---Hiroki---

Mi cuerpo se siente un poco cansado, creo que he dormido mucho puesto que mis ojos me exigen que los abra y eso hago, lentamente abro mis ojos y me doy cuenta que no estoy solo en la cama.

Dos pares de brazos me acurrucan brindándome un calor inigualable.

Siento que mis mejillas se sonrojan al recordar lo que ocurrió en la noche.

Yo estuve con los dos.

Me entregue a ellos sin rechistar.

Aun me cuesta trabajo procesar lo que ocurrió.

Pero...

No me arrepiento de nada.

Fue algo que quise hacer, porque era lo que más deseaba.

Me siento tan avergonzado que no sé cómo mirarlos.

Hice cosas que no me creí capaz de hacerlas.

Los miro y sonrió de solo pensar que ellos están conmigo.

Que me aman como yo a ellos.

Quien diría que los dos estarían conmigo.

Es algo inimaginable.

Y para la sociedad algo nefasto pero...

Yo soy feliz con ellos y con nuestro hijo Seito.

Simplemente.

Ya me siento muy bien con ellos.

Nowaki y Shinoda me han hecho olvidar aquellos momentos de sufrimiento que tuve, me han dado tanto amor, cariño, afecto, me han dado todo lo que necesito.

Realmente ellos son lo que siempre espere.

Lentamente me zafó de sus brazos y me levanto a la cama dirigiéndome al baño.

Me doy cuenta de mi desnudez y me sonrojo al instante. Tomo la camisa de Shinoda y me la coloco mientras camino al closet para sacar una muda de ropa.

Llegue al baño y abrí la llave del agua caliente de la ducha.

Mis caderas duelen, pero...

Fue algo impresionante.

Aunque me cuesta admitirlo.

Me gusto.

Fue algo tan placentero.

Algo que deseaba hacer desde hace mucho.

Me di un baño tranquilo y relajante, salí y me coloque mi ropa.

Ellos aún seguían dormidos.

Así que pase a ver a mi niño quien dormía plácidamente mientras abrazaba a su osito.

Bese su frente y salí de la casa para comprar algunas cosas.

Uno de los policías que cuidaba mi casa me acompaño y yo se lo agradecí.

Caminamos hasta la tienda de víveres y elegí los que utilizaría para hacerles un rico desayuno, además tome algunas cosas para la comida y algunos dulces que después del embarazo me empezaron a gustar demasiado.

Me quede mirando algunas tiendas que quedaban cerca, de ropa para mi bebé.

Cada que la veía quería comprarla toda.

Es que, mi niño se verá bien con todo.

Quiero mimarlo y consentirlo.

Mire otra tienda y pude observar algunos trajes.

Tal vez luego les compre algunos.

Ese negro se vería bien en Nowaki y el gris a Shinoda.

Se verían tan bien.

Siento como mis mejillas se sonrojan ante una imagen que pasa por mi mente.

-¿Me podría dar su hora?

Lentamente volteo y veo a un hombre rubio con una mirada algo extraña.

-S-Sí, -murmure- son las once.
-Muchas gracias. –sonrió.

Empiezo a caminar y me detengo al escuchar algo que murmura.

-Espero conocerte mejor Kamijou Hiroki.

Volteo lentamente pero no lo encuentro.

Mi corazón comienza a latir rápidamente y el policía se acerca a mí.

-¿Ocurre algo?
-N-No es nada. –murmure.
-¿Está seguro?
-Sí, solo era mi imaginación.

Caminamos de vuelta a la casa y me alegre de que mis amados caballeros estuvieran dormidos.

Empecé a preparar el desayuno hasta que sentí unos brazos rodear mi cintura.

-Huele muy delicioso. –comento Nowaki besando mi cuello- Buenos días.
-Buenos días. –me voltee y le di un beso casto- En un momento estará el desayuno.
-Yo prefiero Hiro-san para el desayuno.
-B-Baka, -me sonroje- ¿y Shinoda?
-Está con Seito.
-Ya veo.
-Hiro-san.
-¿Sí?
-Te amo.
-Y yo a ti y a Shinoda. –lo bese.

---Izaya---

Si no fuera por Shizuo tal vez Tsuna hubiera abusado de mí.

Sentí tanto asco y repulsión cuando sus manos comenzaron a acariciar mi cuerpo y lentamente se detenía en mis pezones.

Tenía tantas ganas de llorar.

Corrí hasta mi habitación y me encerré en ella.

Abrace mis piernas mientras me recargaba en la cama.

¿Por qué no puedo ser feliz?

¿Qué fue lo que hice?

Quiero irme de este lugar.

No lo soporto más.

¿Cuándo podré salir?

Maldita sea.

Escuche como tocaban la puerta y retrocedí.

-Izaya soy yo, Shizuo.

Sin evitarlo corrí hasta la puerta y la abrí.

Al entrar lo jale hacía mí y lo abrace.

-Tranquilo.

Me aferre a su pecho y recargue mi cabeza en su hombro.

-Ya estás bien, tranquilo.
-Shizuo...
-Tranquilo mi niño.
-Él... él...

De un momento a otro Shizuo sujeto mi cintura y coloco sus labios en los míos.

Yo me aferre a su camisa hasta que la falta de oxígeno se hizo presente.

-¿P-Por qué?
-¿Cómo?

Lo mire avergonzado y con temor.

-¿Por qué me besaste?
-Para tranquilizarte.
-Ya veo. –murmure decepcionado.
-¿Izaya?
-No es nada.

Él tomo mi mentón y me miro a los ojos.

-Izaya yo...
-Lo mejor es que te vayas y...
-Escúchame.
-En verdad yo.

Me tomo de los hombros.

-Te amo.

Siento mi corazón acelerarse.

-E-Eso no...

Mis lágrimas comenzaron a caer.

-¿Enserio? ¿No estoy soñando?
-No, -limpió mis mejillas- es simplemente verdad.
-Shizuo...
-Te amo Izaya, cree en mis sentimientos, siente mi corazón, -coloco mi mano en su corazón- te amo.

Siento como su corazón late deprisa.

-¡Yo también te amo!
-Ya te habías tardado en decírmelo mi amor. –me beso.

---Shinobu---

Decidí salir a dar una vuelta ya que me aburría en casa solo, Tsumori se había ido a trabajar, y no pude ir con él porque apenas me desperté.

Me canso muy rápido, esto de llevar dos bebés en el vientre es verdaderamente complicado.

Decidimos llamarlos Yurei y Chiaki.

El nombre de Yurei lo eligió Tsumori y yo elegí el de Chiaki.

Soy tan feliz.

Acaricio mi vientre y suspiro.

-Casi cumpliré 6 meses.

Realmente parezco una pelota.

Mi vientre parece que va a estallar de un momento a otro.

-¿Shinobu-chin?

Voltee lentamente.

-Miyagi, -murmure- ¿cuándo...?

Él se acercó y miro mi vientre.

-T-Tú...

Camino hasta quedar frente a mí, aunque yo retrocedí unos pasos.

-¿Por qué?
-¿Eh?
-¿POR QUÉ LO HICISTE? –me tomo de los hombros.
-M-Miyagi por favor c-calma.
-¿NO DEBISTE HACERLO?

Empezó a apretarme.

-D-duele.
-Tú tenías que cargar a mis hijos.
-S-Suéltame.
-ERES MÍO.
-Déjame ya.
-NO LO VOY A PERMITIR.

Él toco mi vientre y me estremecí.

-NO ME TOQUES.
-Eso lo veremos.

Pude ver el odio en su mirada.

Estaba a punto de pegarme pero unas personas que escucharon mis gritos comenzaron a acercarse.

-Maldición, -chasqueo la lengua- eres mío Shinobu, recuérdalo siempre, esto no se va a quedar así.
-MADITO MIYAGI APARTATE. –grito Usami.

Miyagi se echó a correr, Misaki y Usami se acercaron a mí.

-Shinobu, -se preocupó mi amigo ¿estás bien?

No pude decir nada más y lo abrace.

-Juro que me encargaré de ese idiota. –comento Usami.
-Te llevaré a tu casa ¿sí?
-T-Tsumori.
-¿Quieres que le hable?
-N-No, -solloce- no le digas nada.
-¿Cómo?
-No quiero preocuparlo.
-Pero él merece...
-Por favor Misaki, no quiero causar más problemas y preocupaciones innecesarias.
-Eso no...

Mire a mi amigo con suplica y él suspiro.