Capítulo 33
Me fue imposible viajar ese mismo día, tanto o más que convencer a April que fuera con su madre y su tío Klain, solo él y sus dos hijos mayores (Jamie y Kyle), me acompañaron ese día, su esposa e hijos menores quedaron en casa. Llevar a April y Jade fue un error, lo supe al ver el rostro de Roy girar cada cierto tiempo y verlas, lo hacía para desestabilizar o hacerme perder el control.
Lo que él no sabía era que yo no soy el mismo, estaba lejos de ser el hombre que ellos habían dañado años atrás, este Shark era dueño de su cuerpo y emociones. Los daños me habían fortalecido, tener una familia también...
—Señor Dewand le hice una pregunta —la voz del abogado me trajo a la realidad, sacudo la cabeza con violencia y observo al hombre.
—Por favor ¿Podría repetirla?
No estaba muy seguro, podría jurar que el comportamiento del hombre hacia mí había cambiado, escuchar ese audio y ver como habían dejado a mi familia estos malnacidos tuvo que ver con ese cambio. Gira en dirección a Roy, quien nunca se le ha borrado esa sonrisa de sus labios, es más, ahora es más amplia.
—¿Qué quería exactamente cuándo empezó a investigar la muerte de su familia?
Tiene en sus manos un bolígrafo que balancea con nerviosismo de izquierda a derecha. Retrocedo en mi mente a esa época, recordando los motivos iniciales, una vez los recuerdos llegan a mí, me aclaro la garganta, de hablar inmediatamente mi voz se quebraría. El jurado, juez, abogado, Brianna y todos los allí presentes, están atentos a mi respuesta.
—Estuve un año en prisión acusado de matarlas, las autoridades llegaron a la conclusión que Agatha me dejaría por no profesar la misma religión...
—Señor Dewand —me interrumpe el abogado exasperado —no dudo que su comentario sea valioso para usted, pero no es lo que estoy preguntando.
—¿Quiere o no saber los motivos que me llevaron a buscar a los asesinos de mi familia? —pregunto con una ceja alzada —si las respuestas que debo entregar, hace parte de algún guion impuesto por usted y su representado, no lo he recibido.
—Señor Dewand...
—¿Por qué mejor no le dice lo que debe responder? —escucho con sorpresa a Kendal gritar desde el público —lo ha tratado como si fuera el acusado y le recuerdo que no es obligación que él les colabore. Shark ha sido herido tantas veces por este hombre como para tener que soportar este tipo de violencia.
El juez solicita silencio, todos murmuran entre sí, negando o afirmando lo que Kendal acaba de decir. De mi parte, solo observo confundido a quien me está defendiendo, ignoro lo que me desea de mi exactamente, porque estoy seguro algo quiere.
—Señor Kendal, por favor guarde silencio o tendré que sacarlo de esta corte. En cuanto a usted abogado, otra más y haré un nuevo receso, pero de 24 horas para que logre calmar sus nervios—el juez de unos sesenta y tantos años, de cabello y barba blanca, mira en mi dirección —sea breve y conciso en las repuestas señor Dewand...continúe.
Suelto el aire, observando a todos en el lugar, no es fácil hablar de esto. Es quizás el único demonio que no he logrado exorcizar y dudo que algún día pueda superarlo. Inspiré fuerte antes de avanzar y mi mirada se cruzó con la de Chuck Walker y sus compañeros.
—Antes de ir a prisión recibí el audio que escucharon hace unas horas. —empecé a decir sin mirar a nadie, solo a mis manos— Desde el día que las encontré en ese bosque, tenía pesadillas, con la llegada de ese audio las pesadillas crecieron. Salí de prisión y días después encontré una copia idéntica de ese audio en mi buzón, la anterior la había entregado a la policía. —observo al hombre antes de seguir — Quería respuestas abogado, yo era inocente y las autoridades no cambiaban de sospechoso. Inicialmente quise recolectar pruebas y entregarlas, pero como imagino ya lo vieron, no me creyeron.
Miro en dirección al jurado al decir esto, todos me observan como si quisiera buscar algo oculto en mi relato. Es la primera vez, que he sido sincero en cuanto a eso, fue lo que inicialmente quería al salir.
—¿Que pretendía al entrar con documentos falsos a la casa del hombre que sospechaba mató a su familia?
Sonrío, porque la pregunta es peligrosa y sus intenciones son claras.
— Justicia señor Galows, para mi familia, —respondo —no he podido olvidar esos gritos, necesitaba hacer algo para enviar a prisión a los culpables. —Roy sonríe ante mis palabras y lo observo — no es sospecha abogado, estaba seguro eran los culpables —aclaro—Ossian Brandson se culpó de todo y había muerto en prisión, en primera es imposible hacerlo solo, en ese audio hay tres voces y en segunda, no murió en prisión... Alguien lo vio un mes después en un pueblo vecino.
La viuda de David me observa sin emoción alguna, tiene el maquillaje corrido y su impecable cabello rubio siempre arreglado, recogido en una coleta a la altura de su cuello. Que sea vista como la mujer que asesinó a su esposo para librarse de un mal matrimonio y a sus hijos del abuso de su padre le ayudaba en prisión. Era mejor eso a lo que en realidad era, traficante de la fe y colaboradora activa de todas esas atrocidades.
—¿Qué hizo con él señor David Gales horas antes que su esposa entrara y lo asesinara? —quito la mirada de Brianna lentamente para observar al abogado.
—Buscaba respuestas, ya lo dije—le respondo — saber por qué yo.
—¿Sabe que creo señor Dewand? —me pregunta y me observa detenidamente, alzo una ceja y lo invito a seguir —El cuerpo de Ossian fue encontrado castrado, tal cual el de David y restos de ambos fueron encontrados en el estómago de la víctima. Usted le devolvió el favor a Rogers O'Higgins haciéndose pasar por él.
—Creí que, en su teoría, yo era cómplice —le recuerdo sonriendo y señalo a Roy —fue lo que dijo, entre "Mi hermano" y yo ideamos limpiar la escoria que era David. Imagino que eso mismo aplica para sus compañeros, mismos que lo estaban extorsionando. Maté a David y luego puse la gasolina, entré y exploté ese edificio, con los hombres que dañaban a mi hermano, porque lo amo mucho. —concluyo y todos ríen al escuchar aquello.
"—Lo dejé atado en la cama con un letrero en la pared que le indicaba que sus planes de hacer que yo lo matará habían fallado, — Pienso mirando al abogado y luego a su defendido, —pero primero lo castré sin anestesia, la idea de que comiera su miembro fue de su esposa. Yo solo quería asegurarme que si vivía no dañara a nadie más, jamás mi deseo fue que muriera, porque la muerte era un alivio para ese miserable. "
—¿Tiene alguna pregunta abogado? —pregunta el juez —no es el único testigo le recuerdo.
Y siguió en la misma tónica agresiva, intentando llevarme a un lugar de peligro, pero le fue imposible. Cuando conoces el infierno y estás frente a frente con el diablo, nada te sorprende. Eran demasiados años planeando justicia y preparándome para los peores escenarios que éste no me afectaba.
El que me tomó por sorpresa, fue quizás el de ser padre y enamorarme nuevamente.
Me bajé del estrado, pero no me fui o por lo menos no enseguida, observé atento las declaraciones de Giacomo y sus meseros; Lupita, la dueña de la peluquería; Augusto y Doris, dueños de la tienda de mascota; Sandra Ferguson, de la ferretería y por último el esposo de la mujer embarazada que iba en el taxi que pasaba en el momento de la explosión.
Unos señalaban a Roy como el hombre que se ocultó detrás de la pared de la tienda de mascotas observándome entrar en ese edificio, otros lo señalan como el hombre que llegaba constantemente a ese viejo edificio. El esposo de la mujer embarazada, lloro en todo su relato y sacó lágrimas en más de uno, yo conocia ese dolor más que nadie.
Es hora de irme, pienso al notar que aquello que sigue, no es de mi incumbencia. Kendal alza el rostro y me observa, está detrás de Roy quien le murmura algo que lo hace girar hacia el con enojo. Lo que sea que sucedía entre esos dos, estaban en pleitos por lo que pude observar.
Una vez en los pasillos uno de los hombres de Kendal me detiene.
—El señor Kendal nos tiene prohibido acercarnos a usted, pero la prensa está afuera, a su esposa y a la niña no le fue muy bien.
—¿Qué quiere decir? —interrumpo sacando el móvil de mi bolsillo y marcándole a Jade.
Me impide marcar diciéndome que lo escuche y dejo el móvil a un lado de momento.
—Ellas están bien, han llegado a casa, pero tuvimos que intervenir. La prensa hubo preguntas sobre la niña y su verdadero padre. —su rostro trigueño mira por encima del hombro y el reflejo de sus lentes oscuros me muestra a Kendal detrás de mí —si me permite un consejo, lo mejor es que las mantenga lejos de este sitio.
—Lo intenté —confieso. —me fue imposible convencerlas que se quedarán en casa y luego que quedarse con los Sinclair. Dicen que somos una manada —no quiero ser grosero con el tipo, pues sé qué hace su trabajo.
Kendal aprovecha mi platica para acercarse, lo he evitado tantas veces, que decido darle una oportunidad y hablarle. Es quizás la primera vez que le permitiré una conversación real conmigo y solo lo hago por Jade y las niñas.
—No ha terminado —dice y lo miro interrogante —eso fueron sus palabras "No he acabado de destruir a tu hijo".
Jamás creí que fuera fácil, lo más complicado de todo era que en mi escenario yo estaba solo, jamás tenía esposa e hijos. Él no se iría a prisión sin pelear, se acabaría los últimos cartuchos en mí.
—Lo más complicado es Jade y April —confieso y lo observo un instante —si algo me sucede...
—No te dañara a ti Shark —me interrumpe —su mente no funciona de esa manera, atacaran tu lado débil. Sabe que el único lado sensible para ti, es tu familia, ya lo demostró. Hablaré con el fiscal, si no es necesario tu llegada a este lugar, podrás irte el tiempo que el juicio dure.
—No pienso huir Kendal, jamás he sido un cobarde y no empezaré ahora —le respondo
Doy un paso para rodearlo, que el elimina, impidiéndome el avance. Suelto el aire fastidiado, porque pensé que podría tener una conversación inteligente con ese hombre, claramente estaba equivocado.
—Cuando tienes familia no puedes hacerte el héroe Shark—habla al fin —no te pido que recibas mi ayuda, sé que tienes los medios para irte del país... Solo espero que recibas un consejo de alguien que te estima.
Un consejo que agradecía, jamás se menospreciaba uno, sin importar de dónde viniera. El problema no era ocultarme en otro lugar e irme a vivir al polo Norte, no podía huir toda la vida, no era la manera de formar una familia, tampoco una solución.
—¿Y después? —pregunto dando un paso atrás —¿Estaré toda la vida exiliado?
—Mio figlio, no estarás fuera de casa mucho tiempo... Tómalo como vacaciones —la voz de Giacomo me hace tensar, observo a uno y a otro con sospecha. —podrás ir a Italia, será un buen lugar para que los niños nazcan y April amara el campo.
—Lo pensaré —prometo —ahora déjenme pasar —ordeno exasperado.
A pocos pasos miembros de mi grupo me esperan y me hacen desviar del camino. No formulan palabra alguna, sin embargo, sé que es importante y les sigo también en silencio. Avanzamos hacia pasillos del personal privado hasta que llegamos a una puerta amplia.
—Cinco minutos—dicen y sonríen —no lo malgastes.
Retroceden y se quedan a unos pasos, dejándome a mí con muchas preguntas, empujo la puerta y me preparo para lo peor. Una vez entro observo a la mujer que dé pie me mira con seria y con un cabestrillo en su brazo izquierdo. No me sorprende verla con vida, antes respiro aliviado al ver que se salvó una vida en todo este caos.
—Paola no está muerta... —dice al verme.
—Ni tu tampoco —le recuerdo señalándole —es bueno saberlo.
Me siento en la silla frente a ella y apoyo mi cuerpo relajado, sonrío al verle mirarme con curiosidad. Sé que llegó a confundirse en los sentimientos, técnicamente yo tenía el rostro del hombre que amó desde niña.
—¿Cómo supiste que te traicionaría? —pregunta sin sentarse. —¿Por qué no me mataste? Dijiste que él estaba en contra moriría.
Se apoya en el escritorio y espera la respuesta, no es algo tan difícil de responder, pero la imagen que tengo de Montserrat es de una chica más madura. Los golpes y traiciones dan las mejores enseñanzas, de eso no hay duda, por algo dicen que se madura con más con los daños, que con los años.
—Fuiste de utilidad y eres como yo, Montserrat, querías vengarte. Imaginé que en algún momento te darías cuenta que Rogers era tan culpable como David, fundó las bases de esa iglesia, le dio el poder a David, uno con el que, años más tarde te dañaría—concluyo —y sobre traicionarme, eras demasiado perfecta para ser real, aunque alguien me alertó de tu matrimonio... pero yo ya empezaba a desconfiar de ti.
Sonríe bajando el rostro, la realidad es que me dolió dañarla, era una víctima como muchas. Fue moldeada para que Roy hiciera con ella lo que le diera la gana, la usara en todos los sentidos, tal cual quiso hacer con Jade. Todos merecen una segunda oportunidad, ella la tiene en sus manos, espero y confío que la sepa usar a su favor.
—Lamento lo que hizo mi padre —me alzó de hombros.
—La fe ciega es un peligro, peor cuando es en personas...Maldito el hombre que confía en otro hombre —sonríe ampliamente, está vez es genuina.
—Pensé que eras ateo. —habla acomodándose un mechón de su cabello detrás de la oreja.
Aún no me dice para que quiere verme, imagino tiene que ver con Paola. No sé si ella quiera saber algo sobre la mujer que traicionó, tampoco tengo idea de dónde encontrarla.
—Alguna vez tuve un Dios, no siempre fui así —me pongo en pie y miro la hora, me habían dado cinco minutos que llegaban a su fin —la experiencia me dijo que solo podía contar conmigo Montserrat.
Sonríe al escucharme, cuando salí de casa sabía que estaba solo en todo esto, en el camino se fueron uniendo personas a mi causa, pero siempre tuve presente que no debía confiar ciegamente a nadie.
—Llegaré hasta el final Shark, solo quise pedirte perdón en mi nombre y el de mi padre —extiendo la mano que estrecha sin dejar de reír —Estaba en un callejón sin salida, fui a ese hospital a matarte... Al final la que pude morir fui yo y supe quien quiso hacerlo.
Me cuenta lo que sucede el día del accidente y luego de colgar mi llamada, los frenos de su auto no respondieron. Gracias a su buena suerte, logró salir con heridas leves, una prueba al vehículo le dijo que fueron alterados. Solo Rogers pudo hacerlo, la noche anterior a su accidente, un grupo de Alfa le dañó su auto nuevo y él le pidió usar el de ella y Paola. El GPS del auto, lo ubicó en un taller horas antes de ella tomarlo, el taller era el antiguo trabajo de David de la época de ladrón de partes de auto.
Esa misma tarde, llamó a Kya y se ofreció a testificar en contra de Roy y a proporcionar todo lo que tenía en sus manos para asegurarse que no saliera de prisión. Solo que la agente estaba suspendida y llamó a sus superiores para contarle lo ocurrido. Fueron ellos los que se encargaron de decir, que un accidente en donde ella perdió la vida.
—Supe que le dijiste a Rogers que tuvimos sexo... —sonrió negando porque jamás lo dije.
No usé esas palabras, solo mencioné que conocía sus lunares y que los amaba, pero mi conocimiento fue por un diario de Paola que llegó a mis manos y que leí sin saber de qué se trataba.
—En la guerra y en el amor todo se vale Montserrat....fue bueno verte—suelto su mano y doy media vuelta, pero ella me llama al llegar a la puerta.
—Shark...
—No sé dónde está, me dejó un ramo de rosas, con una postal diciendo que iría a Holanda, francamente yo lo dudo. —hablo al fin —no lo parece, pero es astuta, jamás dará el lugar en donde está. . Menos a ti.
—Tienes razón —con un cuídate me despido de ella.
Salgo a los pasillos en donde un grupo de oficiales esperan con mis compañeros. Detrás de mí y de la misma habitación en la que yo acabo de salir, una mujer de cabello rojo y lentes oscuros sale con la cabeza en alto. Dos oficiales van detrás de ella y veo que van rumbo al lugar en donde se oficia el juicio en contra de los O'Higgins.
—El arte de pelear sin pelear —me dice, Jane uno de los hombres que van conmigo y sonrió.
—Divide y vencerás —le recuerdo. —crea la duda y ella los hará llegar a las teorías más inverosímiles.
—¿Tu dañaste ese auto?
—Yo estaba en recuperación, jamás pude hacerlo, así lo quisiera —me defiendo y todos observan a Fabián, quien niega con los ojos abiertos por las acusaciones—no dañaría a una dama, Rogers sabía que la chica era voluble y era cuestión de tiempo para que le traicionara.
Tal cual sucedió, imagino que Dios empezó a veren mi dirección, pienso al recordar las palabras de mi esposa. Todo lo demás, fueproducto de la desconfianza de Rogers y la astucia de Walker quien, en últimas,fue el que encontró la verdad sobre Montserrat y Rogers.
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