.
Shinobu se sonrojo cuando Nowaki dijo eso y se aferró a su novio.
Aunque los tortolitos no querían despegarse, al final tuvieron que hacerlo.
Para mí también fue algo difícil dejar a mis amores, incluso para Seito.
Pero no es para siempre, solo son un par de días.
Ahora es viernes y decidimos salir a dar una vuelta.
Acompañados de los guardaespaldas que contrataron para nosotros.
Cargue a mi hijo mientras caminábamos un poco por el lugar.
-Me siento nervioso. –susurro.
-Tranquilo, todo estará bien.
-Lo sé pero...
-Hermanito, todo saldrá bien.
-Y sí Miyagi...
-Él no te hará nada.
-Pero...
-Ya no pienses en eso, recuerda que lo que sientes tú también lo siente tus pequeños, -acaricie su vientre- así que no tienes que preocuparte, ni Tsumori ni nosotros te dejaremos solos.
-Gracias.
-Así que no quiero verte preocupado ¿ok?
-Está bien.
-Así se habla.
Llegamos hasta unas bancas y nos sentamos.
-¿Cómo van mis pequeños sobrinos?
-Es difícil, cada día crecen más.
-Me supongo.
-Son unos traviesos, siempre se alborotan cuando Tsumori les habla.
-Eso me pasaba con Shinoda y Nowaki, ese par le hablaba a mi vientre a cada rato y Seito me pateaba con fuerza al escucharlos.
-Con la diferencia que son dos los míos.
-Es verdad.
-Ah, -suspiro- sé que valdrá la pena.
-Y estarás en otra etapa.
-¿Eh?
-Ya lo verás.
Uno de nuestro guardaespaldas nos compró un helado a cada uno el cual disfrutamos.
Me encantaría que mi niño fuera más grande y verlo correr por todo el lugar.
Aunque tenerlo como un bebé es algo muy lindo y único.
No falta mucho para que Shinobu siento todo lo que yo sentí.
A su manera.
Quiero conocer a esos angelitos.
Seguramente se van a parecer tanto a ellos.
Después de un par de horas regresamos a la casa y él se metió a bañar y yo lave su cabello mientras mi niño dormía.
-Como en los viejos tiempos. –sonrió.
-Cierto.
Al terminar su baño y yo el mío, preparamos unas palomitas y comenzamos a ver algunas películas hasta que anocheció y lo mande a dormir.
Aunque al principio se negó termino aceptando.
Como aun no tenía sueño me quede sentado en el sofá mirando la hermosa luna.
-¿Cómo estarán Shinoda y Nowaki?
Espero y mantengan limpia la casa.
Y no hagan un desastre.
Ya que ellos son fiesteros, más Tsumori y Nowaki.
Más les vale que no hayan contratado a una exhibicionista porque si no...
Los golpeare.
No quiero que nadie se les acerque con segundas intenciones.
Yo también soy un tipo celoso.
Así que tienen que portarse bien.
Mi celular comenzó a sonar y respondí.
-¿Diga?
-Hiroki.
-¿Quién habla?
-Soy un amigo.
-...
-¿Te gustan mis regalitos?
Ahora que recuerdo últimamente me han llegado rosas y dulces.
Se me ha hecho muy raro.
-¿Quién eres tú?
-Pronto castañito, pronto nos conoceremos.
-¿CÓMO CONSEGUISTE MI NUMERO?
-Fue un regalo.
-¿Quién eres?
-Ya te dije no comas ansias, solo soy una persona que te dará un regalo especial. –colgó.
Maldición.
¿Quién será este tipo?
No lo sé...
Pero no le diré nada a Shinobu, no quiero arruinar su boda preocupándolo demás.
---Shizuo---
Ya había comprado los boletos.
Los pasaportes estaban listos.
Solo era cuestión de ir por mi niño.
Pero el idiota de Tsuna casi abusa de él.
Por no protegerlo adecuadamente.
Maldita sea...
Me alegro de haber llegado a tiempo.
Izaya se aferró a mi camisa mientras se calmaba.
Yo acaricie su espalda.
-Vámonos.
-¿Qué? –me miro.
-Me ha mandado a una misión, así que vamos.
-P-Pero...
-No te dejaré aquí, te llevaré conmigo al fin del mundo si es necesario.
Sus ojos se volvieron cristalinos y me abrazó con fuerza.
-¡¡¡¡LLEVAME CONTIGO!!!!
-Sí mi amor, te llevaré lejos, donde nadie nos encuentre.
-¿Cuándo nos vamos?
Mire mi reloj.
-Mierda, vámonos ya.
-¿Eh?
-Se nos hace tarde.
-P-Pero mi ropa y...
-No importa, vamos.
Él asintió y lo lleve hasta mi auto.
-¿Y los guardias?
-Digamos que tenemos un aliado.
-...
Subimos a mi auto y maneje hasta el aeropuerto lo más rápido posible.
Debo apurarme porque se nos hará tarde.
No quiero tener que esperar.
