CAPITULO 20 Trampas.
---Tsumori---
En cuanto me dijeron que Shinobu no había llegado a su casa y que no lo habían visto, salí del hospital corriendo para poder llegar con Nowaki y Hiroki para que me explicaran lo que estaba pasando.
Tome un taxi para poder llegar más rápido, pero tal parece que el destino se niega a que llegue con ellos, puesto que el tráfico se hacía presente, y no parecía ceder, y para colmo empezaba a llover, me estaba desesperando.
Tome mi celular y le marque a Shinobu, pero no me contestaba hasta que un mensaje de él me llego.
Lamento lo que te diré, pero nunca me has gustado, nunca te he amado y cada palabra que te decía eran puras mentiras, déjame de buscar, yo ahora estoy viviendo mi vida con la persona que en realidad amo...
No me molestes que eres solo mi diversión.
Un doctor que no sirve para nada, así que solo hazme un favor ¿quieres?
Dile a Hiroki que no se preocupe por mí, que yo estoy mucho mejor donde estoy...
Me sentí confundido, al igual que sentí un pequeño dolor en el pecho...
Aunque, no tiene coherencia esto...
Shinobu no es de esa clase de chicos que juegan con los demás, él es tierno y dulce, siempre ha sido así.
Alguien lo está obligando y estoy muy seguro de ello.
Sin perder tiempo le pague al taxista y me baje, no me importa si está lloviendo yo debo reunirme con ellos, además no falta mucho para llegar.
Corrí hasta llegar a la casa de mi niño, toque el timbre y un hombre peliplata me abrió la puerta.
-Usted es el otro doctorcito de Hiroki, ¿cierto?
-No, -lo mire- yo soy la pareja de Shinobu.
-Oh.
-Tsumori-san, -comento el amigo de Shinobu- me alegro que haya venido.
-Misaki, -sonreí- por favor dime que saben algo de mi novio.
-Entra por favor. –comento.
El peliplata me dejo pasar y entramos a la sala.
Nowaki estaba abrazando a su pareja quien tenía un semblante de preocupación, mi amigo lo consolaba.
-Usagi-san. –comento el ojiverde.
-¿Qué pasa amor? –lo abrazo.
-¿Ya le llamaste a Miyagi? –pregunto.
-Sí, pero él no sabe nada.
-Qué raro. –cruzo sus brazos.
Misaki parecía sospechar algo, así que recordé lo del mensaje y me acerque a Hiroki.
-Me llego un mensaje.
-¿De Shinobu? –se reincorporo.
-Sí. –le pase mi celular.
Él se sorprendió de lo que leía.
-S-Shinobu no es así, él jamás... -comenzó a decir mientras me miraba.
-LO sé, -tome su mano- mi niño me ama y si no quisiera verme me lo diría sin dudarlo.
-¿Qué dice el mensaje? –pregunto Misaki.
-Mira. –comento Hiroki pasándole el celular.
El chico hizo tenía un semblante de incrédulo y su pareja lo abrazaba por la cintura.
-Tengo dos sospechosos. –comento.
-¿Quiénes? –se levantó Hiroki y camino hacia Misaki- Por favor, ¿Quiénes?
-Ya sé a quién vas a mencionar. –comento el peliplata encendiendo un cigarrillo.
-Claro que es obvio Usagi-san, ¿Quién más le quisiera hacer daño?
-Aunque a mí me dijo que no lo había visto.
-Por favor, -mascullo Misaki- él estaría en este momento si tanto presume de su amor por él.
-No entiendo, -comente- ¿de qué rayos hablan?
-Yo pienso que fue Risako o Miyagi.
-Ya me comunique con Miyagi y él no lo ha visto.
-Usagi-san, sé que él es tu amigo pero yo no confió en él, Shinobu me conto todo lo que paso en su relación y la última vez que hablaron.
-¿última vez? –me sorprendí.
-Creo que no te lo dijo para que no hubiera problemas. –comento Misaki.
-¿Qué le dijo ese tipo?
-Que tarde o temprano sería suyo.
-Ese imbécil. –gruñí.
-Aún no sabemos si fue Miyagi pero no hay que olvidar a Risako, esa mujer lo amenazo por meterse con Miyagi.
-Es verdad.
-Mi hermanito. –susurro Hiroki.
-Haré lo que esté en mis manos para encontrarlo. –comente.
