Capítulo 31
Shark.
En un acto anti estrés se volvió para mí el arreglo y la decoración de la casa. El cuarto que sería para April, fue el primero en decorar. Me dejé guiar por los dibujos animados que ella solía ver y metí mano a toda mi imaginación para dibujarlos. Los siguiente días y semanas fueron para crear un nuevo hogar.
En cuanto a ubicar a mi esposa e hijas, contraté los servicios de un investigador privado para ubicarlas. Era alguien experto y así, yo ocuparía ese tiempo en tener la casa arreglada para cuando ellas volvieran. Además, yo no quería ir a New York, más que para acudir al juicio y declarar.
De último deje el cuarto que perteneció a Venus y a Abbie, ése sería el de los bebés y mientras quitaba el decorado pensaba en los posibles nombres para mis hijos. En una búsqueda en internet me encontré con una lista extensa de posibles nombres, con sus respectivos significados que escribí para discutirlos con Jade.
Así las cosas, en caso de ser niñas tenía: Jade, por supuesto, pero también, Aymar, Alanna, Cinnia y Lenora; para los niños contaba con: Valentín, Hariman, Gunther y Darek. En otras palabras, para las niñas busqué nombre cuyo significado rondaban la belleza y nobleza, en caso de ser niños, fuerza y fortaleza. Las campanillas en el porche me indican la llegada de alguien y suelto el rodillo dando las últimas pasadas a esa habitación.
Salgo de la habitación ubicada en el último piso y bajo las escaleras de dos en dos a toda prisa porque esperaba noticias del investigador. Abro la puerta y mi rostro se oscurece al ver a quien tengo en la puerta.
—Buenos días Shark —Kendal Dewand en todo su esplendor —vengo a ofrecerte mi...
—No necesito nada de ti —le interrumpo cerrando la puerta tras de mí, evitando que el entrara a mi casa y saliendo al porche.
—Soy tu padre...
—No soy tu hijo —hablo con furia. —soy la prueba reina de lo miserable que fuiste el día de su boda.
Esta vez no respiro profundo no deseo evitar que el dolor salga, es más, quiero soltar todo lo que por años he guardado. Han sido años aparentando que no me dolió ver a mi madre morir día tras día, producto de una depresión que nadie pudo tratar.
Gracias a dios desde que estoy en casa, jamás dejo a un lado mi revolver, lo saco de la pretina de mi pantalón y le apunto en la cabeza. Alza los brazos, pero no se ve asustado, sus labios esbozan una sonrisa mientras da un paso atrás.
—Podría decir que no te creo capaz de halar ese gatillo, pero llevas mi sangre —quito el seguro y alzo el cañón a su frente —Estás libre por mí, Shark.
—Estoy libre porque soy inocente, yo no mate a ese hombre... Por más que lo mereciera o yo quisiera —insisto —largo de mis tierras Kendal.
Estira a un más sus brazos y veo el gran parecido conmigo, tanto que puedo odiar mi imagen en el espejo en adelante. Recuerdo al verlo allí el sufrimiento de mi madre, y el día en que el abuelo me dijo quién era mi padre. Fue justo el n el sepelio de mi madre.
Nadie puede morir de tristeza o eso creía yo a mis 16 años, pero mi madre lo hizo.
—¿No te has preguntado porque te pareces tanto a Rogers? —pregunta y lo observo sin formular palabras algunas —hasta en lo manipulador, vengativo e implacable, no hay dudas que eres su hermano y que ambos son mis hijos.
Yo no era nada de esa escoria, que me comparara me llenaba aún más de ira y me hacía querer descargarle el arma en su humanidad. Lo único que lo evitaba era Jade y mis hijos, no podía dejarlas desprotegidas.
—Yo no soy tu hijo Kendal, no vengas aquí a recoger lo que sembraste, porque en mí solo fue odio. Te entregué tus jodidas tierras, unas que jamás usé—le recuerdo. —solo para que no tuvieras pretextos de venir a mí.
Su rostro dolido no me conmueve, mi abuelo siempre me dijo que sospechara de sus demostraciones de afecto. Ellos cayeron hace años en ellos y tuvo como resultado que se robara a mi madre, tampoco lo veía como un padre, por más que él se esforzara en serlo, me era imposible.
—La casa está arreglada, la habitación de mi nieta quedó hermosa y sé que la amara. —dice y alzo una ceja porque parece no me entiende —La de los que vienen en camino, te dejaré que lo hagas tú...
—Aléjate de mi familia Kendal —amenazo —sal de mi vida y no regreses nunca más, no soy tu hijo, ni hermano de ese miserable. Soy quien vez en este instante, Shark Benally Begaye hijo de Dakota Benally Begaye.
La nieve ha empezado a desaparecer y de apoco el paisaje empieza a aclararse, en unos meses saldrán los primeros brotes de los árboles, mis hijos nacerían en dos meses y yo no sabía nada de su paradero. Asi que no, lidiar con Kendal y lo buen padre que quiere ser ahora no estaba dentro de mis planes.
—Baja esa arma hijo —la voz de Noshua nos interrumpe —de ninguna manera eres hijo suyo, eres más nuestro que cualquiera. Sal de este territorio Kendal, no eres bienvenido y deja a Shark en paz.
Se acerca a nosotros y se interpone en mi camino, haciendo que baje el arma pues esta queda apuntando a su cabeza. Su rostro me observa severo y regresa la mirada a Kendal.
—No puedes tapar el sol con una mano, es mi hijo y lo que hizo en N. Y. Lo confirma —dice acomodando su saco
—Tu eres el culpable que ese hombre se ensañara con Shark, era tu hijo, debiste ayudarlo —le reprocha —si alguien merecía tu ayuda era ese niño y no Shark, fue amado por nosotros desde el primer día y no te necesito jamás.
—Jamás me nació a amarlo, por más que lo intenté, lo lleve a casa y en menos de dos horas me robo —se queja —ambos son iguales, pensé que era diferente pero no es así. La muerte de su familia sacó lo peor de él.
—Giacomo hizo todo el trabajo sucio, yo solo fui quien transporté a esos estúpidos —respondo y su sonrisa se borra de sus labios —Jamás quise ser un asesino, manchar mi raza por algo que muchos harían gratis y disfrutarían. Eso se llama estrategia, es para los intelectuales, algo que no creo tu tengas Kendal.
Ante llegada de los hermanos de Agatha no le queda otra más que alejarse de mí, pero sigue observándome detenidamente. Sé que aún tiene mucho por decir y tiene razón, si estoy fuera antes de tiempo fue por él. Sin embargo, una investigación exhaustiva llegaría a la misma conclusión.
Yo no maté a David y clínicamente hablando tampoco a esos tres, murieron en ese incendio. Guardo el arma y me cruzo de brazos sin dejar de observarlo siendo escoltado por los dos hombres al vehículo. Una vez allí, gira una última vez en mi dirección y sonríe.
—Espero que no te arrepientas de esta decisión, contaré los días para verte tocar las puertas de mi rancho pidiéndome ayuda —sonríe entrando al vehículo que maneja un chófer todo estirado —no podré ayudarte, tú lo acabas de decir muchas veces... No soy tu padre.
Una vez se va el abuelo ordena a los hombres irse y se queda conmigo solo. Por unos minutos no dice nada y solo me pide que lo acompañe. Le ayudo a montar su caballo y luego busco el mio, si mi memoria aun me acompaña es un poco más de un kilómetro lo que divide mi casa de las tierras de Kendal y hacia allá me dirige. Caminamos por el sendero que va esas tierras y en un sitio alto se detiene. Una edificación se alza orgullosa lujosa y contrasta con la naturaleza del sitio, es muy notorio que el arquitecto no tuvo en cuenta el paisaje y no lo fusionó con lo que construyó.
—No me gusta —digo y el abuelo hace una mueca —no es porque sea de él, aunque en parte es así. Es que no me gusta ¿Fue en esa casa? —pregunto y el hombre guarda silencio.
—No creo que importe, cualquier sitio que sea de él está manchada con la sangre de ella —guardo silencio.
Él tiene razón, nada que sea de Kendal puedo verse con buenos ojos, el dañó que causó a mi madre y que mis abuelos quisieron cobrarlo con dinero es irreparable. Sé que es lo que solía hacer, pero la dignidad y felicidad de un ser humano no podía pagarse. Mi madre no soportó ser rechazada por su novio, al llegar impura y embarazada. No quiso casarse con ella y se casó con otra mujer, de ese matrimonio nació Agatha y sus hermanos, mi madre siempre la vio como una hija.
La presencia de la niña en la casa y de sus hermanos sólo causaron que su depresión aumentara, hoy día lo sé. Agatha y sus hermanos era el recuerdo vivo de lo que pudo ser su vida y Kendal lo dañó. Casarse con él, fue una manera de disminuir la vergüenza social, pero la interna que ella llevaba nunca pudo ser borrada.
—¿Qué hacemos aquí? —le pregunto y suelta las riendas mirando el paisaje.
—No me gusta que regresara Shark, Kendal no es un buen hombre —habla al fin y observo la casa.
No me importaba si se mudaba allí, yo estaba seguro que no lo quería en mi vida. No puedo tener cariño hacia el hombre que causó la desgracia en mi madre.
—Señor Shark —me encuentro al girar, con el investigador privado —que bueno encontrarlo en este lugar, aquí tiene.
—Te espero en casa y no demores —inclino la cabeza al abuelo y lo veo girar el caballo
Tomo el documento que me extiende y mi abuelo se aleja al galope. Me bajo rápidamente y saco el contenido de lo que me ha entregado. "—Estoy con el abuelo —" recuerdo las palabras de April "—Vamos a esquiar—” sigue mi mente recordando y veo la montaña alrededor de las tierras de Kendal.
"Espero que no te arrepientas de esta decisión, contaré los días para verte tocar las puertas de mi rancho pidiéndome ayuda. No podré ayudarte, tú lo acabas de decir muchas veces... No soy tu padre."
—¿Esta seguro? —pregunto y el hombre asiente.
—No salen de allí, desconozco si es por voluntad o porque él lo exige, pero le aseguro que están allí y tienen crías de águila, las trajo de su rancho —monto al caballo rápidamente y le pido esperarme en la casa.
Jade
—Miente —le digo al hombre e —Roy y Shark no pueden ser hermanos.
Me ha contado la historia más inverosímil que se le puede ocurrir a alguien. Aunque tengo que admitir que el parecido entre ambos era innegable y con su padre igual.
—Lo lamento, pero es así —responde y me levanto de la cama.
Me gusta la idea que realmente mi hija y Shark sean familia, pero saber que Roy era consciente del daño que le hacía a un hermano me enfermaba
—Es hora de ir con mi esposo —ordeno y él se levanta calmado. —necesito verle, mi hijo nacerá en unos meses.
Kendal envío a sus hombres y nos sacó de ese auto bus, en un comienzo pensé que era un secuestro hasta que llegamos a las tierras de Shark y creí que era una buena idea esperarlo en ese lugar. No decirle su paradero fue su idea, según mie dijo Shark y él no llevaban una buena relación por el mal divorcio con su madre. No le perdonaba que abandonara a su madre, pese a según el dejarle las tierras y todos los animales.
—Eso no va a poder ser —me dice y me sacudo su mano al ver que va a acariciar mi vientre —él no te quiere cariño, ya te lo dijo muchas veces y solo te usó. Necesitas alejarte de él y puedes contar conmigo…
Niego saliendo a los pasillos y llamando a mi hija cuando me detiene la voz de Kendal
—No puedes vivir toda la vida detrás de alguien que no te quiere — dice bajando el rostro — que te ha dicho jamás te querrá.
No puedo irme y dejar todo atrás, prohibirles a mis hijos ver a sus padres y a Shark tener de nuevo una familia, no sería justo con él. No hay TV en la casa, me ha quitado el móvil y no permite que salga afuera. A la niña le ha permitido caminar por donde ha querido, es a mí a quien me puso restricción. Hemos pasado navidad en ese lugar, mi pequeña tiene un cuarto lleno de juguetes, pero ninguno usa porque quiere a Sasha y ver a Sham.
—Quiero ver a Shark, si de verdad lo quisiera me dejara verlo —insisto. —dijiste que irías a verlo. —niega con nostalgia y me cuenta.
No quiere vivir en esa casa, se niega a salir del lugar en que vivió con su esposa. Fue imposible que lograra convencerlo para llegar a este lugar. Ni siquiera, cuando le dijo que estábamos aquí, fue sacado por los hermanos y abuelo de Agatha encañonado.
—Ya pedí recoger tus cosas, el helicóptero vendrá por ustedes en unos minutos —dice al tiempo que un hombre se acerca y le dice algo al odio —lamento mucho esta situación, April es mi nieta y los niños que tienes en ese vientre también, nada les faltara. Podrás escoger el lugar en donde vivir, trabajar y ser independiente. Aquí no estás segura, los hermanos de su esposa son unos salvajes y no dudo en que te harán daño al saber que vivirás en estas tierras.
Da media vuelta y exige buscar a la niña de quien nadie sabe nada, desde hace algunas horas. Los gritos de Shark en la entrada me hacen girar a una ventana y correr a ella. Montando un caballo, llevando sombrero y un arma en su mano que sostiene hacia su padre que avanza hacia él. Tengo una imagen única del hombre que amo.
—Busco a mi mujer y a mi hija —dice y sonrió como estúpida al escucharlo decir aquello —¿Te atreviste a secuestrar a mi familia Kendal?
Me llevo la mano al pecho mi sueño más deseado era que el me quisiera la mitad de lo que yo lo quería y verlo allí por mí me decia que algo sentía.
—Es mi nieta, Jade mi familia, lo único que hice fue protegerla de tu hermano —habla con voz calmada —Estaban en peligro y la alejé de la prensa y toda noticia mal intencionada. Era lo que querías…
— Jamás he necesitado de ti ¿Por qué crees que ahora sí?
Observándolo así montando ese caballo, me doy cuenta porque la ciudad no era para él. Shark era de esas tierras, ese era su lugar y el mío en adelante porque tenía planeado conquistar a mi esposo.
A un costado de la casa sale mi hija quien parece huir de la niñera que viene tras ella." —April. —" La llama "—No.…—habla firme y caminando segura por el pasto, sonrió porque parece marchar como una mini oficial “—Sham llegaste por nosotras —” habla al ver al hombre montado en el caballo que ha girado a al escuchar su voz, corre a toda prisa hacia su padre quien se baja del caballo y la toma en brazos.
Bajo las escaleras porque está dispuesto a morir en ese lugar, todos los hombres de Kendal le ordenan bajar a la niña. Pero un escolta se interpone en la puerta evitando que salga afuera de la casa.
—Tengo órdenes de no dejarla pasar —dice —regrese por la parte trasera, el helicóptero está por aterrizar.
—No me iré sin mi hija.
—Tenemos un pequeño problema, pero no se preocupe lo vamos a resolver —dos disparos lo hacen bajar la cabeza y cubrirse.
Con la puerta libre corro hacia las afueras de la casa, diviso a tres hombres más entre ellos a Fabián quien sonríe al verme. Están rodeando a Shark quien tiene a la niña en brazos y se aprieta contra él. Me observa salir de la casa, y sonríe.
—Jade, piensa en lo que te dije...
—Te advertí que te alejaras de mi familia, no necesito de tu ayuda. —responde abrazándome contra él —perdón no debí exponerte así.
No puedo reprocharle, sé que quizás tuvo las mejores intenciones y tenía sus dudas o las tiene aún en sus sentimientos. Su padre ordena a los demás hombres que bajen sus armas, sin embargo, los de Shark no lo hacen. Tengo muchas preguntas, sobre todo por el antagonismo que veo en el rostro de Fabián y quienes parecen ser sus hermanos, pues son muy parecidos a él.
Kendal da unos pasos para acercase a Shark, pero sus cuñados se lo impiden. Tiene en sus manos unas llaves que lanza hacia nosotros, pero que Shark no hace pie por tomar y cae el suelo.
—Este es tu hogar Shark, tu puedes llevar ese cabello tan largo como quieras y adaptarse a sus costumbres, pero eres más Dewand que Benally. Eres padre, eso te hace entenderme un poco —su respiración es agitada y me sostiene tan fuerte que lanzo un quejido de protesta, obligándolo a soltarme.
Me estremezco por el frio que corre en ese instante y lamento no traer ropa más gruesa. Fabián me pasa una bandana que reconozco como la que Shark, solía usar y asiente al ver que me cubro con ella.
—Porque soy padre es que no quiero cerca de mis hijos a un maldito violador. —esas palabras me hacen mirar al hombre quien baja el rostro al ver que lo miro confundida —No hay dinero y lujo que puedas darme, que cubra los recuerdos de mi madre muriendo Kendal. Shark Benally no está en venta, jamás se arrodilla ante nadie y mientras tenga dos manos y pies para caminar podré trabajar para sostener a los míos, sin depender de tu jodido dinero...
Sus palabras salen tan duras que por un momento siento pesar por su padre que solo lo observa con rostro dolido. No puedo juzgar a ninguno de ellos sin saber lo que sucede, de momento sólo me preocupa la niña quien tiembla en los brazos de su padre.
—Por favor, estas asustado a la niña —ruego al ver a la pequeña temblar, nos mira y su mirada se suaviza.
—Enviaré su equipaje, no se preocupen —le dice y mira a April —No te vas a despedir de tu abuelo—la niña mira a Shark y luego a mí con duda.
—Bájala Shark —le ruego, pero no sede —por favor, ella no conoce el odio, no se lo muestres ahora...
La deja en el suelo tras una larga pausa y la pequeña corre hacia él, lo abraza besa ambas mejillas y vuelve a nosotros tomándonos de la mano.
—¿Puedo montar el caballo? —dice mirando al animal con anhelo.
—Por supuesto —responde su padre sonriente —¿Qué más quiere la princesa?
—Un perro —responde al ser alzada en brazos —y una chimenea, ir a la escuela—reímos al ver como parece que le hubieran dado cuerda al enumerar todo lo que desea.
—¿Y tú? —me pregunta al caminar conmigo tomado de la mano —¿Qué deseas?
—Nada, contigo lo tengo todo Shark... No me hace falta absolutamente nada —sonríe acercándome a él y caminando hacia los hombres.
—Ella es Jade, mi esposa, —me presenta —Jade ellos son Fabián que ya conoces, Nathan, Blake, hermanos de Fabián.
—Mis tíos —repite mi hija y mi respiración se frena de momento.
Fabián, jamás ha visto a la niña extraño, siempre la ha querido, pero no sé cómo sean sus dos hermanos mayores por lo que se ve. Suelto el aire al ver que sonríen tomando la mano de la niña y otro la alza en brazos. De camino a su casa, me cuenta lo sucedido con Kendal y su madre. Como al ver que estaba en embarazo y ser rechazada por su prometido quiso arreglar su daño, pero fue imposible.
—El asegura haber amado a mi madre, pero yo lo dudo —termina de decir —de todas maneras, mamá amaba a Nathan, el padre de Agatha.
—El padre de Agatha fue...
—Lo fue —interrumpe y saca su móvil de su bolsillo, lee lo que recibe para después observarnos —Llegó la hora del juicio, tendré que ir a la ciudad...
—Tendremos —corrijo —somos una manada, y en adelante estaremos juntos Shark.
—Te vas a cansar, el camino es largo, será mejor si vas en el caballo —es lo que responde con una sonrisa, me alzó en brazos mientras Fabián tomaba las tiendas del caballo. —? ¿Mejor? —pregunta y sonrió. —¿Sabes montar?
—Eso debiste preguntarlo antes Shark —me quejo y se quita el sobrero al ver que los demás se burlan de él. —se montar —respondo, pero evito decirle como aprendí
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