Mientras más lejos estemos de ese loco mucho mejor.
No quiero que vuelva a tocar a mi novio.
Soy capaz de matarlo.
Pero sé que no podría acercarme a él sin tener varias pistolas apuntándome.
Maldito.
Ese bastardo tiene suerte.
Pero no por mucho.
Me encargaré de que lo arresten.
Llegue al aeropuerto tome de la mano a mi amado y corrimos hasta la sala marcada en el boleto y entregue todo.
Subimos al avión y respire profundamente.
Por fin lo he alejado de ese infeliz, puedo hacerlo feliz.
-Shizuo.
-¿Huh?
-Gracias. –sonrió.
Lo tome de su mentón y lo bese.
-No tienes que agradecer mi amor, eres lo que más me importa y te voy a proteger.
-Me alegro de tenerte a mi lado.
---Tsumori---
Me desperté muy temprano ya que había colocado una alarma para no quedarme dormido en un día tan importante como hoy.
La noche anterior Nowaki y Shinoda me dieron una clase exhaustiva sobre los cuidados que debía darle a mis bebés.
Me explicaban cada cosa que debía de hacer.
Incluso me dieron consejos sobre cómo mimar a mi niño.
En verdad son grandes personas.
Me dormí temprano ya que ese par me obligo para estar "bello y perfecto" para mi esposito.
Esos chicos.
Nunca los había visto tan felices.
Bueno más a Nowaki porque lo conozco desde más tiempo.
Su sonrisa y tranquilidad, nada la iguala.
Desde que conoció a Hiroki es otro.
Un hombre tan responsable y alegre.
Con las ganas de seguir adelante.
En verdad el amor cambia a las personas.
Me alegro que así sea.
Lo único que les deseo es que sean felices.
Que luchen por lo que quieren.
Que siempre haya paz.
Se lo merecen.
Me levante de la cama y me di un baño.
Al terminar me coloque un pantalón y una camisa para desayunar.
No quiero manchar el traje.
Debo estar impecable.
Encontré a Nowaki cocinando y Shinoda escribiendo en su laptop.
-¿Trabajo? –pregunte.
-No precisamente, es una sorpresa para Hiroki.
-Vaya.
Los tres desayunamos y al terminar fui a mi habitación y me coloque el traje, arregle un poco mi cabello y me mire al espejo.
Respire profundamente y baje al comedor donde mis amigos me esperaban, rieron al verme y me despeinaron un poco.
Nos dirigimos a la capilla y llegamos en un rato.
Al entrar mi niño me esperaba en la entrada con un bello sonrojo y una sonrisa inigualable.
Camine hasta él y tome su mano.
-¿Listo mi amor?
-S-Sí.
Tanto Nowaki como Shinoda tomaron de la cintura a Hiroki.
Todos entramos en la capilla donde se encontraban algunos de nuestros amigos así como Misaki y Akihiko.
La ceremonia comenzó y en todo momento tomaba la mano de mi niño y acariciaba su vientre.
-Higurashi Tsumori, ¿aceptas a Takatsuki Shinobu como tú esposo en las buenas y en las malas, en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad, para amarlo, para respetarlo, todos los días de tú vida?
-Acepto. –sonreí y le coloque su anillo.
-Y tú Takatsuki Shinobu, ¿aceptas a Higurashi Tsumori como tú esposo, en las buenas y en las malas, en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad, para amarlo, respetarlo todos los días de tú vida?
-S-Sí acepto. –se sonrojo mi amado y me coloco el anillo.
Nowaki y Hiroki nos colocaron el lazo para fortalecer nuestro vínculo amoroso y Shinoda con Hiroki nos dieron las arras con las que afirmaremos cada una de nuestras promesas
-Sí no hay nadie que se ponga a esta unión yo los declaro esposo.
Tome el mentón de mi amado y lo bese.
-Soy tan feliz.
---Nowaki---
Mi amado Hiro-san tenía los ojos llorosos y lo abrace.
-Te vez tierno llorando.
-Yo no estoy llorando baka.
-Sí claro. –reí.
Caminamos hasta mi hermano y los felicitamos.
-Se feliz Shinobu, les deseo lo mejor. –comento Shinoda.
-Gr....
-¿Shinobu? –lo mire.
-Ahggg, -arque su espalda y Tsumori lo tomo de la cintura- n-no.
Me di cuenta de que su pantalón estaba manchado.
-Se rompió la fuente. –dijimos al mismo tiempo.
Tsumori cargo a Shinobu y nos fuimos en su auto. Shinoda nos alcanzaría con mi Hiro-san.
Al llegar al hospital metimos a Shinobu a una sala para atender el parto, aunque no querían dejar entrar a Tsumori, por influencias de amistades le permitieron quedarse.
Las horas pasaban hasta que los dos niños nacieron.
Tsumori cortó el cordón de los dos.
Las enfermeras los revisaron y los limpiaron, Tsumori se quedó a lado de su niño.
Unos minutos después las enfermeras les entregaron a sus hijos.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro