Epílogo
Observó los terrenos del rancho y el cambio que ha tenido, estos tres años. Los cultivos estaban a punto de cosecha, a lo lejos veo a Kendal avanzar hacia la laguna y me entra la melancolía. Lleva los hombros caídos y la cabeza baja, vive con nosotros desde el nacimiento de mis hijos y debo confesar ha sido un buen abuelo. Eso me hace pensar de vivir con él, quizás la historia se hubiera tejido de manera distinta.
No deja de visitar ese lugar y permanece allí por largo tiempo, hasta que April lo va a buscar. La niña me dice que lo encuentra llorando al pie del árbol y tengo la sensación que su vida se va apagado poco a poco. Alza la vista en mi dirección, voy montando al caballo que insistió en obsequiarme y sonríe.
—Buenos días hijo —grita alzando la mano derecha y hago lo mismo.
—Buen día—respondo apeándome del caballo —¿A la cita de siempre?
Su rostro se ensombrece, mira hacia el lugar y luego en mi dirección. Le ha contado a Jade que su mayor sueño es ver a mi madre otra vez o que ella venga por él.
—No puedo faltar. —responde.
—¿Puedo ir contigo la próxima vez? —pregunto—si no es problema.
Sonríe asintiendo y se aleja de mí, dejándome en pie, con las riendas del caballo y viendo como su cuerpo se va convirtiendo en un punto blanco en el horizonte. Permanezco en ese sitio, por mucho tiempo, hasta que reacciono y empiezo a caminar hacia la casa.
No tengo palabras para expresar lo que he vivido en todo este tiempo, lo que el embarazo de Jade y la llegada de los niños a causado en mi vida. Escuchar sus corazones latir, fue la mejor sinfonía que jamás he escuchado. Allí no sólo descubrí de lo afortunado que era, por tener a Jade en mi vida, a mis tres hijos, también que sería padre por quinta de vez de dos niños varones.
Darek y Gunther, como fueron llamados, llegaron a este mundo en medio de grandes cambios. La casa en donde nací y viví con mi familia, luego con Agatha y las niñas la cedí, en ese lugar se creó una iglesia para mi comunidad. Allí me casé y di por terminado un capitulo en mi vida que, aunque doloroso tenía que llegar a su fin. La idea surgió por Kendal, también porque entendí que quizás era la mejor forma de opacar el daño que ocurrió en ese lugar.
Como una manera de complacer a Kendal, de quien tengo que decir me llevaba bastante bien, pero me era imposible llamarle papá, me mudé a su casa, acepté sus tierras y las uní con las heredadas de mi madre. Mis hijos nacieron justo el día, en que trasladábamos las últimas cajas. Construimos la casa del abuelo y de alguna manera, eso limó asperezas entre los Bing y Kendal.
Me dediqué en cuerpo y alma a mis tierras y a mi familia, Jade, no parecía extrañar la ciudad y April de apoco se fue adaptando y creando amigos. Lo mejor de todo fue, que la prensa fue olvidándose de nosotros, de apoco empezamos a ser parte de la tétrica estadista de crímenes de mi país. La iglesia el iluminado abrió sus puertas, con un Ezra a su cabeza, pero tuvo que cerrar tiempo después ante la inasistencia de sus fieles.
Y es que si bien, la prensa se olvidó de David Gales, en aquellos que dañó prevalecía su maldad. Recibía una tarjeta postal cada cierto tiempo de Paola y sus hermanos, otra de Montserrat. La rubia no pudo perdonar a su primer amor y aunque aceptaba le guardaba cierto cariño, había encontrado el amor en los brazos de otra persona.... Hasta el momento no sé quién es, solo que es un hombre y que juntos educan a sus hermanos. Lo que me hace pensar, ¿Le gustaba a Paola en realidad las chicas o solo fue una víctima más de Rogers, su tío?
Quizás era un poco de todo, una chica sobreprotegida y con una amiga con problemas de conductas y sin identidad establecida. Sin dudas, Paola fue la victima perfecta para ese par.
—Grr —escucho y sonrió mientras le quito la montura a mi caballo y lo llevo a los establos. —papi Grr.
—Grr —repite otra vocecita.
El ruido se escucha a pocos pasos de mí, finjo no haberlas oído mientras entro al animal a los establos. Darek y Gunther, estaban jugando, cuando eso ocurría y yo me cruzaba en su línea de juegos, era la presa a cazar. De dos años, cabello castaño (largo, por decisión de su madre), eran la sensación de sus alrededores ¿El motivo? Totalmente idénticos, pero Darek tenía los ojos azules, mientras que en su hermano gemelo Gunther, eran del mismo tono de su madre.
—A descansar Black—murmuró al caballo, que relincha, al tiempo que pisa con fuerza el pasto de su cubículo. —a mí también me disgusta, pero debo llegar a merendar a tiempo o Jade me hace dormir en el sofá.
—Eso es el primer síntoma de locura, hablar solo —habla Fabián detrás de mí y giro sobre mis pies.
—Hermano...
Regresó un año después que llegamos a la ciudad y hasta donde llegaban las murmuraciones era feliz. Ha empezado a dejarse crecer de nuevo el cabello, y confiesa que sólo necesitaba aceptarse él, lo demás no importaba. Lleva puestos vaqueros desgastados, botas, camisa a cuadros y a mis dos hijos colgados a cada lado, de sus piernas y fingiendo morderla.
El cuadro es cómico, ellos estaban lejos de ser un peligro para cualquiera, pero les gustaba fingir que sí.
—Amo este recibimiento —murmura señalando a mis hijos y estos haciendo el mismo ruido "Grr".
Elimino distancia al tiempo que me quitó los guantes y el traje de montar, dejándolos a un lado de la cerca. Una vez me vez sueltan a su presa y corren en mi dirección, los tomo en brazos lo mejor que puedo y ambos me observan en silencio y con una sonrisa. Hay cierta magia en ver que, para ellos, soy como un héroe, todo pierde validez al entrar yo en su campo de visión.
Mis hijos son el motivo que me hace despertar, día a día, ellos, su hermana y mi esposa. Gracias a ello he podido salir a delante y ver a la vida de manera de distinta.
Fabián está en la puerta del establo por lo que la luz del sol me impide verle en detalle, algo que deja de suceder una vez me acerco y veo detrás de él a los chicos de la veterinaria.
—Usted no ha ido a visitarnos y la verdad se lo extraños mucho —habla Caroline.
Fabián toma en brazos a Darek y yo a sigo teniendo en brazos a su hermano, ambos observan al grupo de cuatro con curiosidad y nada disimulado. Parece que fue ayer cuando tras averiguar sobre la iglesia, fue Caroline la primera en darme una luz, ella, Ramón (su hermano) y sus tíos, quienes eran dueños de una inmobiliaria.
—Llegamos al compromiso de Caroline con Fabián —Roberto es golpeado por Caroline, quien se ha puesto roja de la cabeza a los pies.
—¿No puedes guardar un secreto? —le reclama su hermana y este niega alzándose de hombros.
—Es Shark, él es casi de la familia...
Los observó a ambos y no puedo creer lo que estoy escuchando, siempre fueron unidos durante su trabajo, sin embargo, jamás pensé que había algo más que una amistad.
—Papi—reclaman por atención y los observo un instante.
Tiene las cejan juntas y sus labios en una fina línea, sonrío tomándolo en brazos y es odian cuando que no se les preste atención.
—Los amo —murmuro besando a uno y a otro —ustedes no tienen que sentir celos de nadie.
Los chicos sonríen y poco a poco mis hijos se van abriendo a ellos, imagino que la llegada de April y ella acercarse a mis amigos. Las siguientes horas transcurren en medio de risas y recuerdos, poco a poco la noche empieza a caer y con ella el descubrimiento que Kendal no ha llegado a casa.
—Es hora de irnos —murmuran y todos se levantan.
—Yo iré por Kendal—le digo a Jade y asiente—va a oscurecer y no ha comido.
—¡Cuídate! —dice y beso sus labios.
Acompaño a los chicos hasta cierto lugar, escuchando los planes de cada uno de ellos y como han decido comprar el local de al lado y ampliar la clínica a hospitalización. Me cuentan además que le está yendo relativamente bien y que han decido, continuaran con mi legado, como le dicen ellos. Darán estudios a un empleado que trabaja con ellos y a quien le han tomado cariño.
—Si necesitan de mí, solo díganlo —les digo una vez estoy cerca al lugar. —nos vemos.
Los sauces que empiezan a verse cada vez más, me dicen que me estoy acercando al lugar. Lo encuentro sentando no apoyado en el árbol, sino cerca al pequeño arrollo, gira la cabeza al sentir los pasos y lo veo limpiar sus lágrimas rápidamente.
Supongo que hace parte de ser hombre, aquello que nos dicen que un hombre nunca llora o muestra su debilidad a los demás. Me siento a su lado y por un instante no habla y cuando lo hace, empieza a contarme como empezó a trabajar en negocios sucios para darle de comer a sus hermanos. Lo humilde que eran y su madre (mi abuela enferma), me contó cómo llegó devora a su vida, era una empleada del servicio.
Fueron tantas las confesiones y tan profundas, que, por primera vez, sentí que hablaba con un padre. Intentó ayudar a Rogers de todas las maneras posibles, pero le fue imposible, simplemente no podía amarlo, no como aseguraba me amaba a mí. Yo representaba el amor que sentía por Dakota, uno que nunca alguien pudo reemplazar.
De alguna manera, él era culpable de lo que Rogers me hizo y no lo creía así. Fue malo desde pequeño y solo buscó un pretexto para dañar a terceros. Tuvo dinero para empezar una nueva vida, poder fama y fortuna, pero de alguna manera eso nunca le fue suficiente.
—¿Crees que pueda verla alguna vez? —me pregunta sin más.
—Yo creo que si —confieso —¿No eres feliz?
Niega en silencio contemplando los peces nadar en la superficie, le fue imposible casarse o formar un hogar, con dos hijos uno delincuente y el otro que lo odiaba, pensaba era suficiente.
—Mi mayor deseo es estar con ella —confiesa —vengo aquí con la esperanza de verla.
—Yo quería lo mismo—digo —por mucho tiempo lo deseé, cuando fui baleado en la estación creí verla.
Sonrío diciéndole lo que creí ver y lo que ella me dijo, también le cuento el extraño comportamiento de April con la muñeca de mi primera hija. Me escucha en silencio, son tantas las confesiones que nos cae la noche en ese lugar. Decide mostrarme el camino por el que solía caminar con mi madre, es la época de primavera y las flores silvestres empiezan a florecer. La luz de la luna ilumina gran parte de ellas.
Estoy tan distraído que no me doy cuenta que Kendal se ha quedado relegado detrás de mí, se ha quedado observando un lugar en particular hacia donde sonríe. Observo atento el lugar y no veo nada en especial que pueda lograr esa sonrisa, salvo la brisa fría propia de esa hora de la noche y el viento mover un sauce.
—Kendal —lo llamo, pero soy ignorado—Kendal ¿Estas bien? —insisto al ver su rostro serio y sus lágrimas caer de forma desbordada.
Por alguna razón se a quien ve o con quien habla, porque lo veo murmurar palabras a la nada y el llanto es cada vez más intenso. Me siento un intruso en ese instante que está viviendo, hasta que una brisa fría se cuela mis huesos. Pasa un tiempo hasta que logra reaccionar y del rostro triste no hay rastro alguno.
—¿Debo preocuparme? —le pregunto y niega en silencio.
—No, estoy bien... jamás me he sentido tan bien en toda mi vida. Ahora sé que mi hijo me quiere....
—Yo no he dicho eso —me defiendo y la suelta una risa fuerte.
Hemos empezado a acercarnos a los terrenos del lugar y a lo lejos vemos la silueta de los cuatro cuerpos esperándonos en el porche. Me mira un instante y luego en dirección al grupo, sus cabellos empiezan a tener ese tono blanco. Jamás se lo he dicho, pero sé que es asi, lo quiero por el amor que le profesó a mi madre y porque respetó su compromiso, pese a no compartir su ideal.
—No le lo has dicho, pero sé que es asi —responde.
—No te he agradecido, por todo lo que hiciste por mi...
—No he hecho nada —me interrumpe serio y agitando las manos en dirección a mi familia.
—Gracias a ti no fui encarcelado por la muerte de David, y la de esos hombres—le recuerdo y vuelve la vista en mi dirección.
Se queda en pie y estamos a metros del grupo que corre en nuestra dirección, mientras espero que tiene que decir lo veo mirarme con rostro severo.
—Brianna mató a David, eso fue demostrado por la policía —asegura —no puedes ser culpado, cuando fuiste solo una víctima en esta historia. —lo miro confundido y la duda llega a mí, la misma que tiene mi esposa cuando ve a algún oficial acercarse a nosotros.
—¿Hay alguna posibilidad que la policía alguna vez...?
—Ninguna, ya te lo dije Shark, eres inocente —asegura con una sonrisa —ese expediente ya no existe.
—Gracias—murmuro y escucho los gritos de mis hijos llamarnos a ambos mientras corren en nuestra dirección.
—Estamos a mano, tú me disté un hogar y gracias a ti vi a Dakota. —sonríe tomando en brazos Gunther—ahora sé que ella estará esperando por mí y que mi deber es cuidar de ti y de mis cinco nietos...
—Tres —corrijo y su sonrisa se ensancha aún más.
—Cinco —insiste —Faltan dos niñas, Dakota y Cinnia.
Miro en dirección a Jade quien sonríe avanzando en mi dirección y él se apresura a decir.
—Dakota viene en camino, Cinnia en dos años ...
Y la vida es bella, pienso mientras abrazo a mi esposa y alzo en brazos a Derek. Con algunas nubes grises y tiempos oscuros, pero hoy día puedo decir con orgullo que tengo a la mejor familia.
—En ese caso, creo que es hora de ampliar la casa... Papá —murmuro y lo veo mirarme en silencio con una sonrisa.
—Hay terrenos de sobra, hay que hacerle cuartos también a los tíos —habla y Jade me mira.
—¿Cuáles tíos?
—Una larga historia cariño—susurro besando la mejilla de mi hijo.
En ese punto tan feliz de su vida, solo sabía que era el hombre más dichoso de la tierra. Sin importar todo cuanto hizo o el daño que causó o la confusión que creo en torno a quien era.
Venció el mejor o el menos malo de toda esta historia, piensa con una media sonrisa y atrayendo consigo a su esposa.
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