-Yo también te ayudaré, -comento Misaki- es mi mejor amigo y no quiero que le pase nada.
Nos quedamos charlando acerca de los lugares posibles en los cuales podría estar mi niño si alguno de esas dos personas se lo llevo.
-¿No habrá una manera para rastrear la ubicación del número? –comento Hiroki.
Misaki miro a su pareja con el ceño fruncido.
-¿Por qué me miras así?
-Porque tú eres el experto en estos temas, -suspiro- ya sé que le instalaste un rastreador a mi cel, así que para tus contactos no creo que sea difícil encontrar a mi amigo.
-Es verdad. –comento el peliplata- Los contactaré.
Espero podamos encontrar a mi novio, ruego porque él esté bien.
Me siento tan ansioso por tener a mi Shinobu en mis brazos, lo amo tanto, no quiero que nadie le haga daño, es el amor de mi vida, sin él no soy nada.
Tengo que hacer lo posible para recuperarlo, es lo que yo más amo.
Si fue esa mujer la que se lo llevo juro que me olvidaré que es una chica y se arrepentirá de haberse metido con el amor de mi vida, pero...
Si se trata de Miyagi...
Le haré conocer lo que hace un hombre enamorado por tratar de recuperar a su amado.
Sea quien sea que se ha llevado a mi Shinobu, le haré ver su suerte, porque nadie, NADIE TOCA A SHINOBU.
Más les vale que él esté bien y que no le hayan tocado algún solo cabello porque no lo voy a perdonar jamás.
Mi amado Shinobu, espera un poco, iré por ti...
---Mark---
Me senté en una banca para tratar de ordenar mi mente y mis ideas, de solo ver esas escenas donde estoy con mi castaño y me llama Shinoda, solo me confunde más, no sé qué pensar, ¿con quién debo ir?
No tengo nada absolutamente, tal vez pienso demás y como me mencionaban ese nombre se me quedo en la mente, aunque aún no logro procesar cuando mi angelito me llamo así, y aunque le pregunte él dijo que no sabía.
Todo esto es tan extraño.
-¿Mark?
Me levante y mire a Mayte que me sonreía ampliamente.
-Hola Mayte, que alegría verte.
Ella me abrazo fuertemente y beso mi mejilla.
-Estoy tan feliz, Samanta me dijo que viniste a buscar, no sabes que tan emocionada me sentí al escucharla.
-¿Cómo estás? –pregunte.
-Muy bien, -tomo mi mano- vamos a comer algo, tenemos mucho de qué hablar.
-Está bien.
Caminamos hasta una cafetería, ella me contaba acerca de sus proyectos y como se sentía de estar aquí.
Sinceramente no le puse mucha atención porque al ver la cafetería recordé como conocí a mi hermoso ángel, la forma en que me trato y me cuido.
Nos sentamos en una mesa cercana a la puerta y ordenamos algunos bocadillos.
-Y bien, -me miro- ¿Te gusta la ciudad?
-Sí, -sonreí- me encanta, es genial, todo es muy diferente.
-Pero Mark, no es tú ambiente, recuerda que vienes de otra región.
-Lo se Mayte, pero créeme que puedo adaptarme, por alguna extraña razón me siento seguro estando aquí, es como si lo conociera.
-Vaya, -me miro- que sorprendente.
-Creo que tal vez me quedaré a vivir aquí.
-¿Cómo?
-Me siento capacitado para realizar cualquier trabajo, además ganare más aquí, así pagare mi renta y le enviare dinero a mis abuelos.
-Pero...
-Me siento capaz. Creo que podré logarlo.
-Hummm, -suspiro- supongo que no cambiaras de opinión ¿verdad?
-Así es. –sonreí.
-Pero bueno, ¿ya compraste la muñeca de Samanta?
-Aun no.
-Te llevaré a una tienda muy conocida, tal vez encuentres una hermosa muñeca que le agrade.
-Te lo agradecería mucho.
-Vamos.
Terminamos de comer y pagamos. Luego entramos a la plaza y me llevo hasta una juguetería, ella me ayudo a buscar la muñeca. La pague y dimos una vuelta por el lugar.
-Sabes, -me miro- ya ha vuelto ese chico del que te hable.
-¿Eh?
-Hiroki, mi mejor amigo.
-Es verdad. –murmure.
