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Capítulo 34

Desde que regresé a la vida de Jade, no dormía conmigo. Si bien, el trato era afectuoso y no me impedía estar cerca suyo, a la hora de dormir, ella lo hacía con la niña. En casa de los Sinclair eso cambió, ya que nos dieron una habitación para los dos.

El único problema era que Jade, en ese instante tenía una pesadilla, sus sollozos me hicieron levantarme y encender la luz, recibiendo la sorpresa que no estaba dormida como lo creí. Me mira con sus extraños ojos humedecidos mientras toca su vientre.

—¿Qué sucede cariño?

Me acerco a ella y se pega a mí, sigo sin entender lo que sucede, de momento solo me limito a calmarla.

—No quise despertarte, normalmente se portan bien, hoy no se quedan quietos —habla entre sollozos lo que me ocasiona risas y en ella mirarme con enfado.

Alzo la parte superior de su pijama y su vientre se remueve, en ella causa lágrimas porque son las doce la noche y quizás no ha dormido. En mí, un sentimiento de felicidad, al ver a mis hijos moverse y demostrarme que son parte de mi vida.

Busco su crema de manos que está en su bolso y unto un poco en mis manos, ante la atenta mirada de ella, que acaricia su vientre con cuidado. Froto mis manos con una media sonrisa mientras ella soporta con valentía un calambre.

Descubro que va por el quinto mes de embarazo y que no he estado presente en ningún momento de ello, me prometo que está por terminar. Estar juntos en el embarazo, es quizás la aventura más interesante que todo hombre debe tener, hasta los cambios de humor fueron valiosos.

—Mamá necesita descansar —susurro.

Doy círculos con mis manos en su abultado vientre, me veo un instante contemplando la diferencia de color de piel. Mi piel bronceada contrastaba con el rosado de su vientre, lo que lleva a preguntarme ¿Cómo serían nuestros hijos? ¿A quién se parecerían? Solo deseaba que tuvieran sus ojos.

—Es hora de dormir, no son horas de estar despiertos.

Sé que soy observado, que mi caricia a logrado por lo menos calmarla, recuerdo los momentos con Agatha con el embarazo de Venus y la tristeza llega a mí. Decido ocultarla, porque si bien, son momentos inolvidables, mi presente es Jade y los niños.

—Eso me hará una idea de lo que será mi vida con ustedes tres —habla con fingida molestia.

Se han calmado solo un poco y se quedan quietos de a poco. Recuerdo una canción de cuna que solía cantar Agatha, ante la imposibilidad de recordar la letra, solo tarareo la música. Sonrió al ver que poco a poco todo vuelve a la normalidad y hasta Jade se ha calmado.

—Ellos tienen razón en estar molestos, su padre ha desatendido a su madre —murmuro buscando la crema cerrándola.

—No te puedo obligar a estar a mi lado —habla con calma y asiento.

—Jamás lo harías Jade, —Abro su bolso de mano para guardar su crema —y eso es algo que...

Las palabras quedan suspendidas en el aire al notar la fotografía antigua que ella tiene en su bolsa. En un comienzo pensaba que era de Agatha y mía, la mujer, aunque parecida a ella, no lo era, el hombre también se parecía considerablemente a mí. Ambos sonríen a la cámara, ella lleva un vestido blanco y una corona de flores silvestre.

Saco la fotografía del bolso, al reconocer a la pareja como mis padres y las preguntas se acumulan en mi cabeza.

—Jamás la vi reír —confieso al pasar mis dedos por la fotografía —No, de esa forma.

—Te rogué que hablarás con tu padre Shark —dice.

Siento un nudo en mi garganta al ver a mi madre reír de esa manera y a abrazada al hombre que supuestamente la había dañado. Toda la vida, dijeron que no se conocieron, Kendal se obsesionó con Dakota Benally al tal punto que la robó el día de su boda con Koda.

En mi historia, mi madre jamás se vio con su acosador a solas. No por voluntad, pues lo odiaba desde que se conocieron.

—¿Alguna vez hablaste con ella? —me pregunta.

No sé si me siento o caigo ante lo que esa fotografía hace en mí, niego en silencio. No conocía la historia de mamá con Kendal, la supe luego de ella morir. Nunca supe los motivos de su tristeza y por mucho tiempo, creí que era mal hijo y era yo el causante de su estado.

—¿Qué te contó? —pregunto y pasó saliva.

Lo que estoy por escuchar quizás no me gustará. La imagen es bastante explicita y cualquiera podría decir que se trataba de dos enamorados, aunque el amor suele acabarse y eso pudo ser el motivo para dañar a mi madre.

—Te diré Shark, pero quien te debe respuestas es Koda —sentencia —tus abuelos conocieron la historia que te narraron, Koda es dueño de la verdad. Prométeme que iras primero con él, antes de visitar a Kendal.

Tengo la cabeza en mis piernas y la necesidad de gritar, aun así, logro responderle.

—Lo haré.

El silencio que sigue no me gusta, me dice que es difícil lo que tiene que decir, me hará daño. Intento encontrar lo que pueda decirme, ese momento perpetuado en la instantánea y solo logró ver a mi madre feliz, no alcanzo a ver nada más.

—Dakota y Kendal, se conocieron luego de lo sucedido con la madre de Roy. Kendal se fue a pasar unas vacaciones en sus tierras, los primeros días de conocerse discutían porque ella cabalgaba por sus terrenos. Tu padre tenía 26 y tu mamá 16, esa fue la segunda mentira que te dijeron, la primera fue que ellos nunca hablaron. —

Lo sospechaba, la foto que sostenía en mis manos lo demostraba, ese era el malestar en mi cuerpo. Descubrir esa mentira hace que deje de creer en todo cuanto me han dicho.

—¿Por qué lo ocultaron? — pregunto más para mí —¿Qué sucedió Jade? ¿La despreció como a Devora, al quedar embarazada?

Toma mis manos para incorporarse, algo que le ayudo porque su estado le es imposible hacer algunas cosas. Me cuenta que los primeros días de conocerse eran de pleitos porque ella aseguraba que mucho antes del hombre blanco llegar, esas tierras eran de los suyos. De las discusiones, fueron al diálogo y luego a conocerse, con el tiempo las cabalgatas fueron permitidas en todos los terrenos de Kendal y él se sumó a ella. Se veían a diario en las mañanas y así empezó a nacer una amistad.

—Me dijo que era fácil amar a Dakota, era una mujer alegre, divertida y que sabía cómo vivir la vida al máximo. El venía de una depresión producto de la infidelidad de su prometida con su hermano, así que estaba renuente en volverse a enamorar. —apoya la cabeza en mi pecho y rodeo su cintura para sostenerla.

Creo que el que merezco ese apoyo soy yo, no es fácil ver al que siempre has visto como villano siendo víctima, o bueno en alguna historia.

Con el tiempo, la amistad se convirtió en amor, pero mamá seguía siendo menor de edad, por lo que Kendal quiso esperar a que cumpliera la mayoría de edad para hablar con el abuelo. Fue descubierta por Koda una mañana, le había confesado sus sentimientos y mamá fue sincera al decirle que no le podía corresponder.

—Fue a casa de su padre y rogó que fueran a pedir la mano en matrimonio de Dakota.

—¿No contó lo que vio? —preguntó incrédulo, porque es lo que imaginé haría.

—No, tu padre dice que de hacerlo tú abuelo hubiera ido a ver a Kendal y el matrimonio con él sería un hecho. Él no quería que tu madre se casara con otro, porque decía amarla. —suelto el aire y observo la foto.

¿Qué te hicieron? Preguntó a la mujer de cabello y ojos oscuros que ríe mientras el hombre la mantiene abrazada desde atrás. Es imposible no ver esa foto, sin darse cuenta que hay amor en esa imagen.

—Le dijo que se amaban, pero temían decirles a todos por ser ella menor de edad. —sigue diciendo al ver mi silencio —a tu padre le dijeron que la enviaron lejos unos días.
Duró varios días siguiendo pistas falsas, cuando regresó al rancho los empleados le dijeron que se casaba con otro. A ella le dijeron que él solo había jugado con sus sentimientos, solo así aceptó a Koda.

—Por eso la Rapto—concluyó y Jade asiente.

Se casaron en complicidad con un sacerdote amigo de Kendal, que conocía toda su historia. Ella cumpliría la mayoría de edad en dos meses y el sacerdote sólo les pidió volver a hacer la ceremonia al cumplir la edad estipulada. Duraron dos meses por fuera, al regresar encontraron el Rancho quemado y los bares igual.

—Koda buscó a tu madre y le dijo que él la aceptaba así... se negó, amaba a tu padre y esperaba un hijo suyo. Kendal debía que pagar la ofensa y Koda exigió su vida a cambio—solloza al narrar aquello y el nudo en mi garganta aumenta cada vez más.

Las paredes de esa habitación parecen encogerse con cada palabra que Jade pronuncia. Poco a poco, soy consciente de lo que sucedió, por qué la tristeza de mamá, nunca quiso hablar con nadie. Rogó que tomara su vida por la de Kendal, solo si lo dejaba en paz, fue entonces que entendió el amor tan fuerte que le tenía.

—La afrenta se pagó con el silencio de mamá —ella guarda silencio —era más fácil decir que fue forzada a que se había ido por voluntad, prefirió a un blanco que, a él, que era de su misma raza.

Conozco a Koda y a su familia, bastante orgullosos y jamás hubieran dejado pasar un acto de esa naturaleza. El silencio de mi madre, quizás para proteger a Kendal o para esperar ser perdonada, de ninguna manera seria feliz sin el perdón de su amigo de infancia.

—Tu papá vivió allí 17 años, esperó que Koda la liberara, le envío cartas a tu mamá rogándole que se fueran a vivir lejos, ella no quería despreciar a los suyos. Decir la verdad era humillar doblemente a Koda...

El solo tenía que decir la verdad, fue su orgullo que impidió hacerlo, mientras él se casó fue amado y tuvo hijos que lo amaban, mi madre se le negó ese derecho. Jade me cuenta que Kendal la buscó en la tarde y le contó la historia completa. Se había negado a contarla, por respeto al silencio impuesto por mi madre.

—Lo siento mucho amor, lo siento —me dice al verme que estoy llorando y me abraza a ella.

Siento por primera vez el dolor que pudo llegar a sentir mi madre, al tener que verle feliz. Kendal la intentó robar en más de dos ocasiones, fue descubierto en ambas y gravemente herido en una de ellas. Al nacer y cumplir cinco meses, mamá se escapó y fue hasta la casa para que mi padre me viera. Fue Kendal el que puso el nombre que llevo hoy día y le prometió a mi madre que siempre me protegería.

—¿Por qué le creíste Jade? —quise saber y se alejó un instante de mí.

—Lloro todo el relato, me trajo fotos de ambos juntos y del día que fue a verle contigo de brazos. Le rogó que, si de verdad la amaba, que se alejara de ella, esperó hasta último momento que Koda levantara el castigo. Tu padre no se rindió y fue a verlo en muchas ocasiones, jamás quiso ceder. — confiesa y asiento.

Le escucho decir cómo le afectó escuchar esta historia y ver el grado de egoísmo al que puede llegar el ser humano. Me niego a ver a Koda como alguien capaz de un acto asi, el de callar para limpiar su orgullo y ver morir a la mujer que amó en alguna ocasión. Le pido hable con Kendal y diga que necesito hablar con él, pero en su rancho.

Estuve lo que quedó de la noche despierto, intentando entender el proceder de Koda y el silencio de mi madre. En búsqueda de respuestas me llegó la noticia de lo sucedido durante el juicio al saberse que Montserrat vivía. Rogers, me había culpado a mí de dañar el vehículo, pese que todo lo culpaba, hasta el dueño del taller confesó fue el quien averió el vehículo, por orden de su amigo.

La declaración de Montserrat fue crucial para no dejar dudas sobre la culpabilidad de ambos hermanos. El matrimonio con la latina antes de tiempo, se creía era para no ser obligada a declarar en contra de su esposo. Sin embargo y aunque todo se esté dando como se esperaba, eso llevaba a que mi familia estuviera más en riesgo.

La claridad de la mañana trajo consigo que mi mente se despejara, y saber cuál era el paso a seguir. Llegar a Ohio y hablar con Koda, sin reclamos, con la mente despejada y dispuesto a soportar la verdad sobre lo sucedido con mi madre. Abrigaba la esperanza, que fuera mentira lo dicho por Kendal, me habían contado que era un manipulador, él por muchos años asaltó nuestras tierras.

Ahora sabía que quizás lo hacía en búsqueda de su esposa e hijos.

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