-Él me odia. –sollozo.
-¿Por qué lo dices?
-Es una persona tan cruel, siempre me anda despreciando, siempre se porta tan mal conmigo.
"Él no es así, Hiroki es muy tierno y lindo"
-No creo que él sea así.
-No lo conoces.
-Pero...
-Él siempre se muestra tan tierno y bueno, "ayuda" a los demás pero solo porque se aprovecha de ellos.
-¿Cómo?
-Ese hombre es desalmado, se acuesta con el primero que se le cruza, siempre está rodeado de hombres, uno de ellos es Ijuuin, era su prometido pero terminaron cuando Hiroki se acostó con otros hombres.
-Eso...
-ME MOLESTA, -gruñó- me molesta que utilice su apariencia "tierna" a su favor, que todos los hombres caigan rendidos a sus pies, solo para obtener su placer.
Mirarla tan triste me hacía sentir mal, pero aún más cuando hablaba de esa forma de mi angelito, él no parece ser esa clase de personas, él siempre muestra su pureza.
¿Será cierto todo lo que me dice?
-Mayte.
-¿Sí?
-¿Cómo era Shinoda?
-¿Eh?
-Me gustaría saber cómo era esa persona que te cambio.
-No quiero hablar de ello. –debió su mirada.
-Pero...
-Por favor Mark.
-No será porque, -la tome del brazo- ¿me parezco a él?
-¿Eh? –se sorprendió.
-Mayte dime la verdad, -la mire- ¿me parezco a él o...?
-C-Claro que no tú...
-Más te vale que no me mientas.
-¿Por qué lo dices?
-He tenido varios recuerdos, y algunos me han llamado así, solo espero que me estés diciendo la verdad.
-Mark, ¿Qué ocurre contigo?
-Nada, -me aparte- estoy cansado me iré a mí a mi habitación.
-Yo...
-Nos vemos.
Camine de vuelta hacía el hotel.
No entiendo porque le dije esas cosas, solo que no me agradaba la forma en cómo se expresaba de mi amado, por un momento sentía como si todo lo que me rodeaba fuera una farsa, que solamente debía confiar en mi angelito.
¿Qué ocurre?
Aun así mi corazón duele de solo pensar que Hiroki sea capaz de tantas cosas, no lo entiendo en lo absoluto.
-Hiroki, ¿Quién eres tú? ¿Quién soy yo? ¿será que tenemos un pasado juntos?
---Shinobu---
-Libérame. –comente.
-No puedo hacerlo mi niño.
-Miyagi ya no puedo más, no quiero estar aquí.
-Por favor mi vida, entiéndeme.
-NO LO HAGO, ASÍ QUE DEJAME IR.
-Te amo.
-Yo no.
-Sé que sientes lo mismo que yo y eso jamás cambiara.
-No sabes nada de mis sentimientos.
-Ese rubio se está interponiendo en nuestra relación.
-LO amo.
-Solo sientes un aprecio por él, fue tu consuelo cuando te hice a un lado, pero ahora estamos juntos y...
-Vete al diablo.
-Shinobu, -se sentó a mi lado- tal vez deberíamos intentarlo de nuevo.
-Déjame salir y lo pensare.
-Estás en peligro.
-NO LO ESTOY, -grite- NO LO ESTOY, YO SE ME CUIDAR SOLO.
-Mi amor.
-MIYAGI SUPERALO, YA SUPERALO MALDITA SEA NO TE AMO, DEJE DE AMARTE CUANDO ME CAMBIASTE POR LA ESTUPIDA DE RISAKO, SOLO POR UNAS CUANTAS MONEDAS, ERES UN MALDITO INTERESADO.
Dolor...
Mi mejilla me ardía a más no poder...
Él me abofeteo con todas sus fuerzas, sus ojos estaban llenos de dolor y coraje.
--TÚ QUE SABES DE MIS SENTIMIENTOS, QUE SABES DE MI AMOR.
-Eso no es amor. –susurre.
-CALLATE, EN VERDAD ME ESTAS DESESPERANDO.
-Si me dejaras ir...
-NO LO HARÉ, Y VETE ACOSTUMBRANDO A QUE JAMÁS VERAS LA LUZ DEL SOL.
Salió de la habitación y dio un portazo.
-Supongo que no volveré a ver a mis amigos ni a mi novio...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro